jueves, 8 de agosto de 2024

Intercambios económicos

Se mantiene en mucha gente la errónea creencia de que, en todo intercambio económico, alguien se beneficia y alguien se perjudica. De ahí surge la idea de anular legalmente toda posibilidad de intercambios voluntarios, concretamente anulando el proceso del mercado, para establecer una economía planificada desde el Estado, la cual conduce, a la corta o a la larga, a un sistema carcelario como el de Cuba, en el cual cada habitante (que no pertenece a la clase dirigente) tiene una libreta de suministros en donde se anotan los bienes recibidos desde el Estado mensualmente; determinados y decididos por los planificadores.

Como cualquier persona con sentido común (el menos común de los sentidos) sabe, la mayor parte de los intercambios que realizamos, los hacemos ante el convencimiento de que existe un beneficio simultáneo entre ambas partes intervinientes. Tales intercambios, con determinado proveedor, finalizan en cuanto advertimos que efectivamente tal proveedor nos ha perjudicado a costa de recibir cierto beneficio monetario.

Como en las economías de mercado existe una competencia entre productores, y también entre consumidores, los que intentan suprimir el mercado aducen que "toda competencia es mala", y de ahí que surja el gran monopolio estatal de las economías socialistas. Consideran que los monopolios privados son perjudiciales para la población, pero que un monopolio muchísmo mayor, como es el Estado socialista, por alguna razón extraña, ha de ser la solución de todos los males sociales.

En cuanto a la competencia en las economías de mercado, debe considerarse que existe una competencia para la cooperación social y también una competencia destructiva. En el primer caso tenemos el caso de un fabricante que se esmera en mejorar la calidad de sus productos y en reducir el precio en lo posible, de manera de beneficiar al cliente. Aunque él no lo sepa, está compitiendo con otros productores. Si logra buenos resultados, tendrá la mayor parte de los clientes, es decir, triunfó en la competencia al beneficiar al consumidor de mejor manera.

También existe una competencia destructiva por la cual el fabricante que quiere lograr mayores ganancias, sin importarle demasiado la calidad y el precio de sus productos, inicia una campaña de difamación de los competidores, incluso llegando a alguna forma de sabotaje. Cuando un socialista habla de la "competencia en el mercado" supone que esta competencia destructiva es la única que existe, de la misma manera en que supone que en todos los intercambios alguien se beneficia a costa de alguien que se perjudica. Tal visión negativa llega incluso al nivel de los países cuando supone que la riqueza de algunos países se debe exclusivamente a la pobreza de otros países "explotados" por los primeros. El odio y el pesimismo socialista tiende a entorpecer los razonamientos y a ocultar la realidad a sus adeptos.

Acerca de los intercambios, Murray N. Rothbard escribió lo siguiente:

VALOR DEL INTERCAMBIO

¿Cómo fue el comienzo de la moneda? Claro es que Robinson Crusoe no tenía necesidad alguna de moneda. No hubiera podido alimentarse con piezas de oro; ni tampoco Crusoe y Viernes, para intercambiar, tal vez, pescado por madera, tenían por qué preocuparse del dinero. Pero cuando una sociedad se expande mucho más allá de una pocas familias, queda preparado el campo para que haga su aparición la moneda.

Para explicar el papel desempeñado por la moneda, debemos remontarnos aún más atrás y preguntar: "En el fondo, ¿cuál es el motivo de que se introduzca el intercambio entre los hombres?".

El intercambio es la base principal de nuestra vida económica. Sin intercambio, no existiría economía verdadera y, prácticamente, tampoco habría sociedad. Es evidente que el intercambio voluntario se produce a causa de que ambas partes esperan beneficiarse. Intercambio es un acuerdo entre A y B para la transferencia de los bienes o servicios del uno a cambio de los bienes o servicios del otro.

Es obvio que ambos se benefician, porque cada uno atribuye más valor a lo que recibe que a lo que entrega en cambio. Cuando Crusoe intercambia algún pescado por madera, valora la madera que "compra" en más que el pescado que "vende"; mientras que por el contrario, Viernes, da al pescado más valor que a la madera.

De Aristóteles a Marx, los hombres han creído equivocadamente que un intercambio testimonia cierta especie de igualdad de valor: que, si un barril de pescado se intercambia por diez rollizos de madera, existe entre ambas cosas alguna especie de igualdad. En realidad, el intercambio se hizo únicamente porque cada una de las partes colocó a los dos productos en un nivel diferente en cuanto a su valor respectivo.

¿Por qué tendrá que ser el intercambio algo tan universal en la especie humana? Fundamentalmente, a causa de la gran variedad que existe en la naturaleza: la variedad en el hombre, y la diversidad en la ubicación de los recursos naturales. Todo hombre posee un conjunto diferente de habilidades y aptitudes, y todo lote de terreno está dotado de características peculiares, que son únicas, de sus propios recursos distintivos.

De hecho, natural y eterno de la variedad, surgen los intercambios; trigo de Kansas, por hierro de Minnesota; los servicios médicos de uno, por la ejecución musical de otro que toca el violín. La especialización permite que cada hombre desarrolle su mejor habilidad, y hace posible que cada región desarrolle sus propios y particulares recursos naturales.

Si ninguno pudiera intercambiar, si todo hombre estuviera forzado a ser completamente autosuficiente, es obvio que la mayoría de nosotros se moriría de hambre, y el resto escasamente podría mantenerse en vida. El intercambio es la sangre vital, no sólo de nuestra economía, sino de la civilización misma.

(De "Moneda, libre y controlada"-Centro de Estudios sobre la Libertad-Buenos Aires 1962).

1 comentario:

agente t dijo...

El establecimiento del dinero como valor de cambio fue muy importante y trascendente porque hizo posible la acumulación ilimitada de riqueza y con ello un pensamiento racional de tipo instrumental que se orienta por la obtención de beneficios y la reducción de costos, es decir, la productividad, pensamiento que va sustituyendo progresivamente a antiguas guías vitales provenientes del ámbito grupal o religioso.