jueves, 18 de julio de 2024

El caso Dreyfus

A fines del siglo XIX y principios del siglo XX, se produjo en Francia un episodio más del conflicto entre universalismo versus nacionalismo, lo que implica también un conflicto entre individualismo versus colectivismo. Las personas universalistas se sienten ciudadanos del mundo, habitantes del planeta tierra y así consideran a los demás seres humanos. Todo ser humano es considerado según sus atributos individuales, en forma independiente de su pertenencia a algún grupo o sector de la sociedad, ya sea político, religioso o étnico. Por el contrario, el nacionalista se siente sólo parte de su nación y tiende a descalificar y a rechazar a todo foráneo, además de considerarlo en función de su pertenencia a algún sector de la sociedad.

El nacionalismo es uno de los tantos sectarismos existentes, ya que también produce efectos similares la pertenencia a determinada religión, a determinada creencia política o religiosa, a determinada etnia, etc. Este es el principio de muchos conflictos y de los diversos tipos de discriminación existentes. La solución a estos males sólo puede surgir de la mentalidad universalista, como la que predomina en el ámbito de la ciencia. Esta mentalidad advierte la existencia de un universo regido por leyes naturales invariantes y todo ser humano es visto como alguien regido por algunas de estas leyes, de donde surge la verdadera sensación de igualdad.

Respecto del caso Dreyfus, Harold Kushner escribió: "Recordemos el caso Dreyfus en Francia, hace un siglo. Alfred Dreyfus era un judío asimilado y militar de carrera. Cuando se interceptó un mensaje que transmitía secretos militares a los alemanes, muchos se precipitaron a acusarlo de ser el traidor. Su juicio y condena con pruebas manifiestamente falsas dividió a Francia en dos bandos. Las pasiones se inflamaron hasta el punto de que en las fiestas en casas particulares, las anfitrionas prohibían toda mención del caso Dreyfus a fin de que la velada no terminara en polémicas enconadas".

"¿A qué se debía semejante apasionamiento? Lo que estaba en juego era más importante que la culpabilidad o inocencia de un individuo. Lo irónico del caso es que Dreyfus casi no reivindicaba su carácter de judío, aunque toda Francia sí lo hacía. Dreyfus era el símbolo de la Nueva Francia contra el Antiguo Régimen anterior a la Revolución. Algunos franceses querían que su sociedad admitiera a cualquier persona que tuviera algo que aportar. Otros sentían nostalgias por la época en que el rey, la Iglesia y el ejército gobernaban el país y cada cual ocupaba el lugar que le estaba asignado (así como en Estados Unidos algunos quieren volver a las épocas en que los negros, los judíos, las mujeres y los católicos romanos permanecían entre bambalinas y dejaban el escenario a los «auténticos norteamericanos»)".

"Los judíos aparecían como agentes de la destrucción de la Vieja Francia y su reemplazo por una nación nueva, menos «auténticamente francesa». Para esta gente, Alfred Dreyfus no era un judío asimilado que dedicaba su vida a servir a la patria sino una amenaza al modo de vida tradicional; por eso lo odiaban" (De "¡Por la vida!"-Emecé Editores SA-Buenos Aires 1996).

1 comentario:

agente t dijo...

El caso Dreyfus llevó a Theodor Herzl a fundar el movimiento sionista, es decir, a propiciar la salida de la Europa postrevolucionaria de los judíos para fundar un hogar nacional en otro lugar y así evitar la persecución arbitraria. Y es que el verdadero culpable de la traición imputada a Dreyfus fue otro militar de ideología reaccionaria y furibundo antisemita que fue absuelto y aclamado pese a todas las evidencias existentes en su contra.