lunes, 28 de marzo de 2011

¿ Es científico el marxismo ?

La ciencia experimental tiene como objetivo la descripción de leyes naturales y consiste básicamente en el proceso de prueba y error. Luego, el conocimiento obtenido habrá de organizarse en forma axiomática. Generalmente denominamos “conocimiento científico” al que pasó exitosamente la prueba de la contrastación con la propia realidad, mientras que otras tantas descripciones debieron dejarse de lado una vez que respondieron negativamente a la verificación correspondiente.

Se dice que la ciencia es democrática por cuanto lo que uno puede ver, todos pueden verlo. Todo individuo dispone, en principio, de la posibilidad de observar los experimentos que otros hicieron. En las ciencias sociales, sin embargo, pueden surgir desacuerdos respecto de la interpretación de algunos hechos, ya que podrán ser asimilados a alguna de las teorías propuestas si son presentados de una manera que resulte favorable.

El marxismo es una ideología que pretende imponerse mediante su autodenominación de “científica”, lo que implica ser un “conocimiento científico verificado experimentalmente”; algo que deja muchas dudas. Por ello debemos analizar las distintas afirmaciones de la ideología socialista, tales las que surgen en ámbitos como ética, lógica, economía, sociología y política.

Respecto de la ética, el marxismo considera que “No hay normas permanentes de moral. La moral es relativa y depende de las condiciones económicas y es diferente para cada época histórica y para cada clase social” (Florencio José Arnaudo) (De “La lucha ideológica”–Eudeba–Buenos Aires 1981). Esto resulta incompatible con las investigaciones llevadas a cabo en neurociencia en las cuales se buscan las bases biológicas de nuestro comportamiento ético aceptándose tácitamente la existencia de cierta ética natural y objetiva.

Para solucionar los efectos negativos de la sociedad, el marxismo propone una sociedad nueva y un hombre nuevo, que adoptan como lema el propuesto por Louis Blanc: “De cada uno según su capacidad, a cada uno según su necesidad”. Se trataría de efectuar un salto, partiendo desde una sociedad en que predominan el odio y el egoísmo, hasta llegar al altruismo, lo que implica “sacrificarse por los demás” (por la sociedad, por el Estado, etc.). El sacrificio altruista es la base de la ética colectivista y del Estado totalitario, mientras que el beneficio simultáneo es la base de la ética individual y del Estado democrático.

En realidad, la actitud altruista no constituye un gran sacrificio para el individuo que fue convencido previamente de que esa es la actitud más conveniente para su vida. Se pasa por alto la actitud ética natural, basada en el fenómeno de la empatía y es la que sugiere un beneficio simultáneo entre las partes que intervienen en todo proceso social.

El pensamiento socialista no solo adhiere al relativismo moral sino también al relativismo cognitivo. No sólo no existiría el Bien sino tampoco la Verdad (al menos el Bien y la Verdad propuestos por otras ideologías). Ludwig von Mises escribió: “Conforme a la concepción marxista, la existencia colectiva determina la conciencia. Las ideas que expresa un autor las ocasiona el hecho de que pertenezca a tal o cual clase social y no está en su poder salirse de su clase y liberar su pensamiento de la tendencia que le prescribe su interés de clase. Se refuta así la posibilidad de una ciencia general, válida para todos los hombres sin distinción de clases” (De “El socialismo”–Editorial Hermes SA–México 1961)

En cuanto a la lógica, si se analizan las distintas investigaciones realizadas por matemáticos y lógicos, se observará que nunca tienen en cuenta a la “lógica dialéctica”. Friedrich Engels afirmó: “La dialéctica es la ciencia de las leyes generales de la evolución de la naturaleza, de la sociedad humana y del pensamiento”. En esta expresión se observa que el pensamiento socialista adopta reglas distintas a las empleadas por la ciencia experimental. Florencio José Arnaudo escribe al respecto: “Con la aplicación de la dialéctica a la evolución de la materia se puede deducir cualquier cosa porque no puede definirse concretamente cuándo una cosa es negación de otra. Cada tesis tiene varias antítesis y con frecuencia no se llega a ninguna síntesis”.

En cuanto a la sociología, el marxismo supone la existencia de una ley general de la evolución cultural del hombre, tal el caso de la “lucha de clases”. Una verificación inmediata puede mostrarnos la existencia de la clase media, en la mayor parte de las naciones, hecho que no concuerda con lo que propone el marxismo. La lucha de clases puede ser real en aquellas sociedades en que el pensamiento socialista previamente influyó en gran parte de los individuos culpando al sector productivo (o empresarial) de ser el culpable de todos los males existentes. Esta forma de hacer “ciencia” se denomina “profecía de autocumplimento” (“Si los individuos definen como reales ciertas situaciones, éstas son reales en sus consecuencias. Quiere decir que la percepción de una consecuencia como real la transforma en causa de ésta”) (Del “Diccionario de Sociología” de E. del Acebo Ibáñez y R. J. Brie–Editorial Claridad–Buenos Aires 2006).

