Es posible asociar una simple simbología a las actitudes básicas del ser humano. De esa forma, será más fácil tenerlas presentes en cada momento, de manera de optar por la que produce buenos resultados rechazando las que los producen malos.
En primer lugar tenemos la actitud, o predisposición, cooperativa. Es la que beneficia a ambas partes interactuantes. El beneficio simultáneo, ya se trate de aspectos emocionales como materiales, puede simbolizarse mediante dos flechas, una dirigida hacia uno mismo y la otra hacia las demás personas. No es otra cosa que la actitud igualitaria asociada al "Amarás al prójimo como a ti mismo", o bien, compartirás las penas y las alegrías ajenas como propias:
En segundo lugar tenemos al egoísmo, el cual puede simbolizarse con una flecha dirigida hacia el propio individuo (que estaría a la izquierda de la pantalla). Del egoísta no sale ninguna flecha hacia el resto de la sociedad, ya que concentra todo su interés en él mismo.
Finalmente tenemos la actitud del odio, actitud por la cual el individuo que lo padece tiende a sentir tristeza por el éxito o la alegría ajena y también siente alegría ante el fracaso o la tristeza ajena. Puede simbolizarse con una flecha dirigida hacia los demás, por cuanto en cierta forma vive en función de lo ajeno, olvidándose de sí mismo, logrando un pobre nivel de felicidad:
Puede advertirse que, en este esquema, aparecen todas las interacciones emocionales posibles, es decir, compartir penas y alegrías ajenas, no compartir ni unas ni otras, y, finalmente, cambiar alegrías ajenas por tristeza propia y tristezas ajenas por alegría propia. De ahí que a este esquema podemos asociarle el nombre de "ética natural".
Por lo general, los seres humanos tenemos cierto porcentaje de cada una de estas predisposiciones, predominando una de ellas sobre las restantes. Incluso el crecimiento personal se establece cuando adoptamos la actitud cooperativa una vez que somos conscientes de su existencia y de sus enormes ventajas respecto de las restantes actitudes.
Un caso "mixto", muy frecuente, es el de la persona que ama al prójimo (o que tiene esa predisposición), pero no en forma igualitaria, por lo que, en este caso, podría simbolizarse tal situación mediante una flecha hacia la derecha (hacia los demás) más pequeña que la flecha hacia la izquierda (hacia el propio individuo). Sería el caso de la persona que tiene un "egoísmo normal", o aceptable en las personas reales.
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