lunes, 13 de enero de 2025

¿Por qué la gente admite el socialismo?

A pesar de los reiterados fracasos y de las catástrofes sociales ocurridas en el siglo XX, el socialismo tiene todavía un alto porcentaje de adhesión. No resulta fácil encontrar explicaciones al respecto, a pesar de que resulta evidente que la gente trata de escapar de todo país socialista tratando de entrar a un país capitalista. Por el contrario, son muchas las voces que, rechazando esta evidencia, prefieren el socialismo y denigran al capitalismo.

Entre las posibles razones aparece la situación en que alguien que ha sido estafado o engañado intelectualmente, dedicando años de su existencia a promover una ideología errónea, no se atreve a reconocer la realidad y sigue buscando justificativos para seguir denigrando al capitalismo y deseando su derrumbe, olvidando que la economía de mercado es una economía natural que surge en forma espontánea cuando los integrantes de la sociedad tienen una aceptable libertad de elección.

Ante la obcecación manifiesta de quienes no aceptan la realidad, se ha dicho que, por lo general, es la mentira la que se defiende con uñas y dientes, y no así la verdad.

Otra posible razón puede encontrarse observando el comportamiento de los fanáticos del fútbol. Así, es frecuente que un hincha de River prefiera ver perder a Boca en lugar de ver ganar a River. Es decir, si ver ganar a River le produce cierto grado de felicidad, es posible que ver una derrota de Boca le produzca una felicidad mayor aún. Lo mismo en el caso de los hinchas de Boca.

En el caso de la adhesión a los sistemas políticos y económicos ocurre algo similar. Para un socialista no hay nada mejor que observar alguna catástrofe que le ocurra a Estados Unidos, como fue el caso del atentado a las torres de Nueva York. En ese momento, la jefa de Madres de Plaza de Mayo reconoció haber “festejado” el atentado que produjo algunos miles de muertos. En una encuesta radial, el 55% de los participantes manifestó haber reaccionado en una forma similar.

Ludwig von Mises, en otro continente y en otra época, advirtió también la característica principal de la psicología socialista, escribiendo al respecto: “No vale la pena hablar demasiado del resentimiento y de la envidiosa malevolencia. Está uno resentido cuando odia tanto que no le preocupa soportar daño personal grave con tal de que otro sufra también. Gran número de los enemigos del capitalismo saben perfectamente que su personal situación se perjudicaría bajo cualquier otro orden económico. Propugnan, sin embargo, la reforma, es decir, el socialismo, con pleno conocimiento de lo anterior, por suponer que los ricos, a quienes envidian, también, por su parte, padecerán” (De “Liberalismo"–Editorial Planeta-De Agostini SA–Barcelona 1994).

El socialista es el que tiene la predisposición a entristecerse ante el éxito ajeno y alegrarse ante la desgracia ajena, especialmente si “ajeno” significa capitalismo o capitalista. La envidia y la burla son los síntomas que delatan el odio que les han sabido inculcar los ideólogos a los que tanto admiran.

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