miércoles, 19 de febrero de 2025

Vida, libertad y propiedad privada como derechos naturales

La vida humana, de la que debemos contemplar una plena realización, que involucra cuestiones emocionales, intelectuales y materiales, requiere el pleno respeto de los derechos naturales que emanan del orden natural. Así, la libertad, como condición por la cual todo individuo ha de gobernarse a sí mismo respetando las leyes asociadas a dicho orden, resulta ser una condición necesaria para permitir la plena realización mencionada.

Mientras que, para el judaísmo y el cristianismo, se considera prioritario el gobierno de Dios sobre los hombres a través de las leyes naturales, lo que constituye la idea del Reino de Dios, rechazando toda forma de gobierno mental y material del hombre sobre el hombre para lograr así la libertad plena, para el liberalismo, en cambio, la libertad promovida implica principalmente el respeto por la propiedad privada, si bien existen coincidencias o compatibilidades entre ambas posturas.

La propiedad individual o privada es el requisito esencial para impedir el gobierno material del hombre sobre el hombre, lo cual se observa claramente cuando se considera una sociedad en la cual está abolida toda forma de propiedad privada, siendo el Estado, a través de sus gobernantes, quienes esta vez dispondrán de la posibilidad de gobernar mental y materialmente a sus semejantes, ya que son quienes tienen la posibilidad de tomar decisiones sobre todos y cada uno de los integrantes de la sociedad, por cuanto existe una "propiedad" común asociada al Estado que dirigen.

Al no existir la propiedad privada, tiende a desaparecer la posibilidad del gobierno del orden natural a través de sus leyes para ser reemplazado por el gobierno de quienes dirigen al Estado. La pérdida de la libertad imposibilita que cada uno pueda realizar el trabajo necesario para su propia supervivencia, constituyendo un límite que impedirá alcanzar la vida plena prevista mediante los atributos humanos con los cuales nos ha provisto el orden natural. Tales atributos provienen del proceso de evolución biológica, que ha de ser continuado mediante la evolución cultural, que debe orientarse, y no contradecir, al proceso de adaptación biológica al orden natural.

La síntesis de los derechos naturales constituidos por el derecho a la vida, a la libertad y a la propiedad privada, fue promovida principalmente por John Locke, respecto del cual Carlos Mellizo escribió: "Es obvio que lo que los hombres pretenden cuando deciden ponerse a sí mismos en el seno de una sociedad civil es, en primer lugar, la conservación de su vida. Pero, junto con ella, y en razón de que el hombre necesita de cosas para subsistir -vestido, alimentos, etc.-, lo que también se pretende es la conservación de la «propiedad», término que en Locke no siempre tiene el significado estricto de bienes materiales, sino que a veces se refiere a algo más general y, dicho sea de paso, menos vinculado a las nociones que proporcionan excusa teórica al capitalismo burgués".

"El derecho que los hombres tienen de conservar lo suyo -es decir, sus vidas, sus libertades y sus posesiones- no sólo es consecuencia de las normas establecidas por la sociedad civil, sino que existía en el estado de naturaleza. Allí, aunque la tierra y todas las criaturas inferiores pertenecían en común a todos, cada hombre podía adquirir una propiedad estrictamente suya; y esto, en virtud de un principio de ley natural aplicable a cada individuo". (Del prólogo del "Segundo tratado sobre el gobierno civil" de John Locke-Ediciones Altaya SA-Barcelona 1998).

Mientras que el marxismo teórico ha promovido la abolición de la propiedad privada de los medios de producción, el socialismo práctico ha abolido la propiedad en general, la libertad elemental y las vidas de millones que no se adaptaban al "orden socialista" por cuanto pretendían hacerlo respecto del orden natural.

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