En una época en que se pretende hacer pasar por “teorías científicas verificadas” a ciertas hipótesis humanistas, buscando su aceptación sin mayores cuestionamientos, Karl Popper creyó necesario establecer algún criterio que marcara el límite entre ciencia y pseudociencia. De esa manera intentó “proteger” a la sociedad del peligro de quienes, en lugar de tratar de que sus propuestas fueran criticadas buscando su fortalecimiento, buscaban la adhesión masiva sin contrastación alguna. “Popper relata cómo, a través de ciertas vivencias personales, se le presentó como problema prioritario el de establecer un criterio que delimitara lo que era ciencia y lo que no lo era: un «criterio de demarcación»”.
“Para Popper podrán formar parte de la ciencia sólo aquellas afirmaciones pasibles de refutación, o, también, «falsables». Esto significa que afirmaciones como las de la religión o la astrología no podrán ser científicas ya que no es posible pensar ninguna experiencia u observación que las haga falsas; cualquier suceso puede ser explicado desde su punto de vista. Resulta fundamental destacar, sin embargo, que el propósito de Popper no es sólo dejar fuera a la religión o a la astrología, sino que su intención, explicitada por él mismo por otra parte, era construir un criterio de demarcación que pudiera dejar afuera al marxismo –o alguna versión muy sui generis que Popper entiende como todo el marxismo- y al psicoanálisis” (De “Notas introductorias a la filosofía de la ciencia” de E. E. Glavich-R. R. Ibáñez-M. R. Lorenzo y H. A. Palma-EUDEBA-Buenos Aires 1998).
Existe una diferencia esencial entre conocimiento científico e indagación de tipo filosófico. De ahí aquello de que la diferencia entre el filósofo y el científico radica en que, mientras el primero utiliza lápiz y papel, el segundo utiliza lápiz, papel y un cesto para arrojar papeles. George Gamow expresó: “No importa cuánto te agrade una teoría si los resultados experimentales la refutan, habrá que arrojarla a la basura” (Citado en “El Big Bang y el origen del universo” de A. Lallena Rojo-RBA Coleccionables SA-Navarra 2015).
La actitud escéptica adoptada por el científico viene un tanto reforzada por la validez de los razonamientos lógicos asociados a la validación, o no, de una hipótesis propuesta. Por ejemplo, consideremos un razonamiento como el siguiente:
Si llueve, entonces el patio se moja…..p => q
El patio se moja………….......…………….q
Conclusión: llueve……………......……….p
Este razonamiento no es válido en la generalidad de los casos, ya que el patio pudo mojarse por una causa distinta de la lluvia. De ahí que no deberíamos razonar de esta forma. Un ejemplo corriente de razonamiento no válido sería el siguiente, similar al anterior:
Si la luz es desviada por un campo gravitacional, entonces la relatividad general está acertada
La luz es desviada por un campo gravitacional
Conclusión: La relatividad general está acertada
Tampoco en este caso es válido el razonamiento (si bien las premisas son verdaderas) por cuanto toda teoría de tipo axiomático consiste en una descripción resumida de varios fenómenos naturales, de ahí que la verificación experimental de uno de ellos no asegura la veracidad de los restantes. De ahí que nunca debemos decir que una teoría es definitivamente acertada. Vayamos ahora a los razonamientos correctos:
Si llueve, entonces el patio se moja…p => q
El patio no está mojado……….......….No q
Conclusión: No llueve…………..........No p
En este caso, si el patio no está mojado, existe la seguridad de que ninguna de las otras posibles causas estarán presentes. En el caso de la ciencia, un razonamiento válido será el siguiente:
Si la luz es desviada por un campo gravitacional, entonces la relatividad general está acertada
La luz no es desviada por un campo gravitacional
Conclusión: La relatividad general no está acertada
Esta vez el razonamiento es válido por su forma, aunque incorrecto por su contenido. En el caso de la relatividad general, puede decirse que la teoría “no es incorrecta” por cuanto salió airosa en la prueba tomada como ejemplo.
El carácter científico que presenta una hipótesis cualquiera, requiere la presentación de una prueba crucial.
“Mientras que jamás podemos afirmar la verdad con certeza, por más consecuencias observables verdaderas que tengamos, sí podemos afirmar la falsedad de la hipótesis falsable con una sola consecuencia observable falsa” (De “Notas introductorias a la filosofía de la Ciencia”).
Por otra parte, Popper expresó: “Una teoría que no es refutable por ningún suceso concebido no es científica. La irrefutabilidad no es una virtud de una teoría (como se cree), sino un vicio”.
