domingo, 30 de junio de 2024

Socialismo y buenas intenciones

Por Wanjiru Njoya

El camino socialista a la destrucción en medio de supuestas buenas intenciones

Algunos políticos son muy conscientes de que cualquier fracaso posterior a sus promesas será pasado por alto o perdonado a la luz de sus buenas intenciones

“El socialismo no es en absoluto lo que pretende ser. No es el pionero de un mundo mejor y más bello, sino el destructor de lo que miles de años de civilización han creado”, asegura Ludwig von Mises.

Cuando los planes socialistas fracasan, como inevitablemente ocurre, nuestra atención se desvía inmediatamente a la destrucción que causan las «buenas intenciones» que hay detrás de los planes. Sus intenciones eran buenas. Sus buenas intenciones anulan sus desastrosos resultados. Una de las razones por las que las buenas intenciones son importantes para ambos bandos de la división política es que las buenas intenciones gustan a los votantes. Un buen ejemplo de ello es la crisis de la deuda nacional en los Estados Unidos. El economista Samuel Gregg señala que aunque ambos partidos se comprometen a resolver la creciente deuda nacional, ambos consideran que las medidas necesarias para resolver la situación son un suicidio electoral: «El desafío de la deuda nacional de América constituye una jaula de hierro política tanto para los legisladores demócratas como para los republicanos. Aunque pueden hablar mucho de abordar el problema con valentía, las consecuencias políticas de hacerlo realmente son profundamente poco atractivas para ambos partidos.» El deseo de los políticos de presentar a los votantes unos planes evidentemente bienintencionados prevalece sobre su compromiso de resolver el problema. Son muy conscientes de que cualquier fracaso posterior será pasado por alto o perdonado a la luz de sus buenas intenciones.

En su libro “Socialismo”, Ludwig von Mises sostiene que las buenas intenciones socialistas no son «más que una racionalización grandiosa de resentimientos mezquinos». Representan la política de la envidia como una búsqueda de la justicia, y descartan cualquier coste como necesario para la consecución del objetivo superior de la justicia. Sin embargo, como señala Mises, la afirmación de que el socialismo promueve la justicia es «una mera afirmación arbitraria».

Explica: “De hecho, el socialismo no es en absoluto lo que pretende ser. No es el pionero de un mundo mejor y más bello, sino el destructor de lo que miles de años de civilización han creado. No construye, destruye. Porque la destrucción es su esencia. . . . [Aumenta el consumo de las masas a costa de la riqueza del capital existente y sacrifica así el futuro al presente. . . . Las crecientes dificultades para mantener un nivel de vida más alto se atribuyen a diversas causas, pero nunca al hecho de que se esté siguiendo una política de consumo de capital”.

Al subrayar la naturaleza intrínsecamente destructiva del socialismo, Mises no quiere decir que los socialistas se propongan necesariamente destruir la sociedad, sino que éste es el resultado inevitable de sus planes: «El socialismo no ha querido conscientemente destruir la sociedad. Creía que estaba creando una forma superior de sociedad. Pero como la sociedad socialista no es una posibilidad, cada paso hacia ella debe perjudicar a la sociedad». Ante la destrucción de la sociedad, es inútil desviar nuestra intención hacia las supuestas buenas intenciones que hay detrás de la destrucción.

El concepto de «destruccionismo» de Mises se refiere al «consumo de capital» y, en última instancia, a la «destrucción de lo que ya existe». Observa que «la política del destruccionismo es la política del derrochador que disipa su herencia sin importarle el futuro». El destruccionismo del socialismo es omnipresente: «Toda nuestra vida está tan entregada al destruccionismo que apenas se puede nombrar un campo en el que no haya penetrado.» El significado contemporáneo de este concepto es ilustrado por Tom Di Lorenzo en «Misesian Destructionism: Entonces y ahora», en el que muestra cómo el destruccionismo surte efecto a través del «marxismo cultural» de la Escuela de Frankfurt. Di Lorenzo observa:

“Una de mis primeras observaciones de tal idiotez fue a mediados de los 1980, cuando ese gran gigante intelectual que fue Jesse Jackson encabezó a una turba de estudiantes de la Universidad de Stanford que coreaban «Hey, Hey, Ho, Ho, Western Civ Has Got to Go». Querían que la universidad abandonara sus cursos sobre Civilización Occidental y los sustituyera por cursos sobre «estudios de raza, clase y género». La administración de Stanford cumplió obedientemente”.

El mismo destruccionismo puede verse en los intentos de «descolonizar» la historia, el arte, la cultura y todos los campos de la investigación académica. Que el movimiento «descolonizador» es destructivo queda claro por la retórica violenta que lo acompaña. Sin embargo, esto también se envuelve en un lenguaje de buenas intenciones. Como explica Ross Douthat en el New York Times:

“Un proyecto clave de la izquierda del siglo XXI ha sido revivir y generalizar el lenguaje asociado a la lucha revolucionaria violenta, dándole usos principalmente terapéuticos. . . .
. . insistiendo, como en la obra de Frantz Fanon, en que la propia violencia revolucionaria era terapéutica, un medio por el que los colonizados pueden lograr la autoafirmación, la dignidad y la plenitud. . . .
. . una promesa de que toda la retórica es terapéutica y psicológica, que cuando hablamos de tierras robadas y de acabar con la «blanquitud» y decolonizarlo todo, estamos, por supuesto, hablando meramente de forma cultural, simbólica, metafórica”.

Los excesos de la wokería son provocativos, pero el wokery no es en absoluto la única emanación contemporánea del destruccionismo socialista. El mismo efecto destructivo se observa en los planes de bienestar, como la legislación laboral y la seguridad social, que ahora amenazan con llevar a la bancarrota a los Estados benefactor. Samuel Gregg observa que «el gasto en los principales programas de prestaciones sociales como la Seguridad Social, Medicare y lo que se denomina Seguridad de Ingresos… constituyó el 68 por ciento del gasto del Gobierno Federal en 2023». Estos planes de bienestar pueden parecer relativamente beneficiosos en comparación con otras formas de gasto gubernamental, pero también son «un medio de destruccionismo», ya que se basan en el «consumo de capital» al tiempo que crean más incentivos para consumir y destruyen todos los incentivos para producir. Mises explica que el bienestar social «no produce nada, sólo consume lo que el orden social basado en la propiedad privada de los medios de producción ha creado.»

Los planes legislativos socialistas son a menudo alabados no sólo por sus valiosos ideales y objetivos sociales, sino también por el temor generalizado a que esa legislación bienintencionada sea todo lo que se interponga entre las personas vulnerables y el desastre. Aunque no funcione, según el razonamiento, señalará las aspiraciones correctas y mostrará lo que representa la sociedad. Este es el razonamiento que subyace a la legislación sobre la «incitación al odio» que pretende «erradicar el odio». El odio puede o no ser erradicado de los corazones donde acecha, pero al menos habremos señalado que el odio es «inaceptable». Del mismo modo, la protección del empleo y la legislación contra la discriminación cuentan con el apoyo de ambos bandos políticos. Todos los partidos se resisten a abolir la «protección» especial que la legislación destinada a «proteger» a los diversos grupos identitarios les otorga. En ausencia de oportunidades de mercado y en ausencia de caridad, ambas ridiculizadas por los socialistas, parece que la legislación asistencial y la señalización de virtudes asumen gran importancia como medios por los que florecerá la vida humana. De este modo, se atribuye a la legislación destructiva una función de salvación y afirmación de la vida, y la perspectiva de abolirla se vuelve impensable.

Los efectos destructivos de estas medidas, que se pregonan por sus cualidades beneficiosas, pasan desapercibidos. Las causas de los problemas económicos y sociales no son evidentes y mucha gente no relaciona causa y efecto. Las mismas políticas destructivas se introducen una y otra vez, ya que no se consideran causalmente vinculadas a los desastres que dejan a su paso. No se aprenden lecciones. Mises lo explica:

“Para ver la debilidad de una política que eleva el consumo de las masas a costa de la riqueza de capital existente, sacrificando así el futuro al presente, y para reconocer la naturaleza de esta política, se requiere una perspicacia más profunda que la que se concede a los estadistas y políticos o a las masas que los han llevado al poder. Mientras los muros de las fábricas se mantengan en pie y los trenes sigan circulando, se supone que todo va bien en el mundo. Las crecientes dificultades para mantener un nivel de vida más alto se atribuyen a diversas causas, pero nunca al hecho de que se esté siguiendo una política de consumo de capital”.

Mises sostiene que la lucha contra este destruccionismo requiere algo más que simplemente corregir a los socialistas respecto a los hechos:

“Los hechos per se no pueden probar ni refutar nada. . . . Desde el punto de vista socialista, el capitalismo es el único responsable de toda la miseria que el mundo ha tenido que soportar en los últimos años. Los socialistas sólo ven lo que quieren ver y están ciegos ante cualquier cosa que pueda contradecir su teoría”.

Así, el aumento del coste de la vida se atribuye a la avaricia y el afán de lucro de las empresas, y el periódico de izquierdas The Guardian informa a sus lectores de que la inflación está causada por «los precios de la energía y los beneficios empresariales» y que la recesión económica mundial de 2020 fue provocada por el covid. Las explicaciones sencillas de las crisis económicas gustan a los votantes, que están así bien preparados para aceptar que todas las medidas adoptadas por el gobierno para hacer frente a las crisis son bienintencionadas.

En respuesta, es necesario persuadir a nuestros compatriotas de las verdaderas causas del destruccionismo que ven desplegarse a su alrededor uniéndose a lo que Mises llama «la batalla de ideas», una batalla basada no sólo en señalar los hechos correctos, sino más bien en «la interpretación y explicación de los hechos, por las ideas y las teorías».

Este artículo fue publicado inicialmente en el Instituto Mises.

Wanjiru Njoya es académica residente del Instituto Mises. Es autora de Libertad económica y justicia social (Palgrave Macmillan, 2021).

(De panampost.com)

COMENTARIO:

Si el arquero de un equipo de fútbol "regala" un gol por partido, aun cuando sea una buena persona y tenga las mejores intenciones, será relegado de su puesto, siempre y cuando no lo haya hecho por voluntad propia, ya que si tiene cierta decencia, no soportará sentir que perjudica a su equipo.

Si se hace una analogía con los socialistas, puede decirse que serán buenas personas y tendrán buenas intenciones cuando dejen de promover un sistema económico y social que produce efectos nefastos.

El tema que marcó diferencias entre Hayek y Mises es éste justamente, ya que el optimista Hayek criticaba al realista Mises debido a la pésima opinión que éste tenía de los socialistas.

sábado, 29 de junio de 2024

Relativismo vs. Objetivismo

Mientras que el cristianismo ha sido la principal base ideológica de lo que se denomina "civilización occidental", en los últimos tiempos se lo ha dejado de lado para ser reemplazado por otras ideologías, ya sea de origen religioso o bien de origen filosófico, incluso relegado sin ser reemplazado por alguna ideología concreta, sino negado por el relativismo cognitivo.

