martes, 30 de julio de 2024

La diversidad contracultural

Los analistas políticos coinciden en que la ceremonia de apertura de los Juegos Olimpicos de París 24 responden a una exaltación de la "cultura" woke. La palabra woke se asocia a "despertar", o a "tomar conciencia", es decir, se promueve el despertar de los oprimidos para que se conviertan en opresores de quienes hoy los oprimen. Esto recuerda la propuesta de Marx cuando incita a establecer la "dictadura del proletariado" para ejercer su poder contra los "opresores burgueses".

La "cultura" woke encuentra duplas de opresores y oprimidos por todas partes, apuntando siempre a revertir la situación, es decir, si existen desigualdades, no proponen llegar a una igualdad, sino a revertir la desigualdad, o a establecerla en el otro sentido. Ademas de la dupla opositora ricos y pobres, suponen duplas como hombre y mujer, blanco y negro, religioso y ateo, nacional y extranjero, gordos y flacos, etc. Unos son considerados dominadores perversos y los otros dominados inocentes.

Al existir un proceso de adaptación cultural, como una continuidad del proceso de adaptación biológica, puede decirse que toda innovación producida por los seres humanos, respecto a ideas, creencias, hábitos, costumbres, conocimientos y demás, puede favorecer el proceso adaptativo o bien desfavorecerlo. También es posible lograr resultados neutros respecto de ese proceso.

Desde la antropología, por lo general, se habla de distintas culturas en forma independiente al resultado logrado por cada innovación, ya sea favorable o desfavorable al proceso evolutivo. De ahí que varias "culturas" en realidad producen efectos contraculturales.

Puede decirse que existe una cultura universal establecida a través de la historia por distintos pueblos e individuos, por lo que no cabe la denominación "diversidad cultural", aceptada bajo el relativismo cultural, ya que cada expresión de esa índole producirá diversos efectos respecto del proceso de adaptación cultural al orden natural; proceso materializado como una adaptación de la vida inteligente que busca la supervivencia de la especie humana, pero una supervivencia que incluye todos los atributos que caracterizan la naturaleza humana.

En la reciente apertura de los Juegos Olímpicos, se observaron varias escenas que apuntan, seguramente, hacia un cambio de mentalidad respecto de hábitos y costumbres, que dejan de lado algunos principios morales aceptados hasta ahora. En la mente del espectador quedan grabadas imágenes grotescas como la que representan a una reina María Antonieta decapitada, como una burla a la monarquía desplazada durante la Revolución Francesa y, quizás, ante un elogio implícito a la barbarie extrema que se vivió en dicha Revolución.

En otros pasajes aparece un hombre-mujer con barba y vestimenta femenina, con movimientos eróticos, y que algunos opinan que simboliza a Cristo, si bien la imagen de por sí resulta repugnante ante las costumbres y valores que se han ido aceptando a través de muchos años. Aunque se hable demasiado de "inclusión" tal apertura pareciera dirigida a la exclusión de los cristianos, cuyas creencias y tradiciones parecieran ser un obstáculo para la nueva contracultura apoyada por las actuales autoridades francesas.

La deformación de la Última Cena, el cuadro pintado por Leonardo Da Vinci, confirma la presunción anterior, ya que el cristianismo ha estado ligado a símbolos y a toda forma de arte. Los integrantes de esta "última cena" son personas que difícilmente clasificarían para un concurso de belleza, y esto se debe a que llevan siempre la intención de escandalizar y de mostrarse todo lo antiestético y grotesco posible.

La decadencia cultural esta vez implica una tendencia autodestructiva, que se suma a algunas otras ajenas a la tradición europea. El wokismo pretende instalarse en todo el planeta y cuenta con el apoyo de importantes organismos internacionales.

La cultura que favorece la supervivencia plena está asociada a la cooperación social, al beneficio simultáneo de todos los integrantes de una sociedad. Lo contracultural es todo aquello que favorece el conflicto, la desunión y la lucha entre individuos y sectores de la sociedad. De ahí que el cristianismo y el liberalismo, principalmente, apuntan a favorecer la cultura. Por el contrario, la denominada "cultura woke" tiende a promover conflictos y divisiones.

Al menos la Francia decadente esta vez ha tenido el mérito de mostrar a gran parte de la población mundial al nuevo paradigma que apunta a establecer un futuro poco amigable a la naturaleza humana. Esta vez quien debe despertar es el individuo que espera una mejora de la cultura universal, antes que su destrucción.

1 comentario:

agente t dijo...

También podría añadirse que lo woke propugna todo lo que rebaja lo humano porque incita las bajas pasiones en detrimento de la racionalidad.