miércoles, 31 de julio de 2024

El rechazo a la naturaleza humana

En el ámbito de las ciencias humanas y sociales se acepta que la conducta humana depende tanto de factores hereditarios como de la influencia cultural que proviene del medio familiar y social, estimándose la importancia de ambos factores en un 50%. De ahí que se denomina naturaleza humana al aspecto enteramente biológico, sobre el cual ha de incidir el aspecto cultural.

Haciendo una analogía con una computadora digital, puede decirse que la naturaleza humana se asemeja al hardware (circuitos eléctricos) mientras que la influencia cultural resulta similar al software (programación). Podemos precisar algo más la definición de la naturaleza humana identificándola con el contenido de los estudios derivados de la neurociencia, la cual estudia la estructura básica del cerebro tal como fue moldeado por el proceso de la evolución biológica.

En la actualidad, no resulta difícil aceptar tal afirmación, por cuanto estamos familiarizados con los resultados que provienen de los estudios acerca del cerebro como también lo estamos respecto de las computadoras digitales, algo que no ocurría algunas decenas de años atrás. Sin embargo, todavía persisten las opiniones de quienes afirman que “no existe algo así como la naturaleza humana”. En ese caso, tienen presentes seguramente sólo los aspectos culturales del comportamiento humano, que admiten diversas variantes, sin advertir que existe un sustrato cerebral sobre el cual se deposita tal influencia. Robert Greene escribió: "Llamaremos naturaleza humana al conjunto de esas fuerzas que tiran de nosotros desde lo más profundo de nuestro ser. La naturaleza humana surge de la programación específica del cerebro, la configurción del sistema nervioso y la forma en que los seres humanos procesamos las emociones, todo lo cual se desarrolló y emergió en el curso de los cinco millones de años de nuestra evolución como especie".

"Podemos atribuir muchos detalles de nuestra naturaleza al modo peculiar en que evolucionamos como un animal social para garantizar nuestra supervivencia, gracias a lo cual aprendimos a cooperar con otros, coordinamos nuestras acciones con el grupo en un alto nivel y creamos novedosas formas de comunicación y modos de mantener la disciplina grupal. Este desarrollo temprano subsiste aún y continúa determinando nuestro comportamiento, incluso en el moderno y sofisticado mundo en que vivimos".

"Para poner un ejemplo, considere la evolución de la emoción humana. La supervivencia de nuestros más remotos antepasados dependió de su capacidad para comunicarse entre sí mucho antes de que se inventara el lenguaje. Ellos hicieron evolucionar nuevas y complejas emociones; júbilo, vergüenza, gratitud, celos, rencor, etcétera. Los signos de estas emociones se advertían de inmediato en sus rostros; ellos comunicaban su estado de ánimo rápida y efectivamente. Se volvieron muy sensibles a las emociones ajenas como una forma de unir más al grupo -de sentir alegría o dolor en común- o de permanecer juntos de cara al peligro".

"Hasta la fecha, los seres humanos somos muy susceptibles a los humores y las emociones de quienes nos rodean, lo que nos induce a adoptar toda suerte de conductas: imitar inconscientemente a los otros, desear lo que tienen, dejarnos llevar por virulentas sensaciones de cólera o indignación. Creemos actuar movidos por voluntad propia, sin saber que nuestra susceptibilidad a las emociones de los demás miembros del grupo influye en alto grado en lo que hacemos y en el modo en que reaccionamos" (De "Las leyes de la naturaleza humana"-Editorial Océano de México SA de CV-México 2019).

El rechazo a la existencia de la naturaleza humana, suponiendo que sólo actuamos en base a la influencia social, ha permitido la proliferación de autores que proponen establecer diversas "naturalezas artificiales", como fue el intento de crear al "hombre nuevo soviético". Ante la creencia en la herencia de los caracteres adquiridos, se suponía que tal hombre nuevo iría reemplazando a la especie humana tal como la conocemos.

En la actualidad ha surgido un importante sector que promueve la creencia de que la masculinidad y la feminidad no provienen de nuestra naturaleza humana biológica, sino que son "construcciones sociales", con el agravante de que inducen en los niños la posibilidad de "elegir" entre acentuar su propia naturaleza o bien convertirse en homosexual.

