viernes, 2 de agosto de 2024

Héroes de la humanidad

A lo largo de la historia, los distintos pueblos han tenido sus héroes regionales, caracterizados, según la época, en función de sus realizaciones militares, defensivas, deportivas, religiosas, científicas, etc. Pero, desde el punto de vista de los efectos producidos, como salvar miles y hasta millones de vidas, como fue el caso de Louis Pasteur y Edward Jenner, entre otros, serían héroes quienes también fueron benefactores de la humanidad.

Se estima que, por siglo, morían decenas de millones de personas afectadas de viruela. De ahí que, luego de la aparición de la vacuna antivariólica, descubierta por Edward Jenner, se redujo notablemente esta enfermedad. Puede decirse que Jenner salvó la vida de decenas de millones por cada siglo transcurrido.

Si bien el grado de felicidad logrado por distintos individuos es algo bastante personal y su valoración bastante subjetiva, podría hablarse de cierto merecimiento acerca de la felicidad lograda. De ahí que puede uno imaginarse la enorme felicidad que habrán sentido aquellos que pudieron realizar investigaciones que condujeron a salvar vidas ajenas y a reducir las penurias humanas, como es el caso de los investigadores en medicina.

Recientemente, a partir de estudios realizados en la Universidad de Wisconsin acerca del nivel de felicidad, se calificó al budista Matthieu Ricard (hijo de Jean-François Revel), como el "hombre más feliz del mundo". En este caso pudo asociarse el nivel de felicidad con las labores de cooperación hacia distintas comunidades de varios países. También nos imaginamos que habrá sido elevado el nivel de felicidad de la Madre Teresa de Calcuta, en oposición a cierta prédica que supone que debemos "sacrificarnos" por hacer el bien a los demás. Por el contrario, el mérito parece estar recompensado por la felicidad.

En el siglo pasado surgió otro benefactor de la humanidad, esta vez por haber producido mejoras en la producción de alimentos, lo que condujo a salvar millones de vidas evitando el hambre generalizado. El siguiente artículo relata tal acontecimiento:

ACERCA DE NORMAN BORLAUG

Durante su discurso en el acto de inauguración de la Exposición Rural de Palermo, el presidente Javier Milei hizo referencia a Norman Borlaug. Se trata de un científico estadounidense, Premio Nobel de la Paz en 1970, conocido como el padre de la “revolución verde”, cuyas investigaciones en agricultura evitaron que millones de personas murieran de hambre. Fue agrónomo de profesión e impulsó tras descubrimientos variedades de trigo que permitieron un salto de producción agrícola en México, Pakistán e India.

El científico falleció en septiembre de 2009, a los 95 años en su casa de Dallas, Texas, debido a complicaciones por un cáncer. Ayer, mientras hablaba el Presidente, dijo que sólo gracias a la revolución de la siembra directa y la innovación genética, de la cual Argentina siempre fue una orgullosa protagonista, es que hoy se puede producir alimentos para 500 millones de personas, algo que casi debería ser un milagro, por eso trazó un paralelismo con lo que logró el científico.

Milei dijo: “Considerado por muchos como el hombre que salvó mil millones de vidas, gracias a los aumentos de producción que sus investigaciones implicaron. Ese hombre, que para muchos es el padre de la agricultura moderna, recibió en 1970 el Premio Nobel de la Paz por haber contribuido a erradicar el hambre de mil millones de seres humanos”.

Nacido en Iowa en 1914, en una familia de origen europeo, Borlaug comenzó su carrera antes de la Segunda Guerra Mundial en el servicio forestal de Estados Unidos, tras estudiar en la Universidad de Minnesota. El experto pasó su infancia en una granja de Iowa, influido por las lecciones de su abuelo noruego, que le enseñó la importancia del sentido común, según recordaron en un comunicado la Universidad A & M de Texas, especializada en agronomía, en donde trabajaba desde 1984.

De acuerdo con el sitio oficial del Gobierno de México, en la década de los 40′s en ese país se vivía una crisis alimentaria que estaba por cobrar miles de vidas. Por entonces, la producción de cereales no era suficiente, por tanto, se vaticinaba una gran hambruna y muerte de miles de personas en situación de pobreza extrema. En ese país gran parte de la población vivía esencialmente de las cosechas de granos como el trigo, el maíz y el arroz.

Según citan, al ser insuficientes los resultados productivos, la Secretaría de Agricultura de aquel entonces en ese país decidió hacer un convenio con la Asociación Rockefeller para desarrollar investigaciones que pudieran mitigar los efectos de esa crisis alimentaria. Así, el científico y humanista comenzó a trabajar en México, específicamente en la zona del Valle de Yaqui, en el Estado de Sonora.

Convencido de que “no habrá paz en el mundo con los estómagos vacíos”, Borlaug innovó en el campo de las semillas y defendió la investigación como único medio para reforzar la producción de alimentos. Era conocido, sobre todo, por su trabajo sobre una variedad de trigo enano de alto rendimiento y resistente a las enfermedades, que permitió aumentar considerablemente la producción agrícola en Latinoamérica y Asia.

A partir de 1944, el científico inició dos décadas de trabajos junto con otros colegas mexicanos para desarrollar esta variedad de trigo, que luego se introdujo en la India y Pakistán. Este desarrollo permitió duplicar la producción de trigo en estos países entre 1965 y 1970, lo que le valió a Borlaug gran reconocimiento mundial en una época en la que se temían y se anticipaban grandes hambrunas en el mundo. Más tarde, ese trigo enano comenzó a ser cultivado en toda Latinoamérica, Medio Oriente y África.

Borlaug estuvo en la Argentina varias veces, donde trabajó con equipos especializados del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA). Entre sus tantas visitas por el país fue orador en el Congreso Nacional de los Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola (CREA) 1980 y participó con una videoconferencia en 2001.

Con sus investigaciones permitió modernizar las técnicas agrícolas. Recibió, además, las dos mayores distinciones civiles en Estados Unidos: la Medalla de la Libertad y la Medalla de Oro del Congreso. También obtuvo condecoraciones de numerosas universidades, desde la India hasta Bolivia. Aunque en algunos casos Borlaug fue criticado por querer imponer una suerte de monocultivo agrícola en zonas enteras del mundo, la mayoría lo recuerda como “el hombre que alimentó al mundo”, tal como se titula un libro publicado sobre él en 2006.

(De www.lanacion.com.ar)

1 comentario:

agente t dijo...

La cuestión es que si la producción de trigo se ha duplicado el aumento de la población se ha multiplicado por más de dos, a lo que hay que añadir que el agua potable disponible seguro que no ha seguido la misma buena progresión y también que la erosión y contaminación del suelo tampoco se ha mejorado en la medida necesaria. Los límites biofísicos del planeta existen y parece que pueden ser rebasados imprudentemente.