La gente hipócrita es la que, sin dejar de reconocer los valores morales, opta por no buscarlos fingiendo que lo hace. El cínico, por el contrario, es el que abiertamente se jacta de no buscar ni respetar ningún valor moral.
El socialista, cuando defiende el respeto por los “derechos humanos”, muestra una hipocresía extrema por cuanto, a la vez, acepta y promueve un sistema que ocasionó decenas de millones de muertos durante el siglo XX. De ahí que, al apoyar lo que produjo el asesinato masivo de personas inocentes, y al promover simultáneamente los “derechos humanos”, o derechos a la vida, le falta el respeto a la sociedad intentando engañarla de una manera perversa.
Apenas iniciados los asesinatos dirigidos por Lenin, muchos dejaron de lado sus posturas socialistas, ya que el poder absoluto del Estado totalitario, en unas pocas manos, resulta ser un sistema demasiado peligroso para la supervivencia humana. También, cuando desde la propia URSS dan a conocer parte de los asesinatos masivos de Stalin, muchos socialistas europeos abandonan sus filas, por lo cual sólo quedan los hipócritas extremos promoviendo los derechos humanos, la igualdad social y otros objetivos que no son cumplidos en lo más mínimo en el socialismo real. El socialismo no es una cuestión de ideas, de economía o de política, sino esencialmente una cuestión de moral.
Un tratamiento especial se debe asociar a los sacerdotes católicos marxistas, ya que no sólo resultan hipócritas en extremo, sino adicionalmente resultan estafadores por disponer de una investidura como si fuese un disfraz, que no deberían utilizar por el mínimo respeto que deberían mostrar hacia la religión moral.
Los promotores del socialismo, que todavía siguen engañando personas, son por lo general los “intelectuales”, que no basan sus pensamientos en el mundo real sino en los libros de izquierda que desplazan de sus mentes a dicho mundo. Ludwig von Mises escribió: “No es verdad que las masas reclamen vehementemente socialismo y que no haya manera de resistirlas. Las masas están a favor del socialismo porque creen en la propaganda socialista de los intelectuales. Los intelectuales, no el pueblo, están moldeando la opinión pública. Es una mala excusa para los intelectuales decir que deben rendirse a las masas”.
“Ellos mismos han generado las ideas socialistas y adoctrinado a las masas con ellas. Ningún proletario o hijo de proletario ha contribuido a la elaboración de los programas intervencionistas y socialistas. Sus autores fueron todos de origen burgués. Los esotéricos escritos del materialismo dialéctico, de Hegel, padre tanto del marxismo como del agresivo nacionalismo alemán; los libros de Georges Sorel, de Gentile y de Spengler no los leyó el hombre medio; no movieron directamente a las masas. Fueron los intelectuales los que los popularizaron”.
“Los líderes intelectuales de los pueblos han producido y propagado las mentiras que están a punto de destruir la libertad y la civilización occidental. Sólo los intelectuales son responsables de las matanzas masivas que son propias de nuestro siglo [se refiere al siglo XX]. Sólo ellos pueden invertir la tendencia y abrir el camino a una resurrección de la libertad”.
“No son las míticas «fuerzas productivas materialistas» sino la razón y las ideas las que determinan el curso de los asuntos humanos. Lo que hace falta para detener la tendencia al socialismo y el despotismo es sentido común y coraje moral” (De “Caos planificado”-Unión Editorial SA-Madrid 2022)
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