viernes, 16 de mayo de 2025

¿Es posible el diálogo interreligioso?

Si bien es posible que se junten varios líderes religiosos a dialogar, es difícil que logren acuerdos. Ello se debe a que incluso no pueden ponerse de acuerdo los distintos sectores de una misma religión. Además, como se trata de un ámbito regido por creencias antes que por evidencias, sólo serán posibles los acuerdos surgidos de renuncias ideológicas de algunos líderes, algo que por el momento parece imposible.

El principal problema a solucionar implica poner en evidencia el peligro real que presenta el Islam, que promueve una violencia extrema contra los adeptos de otras religiones mientras intenta establecer un totalitarismo teocrático en todo lugar en donde sus seguidores constituyan una mayoría. Y todo ello está escrito en el Corán, inspirado en Dios o incluso "dictado" por Dios al profeta, según las diversas creencias. Oriana Fallaci escribió, dirigiéndose principalmente a los colaboracionistas cómplices con el Islam: "Pese a las guerras, las masacres y los homicidios de todo tipo ungen con el calificativo de santo, a un camellero bárbaro y asesino que sólo quería la destrucción de todos aquellos que no aceptaban ser sometidos por su soldadesca. El autor de un libro que parece escrito por Satanás y que ustedes osan tratar con el mismo respeto con que se trata a los Diez Mandamientos y los Evangelios".

"Me cuesta creer que una Iglesia que en nombre de la Vida lucha contra la masacre de embriones y el aborto ponga en el mismo plano a los Evangelios y el Corán, es decir, un libro, un Mein Kampf, que prohíbe pensar distinto del camellero".

"¿Realmente tenemos que volver al Coliseo y dejarnos comer por los leones para sobrevivir, o al menos ir al Paraíso? Me parece una decisión, además de insensata, ilógica, absolutamente idiota. La única explicación es que haya, detrás de tal decisión, una estrategia política que me resulte inasible. Pero en tal caso la estrategia sería bastante cínica, ya que (por ahora) requiere el martirio de los curas asesinados en la iglesia y de las mujeres cristiano-maronitas; los incendios hoy en las embajadas, mañana de las iglesias y pasado mañana de nuestras casas. Precios frente a los cuales el pueblo terminaría, o mejor dicho, terminará por rebelarse. Empezando por el pueblo de los fieles" (De "La vida es una batalla de cada día"-Editorial El Ateneo-Buenos Aires 2018).

La citada autora, consciente del peligro que afronta la civilización ocidental ante el embate islámico, ataque apoyado por la izquierda política y promovido irresponsablemente por los colaboracionistas de sectores la Iglesia, hace un llamado para evitar la destrucción cultural del sector occidental y, posteriormente, de todo el planeta:

"¿Qué más quieren? ¿Qué más necesitan para admitir lo que saben perfectamente bien, pero no quieren reconocer, por miedo, hipocresía o conveniencia? Es decir, que estamos en guerra: una guerra que ellos declararon. No nosotros. Que se da de todas las formas posibles, es decir, con sangre, asesinatos, incendios de embajadas (¿para cuándo los de iglesias?) y con amenazas, palabras y persecusiones como las que sufro yo, por ejemplo, con decapitaciones reales o simuladas. ¿Qué más quieren? ¿Qué otra cosa necesitan para despertar y comprender que es preciso defenderse?".

"¿Qué más quieren? ¿Qué más necesitan para comprender que nuestra libertad está en peligro, que está en peligro nuestra civilización, que la democracia está inerme, es débil, es suicida? ¿Qué más quieren? ¿Qué más necesitan para salir de la inercia, o mejor dicho de la servidumbre en la que se han atrincherado para proteger a sus propios atacantes, a sus propios invasores, a sus propios enemigos?".

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