Otra de las tendencias que desconocen la naturaleza humana, o bien la consideran tan imperfecta que intentan cambiarla, es el transhumanismo, como un intento de implantar chips en el cerebro para alterar los atributos negativos observados en los seres humanos.

Todos los intentos por negar la existencia de leyes naturales invariantes que existen como consecuencia del proceso biológico evolutivo, llevan asociados serios riesgos para la humanidad. De ahí que lo conveniente sea apuntar a una óptima adaptación cultural al orden natural teniendo siempre presente la existencia de las leyes naturales que conforman nuestra naturaleza humana.

martes, 30 de julio de 2024

La diversidad contracultural

Los analistas políticos coinciden en que la ceremonia de apertura de los Juegos Olimpicos de París 24 responden a una exaltación de la "cultura" woke. La palabra woke se asocia a "despertar", o a "tomar conciencia", es decir, se promueve el despertar de los oprimidos para que se conviertan en opresores de quienes hoy los oprimen. Esto recuerda la propuesta de Marx cuando incita a establecer la "dictadura del proletariado" para ejercer su poder contra los "opresores burgueses".

La "cultura" woke encuentra duplas de opresores y oprimidos por todas partes, apuntando siempre a revertir la situación, es decir, si existen desigualdades, no proponen llegar a una igualdad, sino a revertir la desigualdad, o a establecerla en el otro sentido. Ademas de la dupla opositora ricos y pobres, suponen duplas como hombre y mujer, blanco y negro, religioso y ateo, nacional y extranjero, gordos y flacos, etc. Unos son considerados dominadores perversos y los otros dominados inocentes.

Al existir un proceso de adaptación cultural, como una continuidad del proceso de adaptación biológica, puede decirse que toda innovación producida por los seres humanos, respecto a ideas, creencias, hábitos, costumbres, conocimientos y demás, puede favorecer el proceso adaptativo o bien desfavorecerlo. También es posible lograr resultados neutros respecto de ese proceso.

Desde la antropología, por lo general, se habla de distintas culturas en forma independiente al resultado logrado por cada innovación, ya sea favorable o desfavorable al proceso evolutivo. De ahí que varias "culturas" en realidad producen efectos contraculturales.

Puede decirse que existe una cultura universal establecida a través de la historia por distintos pueblos e individuos, por lo que no cabe la denominación "diversidad cultural", aceptada bajo el relativismo cultural, ya que cada expresión de esa índole producirá diversos efectos respecto del proceso de adaptación cultural al orden natural; proceso materializado como una adaptación de la vida inteligente que busca la supervivencia de la especie humana, pero una supervivencia que incluye todos los atributos que caracterizan la naturaleza humana.

En la reciente apertura de los Juegos Olímpicos, se observaron varias escenas que apuntan, seguramente, hacia un cambio de mentalidad respecto de hábitos y costumbres, que dejan de lado algunos principios morales aceptados hasta ahora. En la mente del espectador quedan grabadas imágenes grotescas como la que representan a una reina María Antonieta decapitada, como una burla a la monarquía desplazada durante la Revolución Francesa y, quizás, ante un elogio implícito a la barbarie extrema que se vivió en dicha Revolución.

En otros pasajes aparece un hombre-mujer con barba y vestimenta femenina, con movimientos eróticos, y que algunos opinan que simboliza a Cristo, si bien la imagen de por sí resulta repugnante ante las costumbres y valores que se han ido aceptando a través de muchos años. Aunque se hable demasiado de "inclusión" tal apertura pareciera dirigida a la exclusión de los cristianos, cuyas creencias y tradiciones parecieran ser un obstáculo para la nueva contracultura apoyada por las actuales autoridades francesas.

La deformación de la Última Cena, el cuadro pintado por Leonardo Da Vinci, confirma la presunción anterior, ya que el cristianismo ha estado ligado a símbolos y a toda forma de arte. Los integrantes de esta "última cena" son personas que difícilmente clasificarían para un concurso de belleza, y esto se debe a que llevan siempre la intención de escandalizar y de mostrarse todo lo antiestético y grotesco posible.

