La educación moral integral, al llevar implícita la existencia de la actitud característica, tiende a promover una actitud cooperativa que debe priorizarse a una educación vial, a una educación sexual y a toda educación especializada. Es fácil advertir que la persona egoísta e irresponsable lo ha de ser en el estudio, en el trabajo, en la conducción de un vehículo, etc. De ahí que la educación moral, como orientador de actitudes, debería priorizarse ante otras posibilidades.
En los distintos ámbitos educativos se ha impuesto obligatoriamente la ESI (Educación sexual integral) que vendría a reemplazar (o así parece) a la antigua Educación moral integral, o educación tradicional. Pareciera que la idea básica implica desconocer el alma de las personas para tener presente sólo sus cuerpos, simbolizando como "alma" al conjunto de aspectos emocionales o morales de todo individuo.
Cuando se habla de sexo a los niños y a los jóvenes, a partir de las ideas predominantes en la ESI, se produce una separación importante entre lo emocional y lo sexual, por lo que también podríamos hablar de una "Educación genital integral", que parece introducirse en muchas aulas argentinas. Se ha llegado a una hipersexualización de niños y adolescentes, y a una especie de "inflación sexual". Recordemos una expresión de Viktor Frankl: "El sexo, como el dinero, cuando se inflaciona pierde su valor".
A continuación se mencionan algunos escritos aparecidos en el Diario La Prensa (digital)
SILEONI Y LA ESTÉTICA DE LA BATACLANA
Por Claudio Chaves
Fue la periodista Claudia Peiró, siempre atenta a las cuestiones educativas, quien dio la voz de alarma sobre libros, que cargados de un voltaje sexual explícito, son enviados a las escuelas por el ministerio de Educación de la Provincia de Buenos Aires. La denuncia la realizó en una nota publicada en Infobae el 4 de noviembre pasado. No voy a repasar en el presente artículo los párrafos ya publicados, carece de sentido replicarlos. Lo cierto es que si al lector le interesa puede ingresar a la nota y apreciará, una manera de decir, que no se tratan de obras de arte como aseguró el ministro sino de textos que rozan la pornografía.
Otros periodistas tomaron el caso y la vicepresidente Victoria Villarruel hizo lo mismo con duras declaraciones contra el ministro. Dio un paso más, organizó un seminario en el Senado.
Ante el escándalo apareció el ministro. Hay que patear al chancho para que aparezca el dueño. En su descargo el profesor Sileoni desmintió que fueran libros utilizados para educación sexual, esto es la ESI, Educación Sexual Integral, asignatura curricular, por lo tanto obligatoria y bajo su absoluta responsabilidad, de modo que como ya es habitual en su conducta desde que es funcionario público, realizó un pase de Verónica, y al no resultar textos obligatorios esquiva la acusación y eleva la puntería pues se trata de libros para un programa denominado Identidades bonaerenses, presentado en sociedad por el gobernador Axel Kicillof. ¡De modo que miren para otro lado, no a mí!
EL DESCARGO
En su descargo el ministro aseguró que son textos para trabajar junto al docente con una guía perfectamente estudiada, faltaba agregar hemos cuidado con esmero a los chicos, como manifiestan las bataclanas luego de un desnudo o una escena sexual a propósito del director y los camarógrafos.
Aseguró, también el ministro, que los libros no van a las escuelas sino a las bibliotecas. Otro pase de Verónica, bibliotecas hay en casi todas las escuelas, pero también por fuera de ellas. ¡No me miren sólo a mí! Sobre este disparate no hay mucho más para decir.
OTRA BARBARIDAD DE SILEONI
Para fortalecer su posición aseguró, criticando el sesgo conservador de las acusaciones y de quienes las realizan: “Es paradójico a los doce años pueden ir presos pero a los diecisiete no pueden leer este libro”. ¡Gol!, gritó.
Primero, miente, los libros observados son recomendados a partir de los quince años. Segundo, miente también, un chico de doce años no va preso. Y tercero la comparación es un disparate.