“Todo genuino test de una teoría es un intento por desmentirla, por refutarla. La testabilidad equivale a la refutabilidad. Pero hay grados de testabilidad: algunas teorías son más testables, están más expuestas a la refutación que otras. Corren más riesgo, por decir así”.
“Algunas teorías genuinamente testables, después de hallarse que son falsas, siguen contando con el sostén de sus admiradores, por ejemplo, introduciendo algún supuesto auxiliar ad hoc [injustificado], o reinterpretando ad hoc la teoría de manera que escape a la refutación. Siempre es posible seguir tal procedimiento, pero éste rescata la teoría de la refutación sólo al precio de destruir o, al menos, rebajar su status científico”.
“Es posible resumir todo lo anterior diciendo que el criterio para establecer el status científico de una teoría es su refutabilidad o su testabilidad” (De “Notas introductorias a la filosofía de la ciencia”).
El método experimental no es otra cosa que el método de “prueba y error”, que puede describirse como un sistema realimentado negativamente, que resulta ser el procedimiento empleado en todo proceso adaptativo, como lo es el conocimiento natural, la ciencia experimental, la adaptación biológica y la cultural. Karl Popper escribió: “El método del ensayo y error, por supuesto, no es simplemente idéntico al enfoque científico o crítico, al método de la conjetura y la refutación. El método del ensayo y error no sólo es aplicado por Einstein, sino también, de manera más dogmática, por la ameba. La diferencia reside, no tanto en los ensayos como en la actitud crítica y constructiva hacia los errores; errores que el científico trata, consciente y cautelosamente de descubrir para refutar su teoría con argumentos minuciosos, basados en los más severos test experimentales que sus teorías y su ingenio le permitan planear”.
“Puede describirse la actitud crítica como el intento consciente por hacer que nuestras teorías, nuestras conjeturas, se sometan en lugar nuestro a la lucha por la supervivencia del más apto. Nos da la posibilidad de sobrevivir a la eliminación de una hipótesis inadecuada en circunstancias en las que una actitud dogmática eliminaría la hipótesis mediante nuestra propia eliminación” (De “Metáforas en la evolución de las ciencias” de Héctor A. Palma-Jorge Baudino Ediciones-Buenos Aires 2004).
La ciencia experimental, en la visión de Popper, presenta la ventaja de ser un proceso similar al que emplea todo individuo para adquirir información del mundo que le rodea, siendo una especie de prolongación social de la teoría del conocimiento individual. Karl Popper manifestó al respecto: “Tanto las ciencias naturales como las ciencias sociales parten siempre de problemas; de que algo despierta nuestra admiración, como decían los filósofos griegos. Las ciencias utilizan en principio para resolver esos problemas el mismo método que emplea el sano entendimiento humano: el método de ensayo y error. Expresado con más exactitud: es el método de proponer tentativamente soluciones de nuestros problemas y después eliminar las falsas soluciones como erróneas. Este método presupone que trabajamos con una pluralidad de soluciones a modo de prueba. Una solución tras otra es puesta a prueba y eliminada”.
“Bien mirado, ese comportamiento parece ser el único lógicamente posible. Es el mismo comportamiento que ponen en práctica organismos inferiores, tan inferiores incluso como la ameba unicelular, cuando intenta solucionar un problema. En ese caso, hablamos de movimientos de prueba, por medio de los cuales el organismo intenta desembarazarse de un problema gravoso. Los organismos más elevados pueden aprender, por medio de ensayo y error, cómo se soluciona un determinado problema. Podemos decir que también ellos realizan movimientos de prueba –movimientos de prueba intelectuales; y el aprender consiste, en lo esencial, en que se va ensayando un movimiento de prueba tras otro, hasta que se encuentra uno que resuelve el problema”.
“Podemos comparar la solución exitosa del animal con una expectativa y, por consiguiente, con una hipótesis o una teoría; pues el comportamiento del animal nos muestra que espera (aunque quizá sea de manera inconsciente o disposicional) que en un caso semejante los mismos movimientos de prueba volverán a resolver el problema”.
Resulta evidente que el requisito básico que requiere todo organismo adaptativo es el de encontrarse en un medio regido por leyes naturales invariantes; de lo contrario el proceso adaptativo pierde la posibilidad de llegar a buen término. El citado autor agrega: “Podemos decir que el comportamiento de los animales, y también de las plantas, muestra que los organismos están preparados para las regularidades o legalidades. Esperan regularidades o legalidades en su entorno y la mayoría de estas expectativas son, supongo yo, genéticamente condicionadas, es decir, innatas” (De “La responsabilidad de vivir”-Ediciones Altaya SA-Barcelona 1999).
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