La esencia del cristianismo está sintetizada en el mandamiento del amor al prójimo, constituyendo la más amplia y efectiva orientación ética que todo individuo debería aceptar pensando en la supervivencia plena, tanto individual como colectiva. El "Amarás al prójimo como a ti mismo" lleva implícita la existencia de una actitud característica en todo individuo, por lo cual la ética bíblica no hace referencia a las múltiples acciones posibles que nos presenta la vida, sino a orientar nuestra actitud, o predisposición, a compatir las penas y alegrías ajenas como propias, lo que constituye la empatía emocional.
Tal actitud está dirigida al prójimo, es decir, a toda persona cercana, que involucra a todo habitante del planeta, de donde proviene la univesalidad de la validez de la ética natural. Si hemos de compartir penas y alegrías ajenas, ello implica que lo que le suceda a los demás nos afectará en forma similar a lo que nos suceda a nosotros mismos, de donde proviene la idea de igualdad, imprescindible en toda ética propuesta.
Al establecerse tal igualdad, desaparece la intención de gobernar material o mentalmente a los demás, es decir, desaparece todo posible gobierno del hombre sobre el hombre, lo que constituye la libertad individual. De esa forma acatamos el gobierno de Dios sobre el hombre a través de la ley natural (en este caso la empatía emocional), lo que viene simbolizado como el Reino de Dios. El inicio de un masivo acatamiento de tal mandamiento, o de tal Reino, depende principalmente de los seres humanos, y no de una posible intervención de la deidad en los acontecimientos humanos.
Los predicadores cristianos, por lo general, reemplazan lo que Cristo dijo a los hombres por lo que los hombres dicen sobre Cristo, opacando y hasta suprimiendo la síntesis ética mencionada. Pío XI escribió: "La caridad nunca será verdadera caridad si no tiene siempre en cuenta la justicia. El Apóstol enseña que «quien ama al prójimo, ha cumplido la ley»; y da la razón: «porque el No fornicar, No matar, No robar...y cualquier otra mandato, se resume en esta fórmula: amarás a tu prójimo como a ti mismo». Si pues, según el Apóstol, todos los deberes se reducen al único precepto de la verdadera caridad, también se reducirán a él los que son de estricta justicia, como el no matar y el no robar..." (De "La Iglesia entre las dos guerras"-Centro Editor de América Latina SA-Buenos Aires 1969).
Los diversos conflictos sociales, que aquejan a gran cantidad de seres humanos, no se han de solucionar en forma definitiva si no es a través del acatamiento masivo de la ética natural. Sin embargo, la religión moral ha sido convertida por sus aparentes predicadores en una "religión cognitiva" y otras veces en un vulgar paganismo, por cuanto, pareciera que toda acción humana implica "creer" los dogmas básicos de la iglesias o bien rendir homenajes y pedidos a los distintos santos e intermediarios supuestamente enviados de Dios, dejando de lado el cumplimiento del mandamiento ético antes mencionado, que ya aparece en alguna parte del Antiguo Testamento.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario