miércoles, 3 de julio de 2024

Acerca de la voluntad

En nuestra marcha por la vida, podemos distinguir un "freno" a nuestras acciones como también una "fuerza" que nos motiva para ir hacia adelante. En este caso se ha hecho una analogía con la marcha hacia adelante de un automóvil, considerando que la velocidad que podemos imprimirle depende bastante de la posibilidad de frenar en un tiempo breve a fin de evitar algún accidente. Si no se tiene en cuenta que a mayor velocidad, mayor será el tramo necesario para detener el vehículo, los riesgos serán grandes.

Mientras que el control racional de las emociones y el control emocional de la razón constituyen el freno de nuestras posibles acciones, la voluntad constituirá la fuerza que nos moverá hacia adelante. Pero esta fuerza, en realidad, surgirá luego de haber deseado o querido algo; incluso la palabra "voluntad" proviene de volo (querer). M. Guéroult escribió: "Una voluntad que obra sin razón, es decir, sin motivo, no es ya una voluntad: «no se puede querer sin motivo, porque querer es consentir a un motivo» (Malebranche)" (Del "Diccionario del Lenguaje Filosófico" de Paul Foulquié-Editorial Labor SA-Barcelona 1967).

El fisicoculturista Arnold Schwarzenegger acostumbraba preguntar a quienes asistían a su gimnasio cuánto de importante era para ellos lograr un físico desarrollado, considerando que si no era demasiado importante tal ambición, estarían poco motivados para llevar adelante el gran trabajo requerido para ese logro, renunciando a ello en un tiempo no muy prolongado.

Puede decirse que la "educación de la voluntad" consiste esencialmente en la capacidad de elección de metas importantes y accesibles, algo que conforma esencialmente el sentido de la vida. Una vez logrado este sentido, la fuerza de la voluntad aparecerá como una consecuencia directa de ese logro previo. Miguel Ángel Fuentes escribió: "Se suele decir que donde hay voluntad hay también un camino. Yo quisiera modificar esta frase, y me atrevería a afirmar que donde hay un objetivo, allí hay también una voluntad. En otras palabras, quien tiene bien claro un objetivo y aspira de verdad a alcanzarlo, nunca se quejará de que carece de fuerza de voluntad".

Tomás de Aquino escribió: "El objeto que mueve la voluntad es el bien conocido como conveniente, de donde se sigue que si se propone algún bien conocido como bueno, pero no como conveniente, no moverá la voluntad". Al respecto, Fuentes aclara: "«Conveniente» es más que «bueno»; «bueno» significa que es capaz de atraer la voluntad: pero «conveniente» implica que de hecho me atrae a mí, que lo veo ventajoso, útil, adecuado, oportuno y hasta necesario e impostergable" (De "¡Quiero!"-Ediciones del Verbo Encarnado-San Rafael, Mendoza 2012).

Las acciones humanas, con la intensidad suficiente como para favorecer la supervivencia individual y colectiva, dependen esencialmente de haber previamente adquirido un adecuado sentido de la vida, ya que la ausencia de sentido es la principal causa de los males existentes en toda sociedad. Existe un sentido de la vida común a todos los seres humanos y es el principio de adaptación al orden natural, entendido generalmente como la tendencia a responder a la voluntad del Dios Creador. Además, existirán los diversos sentidos de la vida adicionales, como son las elecciones personales acerca de la profesión, el oficio y las demás metas elegidas a nivel individual. Víktor Frankl escribió: "El interés principal del hombre es el de encontrar un sentido a la vida, razón por la cual el hombre está dispuesto incluso a sufrir a condición de que este sufrimiento tenga un sentido" (De "El hombre en busca de sentido"-Editorial Herder SA-Barcelona 1979).

En oposición a esta búsqueda de sentido aparece un hedonismo advertido en las sociedades actuales, que limita severamente las necesarias acciones humanas que facilitarán la supervivencia individual y colectiva. Enrique Rojas escribió acerca de la personalidad caprichosa: "Su perfil es el siguiente: no está dispuesto a renunciar a los deseos inmediatos, no tiene hábito para los esfuerzos concretos y frecuentes, lo quiere todo en el momento. No sabe negarse nada...El sujeto caprichoso es inmaduro, débil y posee una base deficitaria para cualquier trabajo serio que signifique fortaleza para poder vencer la resistencia de su desidia, apatía y dejadez" (De "La conquista de la voluntad") (Citado en "¡Quiero!").

1 comentario:

agente t dijo...

Probablemente el generalizado consumo compulsivo forme parte de la generación inconsciente de una coartada que suavice el sentimiento de falta de sentido de la propia vida.