martes, 3 de diciembre de 2024

Las leyes del pensamiento

En el siglo XIX, George Boole escribe un libro titulado “Las leyes del pensamiento”, ya que logra encontrar ciertas reglas lógicas que rigen los razonamientos del tipo “verdadero” o “falso”. Con ciertas correcciones y ampliaciones posteriores, surge el “álgebra de Boole”. Este matemático nunca sospechó que tal álgebra regiría en el futuro el comportamiento de las computadoras digitales, soporte básico de la era de la información y las comunicaciones.

Durante las primeras décadas del siglo XX, Claude Shannon descubre que el álgebra de Boole rige también el comportamiento de los circuitos eléctricos constituidos por interruptores conectados en serie y en paralelo, iniciándose así la posibilidad de una electrónica digital, distinta a la electrónica analógica vigente hasta entonces. Una vez desarrollada la electrónica digital, el próximo paso constituyó la aparición de la computadora digital.

Por lo general, se asocia a las “leyes del pensamiento” las reglas asociadas a la lógica bivalente, del verdadero o falso. Sin embargo, la mayor parte de nuestros pensamientos se realizan en base a imágenes mentales que llevamos almacenadas en nuestra memoria. El físico Wolfgang Pauli escribió: “Teniendo presente la filosofía de Platón, me gustaría sugerir que el proceso de comprensión de la naturaleza, así como el de felicidad que el ser humano experimenta al comprenderla, esto es, la realización consciente de un conocimiento nuevo, debería ser interpretada como una correspondencia, como una aproximación congruente entre las imágenes internas preexistentes en la psique humana y los objetos externos y su comportamiento”.

“El puente entre percepciones sensoriales por una parte, y conceptos, por otra, no se puede construir mediante lógica pura, sino que descansa, según esta concepción, sobre un orden cósmico que es independiente de nuestra elección: un orden diferente al constituido por el mundo fenomenológico y que abarca tanto lo psíquico como lo físico, tanto al sujeto como al objeto”.

“Sin embargo, a diferencia de Platón y en concordancia con la philosophie ouverte de Gonseth, consideramos las imágenes primordiales preexistentes no como inalterables, sino como relativas al desarrollo del punto de vista consciente. Es precisamente la reacción de la conciencia sobre las imágenes del inconsciente –una reacción que probablemente no pueda ser separada de la acción inversa de las imágenes sobre la conciencia en el sentido de la existencia de una «complementariedad»- la que a mi juicio constituye la esencia del proceso de desarrollo del conocimiento humano” (De “Escritos sobre física y filosofía”-Editorial Debate SA-Madrid 1996).

Es oportuno mencionar la forma en que James Clerk Maxwell encuentra en las leyes del electromagnetismo la posibilidad de existencia de las ondas electromagnéticas. Al establecerse que todo campo magnético variable produce un campo eléctrico variable (ley de Faraday), y a su vez, que todo campo eléctrico variable genera uno magnético variable (Ley de Ampere-Maxwell), Maxwell imagina que se trata de un proceso similar al de cilindros en contacto que propagan el movimiento en forma mecánica. Esas imágenes mentales le ayudan a encontrar las ecuaciones de ondas, que nada tienen que ver con esos cilindros imaginados, que actuaron como andamios que se dejan de lado una vez alcanzado el objetivo final.

Si el pensamiento está asociado a imágenes mentales, seguramente habrá algunas “operaciones” que realizamos con ellas en nuestra mente. Posiblemente ellas sean “comparar” y “agrupar”. Como necesitamos asignarle atributos, debemos compararlas con alguna referencia y también entre ellas. De esa forma se establecerán ciertos agrupamientos de imágenes que serán el soporte de nuestros recuerdos y pensamientos.

En cuanto a la creatividad científica, Arthur Koestler la describe como si fueran formas de asociación de imágenes de distintos agrupamientos existentes previamente en nuestro cerebro, escribiendo respecto a Charles Darwin y la teoría de la evolución por selección natural: “Con frecuencia, los grandes descubrimientos consisten en una sucesión de actos creadores que retrospectivamente parecen fundirse en uno solo. En el caso de Darwin podemos distinguir dos procesos eureka, consecutivos y separados por más de un año de intervalo. Cada uno de esos procesos consiste no en haber pasado algo nuevo, sino en conectar tendencias previamente desconectadas del pensamiento contemporáneo. La primera pude resumirse como la bisociación de la evolución por causa desconocida con las variaciones selectivas por la cría casera, lo que condujo a la evolución por selección artificial. El segundo paso es la bisociación de la evolución por selección artificial con la lucha por la existencia, lo que condujo a la evolución por selección natural”.

