En la Argentina, como en otros lugares, el cinismo fue reemplazando poco a poco a la hipocresía. Mientras que el hipócrita encubre sus faltas para aparecer ante los ojos de los demás como virtuoso, al menos todavía acepta la existencia de valores morales, si bien no está convencido de las ventajas de adoptarlos plenamente. El cínico, por el contrario, ni siquiera disimula sus extravíos éticos, sino que los muestra abiertamente aunque a veces los encubre como si fuesen virtudes.
Bajo la ideología peronista, y también de la izquierda política, se considera que el que presta dinero (inversores de bonos del Estado), y pretende cobrarlo según lo pactado, es el delincuente, mientras que la víctima es el que no paga ni cumple sus compromisos, como es el caso del Estado nacional. También se considera culpable de la violencia delictiva a la ciudadanía decente, mientras que el delincuente es considerado como una víctima inocente previamente marginada por la sociedad. Otra tergiversación es la afirmación de que la pobreza la genera el sector productivo, en lugar de considerar a quienes poco o nada producen como los culpables de la pobreza generalizada.
En el mismo sentido, luego de ser convalidada la pena judicial impuesta a la ex presidente (CFK), surge de la propia condenada la expresión "dignidad", al considerar que es ella la víctima inocente del Poder Judicial. Incluso un diputado nacional, su hijo, expresó: “De ahora en más, el 18 de junio es el día de la dignidad de un pueblo que no se deja silenciar ante los intentos de proscripción de sus dirigentes” (De www.cadena3.com).
Algo mucho más grave ocurre en otros lugares del planeta, como es el caso del conflicto entre Irán e Israel, ambos bandos justificados en sus acciones por cuanto aducen estar actuando bajo criterios impuestos por Dios, nada más ni nada menos; si bien Israel lucha por su supervivencia ante un enemigo declarado que ha manifestado abiertamente la búsqueda de la eliminación de Israel, incluidos sus habitantes.
En Israel, algunos sectores cercanos al actual líder, pretenden expandir su nación según los escritos bíblicos, en los cuales Dios determina los límites de la tierra prometida a su pueblo elegido. Ello implica avanzar hacia territorios de otros países por lo cual tal expansión implicaría futuras guerras. Es oportuno aclarar que la mayoría de los israelitas se opone a los planteamientos de Netanyahu y sus seguidores.
En el caso de Irán, se advierte que se trata de un país que parece tener como única misión expandir mundialmente el Islam destruyendo simultáneamente a EEUU y a Israel. Como en el caso anterior, no todos los iraníes están de acuerdo con la orientación que ha adoptado su actual gobierno. Desde el año 1979 predomina la mencionada orientación nacional. Leemos al respecto: "Komeiny llamó al alzamiento de los pueblos musulmanes. Con el slogan Nuestra revolución es islámica, antes que iraní, el ayatollah exhortó a todos los musulmanes del mundo a defender al islam que se ve enfrentado a una conjuración dirigida por los EEUU e Israel. La lucha la libra el pueblo contra Satán" (De "El Islam" de Edouard Soirée-Editorial Alamar-Buenos Aires 1979).
Entre las locuras colectivas aparecen las justificaciones teológicas del odio y la violencia, en forma similar a las justificaciones pseudocientíficas aducidas por marxistas y nazis. Mientras que muchos se consideran como unos títeres de Dios, debe tenerse presente que han sido otros hombres quienes han convertido a Dios en su propio títere, manifestando conocer lo que Dios quiere y lo que Dios piensa. Poco o nada hacen por averiguar cómo funcionan las leyes naturales que conforman el orden natural, que son la única base objetiva que disponemos para averiguar lo que Dios quiere y piensa, en caso de que dispongamos de una visión antropomórfica de Dios.
La peligrosidad de los "creyentes" deriva esencialmente de la creencia de que los libros religiosos han sido dictados por Dios a algunos hombres y que, por lo tanto son legítimos el odio y la violencia que aparezca en ellos. En el citado libro leemos: "El Corán: no existe en ninguna otra religión un libro cuya naturaleza sea parecida a la del Corán: según el concepto musulmán, el Corán es la palabra misma de Dios transmitida a Mohammad letra por letra, y él se encargó de comunicarla a la gente exactamente como la recibió, ni palabra más ni palabra menos, ni incluso una voz sustituida por un sinónimo. Dudar de esto significa dudar de la realidad del Islam y consiguientemente equivale a apostatar".
Cuando un musulmán mata un judío o bien mata a un "infiel", no siente el menor remordimiento de conciencia por cuanto está convencido de cumplir con el mandado de Dios (o Alá). No teme, por lo tanto, recibir un castigo, sino un premio por la obediencia mostrada.
Los teístas, que consideran la veracidad y efectividad del cristianismo en base a una revelación, en lugar de considerar su veracidad y efectividad en la respuesta ética que producen los Evangelios, parece que no han advertido que tal postura abre las puertas de par en par a la entrada de peligrosas "religiones"; es decir, peligrosas para la plena supervivencia de la humanidad. Por el contrario, desde el deismo, o religión natural, se está mucho más cerca de establecer una verdadera religión moral que nos ayude a superar los serios conflictos que acontecen en la actualidad.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario