Ha sido Ludwig von Mises, posiblemente, el autor que realizó las críticas más completas al marxismo, ya que no sólo consideraba los errores filosóficos, económicos y políticos de tal ideología, sino que también iba al fondo de la cuestión al considerar los aspectos éticos y emocionales subyacentes a tal orientación filosófica. Algunos autores incluso comentan que hubo ciertos desencuentros entre Mises y Friedrich von Hayek precisamente por la postura extrema del primero, que por cierto estaba acertado en su actitud, como la historia demostró en forma suficiente.
A continuación de mencionan párrafos extraídos de “Marxismo desenmascarado” de Ludwig von Mises (Unión Editorial SA-Madrid 2020).
Marx creía que «los intereses» eran independientes de las ideas y pensamiento humano, Marx dijo que el socialismo era el sistema ideal para los proletarios, que el interés de las clases determinaba el pensamiento de la gente y que esta situación causaba irreconciliables conflictos entre las distintas clases. Marx entonces regresó al punto por donde había comenzado, que el socialismo era el sistema ideal.
El concepto fundamental del Manifiesto Comunista es ese de «Clases» y de «Lucha de clases», pero Marx no explicó lo que era una Clase. Marx murió en 1883, 35 años después de la publicación del Manifiesto Comunista, en esos 35 años realizó muchas publicaciones, pero en ninguna de ellas explica lo que él se refería por una clase.
De hecho, las «clases» no existen en la naturaleza, es nuestro pensamiento, al organizar en categorías, que construye el concepto de clases en nuestra mente. La pregunta no es si las clases sociales existen en el sentido de Karl Marx, la cuestión es si podemos utilizar el concepto de clases sociales en la forma en que Marx pretendía.
Marx no se dio cuenta de que la cuestión de los intereses de un individuo, o de una clase, no puede resolverse refiriéndose simplemente al hecho de que existe tal cosa como «los intereses», y que las personas actúan de acuerdo a dichos intereses. Dos preguntas debemos hacernos, uno, ¿hacia qué fin último se dirigen esos intereses de la gente? Y dos, ¿qué métodos quieren aplicar para alcanzar esos fines?
Marx señala las tácticas usadas por los sindicatos laborales como inefectivas, y decía, debían ser cambiadas. Parafraseando: «los sindicatos quieren mejorar las condiciones de los trabajadores dentro del sistema capitalista, esto es un sinsentido y una pérdida de tiempo. Trabajando dentro del marco del sistema capitalista no existe la posibilidad de mejora de las condiciones de los trabajadores. Lo máximo que los sindicatos pueden alcanzar de esta forma es sólo un pequeño éxito. Los sindicatos deben abandonar esta política conservadora y adoptar una política revolucionaria. Deben luchar por la abolición de la sociedad de salarios y trabajar por la llegada del socialismo».
Marx consideraba a los trabajadores no calificados como el tipo de mano de obra normal, y el trabajador cualificado como la excepción. Escribió en uno de sus libros que el progreso en la mejora tecnológica de las máquinas produce la desaparición de los especialistas porque las máquinas pueden ser operadas por cualquiera, no se necesita ninguna habilidad especial para operar una máquina. Por lo tanto, el tipo de hombre normal del futuro será el no-especialista.
Con respecto a muchas de sus ideas, Marx pertenecía a una anterior etapa de la humanidad, especialmente en la construcción de su filosofía de la historia. Marx sustituyó la evolución de la mente de Hegel por la evolución de los factores materialistas de producción; no se dio cuenta que los factores de producción, máquinas y herramientas, son producidas en la mente humana, y él decía que estas máquinas y herramientas inevitablemente traerían el socialismo. Su teoría ha sido llamada Materialismo Dialéctico.
Cuando a sus seguidores se les preguntaba si consideraban el entero proceso inevitable ¿por qué no apoyan la evolución en lugar de la revolución? Respondían, no existe la evolución de la vida, ¿no es el nacimiento de la vida en sí misma una revolución?
De acuerdo a Marx, la misión del Partido Socialista no era influir, sino simplemente ayudar a lo inevitable.
La teoría de Marx de la ideología fue confeccionada para desacreditar los escritos de la burguesía. Si los propietarios deben pensar de acuerdo al interés de clase, ¿qué significa que haya desacuerdo y discrepancia entre ellos mismos? La confusión hace la situación difícil de explicar. Cuando existe discrepancia entre los proletarios lo llaman «traidor social». En 1917, cuando Lenin intentó revolucionar el mundo entero, Karl Kautsky se opuso a la idea, y debido a esta discrepancia, esta importante figura del partido se convirtió de la noche a la mañana en un traidor social, y fue llamado tal cual, entre muchos otros nombres.
Esta idea es como esa de los racistas. Los fascistas alemanes decían que cierto conjunto de ideas políticas eran alemanas y que todo verdadero alemán debía pensar igual, así pensaban los nazis. De acuerdo a los nazis lo mejor era entrar en guerra con otros. Pero algunos alemanes, Kant, Goethe y Beethoven por ejemplo, tenían distintas ideas «no alemanas». Si toda persona alemana debe pensar de una forma determinada, ¿quién decidirá qué ideas son alemanas y cuáles no alemanas? La respuesta sólo puede ser que una «voz interior» es en última instancia el criterio, la regla. Esta posición necesariamente conduce a conflictos que resultan en guerras civiles o incluso guerras internacionales.
