Se entiende por revolución, en cuestiones cognitivas, la aparición de una nueva teoría que invalida a la vigente en un determinado momento histórico. Este fue el caso del modelo heliocéntrico (el Sol al centro) de Copérnico que invalida al geocéntrico (la Tierra al centro) de Ptolomeo, o bien el caso de la física de Galileo que invalida a la anterior de Aristóteles. Una vez iniciada la etapa de la ciencia experimental, es decir, una vez que el conocimiento puede ser verificado experimentalmente, resulta acumulativo, ya que nunca retrocede, por lo que cesan las revoluciones en el sentido indicado.
De ahí que exista cierta contradicción en la expresión “revolución científica” ya que toda nueva teoría tiene una mayor generalidad que la anteriormente vigente sin que ésta pierda su validez. Si la teoría reemplazada era errónea, no debe hablarse de “revolución”, ya que simplemente se trataba de una teoría que no fue verificada convenientemente, habiéndosela debido abandonar en un primer momento. Sin embargo, varios autores hablan de las “revoluciones científicas” como si fueran parte del proceso normal de progreso del conocimiento, tal el caso de Thomas S. Kuhn. Incluso respalda tal afirmación con el popular término de “paradigma”. Al respecto escribió: “Hace varios años se publicó mi libro «La estructura de las revoluciones científicas». Las reacciones que despertó han sido varias y en ocasiones estruendosas…”. “Al escuchar conversaciones, particularmente entre los entusiastas del libro, en ocasiones me es difícil creer que todos los participantes hayan leído el mismo libro. Pues debo concluir, con pesar, que parte de su éxito se debe a que casi toda la gente puede encontrar casi todas las cosas que quiere”.
“Ningún aspecto del libro es tan responsable de esa plasticidad excesiva como la introducción del término «paradigma», palabra que figura en sus páginas más que cualquier otra, aparte de las partículas gramaticales. Forzado a explicar la falta de un índice analítico, acostumbro indicar que, si lo tuviera, la entrada que más se consultaría sería la siguiente: «Paradigma, 1-172, passim.». Las críticas, sean comprensivas o no, coinciden en subrayar el gran número de sentidos diferentes que le doy al término. Un comentarista, quien pensó que valía la pena realizar un escrutinio sistemático, preparó un índice analítico parcial y encontró por lo menos veintidós usos diferentes, que van desde «una realización científica concreta» hasta «conjunto característico de creencias e ideas preconcebidas»” (De “La tensión esencial”-Fondo de Cultura Económica-México 1996).
La popularidad del libro pudo deberse al atractivo que presenta la posibilidad de una ciencia verdaderamente revolucionaria, de la cual convenga solamente estudiar las últimas teorías vigentes sin necesidad de estudiar todo lo anterior por tener una validez circunstancial; siendo el ideal de quienes buscan dar “el gran salto” sin realizar el correspondiente trabajo intelectual. Richard P. Feynman escribió: “La gente siempre está preguntando por los últimos desarrollos en la unificación de esta teoría con aquella otra, y no nos da la oportunidad de explicarles nada sobre las teorías que conocemos bastante bien. Siempre quieren conocer cosas que no sabemos. De manera que en lugar de confundirles con un montón de teorías a medio hacer y parcialmente analizadas, me gustaría hablarles de un tema que ha sido completamente analizado” (De “Electrodinámica cuántica”-Alianza Editorial SA-Madrid 1992).
El modelo elemental de sistema planetario solar de Copérnico fue corregido por Kepler quien, basado en observaciones astronómicas, encuentra que las órbitas planetarias son elípticas, en el caso general, en lugar de circulares. Galileo, con la observación de los satélites naturales de Júpiter, fortalece los argumentos copernicanos. Finalmente Newton establece las leyes de la dinámica junto a la ley de gravitación universal. Reconociendo el trabajo de sus predecesores, especialmente de Galileo y de Kepler, expresa: “Si he tenido una visión más amplia, es porque me he subido a los hombros de gigantes”.
Esta expresión no lleva implícita ninguna revolución invalidante de los trabajos anteriores. Un siglo después, aparece una reformulación de la mecánica newtoniana por parte de Joseph L. Lagrange y posteriormente otra distinta realizada por William Hamilton. Para la descripción de los fenómenos atómicos y nucleares se utiliza el “lagrangiano” y el “hamiltoniano” poniendo en evidencia que la física reciente se ha construido con conceptos introducidos algunos siglos atrás.
Otra innovación importante se debió a Michel Faraday, quien introduce los campos de fuerza, como magnitud física descriptiva, por carecer de suficientes conocimientos matemáticos. Einstein se preguntaba “¿Hubiese Faraday introducido los campos de fuerzas si hubiera ido a la universidad”. Luego James Clerk Maxwell establece la síntesis de electricidad, magnetismo y óptica como ampliación del conocimiento aportado por Faraday y otros científicos, sin destruir ninguna teoría anterior.
Otro error que se advierte en Kuhn implica el haber considerado la validez de la descripción de una ley natural, no en función de su concordancia con la realidad descripta, sino de su “aceptación por parte de la comunidad científica”. Ruy Pérez Tamayo escribió: “Kuhn insiste en que la historia demuestra que el rechazo de una teoría científica y su sustitución por otra ha obedecido mucho más a fuerzas irracionales e ilógicas, más relacionadas con factores sociológicos que por principios racionales”. “Kuhn examina el papel fundamental que desempeña la comunidad científica como árbitro de lo que es la ciencia y de su calidad…” (De “¿Existe el método científico?”-Fondo de Cultura Económica-México 1990).
