En un programa televisivo italiano, el periodista le pregunta al destacado físico teórico Carlo Rovelli: "¿Acaso Ucrania no tiene derecho a defenderse?", ante una supuesta asignación de culpabilidad de Ucrania por no rendirse ante el ataque ruso para así evitar la muerte de miles de seres humanos. Esta postura, defendida por Jorge Bergoglio, nunca consideran culpable de la situación a Vladimir Putin y a Rusia, sino a Ucrania por no rendirse ante una Rusia que en épocas de Stalin asesinó a unos 6 o 7 millones de ucranianos.
Mientras que culpan a Ucrania por no rendirse ante el "poderoso" ejército ruso, por otra parte abogan por evitar un rearme europeo, que ha de ser imjustificado por cuanto el "débil" ejército ruso ni siquiera ha sido capaz de dominar a Ucrania.
Además, Carlo Rovelli parece tener una postura en contra de Israel, sin tener presente que tanto palestinos como judios comparten sus intenciones de desalojar a sus vecinos y a liquidarlos a todos, si bien tales posturas quizás resultan sólo mayoritarias, por cuanto existen sectores palestinos y judíos que no están de acuerdo con las decisiones de los líderes de ambos pueblos.
En el llamado a la paz, que se menciona a continuación, sus autores proponen que Europa no reinicie un rearme, aunque en ningún momento hacen referencia a Vladimir Putin y a sus actuaciones expansionistas en los últimos años. También los autores ignoran que países como China también están aumentado su poderío militar. El verdadero pacifista promueve el desarme de todos los países, mientras que si un país como Rusia da muestras evidentes de querer ampliar su territorio ocupando militarmente el de sus vecinos, no armarse implicaría una actitud suicida.
Si Europa aumenta su poderío militar, posiblemente Putin podrá limitar sus ambiciones expansionistas, mientras que si Europa mantiene su limitado militarismo, es posible que Rusia avance hacia nuevas conquistas territoriales.
Rovelli nos hace recordar las protestas de los comunistas de la época de la guerra fría, cuando protestaban por los gastos anuales en armamentos por parte de EEUU, aduciendo las necesidades padecidas por muchos pueblos del mundo, pero nunca hacían referencia a los gastos de la URSS, quizás justificando que ese armamento soviético alguna vez serviría para "liberar" a los pueblos "víctimas del capitalismo".
Rovelli advierte el peligro de un conflicto nuclear, pero nada dice de las amenazas de Putin de utilizar armamento nuclear bajo ciertas condiciones en su invasión a Ucrania. Para nada nombra los avances rusos sobre Ucrania en los últimos años, con su traición a tratados y pactos establecidos, por cuanto la visión antioccidental de este físico parece encontrar en los países occidentales la total responsabilidad por los males que acontecen en gran parte del planeta.
LOS CIENTÍFICOS SE UNEN EN CONTRA DEL REARME DE LA UE
Carlo Rovelli, Flavio Del Santo
Los científicos se unen para expresar su oposición a la reciente propuesta de rearme de la Unión Europea. Han publicado un «Manifiesto de científicos contra el rearme» y hacen un llamamiento a científicos, ingenieros, profesionales de la medicina, matemáticos, personal académico y comunidad científica en general a que apoyen su postura.
Como científicos –implicados muchos de nosotros en campos en los que se desarrolla tecnología militar-, como intelectuales, como ciudadanos conscientes de los riesgos globales actuales, creemos que es hoy obligación moral y cívica de cualquier persona de buena voluntad alzar su voz contra el llamamiento a una militarización europea, e instar al diálogo, la tolerancia y la diplomacia. Una brusca militarización no preserva la paz; conduce a la guerra.
Nuestros dirigentes políticos dicen estar dispuestos a luchar por defender aquellos supuestos valores occidentales que consideran están en riesgo; ¿están dispuestos a defender el valor universal de la vida humana? Los conflictos en el mundo van en aumento. Según las Naciones Unidas (2023), una cuarta parte de la humanidad vive en zonas afectadas por conflictos armados. La guerra entre Rusia y Ucrania, subsidiada por los países de la OTAN con la justificación de «defender los principios», está dejando tras de sí un saldo estimado de un millón de víctimas. El riesgo de genocidio de los palestinos por parte del ejército israelí respaldado por el Occidente global lo ha reconocido el Tribunal Internacional de Justicia. En África se están desarrollando guerras brutales, como en Sudán, o en la República Democrática del Congo, alimentadas por los intereses que codician los recursos minerales de África. El Reloj del Juicio Final [Doomsday Clock] del Bulletin of the Atomic Scientists, que cuantifica los riesgos de una catástrofe nuclear mundial, nunca ha registrado un riesgo tan alto como el de hoy.
