Cuesta bastante entender a los numerosos sacerdotes que, interiorizándose del contenido y alcance de la ética bíblica, han cometido abusos en contra de niños y adolescentes, por lo que ello da lugar a pensar que eligieron el sacerdocio para tener cierta seguridad económica personal sin apenas tener una vocación para la divulgación de las prédicas cristianas.
Mayor es el asombro cuando advertimos que, incluso desde el Vaticano, se predica abiertamente la adhesión católica al marxismo-leninismo, como si acaso no existiera información de todos los desastres sociales que se han producido bajo los gobiernos totalitarios que respondieron a tal ideología. Aun cuando muchos católicos rechacen tal adhesión al marxismo, persisten en una lucha absurda en contra del liberalismo, lo que equivale a coincidir con el marxismo en su lucha contra la democracia política y la democracia económica.
Cuando se produce tal desviación de la ética bíblica, puede afirmarse que la Iglesia Católica ha perdido su esencia y su razón de ser. Si bien alguien puede decir que muchos sacerdotes jóvenes desconocen las catástrofes sociales promovidas por el comunismo en Rusia, China y muchos otros países, con unas cien millones de víctimas, resulta inadmisible que no hayan leído las proclamas de Ernesto Che Guevara, héroe de los tercermundistas, cuando propone abiertamente que hay que ser “una fría máquina de matar”, dando su ejemplo personal con unos 216 asesinatos con su propia arma, ninguno de ellos en combate. Además, ordenó el fusilamiento de unas 1.500 personas, llegando a ser conocido en Cuba como “el carnicero de La Cabaña”.
Como los “sacerdotes” marxistas no han sido expulsados de la Iglesia, sino que la Iglesia los avala por su ideología, no resulta extraño escuchar a quienes han ido a misa en los últimos tiempos, que les queda como síntesis de lo ahí escuchado, que el “comunismo es bueno” y, en general, que el “liberalismo es lo peor”. En los años 70, varias parroquias en la Argentina, actuaron como lugares de adoctrinamiento para futuros integrantes del grupo terrorista Montoneros.
El debilitamiento producido en la Iglesia ha favorecido el descrédito del cristianismo y el avance del Islam, especialmente en Europa. Ante la inoperancia y la complicidad de gobiernos socialistas europeos, el futuro de Europa se ve amenazado en sus fundamentos culturales.
En el pasado también hubo sacerdotes desviados moral e intelectualmente de la ética bíblica. Leemos al respecto en el Crisóstomo: “Así como las virtudes de los sacerdotes aprovechan a muchos como una exhortación viva de imitación, así sus defectos favorecen la tibieza en la práctica de la virtud y nos hacen aflojar en el esfuerzo que exige la vida de perfección… Los pecados de la gente vulgar, como si se cometieran a la sombra de un tejado, sólo dañan al que los hace; mas la falta de un hombre que está sobre el candelero y a quien todos miran, a todos produce daño. A los que ya eran flojos y tibios para la virtud, los vuelve más tibios y flojos todavía, y a los que tratan su aprovechamiento, los incita a la soberbia… Aun cuando caigan en faltas ligerísimas, lo que en sí es ligero, parece grande a los ojos del mundo; pues no se mide el pecado por el hecho en sí, sino por la dignidad del que pecó”.
Mientras que Gregorio Magno escribió: “Cuando el pastor se encamina por despeñaderos, el rebaño le sigue al precipicio. Por eso, el Señor se lamenta de la despreciable ciencia de los pastores, diciendo contra ellos por el profeta: «Vosotros mismos, cuando bebéis agua limpísima, enturbiáis el resto con los pies; mis ovejas tienen que pastar lo que vuestros pies han pisoteado y beber lo que vuestros pies han enturbiado». En verdad, los pastores sí que beben agua limpísima cuando se sacian de los manantiales de la Verdad y la entienden correctamente; pero enturbian con sus pies esta misma agua cuando corrompen con su mala vida lo estudiado en la santa meditación. Y, por supuesto, las ovejas beben agua ensuciada por sus pies cuando algunos fieles no siguen las palabras que oyen, sino que sólo imitan los malos ejemplos que ven… Por eso, también está escrito por el profeta: «Lazo para la ruina de mi pueblo, sacerdotes malos»”.
(Citas de “Las parábolas del Evangelio” de Alfredo Sáenz-Ediciones Gladius-Buenos Aires 1997).
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