miércoles, 26 de junio de 2024

Ezequiel Martínez Estrada ante el peronismo

Varias de las opiniones acerca del peronismo de las primeras épocas, son sintetizadas por Carlos S. Fayt. En este caso se transcribe la síntesis realizada respecto de la postura de Ezequiel Martínez Estrada:

Ezequiel Martínez Estrada califica al peronismo de mezcolanza de bonapartismo y fascismo, y a Perón de cínico, locuaz y mendaz dominador, con odio a la cultura, resentido, de conciencia fría y demagogo. Perón se dirigió a los resentidos, a los iconoclastas, a los individuos sin nobleza, con opinión peyorativa de los grandes hombres y de los intelectuales en general.

A ese populacho desdichadamente mayoritario y dueño de un poder destructor antes nunca ejercido se dirigió Perón. Se ofreció en mangas de camisa a que lo manosearan y adularan (EME). Los verdaderos heraldos, precursores y managers de Perón fueron el cansancio y la decepción de un pueblo, después de muchísimos años de ser tratado como recua, engañado y manoseado por radicales, conservadores, autonomistas, etc. Perón se encuentra, pues, con un pueblo fatigado y escéptico. Y todo se orienta, según un plan sistemático, a deprimir la cultura y enaltecer la barbarie, gritada en el slogan: ¡Alpargatas, sí, libros, no!

Tenía en sus manos un instrumento de fascinación omnipotente: el dinero; de él usan los tiranos más que del látigo; con el dinero hipnotizó a las masas, lo usó como una droga; era el opio que le daba al pueblo. Lo empleó astutamente y operó prodigios. Extraía de la Casa de la Moneda o del Banco Central, millares y millares de pesos como de un cubilete y los arrojaba al aire, cuidando de que los billetes mayores cayeran en manos de sus parientes y amigos...

Cuando el líder aparecía en los balcones de la Casa de Gobierno y arengaba a la muchedumbre con el advocativo de "compañeros" todos sabían que estaba representando un papel de protagonista de la gran farsa nacional. Pero esa muchedumbre no sabía que a la noche, vestido de elegante smoking y entre escotes y bicornios, cenaría opíperamente con prelados, banqueros, damas de su corte, etc., y luego se acostaría en cama de sándalo, con pijama de raso...aún cuando se proclamara ante ellos "el primer trabajador".

Perón, que debe figurar en la misma galería de criminales con Mussolini e Hitler, era, como éstos, un resentido y un fracasado. Lo era con todos los estigmas clínicos de ese tipo, y su complejo de inferioridad lo impele al mando. Los verdaderos maestros de Perón no fueron los grandes políticos ni los grandes militares. Su mentalidad mediocre no podía admitir sino las enseñanzas de hombres mediocres. Y que además lo fueran en el orden moral. Es por ello que recibió la influencia de von Clausewitz, von Schlieffen, etc.

Así como Sarmiento tradujo las vidas de Jesús, Lincoln y Franklin para educar moralmente a su pueblo, Perón aplicó el Manual de la Conducción para embrutecer y sojuzgar al suyo. Al organizar y capitanear el G.O.U. se propuso:
1- Encender en las masas una forma nueva de patriotismo.
2- Enaltecer al Ejército, desprestigiado desde el escándalo del Colegio Militar.
3- Utilizar en todos los casos posibles y oportunos el ejemplo de Alemania, como nación enérgica, de progreso y de conquista.
4-Preparar al pueblo para participar en el festín de la indudable victoria del Eje sobre pueblos decadentes y democráticos.
5- Despertar en el pueblo el entusiasmo por la guerra.
6- Sancionar una legislación adecuada a las necesidades e imperativos de la clase trabajadora.
7- Borrar de los fastos históricos todos los nombres de próceres civiles, enalteciendo como figuras máximas a San Martín y Rosas.
8- Inculcar al pueblo su deber histórico: trabajar y obedecer y pagarle bien su esclavitud.
9- Inmediata reforma de la Constitución con el fin de institucionalizar la dictadura vitalicia.

(De "La naturaleza del peronismo" de Carlos S. Fayt-Viracocha SA Editores-Buenos Aires 1967).

1 comentario:

agente t dijo...

Al movimiento peronista una vez derrotadas las potencias del Eje no le quedó ya nada de épica que promover y lo que tuvo que hacer fue ayudarse de la simple rebatiña.