La decadencia cultural esta vez implica una tendencia autodestructiva, que se suma a algunas otras ajenas a la tradición europea. El wokismo pretende instalarse en todo el planeta y cuenta con el apoyo de importantes organismos internacionales.

La cultura que favorece la supervivencia plena está asociada a la cooperación social, al beneficio simultáneo de todos los integrantes de una sociedad. Lo contracultural es todo aquello que favorece el conflicto, la desunión y la lucha entre individuos y sectores de la sociedad. De ahí que el cristianismo y el liberalismo, principalmente, apuntan a favorecer la cultura. Por el contrario, la denominada "cultura woke" tiende a promover conflictos y divisiones.

Al menos la Francia decadente esta vez ha tenido el mérito de mostrar a gran parte de la población mundial al nuevo paradigma que apunta a establecer un futuro poco amigable a la naturaleza humana. Esta vez quien debe despertar es el individuo que espera una mejora de la cultura universal, antes que su destrucción.

lunes, 29 de julio de 2024

Pensiones por invalidez en la Argentina

Entre las formas creadas en la Argentina por el peronismo, orientada a la compra masiva de votos para futuras elecciones, aparece el otorgamiento de "pensiones por invalidez" falsas, es decir, otorgadas a personas que pueden trabajar y que no tienen reales impedimentos.

Es oportuno mencionar el caso de Román Juárez (mi tío abuelo), quien a principios del siglo XX, cuando todavía no se habían descubierto los antibióticos, sufrió la amputación de un brazo y de una pierna, de lados distintos de su cuerpo. Pero ello no le imposibilitó llevar una vida bastante normal, trabajando como químico y manteniendo a su mujer y cuatro hijos.

Ante la gran variedad de posibles trabajos a realizar, hay muy pocas personas que no pueden realizar ninguno de ellos, de ahí que en la Argentina es algo escandaloso el fraude politico que involucra enormes gastos al Estado mientras que convierte en parásitos sociales a gente que podría llevar una vida digna.

Si bien el monto recibido por cada "inválido" no le alcanza para mantener a una familia, por lo general reciben otros aportes debido a la gran cantidad de situaciones establecidas para la efectiva compra masiva de votos y la consiguiente degradación moral del receptor.

A continución se menciona un artículo periodístico al respecto:

Por Gabriela Origlia

Irregularidades en todo el país: casi la mitad de los chaqueños en condiciones de trabajar recibe una pensión por invalidez

La administración de Javier Milei anunció que auditará el otorgamiento de estos beneficios, que equivalen al 8,6% de las personas económicamente activas en todo el país; el monto individual es de $210.000

El gobierno de Javier Milei anunció que auditará las 1.222.000 pensiones por invalidez laboral que a diciembre pasado había en la Argentina. Se trata de una réplica del estudio que se hizo a fines de 2016, durante la gestión de Cambiemos, cuando las pensiones eran 1.037.931 en todo el país, el equivalente al 6,9% de la Población Económicamente Activa (PEA) de entonces. Ahora suman el 8,6% de la PEA y el 2,65% de la población total de la Argentina.

Las pensiones que se otorgan por invalidez integran el conjunto de pensiones asistenciales, que son, en total, 1.548.662 (según datos de junio pasado) e incluyen la cobertura por vejez, a las madres de siete o más hijos, las establecidas por leyes especiales, las graciables y las que perciben los excombatientes de Malvinas.

La lupa sobre el mapa de la Argentina ratifica que el norte –tanto en NEA como el NOA– es la región que concentra el mayor porcentaje de pensiones por invalidez laboral sobre la población activa, determinada por Indec para el tercer trimestre de 2023. Pero hay números alarmantes: por caso, el 49,8% de la población en condiciones de trabajar de Chaco recibe una pensión por invalidez, casi 20 puntos más que en octubre de 2016, cuando LA NACION reveló el escándalo por estas cifras a nivel nacional.