Como no resulta sencillo establecer propuestas que nieguen la ética bíblica, de manera tal de concluir con que "Cristo no es la verdad" por tal o cual razón, se llega a la simple y fácil postura de afirmar que "no existe la verdad" en sentido absoluto, y, por lo tanto, nadie tiene la verdad sobre nada.

Cristo afirma ser "el camino, la verdad y la vida", es decir, no niega otras posturas pero sugiere que la suya es la mejor de todas. Si tenemos en cuenta que la empatía emocional es la principal ley natural de supervivencia individual y colectiva, por la cual deberíamos adoptar la predisposición a compartir penas y alegrías ajenas como propias, se advierte que la respuesta a dicha ley es esencialmente el "Amarás al prójimo como a ti mismo". De ahí el fundamento y la veracidad de la afirmación cristiana.

Quienes proponen la vigencia de una plena libertad religiosa, sin dar preferencia a ninguna de ellas, no tienen en cuenta la compatibilidad de la propuesta ética de cada una con la ley natural, y ni siquiera se contemplan los efectos que han de tener las distintas religiones. En cierta forma, ello equivale a permitir que en las escuelas se enseñe tanto la evolución biológica como la creación bíblica, que resultan incompatibles entre sí, siendo la hipótesis darwiniana la que resulta compatible con las evidencias empíricas.

Debido a que existe un porcentaje apreciable, todavía lejos de ser mayoritario, de personas que creen que la Tierra es plana, y no esférica, o casi esférica, es posible que en un futuro no muy lejano presionen para que en las escuelas se enseñen las "dos teorías", hasta que finalmente, si el número de adeptos es importante, para que el terraplanismo reemplace a la ciencia auténtica. Este es un caso algo similar al de la "libertad religiosa", cuando se le da el mismo lugar de importancia a una religión que promueve la empatía emocional junto con otra "religión" que promueve la "lucha contra los infieles". En Europa, pareciera, no está lejos el tiempo en que se produzca el predominio de la ética islámica sobre la ética tradicional cristiana.

En la actualidad se habla del predominio de la ciencia y la tecnología como si en realidad la mayor parte de la población mundial se orientara por el pensamiento científico. En realidad, debido al predominio del relativismo cognitivo, moral y cultural, siendo el relativismo cognitivo ajeno completamente a la ciencia experimental, el pensamiento predominante es decididamente anticientífico, si bien se lo valora sólo en función de las ventajas tecnológicas que a diario nos asombran.

A continuación se transcriben fragmentos de un artículo acerca del relativismo:

RELATIVISMO

El dogmatismo a veces genera mentiras porque una persona que cree ciegamente en su teoría desea tener razón a cualquier precio y es capaz de llegar a rechazar la realidad. No por ello hay que pensar que el relativismo sea síntoma de un espíritu desarrollado. Por un lado, favorece la pereza ya que si nada es verdadero o falso ¿para qué estudiar minuciosamente algo?

El director responsable de una empresa de sondeo al que se le reprochaba haber «amañado» los resultados para satisfacer al ministro que le había encargado la encuesta, alegaba: «Después de todo, ¿qué es verdad y qué no lo es?». Con todo, este hecho, no le impidió continuar haciendo encuestas y vendiéndolas. Cuanto más vaga es la concepción de la verdad que se hace uno, menos le incomoda mentir.

La experiencia muestra por otra parte que las profesiones de fe relativistas (confiamos que el lector acepte esta expresión contradictoria en sí misma) a menudo cohabitan con las posturas partidistas. Así lo señalaba Tzvetan Todorov en 1984: «El relativismo consecuente, decía, se veía abocado a rechazar cualquier intento de explicación y, en consecuencia, cualquier ciencia... y a renunciar a cualquier punto de vista ético sobre el mundo, a cualquier juicio. Lo que lleva -añade- inexorablemente a toda una serie de contradicciones; los que niegan la universalidad del género humano acaban firmando peticiones en favor de los derechos humanos».

El relativismo se presta a los peores abusos. Solyenitsin relata en Archipiélago Gulag, que Vychinski, procurador general en la época de los grandes procesos en la URSS, expuso en 1937 públicamente que no era humanamente posible establecer la verdad absoluta. Y sin dudar ni por un momento en aplicar este principio en el ámbito jurídico, declaró que la verdad establecida por el juez instructor y por el tribunal tampoco podía ser absoluta sino sólo relativa; y concluyó que era una pérdida de tiempo buscar pruebas absolutamente convincentes y testimonios irrefutables, de modo que el comisario instructor del caso podía encontrar pruebas relativas, aproximadas de la culpabilidad de un detenido basándose en su inteligencia, su instinto como miembro del Partido, sus fuerzas morales y sus caracteres. Pero consideraba las confesiones que obtenía con torturas como pruebas absolutas.

En resumidas cuentas, el relativismo supone la arbitrariedad más absoluta.

EL PROBLEMA DE LA OBJETIVIDAD

Primero Lenin, en nombre de la ideología y después Occidente, en nombre del relativismo, declararon la objetividad imposible. Lenin repudiaba la objetividad por «burguesa» y denunciaba la existencia en ella de una estratagema de filósofos y sociólogos de los países capitalistas para justificar el statu quo so pretexto de describirlo tal y como era.

Confrontaba las dos ideologías como lo verdadero y lo falso: una materialista-marxista, la otra idealista-burguesa y concluía que «la independencia de la prensa reside en su más íntima dependencia de la clase obrera». Esta idea duró aproximadamente ochenta años. Los Izvestia del 5 de mayo de 1969 declaraban: «La prensa es un arma ideológica muy poderosa del Partido Comunista que ha de servir para llevar adelante una lucha sin cuartel contra la ideología burguesa para desenmascarar sus maniobras y los agresivos planes imperialistas».

De igual forma en la China maoísta, la Circular del 16 de mayo de 1966 establecía que: «El slogan según el cual 'todos los hombres son iguales ante la verdad' es burgués y niega el hecho de que la verdad tiene un componenete de clase. El enemigo de clase utiliza este slogan para proteger a la burguesía, para oponerse al proletariado, al marxismo-leninismo y al pensamiento de Mao Zedong».

(De "La información, la desinformación y la realidad" de Guy Durandin-Editorial Paidós SAICF-Buenos Aires 1995).

jueves, 27 de junio de 2024

Oposición al cambio social y económico

Luego de varios años de desaciertos, en la Argentina surge una propuesta para revertir la larga decadencia social y económica, lo que implica esencialmente un cambio de mentalidad. Dos son las causas principales que se oponen a todo cambio:

1- La inercia mental asociada a toda mentalidad generalizada predominante.
2- Las ideologías que se oponen a la ideología que impulsa el cambio.

La inercia mental es la tendencia a mantener vigentes las ideas y creencias dominantes en una sociedad. No es fácil que cada individuo cambie sus opiniones políticas y económicas de la noche a la mañana, y mucho menos cuando las creencias están asociadas a aspectos emocionales antes que racionales.

La mentalidad dominante en una sociedad se ha ido amoldando a las ideas emitidas principalmente en los ámbitos educativos, a lo largo de los años. En el caso argentino, tales ideas, "políticamente correctas", es decir, anticapitalistas y antiliberales, son el verdadero escollo que se debe superar a fin de lograr los cambios deseados.

Tres son las ideologías de oposición: la que proviene del peronismo, la del marxismo y la del catolicismo. En este último caso, no todos los católicos son antiliberales, si bien las jerarquías del Vaticano se han acercado cada vez más al marxismo.

Es oportuno mencionar fragmentos de un artículo de Gustavo Gutiérrez, el "sacerdote" promotor de la Teología de la Liberación, que promovió, junto con otros autores, el terrorismo de izquierda de los años 70. Si bien es posible que no hayan tenido una participación directa en la violencia desatada, sus escritos marxistas bastan para que la lucha armada surja de sus lectores casi de inmediato. Gustavo Gutiérrez escribió: "Los últimos años de América Latina se caracterizan por el descubrimiento real y exigente del otro: el pobre, la clase explotada. En un orden social hecho económica, política e ideológicamente por unos pocos y para beneficios de ellos mismos, el «otro» de esta sociedad -las clases populares marginadas y oprimidas desde siempre- comienza a hacer oír su propia voz".

"Empieza a hablar cada vez menos por intermediarios, y a decir directamente su palabra; a redescubrirse a sí mismo y a hacer que el sistema perciba su presencia inquietante. Comienza a ser cada vez menos objeto de manipulación demagógica, o de asistencia social, más o menos disfrazada, para convertirse poco a poco en sujeto de su propia historia, y forjar una sociedad radicalmente distinta".

"Pero ese descubrimiento sólo se hace en la lucha revolucionaria que cuestiona desde la raíz el orden social existente y que postula la necesidad de un poder popular para la construcción de una sociedad de veras igualitaria y libre. Una sociedad en la que sea eliminada la propiedad privada de los medios de producción que, al permitir la captación por unos pocos del fruto del trabajo de muchos, genera la división de la sociedad en clases y la explotación de una clase por otra. Una sociedad en la que la apropiación social de los medios de producción, se sume la apropiación social de la gestión política y en definitiva de la libertad, dando lugar así a una nueva conciencia social".

"Las figuras de Camilo Torres y del «Che» Guevara ponen un sello irrevocable al proceso que se vive en América latina e influyen decisivamente en ciertos sectores cristianos" (De "La Nueva Frontera de la Teología en América Latina" de Rosino Gibellini-Ediciones Sígueme-Salamanca 1977).

Resulta evidente que el citado autor propone una acción y una sociedad similar a la que proponía Karl Marx, muy alejada de la propuesta ética de los Evangelios. Adviértase que el coautor del libro "Del lado de los pobres", Gerhard Müller, es o ha sido un funcionario del Vaticano muy cercano a Jorge Bergoglio, por lo que se advierte que es la propia Iglesia Católica, como institución, la que ha abandonado el cristianismo para promover el marxismo.

Cuando alguien le pregunta a Milton Friedman acerca de cuál debe ser la función del empresario, responde: "Ganar dinero". Esta respuesta seguramente hace exclamar a marxistas, católicos y peronistas, que se trata de una finalidad egoísta, materialista, desalmada y perversa, ya que, aparentemente, estaría alejada totalmente de una ética elemental. Sin embargo, "ganar dinero" en una economía de mercado implica necesariamente que se ha producido un bien o un servicio de buena calidad y a buen precio. Necesariamente, para ganar dinero, se debe beneficiar a los demás integrantes de la sociedad en forma simultánea. De ahí que "ganar dinero" implica lograr un estímulo ante la eficacia y la cooperación mostrada, siendo el empresario el principal actor de la economía siendo el principal creador de riquezas y el auténtico luchador en contra de la pobreza.