Había dos grupos de rusos, ambos considerados a sí mismos proletarios, los bolcheviques y los mencheviques. La única forma de resolver la discrepancia entre ellos era haciendo uso de la fuerza y la eliminación. Los bolcheviques ganaron. Luego, entre las filas de los comunistas bolcheviques aparecieron diferencias de opinión, por ejemplo entre Trotsky y Stalin, y la única forma de resolver estos conflictos fue una purga. Trotsky fue obligado a exiliarse, empujado hasta México, y allí en 1940 fue perseguido hasta la muerte. Stalin no creó nada, volvió al Marx revolucionario de 1859, no al Marx intervencionista de 1848.
Marx no era pacifista, no dijo que la guerra fuera algo malo, él sólo dijo que como los liberales habían dicho tal cosa, la guerra entre las naciones no tenía sentido. Marx dijo guerra, es decir, revolución, término con el que él quiere decir una guerra civil, considerada necesaria. Tampoco Frederick Engels era un pacifista; él estudiaba ciencia militar día tras día con el objetivo de prepararse para la misión que a sí mismo se había asignado como comandante en jefe de todas las naciones, como comandante en jefe de los proletarios de todos los países unidos. Recordad, este era el hombre que participaba en la caza del zorro vestido de marqués, y le decía a Marx que este era el mejor ejercicio para un futuro comandante.
Una de las razones por lo que las ideas de Marx eran mal entendidas entre el público fue la forma en cómo Engels las había explicado, por ejemplo, mirad el discurso que Engels dio en el entierro de Marx, «Marx descubrió la ley del desarrollo histórico de la humanidad, es decir, el simple hecho, hasta ahora oculto bajo los mantos ideológicos, de que los hombres deben comer, beber, tener ropa y cobijo antes de poder dedicarse a la política, a la ciencia, el arte o la religión». Y aunque sí, nadie puede negar esto, pero ahora si alguien dice algo en contra de las ideas marxistas, entonces ellos podrían decir, «¿cómo puede ser tan ingenuo para negar que uno tiene que comer antes que filosofar?».
También, está la teoría de las fuerzas productivas materialistas, pero no son capaces de dar una explicación de cómo se forman esas fuerzas. La teoría del materialismo dialéctico dice que las fuerzas productivas materialistas llegan al mundo, uno no sabe cómo llegan, ni de dónde vienen, pero resulta que son estas fuerzas productivas materialistas las que lo crean todo, es decir, la superestructura.
Los Estados, los gobiernos, los partidos conservadores, no siempre se oponían al socialismo, por el contrario, el personal del gobierno tenía un sesgo a favor de la expansión del poder del gobierno, incluso podemos decir que existe una tendencia o sesgo cognitivo por trabajar en el gobierno, y que consiste en que toda persona que trabaja en el gobierno busca, no cortar su trabajo o reducir el tamaño del Estado, sino lo contrario, se busca aumentar el tamaño del Estado y su poder.
En los primeros días del socialismo, los críticos del socialismo solían culpar a los socialistas por su ignorancia de la naturaleza humana. Una persona que tiene que ejecutar el plan de otro no es alguien a quien podamos llamar humano; ante esta crítica los socialistas respondieron «si la naturaleza humana está en contra del socialismo, entonces la naturaleza humana debe ser cambiada». Karl Kautsky dijo esto muchos años antes, pero no explicó cómo debía hacerse.
Todos planificamos, él planifica ir a trabajar, él planifica ir a casa, y él planea leer un libro, y planea mil cosas más, «un gran plan» elimina los planes de todos los demás. Entonces sólo un plan puede ser supremo. Si el «gran» plan y los planes de los individuos entran en conflicto, ¿el plan de quién será superior? ¿quién decide? ¡La policía decide! Y se deciden a favor del gran plan.
El enfoque de los conductistas dice «condicionaremos a las otras personas». Pero ¿quiénes son los «nosotros»? ¿Y quiénes son las «otras personas» hoy? Dicen, «las personas están condicionadas por muchas cosas, por el capitalismo, por la historia, por el bien, por gente buena, por gente mala, por la Iglesia, etc.». Esta filosofía no nos da ninguna respuesta más que la respuesta que nosotros ya hemos visto. Toda la idea de esta filosofía es que debemos aceptar lo que Karl Marx nos dijo porque tenía el gran don: se le concedió por la Providencia, por las fuerzas productivas materialistas, con el descubrimiento de la ley de la evolución histórica. Él sabe el fin hacia el que la historia dirige la humanidad. Esto conduce eventualmente al punto en que debemos aceptar la idea que el partido, el grupo, la banda, que ha derrotado a los demás por la fuerza de las armas es el gobernante correcto, que es llamado por las fuerzas productivas materialistas a «condicionar» a todas las demás personas.
La gente subestima el poder de las ideas, sin embargo, no hay nada más importante en el mundo que las ideas. Ideas y nada más será lo que decidirá el resultado de esta batalla intelectual. Es un error pensar que el resultado de esta batalla será determinado por cosas que no sean ideas.
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1 comentario:
El marxismo es esquemático, dogmático y artificial en grado sumo porque no extrae sus conclusiones de la realidad social y humana sino de prejuicios y delirios presentes en sus fundadores.
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