El ministro es una de las tantas voces progresistas que han destruido la escuela argentina. Equipara a un precoz delincuente con un estudiante. Peras con manzanas. Qué tendrá que ver una acción delictual de un menor por fuera de la escuela con la vida escolar de un joven estudiante. Debería ampliar el concepto el ministro.
CUANDO LA INTIMIDAD SE HACE PÚBLICA
El progresismo corroe la sociedad, la cultura, los valores y las tradiciones como jamás la izquierda dura lo hubiera realizado. En este sentido el progresismo es más peligroso que lo que en su momento fue la izquierda. Es nihilismo crudo. Sin analizarlo en todos sus frentes sólo mencionaré, por el caso que nos convoca, lo actuado por la provincia de Buenos Aires.
La sexualidad en cualquiera de sus manifestaciones es una conducta que remite a la intimidad, a lo privado. ¿Qué necesidad tiene el progresismo de arrastrar al espacio público lo que es de la esfera privada? ¿Se trata de banalizar y desacralizar uno de los espacios que nos diferencian de los animales? ¿O se trata de estatizar las emociones privadas? No sé, habría que estudiarlo más, lo evidente es que el ministro como las bataclanas hablan de la sexualidad públicamente con el más absoluto descaro, como si fuera una práctica más de Cross-Fitness o de una dieta saludable. La escuela debe ser preservada de la frivolidad y la liviandad moral.
(De www.laprensa.com.ar)
LOS NIÑOS Y LA ESI
Señor director:
Soy madre de cinco hijos. Ellos son mi tesoro. Creo que para la mayoría de los padres no hay mayor tesoro que sus hijos. Tres de mis hijos ya son universitarios, pero a los dos menores los hemos tenido que llevar a un sistema de educación a distancia después de que, en una clase de biología, la profesora excediera su rol de docente e interpusiera su propia concepción de la sexualidad en plena clase. Después de esto, sentimos con mi marido la necesidad de proteger sus almas conservando y cuidando su inocencia. Que aprendan el bien, la verdad y la belleza. Por eso buscamos la opción de la educación en casa.
Entiendo que los chicos deban aprender biología, el ciclo de la vida de los seres vivos, las pautas y técnicas del autoconocimiento, y demás materias. Aspectos como el dominio del carácter, la convivencia y comprensión entre sus pares, el respeto y el amor a la Patria. Cultivar el espíritu con lecturas que los eleven y los hagan soñar con cosas grandes. Una buena educación debe entusiasmarlos con un mundo mejor donde el esfuerzo y la dedicación sean reconocidos. Pero lo que está pasando en muchos colegios no es eso. El programa ESI se cuela en la educación de nuestros hijos, en temas muy personales que, me animo a decir, deberían ser privativos de los padres. Con la transversalidad que impone la ley de ESI se está sexualizando la educación. Se inquieta el espíritu de los chicos, violentando su inocencia y pudor. La información que se está dando excede lo que corresponde al ámbito de un aula donde hay niños con distintas necesidades y sensibilidades.
Nosotros, pudimos elegir una opción distinta de educación, pero no todos los padres tienen esa posibilidad. Lo que si podemos hacer todos, es involucrarnos y decir un rotundo “NO” cuando los programas atenten contra nuestras convicciones. Nuestros hijos son nuestra responsabilidad y nadie va a defenderlos de los atropellos mejor que nosotros. Tenemos que animarnos y hacer todo lo que esté a nuestro alcance para impedir que sigan promoviendo programas que lejos de orientar a una sana niñez la corrompen e hipersexualizan. Educar quiere decir “hacer crecer”, “tirar para arriba”. Exijamos una mejor educación. Mejores ámbitos escolares, en lo edilicio y también en el contenido. Nuestros impuestos deben usarse para mejorar las condiciones intelectuales, deportivas, artísticas y no para promocionar programas de dudosa procedencia que nada tienen que ver con nuestras raíces, costumbres y creencias.
Pía López Sanabria
(De www.laprensa.com.ar)
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