La función del empresario resulta bastante evidente para la gente bienintencionada, pero ha de ser alguien combatido, llegándose hasta el asesinato, efectuado por quienes leyeron a autores como Gustavo Gutiérrez, quien todavía, pareciera, no se ha arrepentido de todo el daño que hizo a la sociedad creando con sus escritos a varios terroristas de izquierda.

miércoles, 26 de junio de 2024

El origen social del peronismo

Mientras que el fascismo se basaba en la clase media, el peronismo fue una imitación basada en las clases sociales bajas. Pero no sólo se habla de la clase baja económica, sino también de la clase baja desde el punto de vista moral. El culto a la personalidad del líder fue otro de los aspectos adoptados por Perón, quien vivió un tiempo en Italia en las épocas de Mussolini y pudo observar de cerca el proceso político mencionado. En los años 40', en toda Italia se leían letreros como "Mussolini ha sempre ragione" y "Credere. Obedire. Combattere".

Juan José Sebreli, autor de varios estudios sociológicos, pudo observar de cerca el surgimiento del peronismo por cuanto vivió siempre en Buenos Aires, el lugar donde surge dicho movimiento. En cuanto al origen social de los seguidores de Perón, escribió: "Desnudos ante la mirada implacable del psicólogo, los peronistas no pueden verse sino tal como los ven: resentidos, rencorosos, envidiosos, inferiores, fracasados. Cada uno, desde el líder hasta el último de sus colaboradores, trabajó en la revolución para alimentar un vicio cualquiera o mantener oculto un fracaso".

"Sí, es verdad; el peronismo aglutinó a su alrededor ese submundo de desasimilados, de desheredados, de marginales, de tránsfugas, de «incomprendidos», de separados y separatistas, de intocables. Formaron sus filas todos aquellos que no podían agregarse a ningún grupo porque nadie los quería y estaban más sólos y desamparados aún que el proletariado o las minorías raciales y étnicas: expatriados, vagabundos, burgueses en decadencia, chicos abandonados, mujeres desencantadas, viejas pordioseras, lisiados físicos y morales, intelectuales fracasados, revolucionarios profesionales dispuestos a venderse, trabajadores de cosas impuras; sirvientes, espías, policías, en fin, el «lumpenproletariado», la clase de los que no encajan en ninguna clase, bohemios, ciudadanos de la tierra de nadie de la sociedad, cesantes de cualquier cosa, echados de cualquier lugar que no sabían para qué lado mirar, desesperados arriesgando todo porque no tenían nada que perder".

"¡Cómo no iban a aferrarse a su resentimiento estos parias, si era lo único que los dignificaba en un mundo de injusticia y opresión! Cuando se vive en una cloaca, la rata es la mejor equipada para subsistir. El peronismo hizo que se volcara en las calles, que buscara un lugar todo ese mundo de resaca... El peronismo fue su gran oportunidad. Perón hacía por ellos los gestos que ellos hubieran querido hacer, pero nunca se hubieron atrevido".

"Pero las historias clínicas del laboratorio experimental no explican por qué razón Perón y Evita eligieron ese modo peculiar de sublimación y no otro cualquiera. Tampoco nos explican -al mostrarnos en Perón y Evita a dos paranoicos, exhibicionistas e histriones- cómo esos dos seres grotescos, dignos de lástima, han podido cambiar el curso de la historia de su país y definir con su nombre toda una época".

"¿Por qué extraña razón un pueblo eligió para su conducción a un aventurero y a una mundana? ¿Será tal vez que el pueblo entero se había vuelto loco?...Aislando a Perón de las condiciones históricas que hicieron posible su encumbramiento, se lo engrandece en lugar de empequeñecerlo" (Citado en "La naturaleza del peronismo" de Carlos S. Fayt-Viracocha SA Editores-Buenos Aires 1967).

Si bien resultaría loable recuperar individual y socialmente a los sectores marginados, ese no fue el caso del peronismo, ya que Perón y Eva les inculcaron el odio contra los sectores de clase media y alta (la oligarquía), incluso culpando a esos sectores por los males sufridos por los de menores recursos. Carlos S. Fayt escribió: "El peronismo desmanteló tanto la moral privada como la moral pública, toda vez que no estaba destinado a crear ni construir, sino a disolver, quebrantar y perturbar el viejo orden, instando a crear uno nuevo. Vino a turbar la vida cotidiana, sin riesgos ni temeridad; a terminar con el «no te metás», de la disponibilidad individual y la indiferencia".

Ezequiel Martínez Estrada ante el peronismo

Varias de las opiniones acerca del peronismo de las primeras épocas, son sintetizadas por Carlos S. Fayt. En este caso se transcribe la síntesis realizada respecto de la postura de Ezequiel Martínez Estrada:

Ezequiel Martínez Estrada califica al peronismo de mezcolanza de bonapartismo y fascismo, y a Perón de cínico, locuaz y mendaz dominador, con odio a la cultura, resentido, de conciencia fría y demagogo. Perón se dirigió a los resentidos, a los iconoclastas, a los individuos sin nobleza, con opinión peyorativa de los grandes hombres y de los intelectuales en general.

A ese populacho desdichadamente mayoritario y dueño de un poder destructor antes nunca ejercido se dirigió Perón. Se ofreció en mangas de camisa a que lo manosearan y adularan (EME). Los verdaderos heraldos, precursores y managers de Perón fueron el cansancio y la decepción de un pueblo, después de muchísimos años de ser tratado como recua, engañado y manoseado por radicales, conservadores, autonomistas, etc. Perón se encuentra, pues, con un pueblo fatigado y escéptico. Y todo se orienta, según un plan sistemático, a deprimir la cultura y enaltecer la barbarie, gritada en el slogan: ¡Alpargatas, sí, libros, no!

Tenía en sus manos un instrumento de fascinación omnipotente: el dinero; de él usan los tiranos más que del látigo; con el dinero hipnotizó a las masas, lo usó como una droga; era el opio que le daba al pueblo. Lo empleó astutamente y operó prodigios. Extraía de la Casa de la Moneda o del Banco Central, millares y millares de pesos como de un cubilete y los arrojaba al aire, cuidando de que los billetes mayores cayeran en manos de sus parientes y amigos...

Cuando el líder aparecía en los balcones de la Casa de Gobierno y arengaba a la muchedumbre con el advocativo de "compañeros" todos sabían que estaba representando un papel de protagonista de la gran farsa nacional. Pero esa muchedumbre no sabía que a la noche, vestido de elegante smoking y entre escotes y bicornios, cenaría opíperamente con prelados, banqueros, damas de su corte, etc., y luego se acostaría en cama de sándalo, con pijama de raso...aún cuando se proclamara ante ellos "el primer trabajador".

Perón, que debe figurar en la misma galería de criminales con Mussolini e Hitler, era, como éstos, un resentido y un fracasado. Lo era con todos los estigmas clínicos de ese tipo, y su complejo de inferioridad lo impele al mando. Los verdaderos maestros de Perón no fueron los grandes políticos ni los grandes militares. Su mentalidad mediocre no podía admitir sino las enseñanzas de hombres mediocres. Y que además lo fueran en el orden moral. Es por ello que recibió la influencia de von Clausewitz, von Schlieffen, etc.

Así como Sarmiento tradujo las vidas de Jesús, Lincoln y Franklin para educar moralmente a su pueblo, Perón aplicó el Manual de la Conducción para embrutecer y sojuzgar al suyo. Al organizar y capitanear el G.O.U. se propuso:
1- Encender en las masas una forma nueva de patriotismo.
2- Enaltecer al Ejército, desprestigiado desde el escándalo del Colegio Militar.
3- Utilizar en todos los casos posibles y oportunos el ejemplo de Alemania, como nación enérgica, de progreso y de conquista.
4-Preparar al pueblo para participar en el festín de la indudable victoria del Eje sobre pueblos decadentes y democráticos.
5- Despertar en el pueblo el entusiasmo por la guerra.
6- Sancionar una legislación adecuada a las necesidades e imperativos de la clase trabajadora.
7- Borrar de los fastos históricos todos los nombres de próceres civiles, enalteciendo como figuras máximas a San Martín y Rosas.
8- Inculcar al pueblo su deber histórico: trabajar y obedecer y pagarle bien su esclavitud.
9- Inmediata reforma de la Constitución con el fin de institucionalizar la dictadura vitalicia.

(De "La naturaleza del peronismo" de Carlos S. Fayt-Viracocha SA Editores-Buenos Aires 1967).

lunes, 24 de junio de 2024

Sometidos y sometedores

Por lo general, suponemos que las personas que, en forma voluntaria, se someten con fanatismo a las ideas y a la voluntad de un líder político o religioso, serán personas con cierta capacidad de resignación ante su actitud sumisa. Sin embargo, muchas veces se advierte que tales personas, cuando se les presenta una oportunidad favorable, tenderán a someter a otros a su propia voluntad.

Todo indica que los imperialismo, los totalitarismos o los colonialismos se han propagado mayormente por este proceso multiplicador de actitudes sometedoras. Un conjunto numeroso de personas autosometidas y fanatizadas por un líder, se convierten en emisores secundarios de una actitud sometedora, pero esta vez contra la voluntad de sus posibles víctimas. En las últimas épocas este proceso pudo observarse en el autosometido a la URSS, Fidel Castro, quien envía tropas cubanas para someter a Angola, mientras prepara guerrilleros para someter a toda Latinoamérica al entonces Imperio Soviético.

En la Argentina, los súbditos incondicionales de Perón, denigrados de por vida por un líder que les inculcó el odio hacia varios sectores de la sociedad y de la humanidad, por lo general muestran una excesiva soberbia en cuanto logran algún puesto en el Estado. De ahí el destrato en las reparticiones públicas ante quienes muestran algunos rasgos de antiperonismo.

A lo largo de la historia se advierten casos similares, todos amparados por el principal defecto social: la búsqueda de poder sobre los demás seres humanos, como una clara búsqueda de desigualdad, muchas veces amparada en una publicitada búsqueda de "igualdad social". Quienes fundamentan sus propuestas en la autoridad de tal o cual político, intelectual, profeta o filósofo, rechazan toda referencia a la realidad y a las leyes naturales que rigen las acciones humanas. Jeremy Bentham había advertido esta falencia humana, escribiendo al respecto: "Quien, con ocasión de una ley propuesta, quiere referir todo a la autoridad no disimula la opinión que tiene de sus oyentes. Los cree incapaces de formar un juicio sobre pruebas directas; y si están dispuestos a someterse a este insulto, ¿no puede presumirse que lo reconocen como injusto?".