En ese distrito, la Justicia investiga, por ejemplo, el caso de Taco Pozo, donde el 10% de la población cobra pensiones por discapacidad laboral a través de certificados supuestamente truchos. El intendente del municipio y su hija fueron imputados por participar de la asociación ilícita junto a otras 11 personas. La causa comenzó en febrero de 2023 y es investigada por el fiscal federal Carlos Amad.

La provincia norteña desplazó del primer lugar a Santiago del Estero, que tiene 44,2% de la PEA con estas pensiones (sumó 10 puntos porcentuales en el período). Segunda quedó Misiones, con 44,6% de estas ayudas. Detrás se ubica Corrientes, con 41,8% y después Formosa, con 36,8% (cinco puntos porcentuales más en casi ocho años). Salta registra en el mismo lapso un alza de casi ocho puntos de estas pensiones, equivalente al 19% de su PEA. En Catamarca, alcanzar al 16,3%; en La Rioja, al 15,6% y en Jujuy, al 13,2%.

Para tener una referencia del resto del país, en la provincia de Buenos Aires el porcentaje es 4,2% de la PEA y en CABA, el 1,6%. En Mendoza ascienden al 8,9%; en San Luis, al 14,9%, y en Neuquén, al 7,4%.

El crecimiento de las pensiones otorgadas por invalidez –que en 2001 eran sólo 75.947– empezó a acelerarse en 2009, cuando ya sumaban 372.000, para superar el millón en 2014. Es decir, en 13 años, el crecimiento fue de 1240,4%. Sin que intermediaria una guerra, epidemia o crisis de ningún tipo que afectara las capacidades laborales de tantos argentinos. Lo que ocurrió, en cambio, es que desde 2009 se multiplicó la “oferta” de certificados de invalidez en algunas provincias para quienes se acercaban a solicitar una asistencia del Estado. En los últimos diez años y hasta junio, la cifra de pensionados por invalidez laboral aumentó 20,2%. El monto que perciben es de $210.000 mensuales.

Siempre según datos oficiales, durante la gestión macrista la cantidad de estas pensiones cayó 1,7%. La exministra de Desarrollo Social Carolina Stanley fue quien en esa administración anunció que se “revisarían” los otorgamientos; hubo recortes y, después –en medio de marchas de reclamo– se reestableció la mayoría.

“Sutilezas” en campaña

Para acceder a una pensión no contributiva por invalidez, la persona debe encontrarse “imposibilitada, en virtud de su condición de salud y vulnerabilidad social, para la plena inclusión”, según consta en la plataforma de la Agencia Nacional de Discapacidad. Tampoco debe “percibir una jubilación, pensión, retiro o prestación no contributiva; no estar empleado bajo relación de dependencia, ni registrado como autónomo o monotributista del régimen general”, pero sí como monotributista social.

Sin embargo, la web de Anses señala que la “pensión no contributiva por invalidez es ‘compatible’ con el trabajo, ya sea en relación de dependencia, en forma autónoma o como monotributista del régimen general o monotributista social”. En cambio, de recibirla, se corta la Asignación Universal por Hijo o por Embarazo.

Jorge Colina, economista de Idesa, explica la “sutileza” de esa diferencia: “Para acceder el requisito b) es no poseer un vínculo laboral formal o encontrarse inscripta o inscripto en el Régimen General y/o Simplificado vigente. (Dec. 432/97). La razón es que si están con vínculo formal o monotributo, corresponde una pensión por incapacidad contributiva. Pero una vez otorgada la no contributiva no prohíben trabajar, porque no sería inclusivo para la discapacidad. Por el decreto 566/2023, el 31 de octubre de 2023 –en campaña– Sergio Massa elimina el inciso b”. Ese nuevo texto dice: “Establécese a favor de la persona con discapacidad en situación de vulnerabilidad el trato más favorable en materia de inclusión laboral, a efectos de brindar una adecuada protección y garantía de igualdad”. Según los datos que dio el vocero de la Rosada, Manuel Adorni, se estima que entre un 30% y un 40% del padrón fueron asistencias mal concedidas. Se auditó una muestra de 2500 pensiones, según dijo.

