miércoles, 26 de junio de 2024

El origen social del peronismo

Mientras que el fascismo se basaba en la clase media, el peronismo fue una imitación basada en las clases sociales bajas. Pero no sólo se habla de la clase baja económica, sino también de la clase baja desde el punto de vista moral. El culto a la personalidad del líder fue otro de los aspectos adoptados por Perón, quien vivió un tiempo en Italia en las épocas de Mussolini y pudo observar de cerca el proceso político mencionado. En los años 40', en toda Italia se leían letreros como "Mussolini ha sempre ragione" y "Credere. Obedire. Combattere".

Juan José Sebreli, autor de varios estudios sociológicos, pudo observar de cerca el surgimiento del peronismo por cuanto vivió siempre en Buenos Aires, el lugar donde surge dicho movimiento. En cuanto al origen social de los seguidores de Perón, escribió: "Desnudos ante la mirada implacable del psicólogo, los peronistas no pueden verse sino tal como los ven: resentidos, rencorosos, envidiosos, inferiores, fracasados. Cada uno, desde el líder hasta el último de sus colaboradores, trabajó en la revolución para alimentar un vicio cualquiera o mantener oculto un fracaso".

"Sí, es verdad; el peronismo aglutinó a su alrededor ese submundo de desasimilados, de desheredados, de marginales, de tránsfugas, de «incomprendidos», de separados y separatistas, de intocables. Formaron sus filas todos aquellos que no podían agregarse a ningún grupo porque nadie los quería y estaban más sólos y desamparados aún que el proletariado o las minorías raciales y étnicas: expatriados, vagabundos, burgueses en decadencia, chicos abandonados, mujeres desencantadas, viejas pordioseras, lisiados físicos y morales, intelectuales fracasados, revolucionarios profesionales dispuestos a venderse, trabajadores de cosas impuras; sirvientes, espías, policías, en fin, el «lumpenproletariado», la clase de los que no encajan en ninguna clase, bohemios, ciudadanos de la tierra de nadie de la sociedad, cesantes de cualquier cosa, echados de cualquier lugar que no sabían para qué lado mirar, desesperados arriesgando todo porque no tenían nada que perder".

"¡Cómo no iban a aferrarse a su resentimiento estos parias, si era lo único que los dignificaba en un mundo de injusticia y opresión! Cuando se vive en una cloaca, la rata es la mejor equipada para subsistir. El peronismo hizo que se volcara en las calles, que buscara un lugar todo ese mundo de resaca... El peronismo fue su gran oportunidad. Perón hacía por ellos los gestos que ellos hubieran querido hacer, pero nunca se hubieron atrevido".

"Pero las historias clínicas del laboratorio experimental no explican por qué razón Perón y Evita eligieron ese modo peculiar de sublimación y no otro cualquiera. Tampoco nos explican -al mostrarnos en Perón y Evita a dos paranoicos, exhibicionistas e histriones- cómo esos dos seres grotescos, dignos de lástima, han podido cambiar el curso de la historia de su país y definir con su nombre toda una época".

"¿Por qué extraña razón un pueblo eligió para su conducción a un aventurero y a una mundana? ¿Será tal vez que el pueblo entero se había vuelto loco?...Aislando a Perón de las condiciones históricas que hicieron posible su encumbramiento, se lo engrandece en lugar de empequeñecerlo" (Citado en "La naturaleza del peronismo" de Carlos S. Fayt-Viracocha SA Editores-Buenos Aires 1967).

Si bien resultaría loable recuperar individual y socialmente a los sectores marginados, ese no fue el caso del peronismo, ya que Perón y Eva les inculcaron el odio contra los sectores de clase media y alta (la oligarquía), incluso culpando a esos sectores por los males sufridos por los de menores recursos. Carlos S. Fayt escribió: "El peronismo desmanteló tanto la moral privada como la moral pública, toda vez que no estaba destinado a crear ni construir, sino a disolver, quebrantar y perturbar el viejo orden, instando a crear uno nuevo. Vino a turbar la vida cotidiana, sin riesgos ni temeridad; a terminar con el «no te metás», de la disponibilidad individual y la indiferencia".

1 comentario:

agente t dijo...

Desde que los comunistas, los socialistas, los fascistas y demás demagogos impulsores de lo populachero han demostrado que se puede llegar al poder y gobernar alimentando las bajas pasiones populares las fuerzas partidarias de la colaboración y el progreso social y de una sociedad razonable aunque imperfecta, están obligadas, más si cabe, a encontrar un discurso y una práctica que promueva entre la gran mayoría ese espíritu de conjunto, de moderación y de no olvido de los más desprotegidos sin caer en la hipocresía igualitaria ni en el rechazo frontal de la desigualdad que se caracterizan por negar la verdadera realidad de los asuntos sociales y políticos.