Los sectores socialistas hablan siempre del "bloqueo" económico de Cuba por parte de EEUU, ya que les sirve para justificar el desastre económico que afronta la isla y también para mostrar la "perversidad" del imperialismo norteamericano. Bloqueo significa que barcos militares de EEUU controlan la entrada y salida de barcos de carga cubanos y extranjeros que pretenden arribar o salir de puertos cubanos, imposibilitando que ello ocurra. Esto, sin embargo, no ocurre en absoluto. Incluso un verdadero bloqueo comercial extendería el control a los diversos aeropuertos de Cuba. Lo que existe es un "embargo" comercial en respuesta al robo o expropiación del gobierno de los Castro de varias empresas cuyos dueños eran norteamericanos. De ahí que ha habido prohibiciones desde EEUU, a sus empresarios, a comerciar con Cuba, si bien tal medida fue sólo parcial.
Según los socialistas, el imperialismo norteamericano se expande por el mundo a través de sus empresas, que son explotadoras del trabajo ajeno. De ahí que Cuba, al no comerciar con tales empresas, estaría liberada de tal explotación y de tal imperialismo, sin embargo, parece que sólo quieren comerciar con EEUU disponiendo de la posibilidad de comerciar sin inconvenientes con algo menos de 190 países. Jean-François Revel escribió: “Otro detalle divertido: esos energúmenos que manifiestan a través de la violencia su hostilidad hacia la libertad de comercio militan, con el mismo ardor, a favor del levantamiento del embargo que sufre el comercio entre Estados Unidos y Cuba. ¿Por qué el libre intercambio, encarnación diabólica del capitalismo mundial, se convierte de repente en un bien cuando se trata de que funcione a favor de Cuba….? ¡Curioso! Si la libertad de comercio internacional es para ellos una plaga, ¿no sería conveniente actuar a la inversa, es decir, extender el embargo a todos los países?” (De "La gran mascarada"-Ediciones Taurus-Madrid 2000).
La ineficacia socialista produjo serios retrocesos por cuanto, en épocas previas a la Revolución, Cuba exportaba alimentos, mientras que ahora los debe importar. Vicente Botín escribió: “No es extraño que la mayoría de los productos que se consumen en la isla, especialmente los de la ‘libreta’, sean importados. Cuba importa el 84% de los alimentos que consume…Hace 50 años, la isla exportaba ganado vacuno en pié, vegetales, frutas, café y otros productos que hoy tiene que importar. La paradoja es que, a pesar del bloqueo y sus apéndices…el «imperio» se ha convertido en el quinto socio comercial de Cuba y el primer suministrador de alimentos y productos agrícolas a la isla”.
“El bloqueo es el remedio para todos los males, el culpable de que los cubanos vivan mucho peor que sus abuelos. Si no hay suficientes alimentos es por culpa del bloqueo. Si no hay vacas en el campo es por culpa del bloqueo. Si no hay medicinas ni transporte ni suficiente luz ni agua, es debido al bloqueo. Pero el bloqueo está muy desgastado, muy pocos en Cuba se tragan ya ese cuento” (De "Los funerales de Castro"-Editorial Ariel SA-Barcelona 2009).
El propio Fidel Castro también adujo que el atraso económico de su país se debió al “bloqueo económico” norteamericano. Carlos Alberto Montaner escribió: “En cuanto al embargo, bueno es que se recuerde que apenas se trata de una prohibición a los ciudadanos norteamericanos de que no gasten dólares en Cuba, o a las compañías de esa nacionalidad de que no comercien con la isla. Prohibición que se originó a principios de la década de los sesenta como consecuencia de las confiscaciones sin indemnización de las compañías norteamericanas”.
“Por supuesto, ese embargo no le impide al gobierno de La Habana comerciar con el resto de los países del mundo, y vender o comprar todo género de mercancías. De ese comercio sin límites pueden dar fe los españoles o los argentinos, a quienes el gobierno de Castro ha dejado de pagarles más de mil millones de dólares, así como los franceses, los japoneses, los mexicanos o los canadienses. Más aún: incluso las compañías norteamericanas radicadas fuera de Estados Unidos no cesan de venderle o comprarle al gobierno de Castro cuando tiene algo que vender”.
“En 1990, ese comercio con los odiados yanquis ascendió a más de 500 millones de dólares hasta que la Ley Torricelli prohibió ese tipo de transacciones, en beneficio de los exportadores de otros países. Lo que ya no venden las compañías yanquis ahora lo venden los franceses, españoles o de cualquier otra bandera. La Ley Torricelli a quien fundamentalmente perjudica es a los exportadores norteamericanos. De manera que la excusa del embargo, hay que tomarla como eso: como una coartada poco seria para intentar justificar una catástrofe económica sin precedentes en la isla de Cuba” (De “Víspera del final: Fidel Castro y la Revolución Cubana”-Globus-Madrid 1994).
José María Aznar escribió respecto de Fidel Castro: "Si el embargo contra Cuba estuviera en mis manos, le dije, levantaba el embargo contra Cuba mañana mismo, o al cabo de muy poco tiempo, y acababa con el régimen en tres meses. Castro me contestó literalmente, que él «necesitaba el embargo para esta generación y la siguiente». Ésas fueron sus palabras. Me pareció asombrosa la crueldad y la hipocresía de ese doble discurso de quien manifiestamente está utilizando a su pueblo como moneda de chantaje para denunciar supuestos enemigos extranjeros y perpetuarse en el poder".
"Con ocasión de la Cumbre en La Habana tuve ocasión de visitar la casa en la que había vivido mi familia, y de la que tanto había oído hablar". "La casa en la que residió mi familia está cerca de la universidad, y cuando la visitamos estaba dividida en varios apartamentos. El estado era lamentable, tanto que las personas que se habían ocupado de preparar la visita ya me habían avisado antes y -afortunadamente- pudimos llevarles algunos objetos de primera necesidad, como jabón, que no habían utilizado desde hacía mucho tiempo, ropa interior y pasta de dientes. La gente que vivía en aquella ruina no tenía nada. No sólo carecía de las cosas que hacen agradable la vida. Carecía de lo mínimo imprescindible para sobrevivir con dignidad. Eso sí, durante la visita no se separó de mí ni un solo instante el comisario político de la casa. Eso nunca falta en la Cuba de Castro".
"No logro comprender la fascinación que ejerce Castro, ni consigo comprender que todavía haya personas que crean de buena fe que la revolución castrista ha tenido algún efecto positivo para Cuba" (De "Retratos y perfiles"-Editorial Planeta SA-Barcelona 2005).
La verdadera justificación del socialismo es la búsqueda del poder, ya que poco o nada les interesa a sus líderes e ideólogos lo que le ocurre a la población bajo tal tipo de gobierno y economía. George Orwell sintetizaba la situación de la siguiente manera: “El Partido quiere tener el poder por amor al poder mismo. No nos importa el bienestar de los demás; sólo nos interesa el poder. No la riqueza ni el lujo, ni la longevidad ni la felicidad; sólo el poder, el poder puro. Ahora comprenderás lo que significa el poder puro…Sabemos que nadie se apodera del mando con la intención de dejarlo. El poder no es un medio, sino un fin en sí mismo. No se establece una dictadura para salvaguardar una revolución; se hace la revolución para establecer una dictadura” (De “1984”-Ediciones Destino-Madrid 2004).
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