Colina subraya que “no está muy en claro cuáles son los criterios técnicos que los médicos de los hospitales públicos siguen” para otorgar los Certificado Médico Oficial (CMO), que es el documento que la Anses exige para otorgar la pensión por invalidez. “En cambio, en las pensiones contributivas, quienes evalúan la discapacidad son las comisiones médicas del sistema previsional y de riesgos del trabajo –añade–. En teoría, estos peritos son mucho más profesionales y está controlados, mientras que un médico de hospital público provincial, pone una firma y luego no se auditan los criterios que aplicó para hacerlo”.

(De www.lanacion.com.ar)

domingo, 28 de julio de 2024

La verdad bíblica

El significado corriente que se le da a la palabra "verdad" no difiere demasiado de la "verdad científica". Cuando decimos que alguien ha dicho la verdad, queremos significar que ha descripto con exactitud algún aspecto del mundo real, y que el error, o diferencia entre la descripción realizada y lo descripto, es nula o muy pequeña, en función del grado de exactitud requerido en cada caso.

Muchos son los creyentes de la Biblia que suponen que en ella se puede encontrar la verdad sobre todas las cosas, dejando de lado algo tan importante como que se trata de un libro que esencialmente apunta hacia lo ético, y que poco o nada tiene que ver con la biología, la física o la astronomía. De ahí que el rechazo a la teoría de la evolución biológica, de Darwin-Wallace, por cuanto "contradice" el creacionismo bíblico, implica que se ha salido del ámbito puramente ético para ir a un ámbito ajeno, ya que no existe un vínculo cercano entre biología y ética, o bien que la validez de los mandamientos bíblicos puede mantenerse ya sea que la vida existente haya surgido mediante una creación directa o bien indirecta a través del mencionado proceso evolutivo.

Lo más importante de la simbología bíblica de la creación viene en la expresión "y vió que era bueno", es decir, se supone que lo creado es algo bueno y que, por lo tanto, el universo no es una trampa sin solución para los seres humanos sino que es un sistema organizado de leyes naturales que admite la posibilidad de adaptación plena por parte de la vida inteligente.

Al menos en la actualidad ya no se ponen en duda las teorías físicas y astronómicas como en las épocas de Galileo Galilei, cuando se creía que en la Biblia venían ya incorporadas las verdades físicas y astronómicas, como es el caso del sistema planetario solar.

La creencia en que Dios interviene en los acontecimientos humanos en forma directa, en cierta forma rechaza la evidente "ley de adaptación" por la cual el orden natural nos exige el máximo desarrollo mental y cultural como un precio impuesto a nuestra supervivencia. Así, se rechaza la postura de tipo pagano por la cual se supone que los rezos y las plegarias son la forma que los hombres tenemos para recibir de Dios la información que necesitamos para lograr y mantener dicha supervivencia.

La libertad humana, promovida por el cristianismo, implica que Dios no interviene en los acontecimientos humanos, excepto a través de la existencia de leyes naturales invariantes; de ahí la expresión de Cristo: "Porque Dios sabe que os hace falta antes que se lo pidáis".

A medida que crece la población mundial, el consumo de petróleo se incrementa acortando el tiempo por el cual dispondremos de ese combustible. De ahí que la obtención de energia a partir de la fusión nuclear será, en el futuro, la salvacion energética de la humanidad. Y para ello debemos desarrollar aún más el conocimiento de la física nuclear hasta poder disponer de tal medio como principal fuente de energía.

En cuanto a la verdad ética que aparece en la Biblia, debe tenerse presente que se ha de referir al conocimiento del bien y del mal, o de las causas que producen el bien y el mal, para buscar lo primero y rechazar lo segundo. Como el bien y el mal, desde el punto de vista ético, dependen de nuestras actitudes o predisposiciones personales, la Biblia recomienda adoptar la asociada a la empatía emocional, recomendando compartir las penas y las alegrías ajenas como propias, tal el signficado del "Amarás al prójimo como a ti mismo".

Si en lugar de intentar competir, desde el contenido de la Biblia, con la biología, la física o la astronomía, se orientan las actividades a promover la ética que conduce al predominio del bien sobre el mal, se podrá intentar mejorar el nivel cultural y moral de las sociedades actuales.

