domingo, 4 de agosto de 2024

La religión objetiva

Si a los actuales conflictos, bélicos y humanitarios, que se desarrollan en Ucrania y Palestina, les agregamos los que acontecieron hace algunos años y decenios atrás, como el de Yugoslavia, Ruanda, la URSS, la China maoísta, el conflicto entre India y Pakistán, el genocidio de armenios, las grandes Guerras Mundiales, el nazismo, etc., advertimos la presencia de ideologías predominantes poco favorables a la convivencia pacífica y promotoras de conflictos. Se estima en que la actualidad hay unos 110 millones de seres humanos que deben emigrar de sus hogares huyendo de alguno de estos males, que podrían sintetizarse en tres principales: antagonismos religiosos, nacionalismos y totalitarismos.

La ausencia de un vínculo ideológico concreto, favorece los conflictos entre diversos países y entre sectores de un mismo país. De ahí que debemos buscar alguna posible solución que, en definitiva, apunte a limitar y a reducir drásticamente las dos actitudes personales que conducen a la violencia permanente: el odio y el egoísmo.

Entre las posibles soluciones, o principio de solución, aparece la religión natural o deísmo. Al dejarse de lado las posibles acciones de un Dios que interviene en los acontecimientos humanos y al recaer toda nuestra atención en las leyes naturales que rigen todo lo existente, encontramos una referencia y un principio para posibles acuerdos que resulta totalmente compatible e indistinguible de la ciencia experimental. Recordemos que la ciencia describe leyes naturales; consideradas como "leyes de Dios", resultando una alternativa interesante ante la enorme variedad de religiones que, por lo general, acentúan las divisiones y los antagonismos existentes.

Seguramente que no será sencillo esperar que un cristiano, un judio, un musulmán o un hinduísta vayan a dejar de lado sus creencias religiosas para aceptar una nueva visión del universo, si bien podrán aceptar sin mayores inconvenientes la función que desempeña la vida inteligente dentro del orden natural. Haciendo una analogía con las fuerzas que actúan en los núcleos de los átomos, podemos evidenciar la posibilidad de hacer factible la propuesta deísta.

En los núcleos del átomo se encuentran protones con carga eléctrica positiva que produce una fuerza que tiende a repelerlos antre sí (que podría considerarse como una fuerza de desunión similar a las religiones actuales, nacionalismos y totalitarismos). Pero en pequeñas distancias aparece la fuerza nuclear fuerte, que predomina netamente sobre la fuerza eléctrica de dispersión, produciendo la unión y "convivencia pacífica" de los protones.

Lo interesante de la analogía es que no hay necesidad de anular la fuerza de dispersión, sino de disponer de una fuerza mucho mayor. De ahí que no hace falta que los adherentes a las distintas religiones las abandonen totalmente, sino que adviertan las ventajas de la postura deísta para vislumbrar un principio de acuerdos que limite los serios conflictos existentes a lo largo y a lo ancho del planeta.

El equivalente a la "fuerza nuclear fuerte", en cuestiones humanas, es la empatía emocional, por la cual tendremos la predisposición a compartir penas y alegrías ajenas como propias. Esta actitud sólo podrá darse cuando adoptemos la visión de los antiguos estoicos quienes se sentían "ciudadanos del mundo", por lo que los nacionalismos disolventes quedarían bastante limitados.

Es imprescindible adoptar la visión de los astrónomos, que observan el universo en su enorme dimensión espacial y en su enorme dimensión temporal, quedándole poca predisposición a llevar en sus pensamientos las pequeñeces y los destructivos efectos del egoísmo y del odio que parecen predominar en la humanidad actual.

Las religiones actuales son construídas en base a creencias y a símbolos abstractos y confusos, por lo que puede decirse que son construcciones de validez subjetiva, mientras que una religión basada exclusivamente en la observación directa de leyes naturales, admite el calificativo de religión objetiva.

Una descripción compatible enteramente con la ciencia experimental quizás tendrá un aspecto poco comparable a las religiones actuales, pero será una "religión" (de "unir a los adeptos") en fuunción de los efectos que podrá producir. Una religión no ha de ser otra cosa que un conjunto de información sintetizada que habrá de permitir una plena adaptación del ser humano respecto del orden natural.

Tal adaptación servirá, además, para ofrecer a todo individuo la posibilidad de disponer de un sentido de la vida que le dará las fuerzas necesarias y suficientes para afrontarla y poder vencer así los obstáculos que lo cotidiano nos impone día a día.

3 comentarios:

agente t dijo...

El aspecto objetivo es sin duda determinante en cualquier propuesta de vida, pero no puede olvidarse el aspecto más emocional o sentimental que tenemos los humanos. Aunque sólo sea porque sirve de banderín de enganche un buen discurso humanista, integrador y a favor de la bondad, a la vez que firme y determinado, sería necesario articularlo para acompañar a esos datos provenientes de la observación y la reflexión.

agente t dijo...

“Porque la ciencia sólo puede determinar qué es, pero no qué debería ser, y fura de ese ámbito siguen siendo necesarios toda clase de juicios de valor. Por su parte, la religión trata únicamente con evaluaciones del pensamiento y la acción humanos; no puede hablar justificadamente de hechos y de relaciones entre hechos”.

Albert Einstein en Mis últimos años

Bdsp dijo...

Lo que "debe ser" es simplemente una optimización de "lo que es". Si la Psicología social (Psicología de las actitudes) no sugiere la actitud que "debe ser", entonces no tiene razón de ser.