sábado, 31 de agosto de 2024

Envidia e igualdad

Si los seres humanos tuviéramos en mente, en forma predominante, un intento por comprender las características y el sentido del orden natural, o bien intentáramos comprender "los designios de Dios", seguramente nuestros pensamientos estarían algo alejados de nuestros vecinos o conocidos, anulando casi por completo las posibilidades de caer en la bajeza de la envidia. No siempre la envidia está motivada por cuestiones materiales, sino también por cuestiones sociales e intelectuales.

La envidia tiende a provocar efectos negativos en sus destinatarios y un autocastigo permanente en quienes llevan encima tal actitud, de ahí que casi siempre se la oculta, incluso se la revierte ante los ojos extraños y del propio envidioso. Robert Greene escribió: "De todas las emociones humanas, ninguna es más engañosa o elusiva que la envidia. Es en verdad muy difícil discernir la envidia que motiva las acciones de las personas, o saber incluso que hemos sufrido un ataque de envidia de otro. Esto es lo que vuelve tan frustrante y tan peligroso lidiar con ella".

"La razón de este rasgo elusivo es simple: casi nunca expresamos de forma directa la envidia que sentimos. Si nos enojamos con alguien por algo que dijo o hizo, podríamos tratar de disimular nuestro enojo por varias razones, pero sabemos que sentimos hostilidad. Al final, el enojo se traslucirá en alguna conducta no verbal. Y si actuamos movidos por la ira, el blanco lo sentirá como lo que es y estará muchas veces al tanto de cuál fue la causa del enojo. La envidia es muy distinta".

"Todos sentimos envidia, la sensación de que otros tienen lo que nosotros queremos: posesiones, atención, respeto. Pero aunque merecemos tenerlo, nos sentimos incapaces de conseguirlo. La envidia implica admitir que somos inferiores a otro en algo que valoramos. Admitir esta inferioridad es doloroso, pero es peor todavía que los demás se den cuenta de lo que sentimos".

"El filósofo alemán Arthur Schopenhauer (1788-1860) ideó una forma rápida de provocar esas miradas en busca de pruebas de envidia. Dale a un sospechoso de envidia una buena noticia sobre tí: un ascenso, un nuevo y emocionante interés sentimental, un contrato para un libro. Notarás una muy veloz expresión de desconcierto. Su tono de voz cuando te felicite delatará tensión y esfuerzo. De igual forma, cuéntale alguna desgracia tuya y nota la incontrolable microexpresión de júbilo por tu dolor, lo que se conoce comúnmente como Schadenfreude. Sus ojos se iluminarán un segundo. Las personas envidiosas no pueden evitar sentir alegría cuando se enteran de la mala suerte de aquellos que envidian" (De "Las leyes de la naturaleza humana"-Editorial Océano de México SA de CV-México 2019).

Los que se sienten perdedores ante la sociedad, son generalmente los mayores promotores de la "igualdad social", no tanto para elevar a los de abajo como rebajar a los de arriba, ya se trate de cuestiones económicas, sociales, intelectuales o lo que sea. Gran parte de la política de izquierda tiene como objetivo secreto aliviar el sufrimiento de los envidiosos y aumentar el sufrimiento de los envidiados, incluso buscando la eliminación de éstos, como ocurre en los movimientos revolucionarios. Robert Greene escribe al respecto: "Cuando los conoces, los partidarios de la igualdad parecen entretenidos e interesantes. Poseen un chispeante sentido del humor. Son buenos para bajarle los humos a los poderosos y engreídos. Y tienen buen olfato para la injusticia y falta de equidad en este mundo. Pero lo que los diferencia de quienes tienen una empatía auténtica con los desvalidos es que no reconocen ni aprecian la excelencia más que en personas ya desaparecidas".

"Tienen un ego frágil. Quienes han logrado cosas en la vida los hacen sentir inseguros. Son muy susceptibles a sensaciones de inferioridad. La envidia que sienten por quienes tienen éxito es rápidamente encubierta por la indignación. Despotrican contra los exitosos por apostar al sistema, ser demasiado ambiciosos o tener suerte y no merecer elogios. Acaban por asociar la excelencia con la injusticia para sosegar sus inseguridades".

Respecto de lo anterior, resulta fácil observar en las redes sociales que un buen porcentaje de participantes, envidiosos seguramente, no aceptan los éxitos deportivos de Lionel Messi, de ahí que opinan que apenas es un "jugador mediocre" y lo calumnian de distintas formas, aunque pocos motivos da para esas opiniones adversas. Ante una estimación subjetiva, el porcentaje de envidiosos podría ser de un 20 o 25% de los opinadores.

Sigue Greene: "Notarás que aunque pueden minimizar a otros, no soportan las bromas a sus expensas. Celebran con frecuencia la cultura de baja calidad y la escoria, porque el trabajo mediocre no despierta sus inseguridades. Además de su humor cínico, lo que distingue a este tipo de individuos es el modo en que platican de su vida: les gusta contar historias de las muchas injusticias que se les han infligido y en las que ellos siempre son intachables. Son excelentes críticos profesionales: pueden usar este medio para denigrar a quienes en secreto envidian y ser recompensados por ello".

"Su meta principal es rebajar a todos al mismo nivel mediocre que ellos ocupan. Esto quiere decir, en ocasiones, nivelar no sólo a los triunfadores y los poderosos, sino también a quienes se muestran satisfechos, parecen divertirse demasiado o tienen un gran propósito, algo de lo que ellos carecen".

"Evita rodearte de este tipo de personas, en particular en el trabajo, porque te harán sentir culpable de tu deseo de sobresalir. Empezarán con comentarios agresivo-pasivos que te ensuciarán con la horrible palabra «ambición». Quizás formas parte de la clase opresora. Te criticarán de forma ofensiva e hiriente, a lo que podrían añadir un sabotaje expreso de tu trabajo que justificarán para sí como una forma de justicia reivindicativa".

2 comentarios:

agente t dijo...

El día de las elecciones suele acaecer un ataque masivo de envidia. Masivo por el número de quienes lo protagonizan y masivo por la cantidad de personas hacia quienes va dirigido, es decir, hacia los que son considerados por los envidiosos ricos, burgueses, fascistas...

Neurito dijo...

Excelente articulo, está escrito con claridad y certeza, bajo mi punto de vista ; la persona que siente envidia lo hace porque se siente inferior y tiene predisposición para alegrarse por el sufrimiento de los demás; como escribiste en tu libro Una Opinión sobre el mundo allá por el 1978