"Parece ante todo que esta inferioridad confesa debería tener por compañero inseparable la modestia y hasta la humildad; pero si se contempla de más cerca se verá que los más celosos defensores de la autoridad de opinión han sido siempre los más intolerantes. La arrogancia y el servilismo no son incompatibles; al contrario, no hay disposiciones que mejor se avengan. El que se humilla ante un superior cuenta con resarcirse con la sumisión que impone a otros".

"Lo que quiere es infundir en el espíritu de los hombres una debilidad semejante a la debilidad física de la infancia, para conducirlos de la mano. Los pensadores más libres, los que más han sido acusados de empecinarse en sus opiniones, se muestran, cuando son contradichos, menos irascibles, menos impacientes que esas especies de devotos políticos que, habiendo renunciado a la facultad de examen, no quieren concedérsela a nadie. Según ellos, apelar a la razón es una temeridad odiosa; ofrecer y pedir argumentos es una presunción intolerable" (De "Tratado de los sofismas políticos"-Editorial Leviatan-Buenos Aires 1986).

domingo, 23 de junio de 2024

Microsocialismo

Podría denominarse como "microsocialismo" un socialismo a nivel familiar que puede aclarar algunos aspectos del socialismo social real. El socialismo familiar podemos observarlo en aquellas familias en el que un padre dominador gobierna con mano dura a su mujer y a sus hijos; en una palabra, se siente dueño de ellos y con derecho a dirigir sus vidas con la seguridad de hacerlo por el bien de todos.

En cuanto al sentido de la palabra "libertad", resulta evidente que la mujer y sus hijos tienen muy poca libertad para realizar decisiones individuales respecto de la orientación que darán a sus vidas. Tampoco tendrán opciones en cuanto a la vestimenta a disponer o en cuanto a las comidas y bebidas que han de consumir. La libertad existente es la del padre dominador, mientras que la poca o nula libertad para su mujer y sus hijos la justificará con una pregunta que se hizo Lenin: "Libertad ¿para qué?".

En cuanto a la "igualdad", puede decirse que, tanto la mujer como sus hijos, "disfrutarán" de una gran igualdad por cuanto sus vidas, sus quehaceres cotidianos, sus vestimentas y comidas, presentan signos de igualdad por cuanto han sido decididas y concedidas a partir de una misma cabeza. Desde el punto de vista del padre, existe plena igualdad familiar, mientras que desde fuera de la familia se advierte una sub-igualdad de los integrantes del grupo familiar respecto del padre dominador.

Como resultado de esta estructura familiar, es posible que algunos hijos carezcan de cualquier tipo de iniciativa individual en el futuro, mientras quienes logren superar esa influencia, estarán esperando la mayoría de edad para fugarse con rapidez de tal medio familiar.

Puede decirse que la amplia confianza que el padre dominador posee respecto de su capacidad y de sus atributos éticos, contrasta con la desconfianza absoluta, en esos aspectos, que profesa hacia su mujer y sus hijos. Tampoco ha de confiar en el medio social en donde está inserta la familia, por lo que es posible que restrinja severamente la posibilidad de que su mujer y sus hijos se "contaminen" de alguna forma del pecaminoso mundo exterior.

El padre dominador, convencido de su excepcionalidad, problablemente promoverá cierto culto a la personalidad, incluso considerando que por tal excepcionalidad merece disponer de ciertos privilegios que los demás integrantes no son merecedores de disponer.

En el socialismo real, la clase dirigente se asemeja al padre dominador, con actitudes similares. Los hijos sin iniciativa se asemejan al proletariado, mientras que los hijos rebeldes se parecerán a los disidentes y a quienes intentan o intentaron escapar del régimen carcelario.

Gran parte de los líderes políticos, incluso considerando a los simples empleados estatales, a veces muestran cierta predisposición a establecer prohibiciones o bien a sumar dificultades adicionales ante quienes pretendan llevar adelante cualquier actividad o emprendimiento individual. Parecen intentar "prohibir todo lo que no está permitido" en lugar de "permitir todo lo que no está prohibido", siendo esta disyuntiva la diferencia esencial entre las políticas socialistas y las políticas liberales, respectivamente. Azorín escribió: "En España, el vocablo mandar ha sido siempre sinónimo de prohibir; nuestra política secular puede resumirse en las prohibiciones y en las expulsiones...".

El socialismo real, si bien se presenta como oposición a las monarquías absolutas, como de otros sistemas politicos, presenta algunas semejanzas con los gobiernos monárquicos en que las decisiones estatales provenían del subjetivismo y de los caprichos del monarca, al menos en muchos casos. José Martínez Ruíz «Azorín» escribió: "Muy pronto lo habéis imaginado; si habéis de ir a un café, tened cuidado de que no se os haga tarde. Nuestro muy amado monarca Carlos IV ha dispuesto -por Real orden del 28 de abril de 1791- que los cafés «se cerrarán en el invierno, desde el 1 de octubre hasta fines de abril, a las diez de la noche, y desde el 1 de mayo hasta último de septiembre, a las once»".

"Pero vosotros habéis sido diligentes y habéis llegado al café a buena hora. Y aquí entra lo peregrino, lo más estupendo y maravilloso de toda nuestra legislación antigua y moderna, lo que el actual presidente del Consejo de ministros debe meditar con atención, para ver si es posible hacer de ello una reprise. Vosotros habéis entrado ya en el café y sentís ganas de fumar un cigarro. Entonces os advierten que en el café no podéis fumar, según el artículo 3° de la Real orden ya citada".

"-¡Bueno!- exclamáis vosotros- En ese caso, distraeré mis ganas de fumar leyendo un periódico".

"Y sacáis un periódico del bolsillo. Pero en este momento se os acerca, atento, el dueño del establecimiento y os advierte que, conforme al mismo artículo 3° de la propia Real orden, en los cafés «no se leerán gacetas ni otros papeles públicos»".

"Alguna estupefacción os causa esta noticia; pero vosotros sois buenos ciudadanos, amantes del orden y de la paz social, y acatáis la disposición regia. Pero, en un café, ¿qué vais a hacer si no fumáis ni leeis los periódicos? Lo natural es hablar. Pero ¿de qué vais a hablar? Un español que está en un café no puede hablar sino del Gobierno. Y un español que habla del gobierno, claro está que habrá de hablar mal. Y habláis mal; pero vosotros no habéis contado con este agente de policía, que se os acerca y que os dice que el artículo 4° de la Real orden tantas veces citada prohíbe el que habléis de lo que estáis hablando".

"-Adelante- contestáis vosotros-; en ese caso, en vez de hablar mal del Gobierno, hablaré bien".

"-No, no- os contestan-; no se puede hablar así tampoco; no se puede hablar del Gobierno para nada. La ley está clara; la ley prohíbe taxativamente «las conversaciones pertenecientes a asuntos del Gobierno»".

"Aunque un poco mohínos, bajáis la cabeza ante la orden. ¿De qué hablar entonces? Dos son los grandes temas de conversación para un ciudadano que se distrae en el café: la política y las mujeres. Y ya que no podéis charlar sobre política, os ponéis a hablar del eterno femenino. ¿Tendrá nada de extraño que divagando sobre este asunto se os escape algún concepto liviano, alegre, pintoresco? Inmediatamente el mismo policía que se os acercado antes volverá a acercarse a vosotros para prevenirnos de que el mismo artículo 4° prohíbe también «las conversaciones deshonestas»".

"¿Qué hacer? Puesto que en un café no se puede fumar, leer, ni hablar, no queda más remedio que salir de él. Vosotros os disponéis a salir del café; pero acaso esta misma mañana os habéis comprado un sombrero; este sombrero habéis visto luego que es malo y caro, y ahora, al tomarlo y marcharos a la calle, se os presenta otra vez a vuestros ojos esta pequeña y desagradable mistificación de que os ha hecho víctima el sombrerero. ¿Diré que vosotros pronunciáis algunas frases de indignación contra este desaprensivo comerciante? Pero en el mismo momento en que tales palabras salen de vuestra boca, el sempiterno policía, fiel guardador del orden, se os apropincua por tercera vez y pone en vuestro conocimiento que en la Real orden del 28 de abril de este años de 1791 quedan también prohibidas en los cafés las conversaciones «que sean contra cualquier ciudadano»".

"Don Gaspar Melchor de Jovellanos llegó a perder su impasibilidad acostumbrada: «¿Cómo es posible que estén bien hallados y contentos con tan molesta policía? Se dirá que todo se sufre, y es verdad: todo se sufre, ¿pero quién no temerá las consecuencias de tan largo y forzado sufrimiento?»".

"Pocos años después de ser formulada esta interrogación pasaba a la Historia la Monarquía absoluta...." (De "Política y literatura"-Alianza Editorial SA-Madrid 1968).

viernes, 21 de junio de 2024

Rechazo por ideas y creencias

Entre las causas de rechazo de personas y sectores, tanto en el ámbito de la religión, como de la política y, en general, de las visiones que se tengan del mundo que nos rodea, aparecen las ideas y creencias sostenidas. Esto se hace más evidente en el caso de las religiones, apareciendo divisiones internas principalmente entre aquellos que toman al pie de la letra los Libros Sagrados y quienes adoptan como referencia la compatibilidad de tales Libros con la realidad cotidiana observada.

Los ultraortodoxos judíos, por ejemplo, rechazan todo lo asociado al Estado por cuanto esta institución establece un gobierno de hombres sobre hombres, tendiendo a reemplazar al gobierno de Dios sobre todo hombre. Pero consideran que tal gobierno de Dios no se ha de establecer a través de las leyes naturales existentes, sino a través de los Libros Sagrados redactados según la voluntad de Dios, interpretada por los profetas. Tampoco aceptan los dispositivos surgidos del avance tecnológico por la razón de que tales innovaciones no aparecen en los antiguos Libros Sagrados.

El rechazo de los ultraortodoxos al resto de la comunidad judía, como a toda comunidad ajena a esa religión, se debe a la creencia en un Dios que exige un total acatamiento de su voluntad. Quien la desobedece será un enemigo de Dios, por lo cual la deidad podrá enviar castigos selectivos o bien generalizados, afectando éstos a todos los integrantes de una comunidad. De ahí, posiblemente, la actitud de rechazo hacia el no creyente, o a quien no se rige estrictamente por los Libros Sagrados.

Desde la religión natural también se contempla la adaptación a la voluntad de Dios, pero una voluntad que se ha de establecer a través de las leyes naturales existentes. De ahí que una desadaptación respecto de esas leyes, o una ignorancia de las mismas, implicará un sufrimiento autoinfligido, y no un sufrimiento selectivo ordenado por un Dios que interviene en los acontecimientos humanos.

Si cada uno de nosotros, en cierta forma, "elige" el sufrimiento por desatención a las elementales normas éticas de convivencia, ello no implicará posibles castigos generalizados enviados desde la deidad, por lo cual desaparecen las causas de rechazo. Por el contrario, ante la evidencia de que se trata de un autocastigo casi voluntario, la mejor opción que existe es la de informar adecuadamente al "pecador" de que sus acciones y actitudes son erróneas o incompatibles con las leyes naturales que rigen nuestras conductas individuales.

