jueves, 17 de octubre de 2024

La "debilidad" del cristianismo (según José Ingenieros)

Los detractores del cristianismo generalmente se ubican mentalmente del lado de las personas que se sienten inferiores, por lo que no resultaría nada efectivo sugerirles que "amen al enemigo" o "pongan la otra mejilla". Por el contrario, las personas exitosas, al no sentirse inferiores a nadie, están mucho más cerca de adoptar la predisposición de "amar al prójimo como a uno mismo". De ahí que la ética cristiana requiere previamente de la adopción de una actitud "ganadora", en la cual tienen sentido todas las sugerencias bíblicas.

Entre los detractores de la ética cristiana se encuentra José Ingenieros, quien parece haber desconocido la evidente empatía emocional por la cual tenemos la predisposición a compartir las penas y alegrías ajenas como propias, que resulta ser el principal atributo que apunta a la supervivencia de la humanidad. El amor al prójimo predicado por Cristo implica justamente la mencionada empatía, por lo que la postura de Ingenieros resulta llamativa en alguien que escribió libros de moral y de psicología.

Ingenieros fue un admirador de Lenin y acepta el terror y los asesinatos durante la Revolución bolchevique, por lo que escribió: “Se habló de terror. ¿Qué terror? ¿El de los zares que habían asesinado en las cárceles y en Siberia millones de ciudadanos que amaban la libertad, o el de los maximalistas que fusilaron unos cuantos centenares de domésticos que conspiraban para volverlos a la esclavitud?... Hay una verdad que es necesario afirmar, porque callarla equivaldría a mentir: comparando la revolución rusa con su congéneres, ella se caracteriza hasta ahora por cierta dulzura de procedimientos, casi angelicales frente a los de la gloriosa Revolución Francesa… sorprende que sus únicas víctimas… hayan sido una familia de autócratas, diez o veinte obispos, cuatro decenas de jefes militares y varios cientos de burócratas, espías y cosacos en cifras apenas apreciables en un imperio de tantos millones de habitantes…» (Citado en “José Ingenieros” de Enrique Díaz Araujo-Ciudad Argentina-Buenos Aires 1998).

La barbarie totalitaria ya se advierte en los escritos de Friedrich Nietzsche, con su rechazo a la ética cristiana y su propuesta de alterar los valores éticos tradicionales. Luego, los agitadores de masas, discípulos de Marx y Lenin, se identifican con Nietzsche, como es el caso de José Ingenieros, quien escribió: "El nazareno -inculto rumiador de misticismos plebocráticos- dictó para la grey su ética servil; las plebes agasajadas dijéronse cristianas y le dieron plena razón durante cuatrocientos lustros. Tuvo todas las suertes: no existían alienistas por ese entonces. Pasó desapercibida su enfermedad, vivió sin diagnóstico y le cupo la dicha de ser crucificado; la magnitud del martirio hizo olvidar las nieblas que sombrearon su mentalidad".

"Así triunfó en la leyenda; por sus lágrimas, no por su potencia. Triunfó cuando para los cerebros enfermos nadie osaba entreabrir las puertas de un manicomio".

"La moral cristiana es clorótica, compasible. Induce a prolongar las existencias inferiores con limosnas de absurdo altruismo: rebajan al que las da y ofende al que las recibe. Se ha convenido en llamarla moral; es, indudablemente, un buen negocio para los cobardes".

"Nietzsche es plenitud vigorosa. Nos empuja a ser siempre más, infinitamente, por todos los medios aptos para intensificar la personalidad. Su ética educa para la Vida laboriosa, alegre y fecunda. Induce a perseguir el único derecho incontrastable: la conciencia de la propia fuerza".

"El estudioso descubre en Cristo a un alienado místico, enfermo de locura sistematizada religiosa, indudablemente menos filósofo que un Hamlet o un Quijote. Y se explica: Cristo fue elaborado por la tradición sectaria de una multitud inferior, mientras Quijote o Hamlet fueron forjados por un genio". (De "Crónicas de viaje"-Ramón J. Roggero y Cía. Editores-Buenos Aires 1951).