Cuando Cristo indica que "El Reino de Dios está dentro de vosotros", sugiere que accedamos a dicho Reino a través de una actividad introspectiva personal que permita indagar acerca de la actitud predominante en la actual etapa de nuestra vida para hacerla compatible con aquella actitud asociada a los mandamientos bíblicos.

viernes, 26 de julio de 2024

El primer eslabón de la cadena de la violencia

Resulta evidente, al menos para un sector de la sociedad, que las personas son influenciadas por el medio social en donde viven. Si un individuo escucha unas dos o tres veces por día que el culpable de sus desventuras y adversidades es el sistema, los empresarios, los judíos o el imperialismo yanqui, en poco tiempo aceptará tales comentarios como una verdad indiscutible. Si, además, tal individuo tiene alguna secreta ambición de poder, es muy posible que tratará de ingresar en alguna organización clandestina orientada al terrorismo.

Puede decirse que quienes propagan rumores falsos, en cierta forma son cómplices necesarios de los crímenes que se cometerán en el futuro. Pero existe un primer eslabón de la cadena de violencia en los "intelectuales", quienes difunden con mayor amplitud los rumores falsos e incluso los crean, aunque en forma de teorías o tratados "científicos". De ahí que a pocos pueda extrañar que los "intelectuales" argentinos publicaron libros de los cuales un 80% promovían la guerrilla prosoviética. Enrique Díaz Araujo escribió: "Sumados los libros antiguerrilleros y presuntamente neutrales (159) constituyen cerca de una sexta parte de los publicados para festejar la guerrilla y/o atacar a las fuerzas militares que la reprimieron (655)" (De "La guerrilla en sus libros"-Buenos Aires 2008).

El terrorismo de izquierda puesto en práctica, seguía las tácticas de Lenin, es decir, se mataba preventivamente a quienes en el futuro o en el presente se opondrían al establecimiento del socialismo; de ahí algunas estimaciones de que era "necesario" liquidar a un millón de ciudadanos argentinos. "En suma, como lo expresara el fiscal adjunto en el juicio a los comandantes del Proceso, Dr. Luis María Ocampo: «La guerrilla fue formada en Cuba e impulsada a través de Cuba por Rusia»" ("La guerrilla en sus libros").

Muchas veces se habla de que en los años 70 hubo una "guerra civil" en la Argentina. En realidad hubo un ataque de fuerzas prosoviéticas con un sector de traidores, nacidos en la Argentina, que se plegaron a esas fuerzas antinacionales.

Si alguien supone que sólo son culpables quienes mataban empresarios, militares, policías y demás, debe tenerse presente el caso de Charles Manson, quien dominaba mentalmente a quienes luego ordenaba cometer asesinatos, mientras que la justicia de EEUU lo condenó a cadena perpetua por considerarlo autor intelectual (y necesario) de esos crímenes. De ahí que los autores de libros dirigidos a futuros terroristas de izquierda, fueron también cómplices necesarios de esos crímenes.

Entre las instituciones promotoras del terrorismo de izquierda (Montoneros y ERP), se encuentra la Iglesia Católica, de la cual todavía esperamos que emita algún reconocimiento de culpa, aunque parece imposible tal cosa por cuanto existe afinidad ideológica entre sus directivos y el marxismo-leninismo. Es importante la opinión de Héctor Aguer, quien fuera arzobispo de La Plata, y vivió de cerca la barbarie de los años 70. Al respecto expresó: "Los Montoneros han sido una creación de la Iglesia, es decir, han salido de la Iglesia, del nacionalismo católico, de la acción Católica, de la pastoral universitaria, de los curas del tercer mundo, de la teología de la liberación".

