Si consideramos que una ideología es un conjunto organizado de ideas (algo similar a una teoría científica axiomática), puede decirse que encontraremos ideologías con fundamento científico e ideologías sin ese fundamento; ideologías compatibles con la realidad e ideologías incompatibles (en diversos grados). De ahí que sería beneficioso que las ideologías poco adaptadas a la realidad fueran dejadas de lado, principalmente cuando producen pésimos resultados al ponerlas en práctica. Por lo general, las diversas ideologías se aceptan o se rechazan mediante una fe positiva o una fe negativa, respectivamente, sin tener en cuenta la coherencia lógica interna y mucho menos, sin tener en cuenta sus resultados concretos.
En cuanto a la veracidad de las opiniones de los filósofos, debe tenerse presente que, por lo general, excluyen los datos precisos y concretos de la realidad, por lo que inspiran poca confianza. Así, Karl Marx sostiene que el sistema capitalista, para mantener su vigencia, le concede a los empleados tan sólo lo necesario para su subsistencia. Si acaso ello siempre ocurriera, el "capitalista explotador" podría quedarse sin su mejor factor de la producción y habría de sucumbir empresarialmente ante esa pérdida. Es por ello que los empresarios en competencia en el mercado, por el contrario, tratan en lo posible de mantener a su capital humano en lugar de intentar pagarle lo menos posible, como supone la mayoría de la gente. Es un caso similar al de los clubes de fútbol; si los clubes les pagaran muy poco a sus jugadores, éstos buscarán de inmediato otros clubes, perjudicándose los clubes de origen simultáneamente en que favorecen a los clubes competidores.
En otra parte, Marx afirma que los asalariados cada vez ganarán menos hasta vivir en condiciones de extrema pobreza, lo que resulta contradictorio con lo anterior. En realidad, el nivel de salarios está en función del nivel de capital productivo invertido, siendo esa realidad desconocida por Marx. A mayor capital, mayor nivel de salarios. Al respecto, Ludwig von Mises escribió: "Marx creía en la Ley de Hierro de los Salarios (Iron Law of Wages); él tomó esta idea como uno de los fundamentos de su teoría económica. La ley de hierro de los salarios sigue viva en muchos libros de texto, en la mente de muchos políticos y, consecuentemente, en muchas de nuestras leyes. De acuerdo a esta ley, el nivel de salarios es determinado por la cantidad de comida y otras cosas necesarias requeridas para la manutención y reproducción de la vida, para mantener a los hijos de los trabajadores hasta que ellos puedan trabajar por sí mismos en las fábricas".
"Si el nivel de salarios aumenta por encima de este punto, el número de trabajadores se incrementaría y el aumento de trabajadores tiraría los salarios a la baja otra vez. Los salarios no pueden caer por debajo de este punto porque entonces se daría una escasez de mano de obra. Esta ley considera a los trabajadores como una especie de microbios o ratones, sin libertad de elección o capacidad de elegir. Si tu piensas que es absolutamente imposible bajo el sistema capitalista que los salarios se desvíen de ese nivel, ¿cómo es que entonces puedes seguir hablando, como hacía Marx, sobre el progresivo empobrecimiento de los trabajadores, de ser inevitable?".
"Existe una contradicción total entre la idea marxista de la ley de hierro del nivel de salarios, según la cual los salarios se mantendrán en un nivel en el que será suficiente para mantener la subsistencia de los trabajadores, y su filosofía de la historia, que sostiene que los trabajadores serán más y más empobrecidos hasta que sean conducidos a una rebelión, y por ende trayendo al socialismo. Por supuesto, ambas teorias son insostenibles. Incluso 50 años atrás los más prominentes escritores socialistas se vieron obligados a reconstruir sus ideas en un intento por apoyar sus teorías. Lo que es increíble, es que durante un siglo, desde los escritos de Marx, nadie ha señalado esta contradicción, y esta no es la única contradicción en las ideas de Marx".
"Lo que realmente destrozó a Marx fue su idea del progresivo empobrecimiento de los trabajadores. Marx no se dio cuenta de que la característica más importante del capitalismo es la producción a gran escala para las necesidades de las masas; el principal objetivo de los capitalistas es producir para el mayor número de personas, ni tampoco vió cómo bajo el capitalismo el cliente siempre tiene razón. En su posición como ganador del salario, el trabajador no puede determinar lo que debe hacerse. Pero en su posición como cliente él es realmente el jefe, y le dice al jefe, el emprendedor, lo que debe hacer. Su jefe debe obedecer las órdenes de sus trabajadores en la forma en que son miembros del público comprador".
"La señora Beatriz Webb, como otros socialistas, era la hija de un hombre de negocios bienhechor. Como otros socialistas, ella pensó que su padre era un autócrata que daba órdenes a todo el mundo, y ella no se daba cuenta de que su padre estaba sujeto a la soberanía y órdenes de sus clientes en el mercado. La gran señora Webb no era más inteligente que el más ingenuo de los carteros, que sólo ve que su jefe le da órdenes" (De "Marxismo desenmascarado"-Unión Editorial SA-Madrid 2020).
El capitalismo es considerado por Jorge Bergoglio como una "economía criminal". Si desaparecieran los pobres, y al igual que los dictadores socialistas, la Iglesia Católica se quedaría "sin clientela", de ahí la prédica socialista del principal ideólogo a nivel mundial. Para mantener en vigencia a los sistemas totalitarios, Bergoglio recomienda a la gente "dialogar" con los gobernantes; de lo contrario, en los países democráticos, recomienda "hagan lío".
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1 comentario:
Que el marxismo sea una ideología que no funciona puede verse desde dos puntos de vista muy diferentes: como supuesta ciencia y guía del futuro es verdad que no ha acertado en sus previsiones, pero como prescriptor de conciencias su éxito ha sido enorme puesto que ha influido en todas las generaciones que han existido desde su nacimiento hasta la actualidad y puede afirmarse que se trata de una religión no teísta pero que cumple con las funciones psicológicas y grupales que se aprecian en los seguidores de cualquier credo.
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