Puede mencionarse el caso del matemático Evariste Galois, iniciador de la teoría de grupos, quien muere en un duelo antes de cumplir los veintiún años de edad. Pasa la noche previa corrigiendo sus trabajos y le encarga a un amigo, previendo el desenlace desfavorable, que se los lleve a Augustin Cauchy. Este afamado matemático, conociendo al autor de los trabajos, un indisciplinado “agitador político”, no se molesta en estudiarlos quedando abandonados en un cajón de su escritorio. Cuando muere Cauchy, unos 50 años después de realizados los trabajos de Galois, son estudiados por los matemáticos y comienza la trascendencia póstuma de su autor. En este caso, la “comunidad científica” que rechaza el nuevo conocimiento está personificada en Cauchy. Sin embargo, la validez matemática resulta independiente de los gustos y de las opiniones particulares.
Cuando Gregor Mendel publica las bases de la genética, la comunidad científica lo ignora, incluso por no entender acerca de probabilidades matemáticas empleadas por su autor. Unos treinta años después, aparecen tres redescubridores de tales leyes reconociéndose entonces la prioridad del descubrimiento. Nuevamente se advierte que la veracidad de una descripción no depende de la aceptación, o no, de los científicos influyentes del momento. Ian Hacking escribió: “¿Qué era esta «imagen de la ciencia» que Kuhn se proponía cambiar? Era, indudablemente, alguna combinación de los nueve puntos que señalamos enseguida:
1- El realismo: La ciencia es un intento por describir un mundo real. Las verdades acerca del mundo son verdades sin que importe lo que la gente piense, y hay una única descripción mejor de cualquier aspecto elegido del mundo.
2- La demarcación: Existe una distinción bastante aguda entre las teorías científicas y otros tipos de creencias.
3- La ciencia es acumulativa. Aunque son bastante comunes las partidas en falso, la ciencia en general edifica sobre lo que ya se conoce. El propio Einstein es una generalización de Newton.
4- Distinción entre observación y teoría. Existe un contraste bastante agudo entre los informes de las observaciones y los planteamientos de la teoría.
5- Fundamentos. La observación y el experimento aportan los fundamentos y la justificación de hipótesis y teorías.
6- Las teorías tienen una estructura deductiva y las pruebas de las teorías proceden deduciendo informes de observación partiendo de los postulados teóricos.
7- Los conceptos científicos son bastante precisos, y los términos empleados en ciencia tienen significados fijos.
8- Existe un contexto de justificación y un contexto de descubrimiento. Debemos distinguir: i) las circunstancias psicológicas o sociales en que se hace un descubrimiento de, ii) la base lógica para justificar la creencia de los hechos que se han descubierto.
9- La unidad de la ciencia: Debe haber una sola ciencia acerca del mundo real. Las ciencias menos profundas son reductibles a otras más profundas. La sociología es reductible a la psicología, la psicología a la biología, la biología a la química y la química a la física”.
“Ningún filósofo ha sostenido exactamente estos nueve puntos, pero forman un útil conjunto, no sólo de discusión filosófica técnica sino también de difundida concepción popular de la ciencia”.
Más adelante: “A consecuencia de este punto de vista, Kuhn está en oposición, en diversos grados, con todos los puntos, del 1 al 9” (De “Revoluciones científicas”-Fondo de Cultura Económica-México 1985).
De la misma manera en que Marx, con su “lucha de clases” y con la eliminación de la propiedad privada, intentaba cambiar al hombre y al mundo (aunque lo cambió parcialmente y para mal), Kuhn pretende cambiar el significado de la ciencia basado en un concepto mal definido, como el de “paradigma”, y con las “revoluciones científicas” que, estrictamente hablando, no existen.
Cada vez que aparece un autor con ideas confusas, incompatibles con la realidad, aparece una multitud de seguidores que simpatizan con la postura en cuestión motivados por extraños intereses. Compatibilizar el desarrollo histórico de la física con la visión de Thomas S. Kuhn exige gran trabajo intelectual, si es que se logra hacerlo, mientras que, posiblemente, la sociología y otras actividades cognitivas que no llegaron a una etapa científica, puedan compatibilizarse. Una buena inversión de tiempo y de trabajo intelectual implica tratar de conocer las distintas ramas de la ciencia a través de historiadores y divulgadores manteniéndose alejado de los filósofos de la ciencia que no parecen reconocerlas tal como son. Mario Bunge escribió: “Constructivismo-relativismo es la gnoseología inherente a la sociología, antropología y filosofía de la ciencia inspiradas por Thomas S. Kuhn y Paul Feyerabend….Según ellos, los científicos no estudian la realidad, sino que la construyen; y no cooperan entre sí para comprenderla, sino que luchan por el poder. (De ese modo, ponen de cabeza el análisis clásico de Robert K. Merton). Y, puesto que consideran que los hechos son construcciones convencionales, sostienen que hay tantas verdades como grupos sociales. O sea, la validez de toda pieza de conocimiento sería relativa al grupo, la sociedad o la circunstancia: no habría verdades universales o transculturales” (De “Crisis y reconstrucción de la filosofía”-Editorial Gedisa SA-Barcelona 2002).
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