En el ámbito de la política, por el contrario, cuando predomina una postura que conducirá a una futura crisis social, o a una catástrofe social, estas situaciones afectarán, en mayor o menor grado, a toda la comunidad. De ahí que, como parte interesada por lo que nos pueda suceder a nivel individual, además de considerar lo que le pueda suceder a toda la comunidad, necesariamente surgirá un rechazo ante los promotores y votantes por la tendencia política y económica que puede surgir. Así, desde las posturas democráticas se rechaza a peronistas y socialistas, mientras que, desde las posturas peronistas y socialistas se rechaza toda forma de liberalismo, supuestamente mirado como algo tan negativo como es visto el socialismo real por los liberales.

Alguien puede preguntar por qué no adoptar la postura cristiana de informar al votante "pecador" acerca de lo erróneas que son sus creencias. A ello se puede contestar que resulta casi imposible que alguien fanatizado y movido por el odio, vaya al menos a escuchar a quien se oponga mínimamente a sus creencias. Es el mismo caso de querer convencer de estar equivocado a un ultraortodoxo cuando éste dispone de un arsenal ideológico que contempla toda posible desavenencia respecto de sus ideas y creencias.

jueves, 20 de junio de 2024

Visión palestina del conflicto con Israel

Así como existe un expansionista sector israelí y también otro sector moderado o conservador, en el bando palestino existe un sector terrorista y belicoso y también sectores moderados. A continuación se transcribe parte de una entrevista realizada en 1993 por Jorge Halperín al profesor Edward Said, un palestino moderado, residente en EEUU.

JH: ¿Qué es para usted el acuerdo entre Israel y los palestinos, un avance o un retroceso?

ES: En algún sentido es un avance, porque los israelíes reconocieron a la OLP [Organización para la Liberación de Palestina] como el representante del pueblo palestino. También se habla de un retiro parcial de los israelíes y algunas áreas de autonomía municipal limitada para los palestinos. Ya no serán masacrados ni deportados ni encarcelados en masa como antes. Estos son los aspectos positivos.
Los aspectos negativos son mucho más impresionantes y dramáticos. Más del cincuenta por ciento de los palestinos hoy viven fuera de Gaza y Cisjordania (Margen Occidental) y ellos no tienen derechos. En segundo lugar, los israelíes seguirán controlando la tierra, el agua, el aire, las costas, la seguridad, los asuntos externos, los asentamientos, Jerusalén. Y tienen soberanía. Todo fue pospuesto hasta las negociaciones finales que comenzarán, según dicen, en dos o tres años.

¿Piensa que los palestinos sólo conseguirán un subestado?

No. No será ni eso. Será, en mi opinión, un lugar donde los israelíes utilizarán a los palestinos, a la OLP, como su policía. Todos los trabajos que les resultan difíciles a los israelíes, como la atención de la salud o la educación, estarán a cargo de los palestinos.

¿Qué es lo que sucedió hasta hoy?

En los veintiséis años que llevan de ocupación militar, los israelíes implantaron más de doscientos asentamientos. Por otra parte, según algunos tomaron el cuarenta y cinco por ciento de la tierra, y según otros hasta el sesenta por ciento. Tomaron el ochenta por ciento del agua. Tienen un gran poder militar. De modo que la posición palestina se debilitó cada vez más en todos estos años. No sólo porque las circunstancias son difíciles para los palestinos, sino por la incompetencia de sus líderes, que cometieron muchos errores.

UN GOBIERNO DE OCUPACIÓN

¿Cuestiona la conducción de Yasser Arafat?

Desde luego. En el 82' entraron en una guerra estúpida con los israelíes. En ese momento Arafat y su gente, en lugar de decir "Perdimos, renunciaremos, dejemos que otros lideren porque fracasamos", continuaron. En el 82', los norteamericanos salvaron a Arafat. En el 93' lo salvaron los israelíes. Una de las características de ese acuerdo es salvarse a sí mismo. A Arafat sólo le quedaba una carta, y era reconocer a Israel y decir "Nos rendimos". Y firmó la rendición.
Pero el acuerdo tiene cosas peores aún. Los israelíes van a controlar el desarrollo económico. En Cisjordania y Gaza, supuestamente se va a recibir dinero del Banco Mundial y de la Comunidad Europea. Pero los israelíes tienen que aprobar, por el Comité Conjunto Para el Desarrollo, los planes de desarrollo. Lo que quieren en Cisjordania es un mercado para sus productos y mano de obra barata.
Ahora, los palestinos no tienen ninguna manera de recibir dinero. No existen instituciones, los israelíes destruyeron todo. Hay miles de leyes que sancionaron los israelíes desde 1967. Lo mismo que sucede en Bangladesh. El Banco Mundial les da cien millones de dólares y sólo pueden tomar diez. No hay manera de recibir el dinero ni de invertirlo. En mi opinión, Arafat y su gente son incapaces de crear esas instituciones.

¿Por qué?

Porque son incompetentes. No saben hacerlo, nunca lo hicieron.

Que nunca lo hayan hecho no es una razón.

¿Recuerda que el 6 de octubre pasado (1993) Rabin y Arafat se reunieron en El Cairo? La razón fue que desde el 13 de setiembre hasta el 6 de octubre, Arafat y su gente no hicieron nada. Según la declaración de principios, las nuevas negociaciones debieron comenzar el 13 de setiembre. Los palestinos ni siquiera nombraron las comisiones porque se peleaban entre sí. Entonces, Rabin los llamó y les dijo "Quiero verlos en El Cairo".
Después del encuentro, Rabin partió hacia China y dijo "Descubrimos que los palestinos no tienen capacidad para hacer nada. Nosotros tenemos que hacer lo que ellos no saben hacer". La ironía es que los palestinos son los más educados del Medio Oriente, los más capaces, los más pudientes. Yo no quiero trabajar con Arafat, porque eso sería colaborar con él. En mi opinión, lo que los israelíes quieren de la OLP es un gobierno de ocupación capaz de reprimir cualquier intento de autodeterminación.

¿Pero no está tratado el fin de la ocupación?

En la declaración que se firmó en Oslo no se menciona en absoluto el fin de la ocupación. Es más, los israelíes nunca admitieron que son una fuerza ocupadora. Siempre dijeron que estaban administrando, liberando. Esto no cambió y Arafat lo aceptó y le mintió a su pueblo diciéndole que todo era un gran logro.
No es un logro, es un instrumento de rendición. Y le dijo a la gente que nos vencieron, que perdimos. Yo no lo acepto, y, como cualquier palestino, quiero seguir adelante. Él dice que estamos cansados, pero los argelinos lucharon durante ciento treinta años hasta que se independizaron de Francia. Los irlandeses lucharon durante novecientos años para independizarse de Inglaterra y aún hoy siguen luchando. ¿Por qué Arafat decidió ahora que había llegado el final? Para mí, es inaceptable.

¿De modo que para usted estos anuncios no instalan un acuerdo?

No, porque ahora las cosas son peores. En otras palabras, nos hemos atado a un acuerdo que él firmó solo, en secreto. Sólo cinco personas estaban al tanto. Además, negoció en inglés y no habla inglés. Negoció una declaración de principios sin un asesoramiento legal. Los israelíes tienen equipos de abogados y muchos mapas. Nosotros ni siquiera tenemos los mapas.

¿Usted piensa que Arafat y su gente están preparados para actuar como un movimiento de liberación, pero no para gobernar un pueblo?

No, dejaron de ser un movimiento de liberación hace quince años y se convirtieron en un movimiento de independencia nacional. Ahora dejaron de ser un movimiento de independencia y pasaron a ser un movimiento municipal. Y ni siquiera son capaces de eso.

¿Cuál va a ser la situación del cincuenta por ciento de los palestinos que, según usted, no viven en los territorios ocupados y serían desposeídos por el acuerdo?

Como mi situación. Yo soy un refugiado desde 1948. Toda mi familia -mis tíos, mis abuelos, todos- fue echada en 1948, cuando se creó el Estado de Israel. El número de palestinos que viven afuera de la Palestina asciende hoy a tres millones, incluyendo 400.000 en el Líbano, 250.000 en Siria, 1.700.000 en Jordania, 200.000 en Estados Unidos, 300.000 en Europa. Todos nosotros tenemos hasta hoy derechos como refugiados. Ahora, supuestamente, nuestros derechos serán negociados en las etapas finales. Pero después de tres años seremos más débiles, no más fuertes.

¿Qué alternativa tenían los palestinos?

Eso es lo que pregunta la gente. Es una manera incorrecta de formular la pregunta. La manera correcta es preguntar por qué la OLP rechazó tantas propuestas de paz. En 1978 o 1979 el secretario de Estado norteamericano, Cyrus Vance, me pidió que fuera a Beirut y que les hiciera un ofrecimiento a los palestinos, al propio Arafat. Él lo rachazó. La pregunta correcta es por qué rechazaron tantas otras alternativas para terminar aceptando ésta. No tengo respuesta porque ésta es la peor alternativa, la más débil.

¿Usted dijo que esta OLP ya no representa a los palestinos?

Yo me refería al liderazgo de la OLP. En todos los movimientos, en todos los gobiernos, si los dirigentes hacen las cosas bien la gente los acepta, y si no hacen las cosas bien, la gente dice "Que se vayan". Nosotros nunca tuvimos elecciones. Nadie eligió a Arafat. En todos estos años yo lo apoyé porque se trata de un movimiento de liberación y estos movimientos no tienen elecciones. Pero ahora que hizo un acuerdo con los israelíes para convertirse en su socio yo no tengo el derecho de rechazarlo.
Y eso es lo que hacen muchos palestinos. Él se dirigió al Consejo Ejecutivo y obtuvo ocho votos. ¿Sabe cuánta gente hay en el Comité Ejecutivo? Dieciocho. De modo que ni siquiera tiene la aprobación del Comité Ejecutivo. Lo que hizo fue tomar una decisión personal porque cuenta con el apoyo de los norteamericanos, de los israelíes y de los egipcios. Pero no de su pueblo.

¿Cómo se sienten los palestinos frente a este acuerdo?

Depende de a quién le pregunte. Creo que todos están muy confundidos. En Cisjordania (Margen Occidental) y Gaza, muchos dicen: "Tal vez los israelíes ahora nos dejen un poco tranquilos". Otros dicen que recibirán mucho dinero. Usted sabe, hay mucha pobreza, mucho desempleo. Tal vez el acuerdo nos aporte algo de dinero. Pero muchos palestinos, incluyendo la gente de Gaza, están preocupados por el futuro.
Se dan cuenta de lo que hizo Arafat. No la OLP. Arafat. Él no representa a todo el movimiento. Desde la Guerra del Golfo, se volvió muy autocrático. Nadie sabe dónde está el dinero. Sólo él puede firmar los cheques. De modo que hay muchas críticas. La pregunta que debemos formularnos ahora es ¿qué harán los sirios? Siria es muy importante.