Amedrentada por el ataque ruso a Ucrania y por el reciente reacomodo de los Estados Unidos, Europa se siente marginada y teme que corran peligro su paz y su prosperidad. Los políticos reaccionan de forma miope con un llamamiento a movilizar, a escala continental, una colosal cantidad de recursos para producir más herramientas de muerte y destrucción. El 4 de marzo de 2025, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, dio a conocer el «Plan Rearmar Europa», declarando que «Europa está preparada y es capaz de actuar con la rapidez y la ambición necesarias. (…) Estamos en una era de rearme. Y Europa está preparada para aumentar masivamente su gasto en defensa».
La industria militar, que cuenta con ingentes recursos y una poderosa influencia sobre los políticos y los medios de comunicación, echa leña al fuego de un relato abiertamente beligerante. El «miedo a Rusia» se agita como un coco, ignorando convenientemente que Rusia tiene un PIB inferior al de Italia. Los políticos afirman, de forma totalmente injustificada, que Rusia tiene objetivos expansionistas en lo que toca a Europa, que suponen una amenaza para Berlín, París y Varsovia, cuando acaba de demostrar que ni siquiera es capaz de tomar su antiguo satélite, Kiev. La propaganda de guerra se alimenta siempre instigando un miedo exagerado. Con diplomacia, Europa puede volver a su coexistencia pacífica y a la colaboración con Rusia que el maldito asunto ucraniano ha trastornado.
La idea de que la paz depende de dominar a los demás bandos sólo conduce a la escalada, y la escalada conduce a la guerra. La Guerra Fría no se convirtió en guerra «caliente» y los políticos juiciosos de ambos bandos fueron capaces de superar sus fuertes divergencias ideológicas y sus respectivas «cuestiones de principio» y acordar una drástica reducción equilibrada de sus respectivos armamentos nucleares. Los tratados nucleares START entre Estados Unidos y la Unión Soviética condujeron a la destrucción del 80% del arsenal nuclear del planeta. Científicos e intelectuales de ambos bandos desempeñaron un reconocido papel a la hora de empujar a los políticos a una desescalada racional. En 1955, Bertrand Russell, Premio Nobel de Literatura y uno de los filósofos y matemáticos y más destacados del siglo XX, y Albert Einstein, Premio Nobel de Física, firmaron un influyente manifiesto, y la Conferencia de Pugwash, inspirada en el mismo, reunió a científicos de ambos bandos, que presionaron en favor de una desescalada. Cuando en 1959 se le pidió a Russell que dejara un mensaje para la posteridad, respondió: «En este mundo, cada vez más interconectado, tenemos que aprender a tolerarnos unos a otros, tenemos que aprender a soportar que algunas personas digan cosas que no nos gustan. Sólo así podremos vivir juntos. Pero si queremos vivir juntos, y no morir juntos, debemos aprender un tipo de caridad y un tipo de tolerancia, que resulta absolutamente vital para la continuación de la vida humana en este planeta». Debemos aferrarnos a esta sabia herencia intelectual.
Los grandes conflictos se han visto siempre precedidos de inversiones militares masivas. Desde 2009, el gasto militar mundial ha alcanzado cada año niveles récord sin precedentes, y en 2024 el gasto alcanzará un máximo histórico de 2443.000 millones de dólares. El «Plan Rearm Europe» compromete a Europa a invertir 800.000 millones de euros en gastos militares. Tanto el actual Presidente de los Estados Unidos como el de Rusia han declarado recientemente que están dispuestos a iniciar conversaciones para normalizar relaciones y lograr una reducción militar equilibrada. El presidente de China ha hecho repetidos llamamientos a la desescalada y a pasar de una mentalidad de enfrentamiento a una mentalidad de colaboración en la que salgan todos ganando. Esta es la dirección a seguir. Y ahora Europa se prepara para la guerra, con una nueva planificación de gastos militares nunca vista desde la Segunda Guerra Mundial. ¿Está dispuesta Europa a hacer sonar las espadas porque se siente excluida?
La humanidad se enfrenta a tremendos desafíos globales: el cambio climático, la hambruna en el Sur global, la mayor desigualdad económica de la historia, los riesgos crecientes de pandemias, la guerra nuclear. Lo último que necesitamos hoy es que el Viejo Continente pase de ser un faro de estabilidad y paz a convertirse en un nuevo señor de la guerra.
Si vis pacem para pacem: Si quieres la paz, construye la paz, no la guerra.
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