Para describir un grupo de personas, incluso a una clase social, se puede imaginar al personaje típico o al representativo de la clase, sobre el cual se establecerá una generalización. De esa manera se considerará a cada grupo como si estuviese constituido por integrantes bastante parecidos al que se tomó como referencia. Esta generalización inmediata muchas veces constituye el inicio de algún tipo de discriminación social, tal como ocurre con los atributos negativos destinados por el marxismo a la “burguesía”. Para Marx, el personaje representativo de la burguesía es una persona egoísta y perversa, que ignora otros valores distintos a los económicos. Si obtiene suficiente dinero, se sentirá importante y se jactará de ello. Tenderá a hacer ostentación de su riqueza para despertar la envidia en los demás.

Alguien que no es marxista, y que tenga como valores prioritarios a lo ético y a lo intelectual, seguramente no le otorgará un lugar distinguido a tal personaje, mientras que el marxista (con una escala de valores similar al que hace ostentación de riqueza) sentirá envidia al no poder poseer los bienes materiales logrados por aquél. Como siempre ocurre, el egoísmo despierta el odio. Ludwig von Mises escribió: “Lo que ha hecho una realidad la lucha de clases es la conciencia de clases creada por la ideología marxista. Es la idea la que ha creado la clase y no la clase quien ha creado la idea”.

Otro de los errores evidentes lo constituye la teoría del valor, en economía. En la actualidad se afirma que el valor de un bien depende de dos factores. Si uno de ellos se anula, se anula el valor económico de dicho bien.

Valor = (Interés del usuario) x (Dificultad de obtención)

Al considerar que “El valor de una mercancía es igual a la cantidad de trabajo necesario para su producción” (definición de David Ricardo), el marxismo adopta una postura incorrecta respecto de esa variable económica.

Mientras que en la ciencia económica se acepta que los factores de la producción son la tierra (o materias primas), el capital, el trabajo y la empresa, el marxismo supone al trabajo como el principal factor de la producción, ignorando a los demás. Luis Pazos escribió: “Marx consideró al trabajo como el único factor que agregaba valor a los bienes durante su elaboración, y a los trabajadores como a los únicos destinatarios de dicho valor. Schumpeter sostiene que es el empresario el personaje central en el desarrollo económico de un país” (De “Ciencia y teoría económica”–Editorial Diana SA–México 1981).

A partir de la idea errónea de Marx, respecto de la incidencia del factor trabajo en la producción, se sostiene que el empresario se apropia injustificadamente de algo que le pertenece al trabajador, lo que se conoce como “plusvalía”, concepto conocido (y también mal interpretado) por Adam Smith.

La formación y acumulación de capital productivo ha de ser la principal causa de la riqueza de los pueblos, y este capital, desde la óptica marxista, lo establecería el empresario quedándose con aquella parte que le quitó a sus trabajadores. Pero ello se soluciona fácilmente en la sociedad colectivista por cuanto la plusvalía pasa del trabajador al Estado sin inconveniente alguno por cuanto aquél ya ha sido mentalizado previamente de que debe trabajar con entusiasmo a favor de la clase directora de la sociedad ya que esta clase será capaz de “distribuir con justicia” la riqueza obtenida. De todas formas, en la ex URSS se admitía el valor económico del capital como un importante factor de la producción. De ahí que el socialismo es simplemente un capitalismo estatal acentuados los errores atribuidos al capitalismo privado. Claudio Napoleoni escribió: “La alternativa entre consumo presente y formación de capital (en la URSS) se decidió de una vez por todas con la elección de un tipo de gestión que, reduciendo el consumo a nivel de subsistencia, garantizará el desarrollo mas rápido posible”.

Otro de los inconvenientes de la planificación económica socialista aparece en la imposibilidad de llevar a cabo cálculos económicos. Claudio Napoleoni escribió: “En el pasado se ha reconocido en la Unión Soviética la necesidad de una determinación correcta de los precios; pero el criterio que se ha propuesto para llegar a esta determinación ha sido el de la proporcionalidad de los precios y las cantidades de trabajo necesarias para producir los distintos bienes. No parece que este criterio haya sido nunca aplicado extensamente, pero lo que es cierto es que no hubiera proporcionado una base correcta para el cálculo de los precios, ya que no se puede considerar que los precios estén determinados únicamente por las cantidades de trabajo. En esencia, la determinación de los precios en el plan soviético se ha conseguido empíricamente, no sólo a causa de dificultades prácticas de cálculo, sino por la insuficiencia del criterio mismo de cálculo” (De “Curso de Economía Política”–Ediciones Oikos-Tau SA–Barcelona 1977).

El plan socialista parece ser una gran “profecía de autocumplimiento” ya que parte de varios conceptos erróneos que dejarían de serlo una vez que la sociedad real se adaptara a la sociedad artificial surgida del pensamiento de Marx. Si la ciencia consiste en ser una actividad cognitiva que describe leyes naturales, una actividad científicamente errónea será la que realiza descripciones que no se adaptan a la realidad, mientras que una actividad anticientífica habría de ser aquella que trata de adaptar al ser humano a una sociedad inviable que surge de la mente de un hombre.

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