¿Y los jordanos?

Son los dos países importantes para nosotros. Los jordanos no se sienten molestos porque piensan que los palestinos tomaron decisiones por su cuenta, siendo que, como le dije, alrededor de 1.700.000 palestinos viven en Jordania. De modo que tendría que haber existido una coordinación. Y ahora los jordanos les están complicando las cosas a los palestinos. Así es que debe negociarse un acuerdo entre la OLP y Jordania.
Los sirios, por su parte, piensan en términos de estrategia. Y ven que toda la región estará dominada por Israel. Es la superpotencia de la zona. Los israelíes les piden a los sirios muchas cosas a través de los Estados Unidos. No sólo un tratado de paz. Quieren la desmilitarización. No quieren tropas entre las Alturas del Golan y Damasco. Quieren que cambie el rol de la policía secreta en Siria. Quieren que cambie el régimen. En otras palabras, el precio que tiene que pagarle Siria a Israel para tener una parte de las Alturas del Golan es muy alto. Los sirios están en una posición difícil.

¿Desaparecerá la violencia?

Por supuesto que no. La violencia continuará siempre y cuando haya ocupación militar. La causa de la violencia son los israelíes. Ellos tienen un ejército. En un principio, controlaban Cisjordania (Margen Occidental) con 20.000 o 30.000 soldados. Ahora tienen 150.000 soldados en la zona. Mientras estén allí, habrá violencia. Porque la ocupación es una forma de violencia. En segundo lugar, habrá violencia palestina -los palestinos entre sí y contra los israelíes-. Hay una causa constante de fricción y violencia. Lo mismo sucede en el sur del Líbano.

¿La OLP puede llegar a dividirse?

Tal vez. Hoy hay mucha discusión. Cuando le preguntan a Arafat cuál es su experiencia de gobierno, él dice: "Goberné Beirut durante veinte años". Miren lo que sucedió en el Líbano. Está destruido, en parte por los palestinos. Él no sabe porque nunca vivió en una sociedad, nunca estuvo entre su propia gente, en su propia tierra. Ahora, si los israelíes se lo permiten, si va a Jericó o a Gaza estará por primera vez con los palestinos en Palestina. No en Jordania, no en el Líbano, sino en Palestina. Tendrá exigencias diferentes y no estoy seguro de cómo va a funcionar.

NO PERMITIRÁN UN ESTADO PALESTINO

Los críticos imaginan futuros escenarios: a) Un Estado palestino subordinado a Israel, b) Una suerte de Estado confederado entre Palestina y Jordania. ¿Usted qué ve más probable?

Yo creo que los israelíes y los norteamericanos nunca permitirán un Estado palestino. No lo quieren. Una cosa es que los palestinos luchen por él, pero los israelíes no cederán. En otras palabras, la única manera de obtener un Estado es expulsando a los israelíes. No hay otra alternativa. Históricamente a menos que se expulse a la ocupación, no se puede tener un Estado. Y esa es la peor parte de este acuerdo: nosotros firmamos diciendo que ellos se pueden quedar. Lo que hemos aceptado es equivalente a la situación de Sudáfrica. Sin soberanía, sin poder estatal. Todo estará bajo el control de los israelíes.

¿Piensa que semejante escenario durará sólo unos años?

Espero que sí. Nunca va a terminar porque los israelíes así lo decidan. La única manera de que termine es por una fuerte presión palestina.

¿La confederación con Jordania no es viable?

Por ahora, es un signo de interrogación. Los jordanos están enojados porque la OLP negoció un acuerdo de principios con Israel y no con ellos. Técnicamente, no es posible. En el parlamento palestino votamos a favor de tener una confederación con Jordania, pero los jordanos se preguntan cómo van a tener una confederación con un Estado que está controlado por Israel. Así que, por el momento, es un signo de pregunta.

La mayoría de los argentinos no sabe mucho sobre los palestinos. ¿Puede describirlos?

Somos un pueblo que habitamos la tierra de Palestina históricamente durante 1.500 años. Árabes, cristianos y musulmanes. La mayoria de los palestinos son musulmanes. Yo, por ejemplo, provengo de una minoría cristiana que representa entre el diez y el quince por ciento de los palestinos. Formamos parte del Imperio Otomano hasta 1917. Las principales ciudades -Haifa, Jerusalén, Jericó, parte de Gaza- fueron construidas por árabes palestinos hasta principios de siglo, cuando comenzaron a colonizarlos con la ayuda europea, británica.
Lo que nos sucedió en 1917 fue que el gobierno británico dictaminó que los judíos podían establecer un territorio patrio allí y comenzaran a implantar colonias, hasta 1948, cuando estalló una guerra entre nosotros. Ellos estan mucho mejor armados. Los palestinos, esencialmente, son un pueblo rural que tiene pequeñas ciudades. De modo que perdimos la guerra en el '48 y nuestra sociedad quedó destruida.
En 1948, aproximadamente las dos terceras partes de la población palestina fue expulsada por los israelíes. Unos 780.000 palestinos, que ahora son tres millones. Hoy tenemos unos 800.000 palestinos que son ciudadanos israelíes. En 1967, el gobierno judío ocupó el resto de Palestina. Mientras tanto, nos mantuvimos vivos como pueblo, en la diáspora y en nuestro territorio.
Nos consideramos una nación, tenemos una literatura, una herencia nacional. Estamos conectados al mundo árabe, pero somos diferentes al resto de los árabes. Tenemos una tradición de lucha, única en el mundo árabe, para la autodeterminación. Tenemos nuestros propios líderes y nuestro discurso. La mayoría de los palestinos siente que llegará el momento en que tengamos nuestra nación. Pero el problema es que ahora resulta imposible.

(Extractos de "Pensar el mundo" de Jorge Halperín-Editorial Planeta Argentina SAIC-Buenos Aires 1997).

martes, 18 de junio de 2024

El populismo antiecológico

El excesivo consumo de energía favorece la contaminación ambiental; de ahí que, desde el punto de vista ecológico, resulta conveniente reducir ese consumo. Para lograr bajar el consumo, el precio de la energía debería ser alto, si bien ello ha de ser perjudicial para los sectores de menores recursos. Sin embargo, en algunos países subdesarrollados mentalmente, como la Argentina, el gobierno peronista anterior hacía todo lo posible para facilitar el consumo masivo de energía reduciendo el precio "artificialmente", para lograr una mayor cantidad de votos en elecciones futuras.

En un programa radial, el economista Osvaldo Granados comentaba que en Buenos Aires capital, y provincia de Buenos Aires, donde se concentra alrededor de un 40% de la población total del país, el usuario de gas pagaba cerca de un 11% del valor de ese combustible (en gran parte importado) y un 18% por la luz. El resto era aportado por el Estado mediante subsidios, llegando al extremo de tener que imprimir billetes en exceso para cubrir el faltante de recursos, generando luego una importante inflación.

El ciudadano que estaba de acuerdo con disponer de gas "gratis", o casi "gratis", se quejaba luego por tener que pagar un excesivo "impuesto inflacionario", es decir, como nada es gratis y siempre alguien paga el valor de la energía, lo que poco le cuesta tendrá luego que pagarlo indirectamente por otra vía. El resto del país tenía también precios reducidos, pero algo más elevados que el mencionado.

Ante el costo exiguo de la energía que paga el consumidor, y debido a la mentalidad predominante en la Argentina, comienza una etapa de franco derroche energético, tanto de gas como de electricidad. Esta decisión populista de los gobernantes, no sólo favorecía el derroche energético y la contaminación ambiental adicional, sino que también alejaba cualquier tipo de inversión en el sistema energético, ya que los reducidos precios impuestos desde el Estado hacía poco atractiva cualquier inversión económica.

En futuras elecciones, seguramente que el peronismo intentará volver al poder, y no sería raro encontrar, como promesa electoral, que habrá de reducir el precio del agua, gas y electricidad, logrando de esa manera un buen porcentaje de votos, ya que el argentino promedio es alguien a quien poco o nada le interesa lo que le sucederá al resto de la población y mucho menos lo que le sucederá al país, por cuanto su visión limitada y parcializada sólo ve lo que lo favorece en el corto plazo y nada más allá.

En el caso de los países desarrollados las cosas son distintas. Por ejemplo, en una universidad estatal de los EEUU, la distribución de recursos se hace mediante una previa distribución de porcentajes respecto de los ingresos al Estado. Supongamos que ese porcentaje fuese del 4%. Luego, si el Estado recauda menos impuestos, el porcentaje se mantiene pero el monto asignado será menor. Dentro de la universidad también la distribución se hace por porcentajes, previamente al pago de gas, agua, electricidad, etc. Ello implica que si el personal de la universidad gasta energía en exceso, ello implicará que sus ingresos mensuales disminuirán también, por lo que el ahorro energético se verá favorecido por este sistema distributivo.

domingo, 16 de junio de 2024

Bergoglio y la política prioritaria a la religión

Mientras que la Iglesia Católica fue una de las instituciones que en los años 50 se opuso a la dictadura peronista, en los años 70 fue formadora de jóvenes terroristas, integrantes de Montoneros, estando a favor de la instalación del socialismo en la Argentina. En la actualidad sigue negando su misión histórica, como divulgadora del cristianismo, para promover la caída del gobierno libertario de Javier Milei, o al menos esa pareciera ser la misión esencial del momento en este país.

En los medios de comunicación aparece un video en el que un "sacerdote", con los brazos en alto, dirige el coro de golpistas que llenan un templo, en plena misa. El día anterior ocurrió un hecho similar en otra misa. En la página web del diario La Prensa puede leerse:

El arzobispo de Buenos Aires, monseñor Jorge Ignacio García Cuerva, cuestionó los cantos opositores al gobierno de Javier Milei durante una misa que se celebró en una parroquia de Constitución al sostener que "no está bueno" que se utilicen las ceremonias religiosas para "dividir, fragmentar y partidizar".

Luego de que se viralizaran las imágenes de los presentes coreando "La Patria no se vende" y otros cantos contra la administración libertaria en la parroquia Inmaculado Corazón de María del barrio porteño de Constitución, el obispo auxiliar y vicario general de Buenos Aires, monseñor Gustavo Carrara debió salir a pedir disculpas por el episodio.


