Se dice que una relación matrimonial es enfermiza cuando el vínculo existente entre sus integrantes presenta algo de amor y una alta dosis de egoísmo, que puede llegar incluso a convertirse en odio. A pesar de los conflictos y las agresiones psicológicas y físicas hacia la mujer, la relación sigue adelante principalmente por los hijos, o por la dependencia económica de la mujer cuando no puede mantenerse con su trabajo. Cuando la relación se hace insoportable, como ocurre en casos de desconfianza por celos infundados del hombre hacia la mujer, se puede llegar a un trágico final.
Adolf Hitler afirmaba que las masas tienen mentalidad femenina y que por ello necesitaban a un líder que las dirigiera, estableciéndose un vínculo similar al anterior, por lo que puede sostenerse la siguiente analogía:
Líder totalitario => Marido machista
Masas adeptas => Mujer golpeada
Oposición => Tercero sospechoso
Un individuo se torna peligroso cuando llega a adoptar una actitud por la cual llega a advertir a su mujer: “O mía, o de nadie”, pudiendo asesinarla como también a quien pretenda conquistarla. Este es el caso de los líderes totalitarios cuando es traicionado por un adepto o cuando aparece un adversario, al que difaman y calumnian para que no pueda despertar la adhesión de las masas conquistadas.
Mientras que en las sociedades capitalistas, cuando la economía no funciona bien, el pueblo culpa al gobierno, en los países totalitarios los líderes culpan a las masas por las crisis económicas por no obedecer sus directivas. Este es también el caso del marido golpeador que siempre culpa a su mujer por “hacerle surgir todo lo malo que tiene en su interior”.
El marido celoso y desconfiado descarga su malestar en cuanto sospecha de la existencia de alguna infidelidad por parte de su cónyuge, generalmente inexistente. También en los sistemas totalitarios, en los cuales el terror hace que todos obedezcan al líder máximo sin opinar ni protestar, surge en la mente de éste la posibilidad de que no exista una fidelidad total, y de ahí la sospecha de que varios de sus seguidores conspiren para derrocarlo; de donde surgen las purgas preventivas, como en las épocas de la URSS. Zbigniew K. Brzeinski escribió: “Las purgas políticas constituyen uno de los fenómenos de mayor interés e importancia en los Estados totalitarios, en especial, el soviético. Forman parte de la técnica gubernativa del régimen y no deben ser miradas necesariamente como expresión de un colapso del sistema, ni como manifestación de lucha a muerte entre los muros del Kremlin. Se llega incluso a demostrar que, a veces, las consecuencias de una purga política pueden no ser destructivas”.
“Se arriba a ésta y otras conclusiones tras analizar las bases en que se asienta un sistema totalitario y los factores que, en el proceso de los hechos, conducen a una depuración, así como los motivos que pueden decidir a los dirigentes a apelar a ella en función de una verdadera técnica administrativa. Esto nos permite comprender por qué la purga política –individual o colectiva- no siempre es cruenta. De sangre lo fueron, por cierto, aquéllas, trágicas, que Stalin realizó entre 1936 y 1938 cuando, después de célebres procesos, en los que cada acusado se declaraba humildemente merecedor de la muerte, el «zar rojo» hizo ejecutar a buen número de los dirigentes de la «vieja guardia» del partido”.
“Sangrienta también, la de postguerra, cuando tras la muerte de Stalin fue fusilado Lavrenti Beria, uno de los más peligrosos aspirantes al poder supremo. En cambio, caídas como la de Malenkov, de indudable carácter depurativo, ocurren sin que la víctima pague con la vida su derrota política” (De “La purga permanente”-Emecé Editores SA-Buenos Aires 1958).
Llama la atención que los sectores de izquierda consideren a la violencia familiar como algo inherente a la actitud burguesa en las sociedades capitalistas, cuando en realidad tal proceso de violencia resulta psicológicamente equivalente al de los sistemas totalitarios que promueven. Consideran que la mujer es explotada por el marido y que esa situación ha de resolverse mediante el socialismo, cuando en realidad el socialismo asegura la explotación de todos por parte del Estado, o de quienes lo dirigen.
El primer eslabón de la secuencia que lleva a situaciones de violencia familiar está facilitado por el engaño del embaucador irresponsable y por la ingenuidad de la mujer. También los líderes totalitarios utilizan el engaño para conquistar a los incautos. En el caso del peronismo, ello se logró a partir del despilfarro de las reservas monetarias acumuladas constituyendo una especie de soborno masivo para establecer una numerosa masa de votantes que le asegurasen la posibilidad de mantenerse en el poder por varios años. Uno de esos medios fue la creación de puestos de trabajo estatales superfluos y de la elevación de los sueldos de tales “trabajadores”. “Puede sin exageración calcularse en unos 250 mil el número de nuevos empleados nombrados por la dictadura en todo el país en el orden nacional, provincial y comunal. El total debe pasar en la actualidad [1946] de 600 mil. Es una base electoral de primer orden”.
“Se dieron a la tarea de crear todas las reparticiones que hacían falta para establecer en el país poderosas agencias electorales y designar familiares de militares, parientes de los familiares, amigos de los parientes y amigos de los amigos. El día que se pueda hacer un censo con nombres y apellidos y revisar planillas de pago, la «obra revolucionaria» resplandecerá con luz histórica”.
