El subdesarrollo económico se advierte en la falta de un plantel numeroso y eficaz de empresarios. Cuando se carece de ese plantel, no es posible la existencia de un mercado competitivo ni tampoco de una auténtica economía de mercado.
Tal ausencia se debe, entre otros aspectos, a una mentalidad antiempresarial de la sociedad y a una preferencia generalizada por el empleo público. Ello conduce a que los gobernantes de turno desplieguen todo tipo de oposición al crecimiento empresarial presuponiendo una "maldad natural" de tal sector. De esa forma se sobreentiende que la principal función del Estado consiste en proteger al ciudadano común de la voracidad del sector productivo.
De ahí que, en tal tipo de sociedad, sea bien mirado el gobierno que esquilma mediante impuestos al sector productivo a fin de utilizar tales recursos en una compra clientelista de votos a fin de prolongar y asegurar la supuesta protección por varios años.
Sin embargo, la sociedad subdesarrollada trata de justificar sus penurias y limitaciones culpando a los países desarrollados por tales males. Ello conduce, como consecuencia, a la masiva siembra de odio contra esos países y también un odio interno hacia sectores supuestamente cómplices de los países desarrollados.
En una entrevista, el periodista expresa: "Siempre se ha dicho que el desarrollo de unos es imposible sin el subdesarrollo de otros....". Al respecto, Mario Vargas Llosa responde:
Esa es una gran mentira, una gran falsedad, eso hoy día no es cierto, hoy día no es verdad que haya países ricos porque hay países pobres. Esa es una de las grandes ficciones ideológicas de nuestro tiempo, gran excusa para la inacción, gran excusa para la ceguera respecto de lo que son las propias responsabilidades de los países que se mantienen en el subdesarrollo.
En el caso concreto de América latina, eso es flagrante; es decir, América latina podría ser hoy día un continente muy próspero, un continente que podría estar compitiendo con los países de la Cuenca del Pacífico, que eran más pobres, todos ellos, que los países latinoamericanos hace veinte o treinta años. No es verdad que América latina no se haya podido desarrollar porque los países prósperos se lo impidieron, no. Fueron determinadas políticas que se siguieron con una consistencia suicida, tanto por regímenes de izquierda como por regímenes de derecha, por regímenes civiles como por regímenes militares, y eso es lo que ha mantenido a América latina en la pobreza.
¿Por qué, si América latina hubiera hecho lo que Singapur, Japón o Hong Kong, hace treinta años, no hubiera ocurrido lo mismo? ¿Por qué razón? La razón es, simplemente, que América latina no lo hizo, que más bien hizo exactamente lo contrario, hizo todo lo que trae pobreza y atraso a un país: practicó el nacionalismo económico, levantó fronteras, practicó la política suicida del desarrollo hacia adentro, quiso construir industrias y mercados defendidos contra el resto del mundo, cerró sus fronteras a los capitales, a las inversiones, con una política que los ahuyentaba.
Entonces, el país que ha querido prosperar ha podido prosperar, y eso en el futuro va a seguir siendo una realidad, porque esa es la gran ventaja de la internacionalización de la vida. Hoy día hay una internacionalización de la vida que hace que el país o el individuo busque su provecho por encima de cualquier consideración política o cultural. Ese es un hecho entonces, es la gran ventaja para un pequeño paisito, que siempre tendrá ventajas comparativas y podrá mostrarlas al mundo.
(De "América Latina marca registrada" de Sergio Marras-Grupo Editorial Zeta SA-Buenos Aires 1992).
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1 comentario:
China ha pasado en apenas tres décadas de una situación auténticamente tercermundista a ser la primera o la segunda potencia económica a nivel mundial precisamente porque se desembarazó radicalmente de toda idea antiempresarial.
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