Darwin atribuye al libro de Robert Malthus (“Primer ensayo sobre la población”) haberle permitido ser consciente del proceso de lucha por la supervivencia, escribiendo al respecto: “Esta es la doctrina de Malthus, aplicada a los reinos animal y vegetal. Como en cada especie nacen más individuos que los que pueden sobrevivir; y como, por lo tanto, hay una lucha frecuentemente periódica, por la existencia, de ahí se deduce que todo ser que varíe (aunque imperceptiblemente) de modo conveniente para sí mismo, a través de sus condiciones de vida, complejas y a veces muy variables, tendrá mejores oportunidades de sobrevivir y así de ser naturalmente seleccionado” (De “Discernimiento y perspectiva”-Emecé Editores SA-Buenos Aires 1962).

Alfred R. Wallace, coautor independiente de la teoría de la evolución por selección natural, se basa también en el libro de Malthus, aunque lo había leído varios años antes. “Wallace estaba enfermo con fiebres intermitentes, en Ternate, durante febrero de 1858, cuando empezó a pensar en el libro de Malthus «Essay on Population», leído varios años atrás; de pronto se le ocurrió la idea de la supervivencia del más apto. En dos horas «pensó casi toda la teoría» y en tres tardes había terminado el ensayo” (De la “Enciclopedia Británica”, citado en “Discernimiento y perspectiva”).

Koestler agrega: “Darwin todavía no había publicado su teoría, y su comunicación y la de Wallace fueron presentadas simultáneamente a la Sociedad Linneana. Este es otro ejemplo notable de cómo ayuda a que coincidan los descubrimientos el factor «madurez» de un periodo para que ocurra determinado tipo de procesos eureka. Notemos también que, en el caso de Darwin, la reacción al libro de Malthus fue instantánea, mientras que, en el caso de Wallace, evidentemente el subconsciente desempeñó un papel importante almacenando aquellas viejas teorías de Malthus y reproduciéndolas en el momento propicio”.

El racionalismo basado en la lógica simbólica no garantiza la eficacia del método. Arthur Koestler escribió: "Silogismo y razonamiento deductivo no son el método del pensamiento creador, y sólo sirven como justificación formal del mismo después del acto (y como esquema para repetir el proceso por analogía después de la bisociación original de los dos campos en que están ubicadas respectivamente las premisas). No se «inventan» ni se «deducen», pues, las soluciones de los problemas, sino que meramente se «encuentran», «ocurren»”".

La asociación de ideas no sólo resulta de interés para la creatividad científica, sino también en la educación, especialmente en épocas en que se discuten las ventajas y desventajas de los métodos tradicionales. Según se vio, previo a la creatividad asociativa, cada individuo debió almacenar en su mente varias ideas, o conocimientos. En la educación tradicional, en base a contenidos, el entrenamiento mental se realiza mientras se van adquiriendo conocimientos. Podemos simbolizar este proceso de la siguiente forma:

Pedagogía tradicional: (Contenido 1) asociado con (Contenido 2) = (Contenido 3)

Con la aparición de Internet, no faltaron las mentes innovadoras que sugirieron que en las escuelas no se debían dar contenidos, sino que se debía acompañar al alumno en la búsqueda libre de aquellos conocimientos que en realidad necesita, o cree necesitar. Con ello el alumno pierde el entrenamiento mental antes requerido para la adquisición de nuevos conocimientos. Podemos simbolizar este último proceso educativo de la siguiente forma:

Pedagogía destructiva: (Vacío 1) asociado con (Vacío 2) = Nada

Si bien se ha exagerado la ineficiencia del nuevo método propuesto, no debe dejarse de lado al proceso asociativo de ideas. Los intentos por ignorarlo pueden llevarnos a serios problemas educativos y culturales.

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