Ingenieros fue uno de los instigadores de la violencia que condujo, en 1919, a la “semana trágica”. Sergio Bagú escribió: “El orador fue ovacionado esa noche y, desde el día siguiente, su discurso fue el punto de ataque de la prensa. Los editoriales trasuntaban alarma y desde ellos no se le ahorró diatriba. Con su conferencia, Ingenieros rompió definitivamente con algunos círculos que hasta entonces habían respetado su valer de sabio, pero que no podían tolerar ahora su pública definición política. Su nombre aparecía en la calle como símbolo. Estar con él o contra él era apoyar o combatir una corriente”.

“Ya no fueron solamente los jóvenes quienes entraban en su consultorio para hablarle y escucharle, sino también dirigentes obreros, lo que inquietó seriamente a la policía, que finalizó poniéndole vigilancia permanente”. “La semana trágica, con sus 700 muertos y sus 4.000 heridos, quedó en la memoria de los porteños como pesadilla inconcebible” (De “Vida de José Ingenieros”-EUDEBA-Buenos Aires 1963).

Mientras Ingenieros critica severamente a la religión, parece adoptar la impulsada desde la naciente Unión Soviética, escribiendo al respecto: "Lo que han logrado los revolucionarios rusos es simplemente tan increíble como lograr crear algo de la nada...sólo genios de la acción han podido introducir un poco de orden en el caos dejado por la guerra. Por eso estar con la Revolución Rusa es pronunciarse por el socialismo, y ponerse contra ella es declararse enemigo del socialismo".

"Sobre este punto nadie engaña a nadie...Rusia es Galilea; los bolcheviques son los apóstoles. Se cree o no se cree en la Revolución Rusa; adherir a ella es un acto de fe en el porvenir, en la justicia, en el proceso moral de la humanidad. La actitud crítica, durante la lucha, demuestra falta de fe y es obra de enemigos; los distingos y las reservas mentales equivalen a negaciones. Se marcha o no se marcha; se cree en el pasado o en el porvenir; se tiene fe en la reacción o en la Revolución".

"El espíritu revolucionario es hoy un estado de fe colectiva...Los dos únicos partidos en que hoy se divide la humanidad obran cuerdamente al repetir la fórmula apostólica: «el que no está conmigo está contra mí»...No es posible engañarse, ni consiente nadie que le engañen, se está con Rusia o contra Rusia. La fe que hace un siglo estuvo por París, hoy está por Moscú; el alma de la Convención francesa ha transmigrado al Consejo ruso" (De "Los tiempos nuevos"-Editorial TOR SRL-Buenos Aires 1956).

José Ingenieros se caracterizó por ser un hombre burlesco, lo que no resulta extraño en un marxista-leninista. De ahí que toda crítica negativa acerca del cristianismo, viniendo de personajes de baja moral, puede considerarse como favorable. Enrique Díaz Araujo escribió: "No por matizado resulta el juicio de Manuel Gálvez, menos acervo. Así lo presenta a Ingenieros como a un hombre que le gustaba «reírse de los demás», «confianzudo como él solo», «a pesar de su fondo bondadoso, gustaba bromas crueles», tales como la de sugerir mediante los diarios y por ellos a la Policía, que Alberto Gerchunoff podía ser deportado por la Ley de Residencia, lo que le hizo exclamar al escritor Emilio Becher: «Esto te retrata de cuerpo entero la moral siniestra y el carácter bufonesco y estúpido de Ingenieros». Agrega que «aparte de estas burlas singulares, gustábale 'titear' a todo el mundo»".

En cuanto al término «titear», se lee lo siguiente: "Reír a costillas del semejante, zumbarle por su desgracia o debilidad; reír de alguien, cosa distinta de la ironía que es «sonreír de algo»; ésta es un primor de la inteligencia; aquella, un envilecimiento del carácter".

1 comentario:

agente t dijo...

Cualquier sistema moral que tenga una base teológica o dogmática es inferior al proveniente de la investigación racional pues en realidad se trata de un recurso ideológico utilizado para que los poderosos conserven intacta su autoridad sobre el resto de la población, entre otras cosas porque así evitan la discusión y el contraste de pareceres acerca de los asuntos.