domingo, 2 de junio de 2019

De lo religioso a lo sociológico

Desde un punto de vista religioso, se habla de "verticalidad" cuando todo pensamiento individual se orienta en Dios y en lo sobrenatural, mientras que "horizontalidad" implica un pensamiento centrado en el hombre y en lo natural. Debido a la severa crisis que afecta tanto a la sociedad como a la Iglesia Católica, han aparecido posturas que promueven interpretaciones sociológicas de la religión; actitud que rechaza el conservadorismo y la tradición católica.

Entre las diversas posturas renovadoras, encontramos las que, partiendo de la psicología social, pretenden afianzar la ética cristiana mostrando su compatibilidad con las leyes naturales, intentado que el mensaje bíblico alcance a la mayoría de las personas, y no sólo a quienes adoptan una determinada actitud filosófica. Tal "horizontalismo" pretende interpretar al cristianismo como una religión natural; algo "herético" según la tradición, pero que seguramente favorecerá el mejoramiento masivo de los integrantes de la sociedad. Habría que consultarle a los tradicionalistas acerca de qué cambio suponen que implicará la Segunda Venida de Cristo, ya que la continuidad de la religión tradicional, sin cambio alguno, implica que no habría necesidad de la profecía establecida por el propio Cristo.

Otra postura muy distinta es la del marxismo, que pretende usar al catolicismo para difundir sus nefastos ideales. En la actualidad se observa el afianzamiento casi total del marxismo al haber podido llegar a las altas esferas del Vaticano, ya que el reemplazo de los Evangelios por la Teología de la Liberación es algo evidente, si bien los habilidosos ideólogos han convencido a muchos ingenuos que en realidad el amor cristiano y el odio marxista son una misma cosa.

El proceso de entronización del marxismo en la cúpula de la Iglesia, lleva varios años. Alfredo Saenz escribió: "Hay como un constante trasbordo idelógico, más o menos inadvertido, que va de las cosas sobrenaturales a las cosas naturales: de Dios al hombre, del pecado a la alienación, de la confesión al psicoanálisis, de la lucha contra el pecado a la lucha contra la pobreza, del llamado a la salvación eterna al deber de edificar el socialismo, el paraíso en la tierra. Muchos parecen no apartarse de las fórmulas religiosas: hablan de salvación, de pecado, de Dios, de Iglesia, pero emplean dichas palabras de manera tal que ya no tienen sentido religioso sino puramente sociológico" (De "Inversión de valores"-Ediciones Mikael-Paraná 1978).

Puede no ser exagerada la afirmación de que la Iglesia Católica se ha convertido (al menos parcialmente) en la principal promotora del socialismo a nivel mundial. Ello se debe a que mantiene al cristianismo como el perfecto disfraz para engañar a muchos incautos. El citado autor agrega: "En no pocas ocasiones la apertura al mundo, tan propia de la tendencia horizontalista, acaba por hacerse apertura al marxismo, el amor al prójimo termina por ser enrolamiento en la guerrilla. Quien deja de lado la trascendencia de Dios con la pretensión de instalarse en un puro «humanismo» no podrá detenerse allí sino que de hecho seguirá deslizándose hacia abajo...".

Saenz menciona algunas estrofas de canciones cantadas en ámbitos católicos desde hace unos 40 años, o más. "El orgulloso «hombre nuevo» se propondrá la edificación de un mundo nuevo. Con soberbia prometeica tomará la arcilla con la que -nuevo Creador- rehará el universo".

Lo haremos tú y yo
nosotros lo haremos:
tomemos la arcilla
para el hombre nuevo.

Su sangre vendrá
de todas las sangres
borrando los siglos
del miedo y del hambre.

"El «amor al otro» lo llevará al socialismo y a la abolición de la propiedad privada. Será menester arrancar los alambrados, símbolo de propiedad sobre una tierra usurpada:

Yo pregunto a los presentes
si no se han puesto a pensar
que esta tierra es de nosotros
y no del que tenga más.

A desalambrar, a desalambrar
que la tierra es nuestra,
tuya y de aquél,
de Pedro, María, Juan y José.

Yo pregunto si en la tierra
nunca habrá pensado Usted
que si las manos son nuestras
es nuestro lo que nos dé.

A desalambrar, a desalambrar.."

"Luego viene el mito, la bandera enarbolada de la rebeldía. «Camilo Torres» es una canción que se canta en las misas de algunos grupos «selectos»:

"Donde murió Camilo nació una cruz
pero no de madera sino de luz.

Le mataron cuando iba por su fusil
Camilo Torres muere para vivir.
Dicen que tras las balas se oyó una voz;
era Dios que gritaba «Revolución».

Lo clavaron con balas contra una cruz
lo llamaron bandido como a Jesús.
Revisad la sotana, mi general,
en la guerrilla cabe un sacristán.

Y cuando ellos bajaron por su fusil
vieron que el pueblo tiene como cien mil,
Cien mil Camilos prestos a combatir,
Camilo Torres muere para vivir".

"Tales son, entre muchas otras semejantes, las letras que se escuchan en diversas capillas, parroquias, colegios, o reuniones más reservadas, generalmente en el ámbito del Santo Sacrificio de la Misa. Porque sé que a algunos les parecerá imposible, vuelvo a afirmar una vez más que todos estos cantos figuran o en cancioneros de parroquias, o de colegios católicos, o en hojas que se ponen en los bancos de las iglesias. Y que todos han sido cantados en el transcurso de la Santa Misa. Es este un hecho verdaderamente alarmante".

1 comentario:

agente t dijo...

La conversión de la Iglesia Católica en agente de intereses que en principio le son ajenos no se acaba con la asunción de la Teología de la Liberación por parte de prelados y sacerdotes latinoamericanos, en España se postula en determinados territorios (los más privilegiados desde el punto de vista material) como aliada y defensora de unos supuestos pueblos oprimidos, lo que la hace valedora intelectual y moral de una revuelta de privilegiados que pretenden objetivos políticos no sólo ilegales (lo que no tiene excusa al tratarse de una democracia totalmente homologable), sino también insolidarios y supremacistas porque se amparan en diferencias culturales absolutamente reconocidas y amparadas sobre las que se pretenden más ventajas y la separación del conjunto nacional privando a la mayoría de su derecho a decidir sobre el conjunto. Y por cierto, esos territorios donde prende el particularismo disgregante están entre los más descritianizados de toda Europa Occidental.