martes, 3 de septiembre de 2024

Colectivización de lo privado

Cristo sugería a sus seguidores ayudar al prójimo "dando de lo propio" y sin que nadie lo sepa, para segurar que tal actitud perdurara en el tiempo, ya que si la motivación de la ayuda implicaba mostrar a los demás una virtud social, seguramente tal predisposición inicial tendería a decaer.

Los socialistas, que por lo general son personas muy egoístas, renuentes a "dar de lo propio", compensan tal actitud promoviendo la "virtud social" de repartir lo ajeno, llegando incluso a la asombrosa postura de sentirse moralmente "superiores" al resto de la sociedad, incluso respecto de los cristianos.

La colectivización de lo privado ha de ser promovida principalmente por los "generosos dando de lo ajeno", lo que implica quitarle a los dueños de los medios de producción sus emprendimientos para distribuirlo entre el pueblo. Al menos esto es lo que aducen, si bien las colectivizaciones reales y concretas no implican que tales medios vayan a los sectores menos favorecidos, sino que van a parar al Estado, dirigido precisamente por quienes tienen "superioridad moral" sobre el resto, aunque esta vez se dedican a concentrar riquezas ajenas en el Estado disponiendo de mejores medios económicos que el resto constituyendo la "nueva clase" social.

Por lo general, las colectivizaciones socialistas han dado malos resultados, y hasta resultados catastróficos, como el Gran Salto Adelante, de Mao Zedong (o Mao Tse-Tung), al colectivizar la agricultura. Este proceso produjo la mayor hambruna de toda la historia de la humanidad, produciendo entre 15 y 55 millones de víctimas durante 1959 y 1962.

También fue un fracaso la gestión de Stalin al mando de la URSS. Al respecto, Roberto Vivo Chaneton escribió: "Sin duda, José Stalin (1879-1953) es uno de los mayores asesinos de todos los tiempos. El hombre que dirigió la Unión Soviética entre 1924 y 1953 fue responsable directo de la muerte de por lo menos cuarenta millones de personas, a través de purgas, hambrunas, colectivizaciones forzosas y limpiezas étnicas. Basta con relatar lo que el dictador hizo en Ucrania en 1932. Con el objetivo de someter a la población y desterrar toda oposición al régimen comunista, Stalin provocó intencionalmente una hambruna salvaje".

"Por órdenes del Gobierno quedó prohibido cualquier tipo de comercio en zonas rurales y las aldeas dejaron de ser abastecidas de alimentos. Cualquiera que desobedecía mínimamente estas órdenes era condenado a prisión o era directamente fusilado. Cerca de siete millones de ucranianos (veinte por ciento de la población del país) murieron en apenas dos años a causa del hambre, del agotamiento físico, de actos de canibalismo y de represiones. Cada día morían aproximadamente veinticinco mil personas; cada hora mil; cada minuto diecisiete" (De "El crimen de la guerra"-Distal SRL-Buenos Aires 2013).

En cuanto a lo sucedido en Camboya, el citado autor escribió: "En Camboya tuvo lugar uno de los experimentos de ingeniería social más inhumano y radical de todos los tiempos, orquestado por el radical comunista Saloth Sar, más conocido como Pol Pot (1925-1998). En sólo tres años y ocho meses, sembró de cadáveres el país: más de dos millones de muertos sobre una población total de ocho millones. El Gobierno comunista consideraba a la familia como una forma de resistencia natural al poder absoluto del Estado. La planificación central y el desprecio por la técnica destruyeron la hasta entonces siempre próspera cosecha arrocera camboyana, lo que devino en una terrible hambruna y en masivos actos de canibalismo".

Llama la atención que, en conversaciones comunes con seguidores de la ideología marxista-leninista, en lugar de considerar que tales asesinatos masivos fueron algo repudiable e indeseable, por el contrario aducen que fueron "necesarios", es decir, la implantación del socialismo implica para ellos algo más importante que la vida y la seguridad de millones de personas.

1 comentario:

agente t dijo...

Ese desprecio por la vida humana, lo más importante que tenemos y sin lo cual toda otra cuestión o planteamiento carece de sentido, y esa deificación del Estado nos señalan claramente que el comunismo no es una rama extraviada y podrida de las ciencias humanas, sino una parareligión extremadamente fanática.