En realidad, parece ser que es el propio Jorge Bergoglio quien prioriza la política a la religión, por cuanto es la ética bíblica la que debería predominar en la mente de los políticos y del ciudadano común para comenzar a solucionar los diversos problemas que asedian a las sociedades actuales. Jorge Bergoglio manifestó en días pasados: "Para muchos la política hoy es una mala palabra, y no se puede ignorar que detrás de este hecho están a menudo los errores, la corrupción, la ineficiencia de algunos políticos. A esto se añaden las estrategias que buscan debilitarla, reemplazarla por la economía o dominarla con alguna ideología. Pero, ¿puede funcionar el mundo sin política? ¿Puede haber un camino eficaz hacia la fraternidad universal y la paz social sin una buena política?".

"Como he dicho en otra ocasión, la sociedad mundial tiene serias fallas estructurales que no se resuelven con parches o soluciones rápidas meramente ocasionales. Debemos de ir a las raíces. Hay cosas que deben ser cambiadas con replanteos de fondo y transformaciones importantes. Sólo una sana política podría liderarlo, convocando a los más diversos sectores y a los saberes más variados. De esa manera, una economía integrada en un proyecto político, social, cultural y popular que busque el bien común puede abrir camino a oportunidades diferentes, que no implican detener la creatividad humana y su sueño de progreso, sino orientar esa energía con cauces nuevos".

Cuando desde el mando de la Iglesia se habla de política, se hace referencia a tendencias socialistas compatibles con el marxismo, el peronismo y otras posturas históricamente totalitarias. Las prédicas bergoglianas se orientan hacia la política antes que buscar la vigencia plena de la ética bíblica, lo que no debe resultar extraño por cuando en cierta ocasión Bergoglio afirmó que "el cristianismo no es una ética". Ignacio Zuleta escribió: “Bergoglio asume como propia la hipótesis de que la desocupación y la exclusión no son un efecto colateral de la economía de mercado del capitalismo del siglo XXI. Son, por el contrario, según el Papa, un ingrediente sistémico. Por eso la tarea hacia delante es asumir esa realidad y construir caminos para contener y auxiliar a los excluidos de la «sociedad del descarte»” (De “El Papa peronista”-Ariel-Buenos Aires 2019).

En años recientes, Jorge Bergoglio prologó un libro titulado Pobre y para pobres, del cardenal Gerhard L. Müller. Si tal título significa una “Iglesia pobre” dedicada a “fieles pobres”, entonces quedan afuera los individuos de medianos y elevados ingresos, renunciando a la división cristiana de la sociedad en justos y pecadores para considerar una división de tipo económico (entre ricos y pobres) para encuadrarse plenamente en el pobrismo teniendo a la pobreza como virtud.

La prioridad de la política en lugar de la religión parece ser la auténtica vocación de Jorge Bergoglio. Al respecto, Juan José Sebreli escribió: “Los jesuitas han estado más inclinados a la pastoral y la misión que a la contemplación y la mística. Bergoglio, antes que un intelectual –nunca terminó su tesis doctoral sobre Romano Guardini-, es un hombre de acción, un político en el sentido amplio, más apto que su antecesor, el contemplativo Ratzinger, para dirigir una Iglesia agobiada por graves problemas internos”.

“Es significativo que el teólogo preferido por Bergoglio haya sido Romano Guardini, que en El poder (1959) desarrolló una teoría de teología política sobre la concepción católica del poder. Es Dios el que entrega al hombre el poder y le ordena ejercerlo: «El hombre no puede ser hombre y más allá de ello ejercer o no tanto un poder; ejercer ese poder es esencial para él. A ello lo ha destinado el autor de su existencia»”.

“Guardini señala el carácter netamente político del catolicismo en oposición a la orientación despolitizadora moderna: «El problema central en torno al cual deberá girar el trabajo de la cultura futura y de cuya solución dependiera no sólo el bienestar y la miseria, sino la vida y la muerte, es la política»”.

“No puede negarse que Bergoglio fue un buen discípulo de Guardini. También como los jesuitas, era un político antes que un religioso; la preocupación central de su vida fue avanzar en la jerarquía eclesiástica; en los cargos que obtuvo, actuó con exceso de autoridad, aunque tal vez jamás soñó con acceder al máximo poder dentro de la Iglesia” (De “Dios en el laberinto”-Editorial Sudamericana SA-Buenos Aires 2017).

Igualdad y escala de valores

Un sector importante de las sociedades humanas aspira a la "igualdad de todos los seres humanos" desde el punto de vista económico. Esta igualdad sólo podría lograrse como una igualdad en la pobreza y hasta una igualdad en la miseria, lo que resulta ser una aspiración absurda. Si uno indaga acerca de la escala de valores adoptada por los integrantes de tal sector, seguramente encontrará a personas en los que predomina una valoración de lo material dejando de lado lo intelectual y lo emocional.

Este predominio de lo material no implica que tales personas carezcan totalmente de valores intelectuales y de valores emocionales, sino que estos últimos han quedado empequeñecidos por los valores materiales, supuestamente los más importantes a considerar. La desigualdad económica, entendida como una desigualdad social, es vista como una marginación social y es combatida intensamente por parte de los envidiosos.

Quienes valoran lo intelectual por encima de todo, tienen la predisposición a aceptar la desigualdad del conocimiento ya que suponen poder adquirirlo por medios propios hasta lograr cierta "igualdad cognitiva". Así, un científico como Albert Einstein, que presenta una "desigualdad" evidente a su favor, no es envidiado por el verdadero intelectual por cuanto la divulgación científica y el estudio de la física permiten, no sin cierto esfuero mental, lograr el conocimiento aportado a la humanidad por el físico teórico mencionado; sólo quedaría a su favor el mérito del descubrimiento obtenido.

Se dirá que también existen muchos que sienten envidia de los grandes científicos tratando de descalificarlos de alguna manera, ya que el abismo mental respecto del ciudadano común es bastante grande. Pero esta envidia intelectual no es la que surge en el científico o en el intelectual auténtico, quien se siente agradecido con quienes permiten ampliar el nivel de conocimientos de toda la humanidad.

Tampoco la persona que valora prioritariamente lo emocional, vinculado con la moral, ha de sentirse incómodo con quienes lo superan, por cuanto lograr un nivel óptimo en este aspecto depende más de una decisión personal que de ciertas capacidades innatas, como es el caso de quien se destaca en cuestiones laborales o productivas, o en cuestiones científicas o intelectuales. Quienes valoran adecuadamente lo emocional, careciendo totalmente de envidia, poco problema se hacen cuando advierten que alguien los supera ampliamente en cuestiones económicas o intelectuales.

Pareciera que la envidia es el autocastigo impuesto por el orden natural a quienes adoptan una escala de valores que se opone a ese orden. Mientras existan personas y sociedades que prioricen lo material sobre lo intelectual y sobre lo emocional, los conflictos se mantendrán vigentes como hasta ahora.

La escala de valores orientada por lo emocional apunta a establecer la unidad de todos los seres humanos, pero implica una "igualdad emocional" que dista bastante de la búsqueda de pertenencia a distintos sectores o asociaciones de personas que compiten y rivalizan con otros sectores. Este es el sentido de la religión, o mejor, es el sentido que debería predominar en la religión, si bien en la actualidad es un ámbito que produce efectos contrarios a los que debería lograr.

Quienes rechazan la tendencia a formar parte de subgrupos de la sociedad, o a formar parte de subgrupos de la humanidad (definidos como tribus por algunos autores) son quienes apuntan a sentirse "ciudadanos del mundo" y son quienes buscan adaptarse al orden natural y a sus leyes, dejando de lado las leyes y costumbres humanas que no contemplan la existencia de dicho orden. José Antonio Jauregui escribió: "La religión en sí -o al menos muchas, sino todas las religiones- tiende a presentar a la humanidad como una familia, donde Dios es el padre y todos somos hermanos".

"Nada más universal; nada menos tribal. Si la religión como tal tiende a algo o pretende algo, es precisamente romper toda frontera o muro tribal u otro que pudiere separar al hombre del hombre, el diluir en la comprensión y al amor de Dios, padre de todos, cualquier ponzoña destilada por el Homo tribalis".

"Así, Jesucristo cuida mucho de definir de muchas maneras y en muchas ocasiones la religión -como él la entiende y predica- como amor universal, y de propósito insiste en diversas circunstancias que la religión tiene que ver con la tribalidad como el fuego con el agua. Precisamente -a mi juicio- aquí radica una de las características más esenciales de la predicación de su evangelio. Uno de sus temas favoritos viene a ser: «¡Ojo con la tribalización de la religión! ¡Cuidado con tribalizar a Dios y a los Santos!»".

"Cuando se encuentra Jesucristo.....con dos de sus discípulos, éstos, que no lo han reconocido, le dicen: «Nosotros pensábamos que iba a redimir a Israel...». Ya estamos en presencia de la tribalización de la idea religiosa. Estos discípulos habían concebido al Mesías -a Jesucristo- como a un enviado de Yahvé, del Dios que favorece a una tribu -en este caso, Israel-, y lucha contra una tribu en contra -en este caso Roma, el imperio romano-".

"Ya estamos en presencia del Dios tribal, no del Dios padre de todos los hombres, sino del Dios de esta tribu que apoya, sostiene y defiende a esta tribu contra esta otra o contra todas las demás. Jesucristo había intentado por todos los medios destribalizar la religión, destribalizar los dogmas, destribalizar las leyes, destribalizar a los sacerdotes, destribalizar a Dios" (De "Las reglas del juego"-Espasa-Calpe SA-Madrid 1978).

sábado, 15 de junio de 2024

Israel: presente y futuro

Por Daniel Helft

Yishai Sarid: “El círculo de violencia y muerte lleva a Israel al abismo”

Lejos de considerarse un pacifista, el escritor israelí advierte sin embargo que el mayor error que podría cometer su país es actuar de un modo parecido al de Hamas

Yishai Sarid tenía dos sueños de infancia. El del futbolista que gana un Mundial con la camiseta de Israel quedará para otra vida. Pero el del escritor reconocido se ha cumplido con creces. Este abogado israelí de 59 años lleva publicadas siete novelas, muchas de las cuales fueron best sellers, traducidas a varios idiomas y ganadoras de premios internacionales. “Me encanta leer buenos libros, por eso mi primera intención cuando escribo, más allá de temas ideológicos y políticos, es escribir libros que a mí me gustaría leer”, dice.

Desde 2009, Sarid publica una novela cada dos o tres años (en Hispanoamérica sus libros son publicados por la editorial Sigilo). Todas tratan temas cercanos a su historia y a su corazón, dice. Entre ellos, el eterno conflicto bélico en su país, las consecuencias e impactos que esos eventos tienen sobre la población israelí y su condición de nieto de sobrevivientes del Holocausto.

Son asuntos que Sarid conoce íntimamente. Creció con ellos. Su padre, hombre de la izquierda israelí, fue un alto funcionario de gobierno y prominente columnista político, muchas veces señalado como una brújula moral en Israel por sus posiciones éticas y principistas. Sarid se formó como abogado, fue fiscal federal y actualmente encabeza su estudio legal en Tel Aviv. Pero también tiene una sólida experiencia militar. Al terminar sus tres años de servicio obligatorio, firmó para continuar su carrera como oficial de inteligencia y pasó media vida adulta como reservista.