“-Con nuestro triunfo están seguros; si perdemos, todos ustedes irán a la calle-. Y así fueron creando ese vasto conjunto de vergonzantes, «tapados» y resentidos que votaron por ellos y no se atrevían a presentarse como sirvientes de la dictadura y sus aprovechadores. La mentira es un arma totalitaria por excelencia, y nunca faltan ingenuos, miedosos, calculadores, que la aceptan como verdad de buena ley” (De “Radiografías de la dictadura” de Argentino Cantinflas-Buenos Aires 1946).
Los puestos de trabajo fueron concedidos por los seguidores de Perón previo a las elecciones, ya que éste formaba parte de una dictadura nazi-fascista que ocupaba el poder desde 1943. Otra de las estrategias electorales estuvo constituida por promesas poco factibles. “Bandadas de sinvergüenzas de las delegaciones de Trabajo y Previsión, Consejo Agrario, Censo y otras dependencias nacionales y provinciales….arribaban al campito, al rancho o al sitio de trabajo del arrendatario, el peón rural o simplemente el modesto criollo, cargado de fatalidad y de penurias. Grandes saludos. Preguntas sobre la familia. Elogios. Palmoteos. Y las indagaciones:
-¿Este campo no es suyo, verdad?-
-Lo arriendo.
-Bueno, amigo, si el coronel Perón triunfa distribuirá la tierra. Esto será suyo y, además, aquella otra parcela para que pueda vivir mejor. Usted y su familia tendrán todo lo que necesitan.
Y empezaban las anotaciones en largas planillas con escudos, sellos y membretes llamativos”.
El pago del aguinaldo presenta aspectos positivos cuando favorece a los asalariados, no así cuando el sustento económico real es insuficiente, empeorando las cosas en el largo plazo, y se lo utiliza con las intenciones de conquistar votos, siendo una promesa utilizada por los nazis para el acceso al poder. En los años 40, predominaba entre los militares argentinos una generalizada adhesión al fascismo y al nazismo, de ahí que Perón tenía en vista las tácticas políticas de sus admirados líderes totalitarios europeos (Mussolini e Hitler). “El modelo hitleriano se tiene siempre presente. El zarandeado decreto sobre remuneraciones a los empleados y obreros -«aguinaldo» en vísperas de elecciones- reconoce filiación nazi...A fines de julio de 1930, clausuró su periodo constitucional del año del Reichstag, en el que el Partido Nacionalsocialista tenía una representación de 14 diputados. El gobierno del canciller Brüning convocó a nuevas elecciones para comienzos de Setiembre del mismo año. En la última sesión, a sabiendas de que no podía ser tratado, la representación nazi presentó un proyecto tan semejante al decreto argentino sobre «aguinaldo», que no puede dudarse de que este último lo tomó por modelo. El inspirador del proyecto nazi fue G. Strasser”.
“Durante la campaña electoral inmediata, Hitler y sus bandas esgrimieron a todo trapo aquel proyecto, prometiendo renovarlo y sacarlo a flote en el próximo periodo parlamentario. El argumento fue eficaz: las elecciones elevaron de 14 a 112 el número de diputados nazis”.
“Se reunió en Marzo de 1931 el nuevo Reichstag….se convocó de nuevo a elecciones para Noviembre del mismo 1931. Hitler y todos los oradores nazis volvieron a agitar en las tribunas preelectorales su proyecto salvador de empleados y de obreros. También esta vez fue eficaz la argumentación, pues de 112 aumentó a 164 la diputación nazi”.
“En Julio de 1932, el nuevo canciller Franz von Papen convocó al electorado alemán…Por tercera vez Hitler y sus charlatanes le prometieron al pueblo la salvación del proyecto de remuneración…y les regaló 200 y pico diputaciones, en vez de las 164 que tenían”.
Una vez que accede al poder “Hitler, el gobierno y los diputados nazis, se hicieron los sordos. Transcurrió el periodo de sesiones sin que se hablase del asunto en el Reichstag. La reclamación cobró bríos, entonces, pues, naturalmente, había nazis que creían en la sinceridad del partido. La respuesta de Hitler fue la atroz purga criminal de la noche del 30 de Junio de 1934, en la que los primeros que murieron asesinados personalmente por Hitler o por sus hordas, fueron G. Strasser, autor del proyecto famoso, el general Schleicher, que había empezado a cumplirlo, el capitán Roehm, jefe de las camisas pardas y todos los líderes de las S.A. y del Frente de Trabajo que se habían destacado en la reclamación del cumplimento de las promesas al pueblo”.
Quienes ven a Eva Perón como una figura representativa de la promoción de la igualdad de la mujer, preludio de cierta liberación femenina respecto de la violencia del hombre golpeador, no advierten que, al menos como figura pública, mostraba una total sumisión y obediencia al líder totalitario. Juan José Sebreli escribió: “Aunque, contrastando con su propia vida de mujer activa, ella aceptaba el papel de pasividad femenina, reivindicaba esa concepción sexista, machista de la mujer. Nadie como ella exaltó la subordinación de la mujer al varón; así justificaba su propia intervención en la política conseguida a través de un varón” (De “Comediantes y mártires”-Debate-Buenos Aires 2008).
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