miércoles, 21 de agosto de 2024

Equilibrio entre deberes y derechos

Para que una sociedad funcione satisfactoriamente es necesario que exista un equilibrio entre deberes y derechos. Sin embargo, en la Argentina, como en otros países, sólo se habla de los derechos del niño, de la mujer, del trabajador, etc, etc., sin nombrar nunca los deberes que permitirán la satisfacción de tales derechos.

En la mente de muchos existe la idea del "noble déspota", que sólo tiene derechos y carece completamente de obligaciones; justamente así como las masas están adquiriendo esa absurda postura, promovida principalmente por los políticos peronistas y socialistas. José Ortega y Gasset escribió: “Mi tesis es, pues, esta: la perfección misma con que el siglo XIX ha dado una organización a ciertos órdenes de la vida es origen de que las masas beneficiarias no la consideren como organización, sino como naturaleza".

"Así se explica y define el absurdo estado de ánimo que esas masas revelan: no les preocupa más que su bienestar y al mismo tiempo son insolidarias de las causas de ese bienestar. Como no ven en las ventajas de la civilización un invento y construcción prodigiosos, que sólo con grandes esfuerzos y cautelas se puede sostener, creen que su papel se reduce a exigirlas perentoriamente, cual si fuesen derechos nativos".

"En los motines que la escasez provoca suelen las masas populares buscar pan, y el medio que emplean suele ser destruir las panaderías. Esto puede servir como símbolo del comportamiento que en más vastas y sutiles proporciones usan las masas frente a la civilización que las nutre” (De “La rebelión de las masas”-Planeta-De Agostini SA-Barcelona 1984).

Los deberes pueden asociarse a una actitud que podría expresarse como "uno para todos", mientras que los derechos podrían expresarse como "todos para uno". De ahí que deberían promoverse los deberes antes que los derechos, pudiendo decirse: "Cumple con tus deberes que tus derechos serán satisfechos por añadidura".

La destrucción de la economía argentina se debe, entre otros aspectos, a que se han contemplado los derechos de muchas familias otorgándoles planes sociales, que son como jubilaciones otorgadas a gente joven, eximiéndolos de la obligación de trabajar. Al retirar del trabajo productivo a millones de personas (con fines puramente electorales), la economía debe caer inevitablemente. Incluso estos parásitos sociales se dedican, en muchos casos, a realizar protestas y cortes de rutas que entorpecen a los que trabajan. Además, las demandas monetarias al Estado generan una emisión monetaria que crea una inflación enorme. De ahí que el periodista Tato Young comience su programa radial caracterizando a la Argentina como "el país más loco del mundo".

En toda sociedad debe existir, como se dijo, el equilibrio entre deberes y derechos; así, en todo intercambio de bienes o servicios, se advierte que damos algo a cambio de algo, para beneficio simultáneo de ambas partes. Sin embargo, como el deber y el derecho están separados, muchos aprovechan para recibir el derecho sin cumplir con el deber. Por ejemplo, el robo es un beneficio material para el ladrón y un perjuicio para la víctima, es decir, no se ha cumplido con el equilibrio antes mencionado.

Podemos preguntarnos si en el orden natural ocurre algo semejante a lo que a veces ocurre en el orden social, es decir, que se rompe el equilibrio. Parece ser que, si todos buscamos la felicidad, el orden natural nos exige que, en ese camino de búsqueda personal necesariamente debamos contemplar la felicidad de los demás. Así, el "amarás al prójimo como a ti mismo" es tanto un deber como un derecho, ya que contempla el beneficio simultáneo entre ambas partes.

Si alguien busca la felicidad perjudicando a los demás, seguramente que ha de lograr una pequeña y efímera felicidad, aunque generalmente se crea lo contrario, es decir, que existen muchas formas de lograr la felicidad, incluso perjudicando a los demás en forma voluntaria, como es el caso del ladrón o del estafador.

En realidad hay personas con son felices viajando, o yendo a pescar o practicando un deporte, pero en todos estos casos se supone que se benefician sin perjudicar a nadie. Quienes creen que el orden natural permite cualquier actitud para llegar a la felicidad, basados en el relativismo moral, han de suponer que no tiene sentido buscar en la vida un camino mejor que otro, haciendo vanos los esfuezos de pensadores que buscan el camino mejor. En humanidades, las ideas erróneas están amparadas por la dificultad de poder establecer mediciones confiables, como es el caso del nivel de felicidad de las personas. Además, puede decirse que la verdadera felicidad es la que puede contagiarse a los demás.

1 comentario:

agente t dijo...

Hay que dejar claro que los derechos de las masas sí se pueden medir. Y si no que se lo pregunten a los empleadores que pagan las cotizaciones sociales (las suyas propias y la de sus trabajadores), e incluso a esos trabajadores que ven como cada vez reciben menor salario real (aunque nominalmente suele haber una subida modesta anualmente) para poder así pagar esos derechos a los que se accede sin aportar nada a cambio y que cada vez se extienden más por toda clase de grupos sociales a los que se compra su voto.