Teniendo presente las elecciones presidenciales de 2023 en la Argentina, algunos políticos proponen disolver la grieta que separa peronistas y antiperonistas desde el futuro gobierno. Para ello comienzan por culpar a ambos sectores ante la división que impide lograr acuerdos y también de ciertas formas de sabotaje por parte del sector que momentáneamente no ocupa el gobierno.
Ante esta actitud, se observa la tendencia a amparar al sector peronista-kirchnerista igualándolo al antiperonista, negando evidentes comportamientos delictivos del primero. Se olvida que quienes empezaron la grieta fueron Perón y Eva, desde los años 40 y 50 del siglo anterior.
Desde el sector peronista se considera a sus opositores como enemigos, que no quieren ver salir de la pobreza a los menos favorecidos, que no quieren que estudien en las universidades, que no accedan a muchos derechos, que sienten placer por verlos sufrir, etc. Es decir, consideran a los antiperonistas como seres perversos carentes de todo atributo humano, o algo similar. Luego, los políticos que proponen acuerdos entre ambos sectores, esperan que los antiperonistas "dialoguen" con quienes los consideran casi como inhumanos.
Por otra parte, los peronistas se atribuyen virtudes que no poseen y niegan defectos y limitaciones asociados a sus pobres gestiones, especialmente las que ofrecieron planes sociales, jubilaciones sin aportes, puestos laborales en el Estado y muchas otras formas de compra de votos que han generado un deterioro económico casi imposible de solucionar.
Como se trata en realidad de una grieta moral, antes que ideológica, no tiene sentido intentar acuerdos con quienes niegan la moral elemental y utilizan la mentira en forma casi permanente. Si bien los sectores antiperonistas no están exentos de fallas morales, las diferencias son enormes.
Por lo general, cuando dos posturas son irreconciliables, se tiende a acudir a alguna instancia superior, como la Constitución, Dios o la ley natural. Como el peronismo es esencialmente totalitario y populista, desconoce toda instancia superior y acude a cierta "razón" que le darían los votos de la gente (comprados generalmente con recursos del Estado) o bien a las masivas manifestaciones en lugares públicos.
Como la grieta social se debe a causas morales, poco podrá hacerse desde la política o desde la economía, excepto que desde esas posiciones se inste a una mejora ética generalizada que pueda, al menos, reducir el antagonismo hasta niveles normales.
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1 comentario:
Con quienes niegan la moral elemental y utilizan la mentira en forma casi permanente sólo cabe el enfrentamiento y la denuncia en la medida de lo posible, es decir, cuando esta última esté fundada en hechos contrastables y cuando el enfrentamiento sea asimismo por hechos o posturas claras del adversario, no como principio aplicable siempre, pues de lo contrario se corre el riesgo de parecer cerril y prejuicioso aun cuando se tenga razón.
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