Su última novela se titula en inglés Hacked (hackeado en español). La palabra tiene en hebreo una connotación distinta, cercana a la noción de “vulnerabilidad”, explica. Trata sobre la vida de Ziv, un joven prodigio que es involucrado en el oscuro mundo de la ciberseguridad, donde las debilidades humanas lo llevan a decisiones siniestras. La novela se alzó con el prestigioso premio Brenner otorgado por la Hebrew Writers Association y obtuvo un galardón oficial israelí que cuenta con 10.000 dólares de recompensa. Sarid donó el dinero a una organización de familiares israelíes y palestinos que perdieron familiares en la guerra (Israeli Palestinian Bereaved Families For Reconciliation and Peace.)

Si bien un gesto de esa naturaleza puede hacer pensar en una vocación pacifista, Sarid aclara cortante: “No soy un pacifista. Fui oficial en el ejército y pienso que debemos tener un ejército fuerte si queremos sobrevivir en esta región tan complicada”.

El escritor reconoce que la única solución posible para la coexistencia entre judíos y palestinos son dos Estados conviviendo en las fronteras previas a la guerra de 1967, aunque sabe que en el contexto actual esa salida es imposible. También tiene claro que no todo es lo mismo en el campo palestino y que Hamas y la Autoridad Palestina son dos entidades muy distintas. La primera siempre priorizó el terror y la violencia, mientras que la segunda ha logrado trabajar con Israel. “La Autoridad Palestina no ama a Israel y preferiría no tenernos aquí, pero han mantenido una política de acuerdos”.

En ese sentido, Sarid dispara contra Netanyahu, a quién desprecia por sus políticas, que han dividido a la sociedad israelí, y por haber fortalecido a Hamas para evitar posibles acuerdos de paz y cesión de territorios a los palestinos. También, por haber incorporado a su gobierno a elementos extremistas, como el ministro de Seguridad, Itamar Ben Gvir, o el ministro de Finanzas, Bezalel Smotrich, a quienes define como “fascistas y racistas” y a quienes responsabiliza por desprestigiar a la democracia israelí. “No podemos engañarnos. Esas cosas también se registran en el exterior.”

Pero eso no lo hace menos implacable con Hamas. Para Sarid, el primer paso a una solución en la región es encontrar y exterminar al líder de la organización, Yahya Sinwar. No duda en colocar la mayor responsabilidad por la catastrófica situación actual en la región en las políticas palestinas que rechazaron sistemáticamente las ofertas de paz a lo largo de la historia y recurrieron a la violencia para sabotearlas.

Sarid cree que parte del problema que llevó a la garrafal falla de la inteligencia israelí que culminó con la invasión de Hamas se encuentra en la temática de su último libro, pese a que fue escrito un año antes de la masacre. “Yo hablo de personajes que son muy buenos con la tecnología, pero emocionalmente inmaduros. El gobierno depositó su confianza en ese tipo de personas para evitar episodios como el del 7 de octubre y falló. Estábamos tan enamorados de la tecnología que no vimos lo que sucedía frente a nuestros ojos.”

–¿Qué evaluación hace de esta guerra, que ya lleva ocho meses?

–La guerra va muy mal. Nuestra situación general es muy mala. La guerra en sí estaba justificada. Una clásica guerra de autodefensa. Fuimos atacados sin razón y soportamos masivas muertes de civiles. Una verdadera masacre, creo que no hace falta entrar en detalles. Y nuestra respuesta fue brutal. Destruimos la Franja de Gaza y causamos muchísimo sufrimiento. Y si bien la culpa es de Hamas por haber iniciado la guerra, no hemos logrado nuestros objetivos militares, que eran aplastar a Hamas. Sus células siguen activas. No son un ejército convencional. Se esconden bajo tierra y mantienen cautivos a los rehenes. Mientras tanto Netanyahu pierde el tiempo y no puede decidir qué hacer con ese lugar terrible que es Gaza. Además tenemos los ataques en el norte de Israel. Así que es una situación terrible en lo militar, en lo diplomático y también para nuestra moral.

–¿Cree que la vida política de Netanyahu está cerca de concluir? ¿Podría iniciarse una nueva etapa política en Israel?

–No estoy seguro, porque la población israelí se ha vuelto más de derecha desde el 7 de octubre. Ya lo era desde la segunda intifada, en los años 2000. Pero ahora se volcó más a la derecha todavía. Y el problema es que Netanyahu construye poder sobre el odio a los árabes y a los judíos liberales, intelectualizados, educados, y eso causa un problema enorme de división en nuestra sociedad, lo que es terrible.

–¿Hay alguna posibilidad de dialogo en el contexto actual?

–Mire, hubo épocas en que no hablábamos con la OLP y después nos sentamos a hablar, así que todo es posible. Pero Hamas acaba de violar a nuestras mujeres y asesinar a nuestras familias. Entonces sentarse a hablar no es un opción. Si pudiésemos capturar y exterminar al líder de Hamas, Yahya Sinwar, creo que eso nos permitiría comenzar una nueva página, pero hasta que ello no suceda será imposible. No nos sentaremos a negociar con el mayor asesino de judíos desde el Holocausto. Eso es imposible.

–Estamos ante un círculo de violencia que no termina.

–Así es y nuestra mayor falla sería parecernos a Hamas. El círculo de violencia y muerte está en ambos lados y eso nos lleva al abismo. Israel siempre fue la envidia de todos nuestros vecinos porque somos una democracia, una país liberal que es innovador y creativo y libre y en consecuencia mucho mas exitoso en lo económico, social y cultural que todos los países que nos rodean.

–En ese sentido, ¿hay un conflicto de visiones en Israel?

–Exactamente. Y Netanyahu no es loco, pero está rodeado de gente loca. Gente muy extrema que quiere reconstruir las colonias judías en Gaza y tomar Cisjordania. Israel es un milagro en el sentido que fue creado luego del Holocausto y sobrevivió guerras terribles y en medio de todo eso igual se estableció como una democracia, con libertad de prensa y opinión, con un sistema judicial independiente, libertad para las artes y la cultura y todo esto nos permitió prosperar. Nuestros líderes fueron seculares, liberales y también muy militaristas, lo cual fue esencial y sigue siendo esencial. Ese es el modelo que creó el milagro israelí. Pero en la última década emergió un conflicto dentro de Israel entre el viejo país, secular, abierto, educado, contra un grupo religioso conservador, cerrado, muy cercano a Netanyahu. Son dos visiones muy distintas de país. Perderíamos todas nuestras ventajas si nos transformáramos en un país extremista y corrupto como tantos en la región.

–Parecen problemas muy serios para Israel.

–Así es, aunque nunca diría que Israel es el mayor culpable de lo que sucede aquí. Los palestinos tienen mucho más culpa que nosotros. En 1948 se negaron a reconocer nuestro Estado y entraron en guerra para eliminarnos. Cuando nos acercamos a la paz en los 90, iniciaron una campaña de terror con atentados suicidas en Israel. Y el 7 de octubre es un crimen inexcusable. Pero, si seguimos con el juego de la culpa seguiremos siendo miserables por siempre, y ¿qué proyecto de vida le estaremos dejando a nuestros hijos?

–¿Le preocupan los ataques a la legitimidad de Israel?

–Creo que tenemos muchos problemas, pero Israel es en esencia un proyecto totalmente moral. Su existencia es justa. Soy un sionista y no me disculpo por eso. Y personalmente este es mi lugar y no pienso irme a ningún lado. Tengo raíces muy profundas en esta tierra.

(De www.lanacion.com.ar)

jueves, 13 de junio de 2024

¿Cómo se construye la ética?

Desde la religión se acepta que la ética está fundamentada en mandatos provenientes de Dios, que han de ser transmitidos a través de sus enviados; mientras que, desde la filosofía, al menos parcialmente, se acepta que los principios éticos se deducen de la razón. De ahí que casi siempre encontramos aspectos oscuros y poco evidentes respecto de tal tema.

La manera más simple en que se puede construir una ética consiste en establecer criterios basados en los efectos o en las consecuencias que producen nuestras acciones y nuestras actitudes. Decimos que una acción o una actitud es buena porque previamente hemos calificado como buenos sus efectos, siendo malas las acciones o actitudes que producen efectos previamente calificados como malos o negativos para las diversas personas, incluyendo al propio realizador de tales acciones o el poseedor de tales actitudes.

Esta sería una ética experimental, y es la que seguramente se ha utilizado en religión y en filosofía, si bien se ha descrito el proceso en las formas indicadas, como emanaciones de Dios o de la razón, respectivamente, ubicando los mandamientos y los principios como si fuesen el punto de partida del proceso, es decir, para establecer una ética concreta, se parte de algún principio unificador, pero tal principio se propone luego de observar los efectos o las consecuencias de las acciones y actitudes, como antes se dijo.

Fernando Savater confirma el proceso constructivo de la ética que se identifica más con la ciencia experimental que con los métodos de la religión y la filosofía. A continuación se transcribe un fragmento de una entrevista realizada por Jorge Halperín:

JH: La ética trabajó durante siglos sobre los principios. Pero usted hace hincapié en el problema de las consecuencias. ¿Cómo se juzga hoy, sobre los principios o sobre las consecuencias?

FS: Hay que considerar las dos cosas. En el fondo, los principios los hemos ido adoptando a base de comprobar consecuencias. Yo no creo que previo a toda consecuencia alguien descubra un principio de conducta. Nosotros, en nuestra vida cotidiana llegamos a decantar los principios como un resultado de nuestra experiencia. Sólo después de que hemos visto que es mejor saludar a los otros cortésmente con una sonrisa que pegarles una bofetada a los cinco minutos de encontrarnos, hemos llegado a la conclusión de que realmente da mucho mejores resultados el saludar cortésmente con una sonrisa, y hacemos el principio de que eso es lo que se debe hacer, en general.

JH: Pero, entonces, ¿ética es lo que conviene?

FS: Ah, por supuesto que sí. Ética es lo que nos viene mejor, nada más. Si no nos viene bien, no es moral. Yo creo decididamente que no tenemos ningún otro deber más que el de conservar y aumentar nuestra vida.

JH: ¿Ética y moral son la misma cosa?

FS: Ética es la reflexión sobre la moral. La moral es el conjunto de costumbres y valores que tiene una persona o una sociedad. La ética es la reflexión sobre los valores. Es comparar mis valores con los tuyos y con los del señor de la máquina y con los de los demás...Si quieres, sería como si la moral fuera el lenguaje y la ética pues fuera la gramática comparada y el estudio del lenguaje.

(De "Pensar el mundo" de Jorge Halperín-Editorial Planeta Argentina SAIC-Buenos Aires 1997).