"No podemos hacernos los distraídos con eso. Así como también yo les he dicho a mis colegas: todas las unidades militares tenían sus capellanes. Los capellanes a lo mejor no sabían todo lo que estaba ocurriendo. Pero si sabían que estaba ocurriendo lo que hoy sabemos que ocurrió, debían haber dicho que eso es pecado mortal. Sin dudas las autoridades del episcopado intervenían, sabían cosas. Y estoy seguro que han hecho todo lo posible por ayudar. Lo que yo digo es que no podemos hacernos los distraídos, ni tampoco podemos cargas todas las tintas sobre los criminales militares" (De "El último cruzado" de Pablo Morosi y Andrés Lavaselli-Grupo Editorial Planeta SAIC-Buenos Aires 2018).

Algunos "intelectuales" se referían a los terroristas católicos-marxistas como "jóvenes idealistas", aunque tales ideales parecieran haber estado constituidos por un afán desmedido de poder; tan desmedido que llegaron al asesinato masivo de gente inocente. El lema aparente de quienes buscaban el poder o “hacer la historia”, a cualquier costo, parece haber sido: Usar y tirar una vez que no sirve a nuestro propósito; ya se tratara de vidas humanas, amistades o incluso ideas. Tal es así que, cuando llega Carlos Menem a la presidencia, y utiliza el disfraz de neoliberal, participan en su gobierno unos 500 ex Montoneros, quienes olvidan su lucha armada por “una patria socialista” al apostar esta vez por “una patria capitalista”. Julio Alsogaray (h), ex Montonero, expresó: “Siento que lo peor ha sido el pase al menemismo, la traición a los ideales por los cuales muchos dieron la vida” (Citado en “Montoneros” de Viviana Gorbato-Editorial Sudamericana SA-Buenos Aires 1999).

Héctor Oesterheld, geólogo y autor de historietas, como “El eternauta”, ingresa a Montoneros junto a sus cuatro hijas. Eran conscientes de ingresar en un conflicto en donde ambos bandos buscaban, por cualquier medio, la aniquilación del opositor. Tal es así, que todos terminan asesinados. La esposa de Oesterheld comenta sobre sus hijas: “Eran muy jóvenes, a ellas las influenciaron como a toda una generación de adolescentes. Porque no nos olvidemos que estaban en el secundario. En ese momento una iba al Nacional San Isidro y las otras a un colegio de hermanas que habían elegido, y ahí es donde hubo personas. Una sobre todo, que era hijo de un amigo de casa, de mucho cariño y confianza. Era un muchacho que había sido aspirante a sacerdote, que luego dejó, se apartó, para meterse con los curas del Tercer Mundo, y bueno, ahí empezaron todos…” (De “Matar y morir” de Vicente Massot-Editorial El Ateneo-Buenos Aires 2011).

El gran ideólogo de la violencia en la Argentina fue Juan D. Perón. En una carta enviada desde su exilio en España, les dice a los Montoneros: "Mis queridos compañeros: Estoy completamente de acuerdo y encomio todo lo actuado. Nada puede ser más falso que la afirmación que con ello ustedes estropearon mis planes tácticos porque nada puede haber en la conducción peronista que pudiera ser interferido por una acción deseada por todos los peronistas (…) Totalmente de acuerdo en cuanto afirman sobre la guerra revolucionaria. Es el concepto cabal de tal actividad beligerante. Organizarse para ello y lanzar las operaciones para «pegar cuando duele y donde duele» es la regla. Donde la fuerza represiva esté: nada; donde no esté esa fuerza: todo. Pegar y desaparecer es la regla porque lo que se busca no es una escisión sino un desgaste progresivo de la fuerza enemiga (…)”.

“Pero por sobre todas las cosas han de comprender los que realizan la «guerra revolucionaria» que en esa «guerra», todo es lícito si la finalidad es conveniente (…). Ni es nueva la guerra revolucionaria y menos aun la guerra de guerrillas. Pienso que tal vez la guerra de guerrillas ha sido la primitiva forma de guerra, tan empleada en la afamada guerra de los escitas y de Darío II (…) de ello se infiere que los Montoneros, en su importantísima función guerrera, han de tener comandos muy responsables y en lo posible operar lo más coordinadamente posible con las finalidades de conjunto y las otras fuerzas que en el mismo o distinto campo realizan otras formas de acción, también revolucionaria (…) Finalmente compañeros, les ruego que hagan llegar a los compañeros mis más afectuosos saludos y acepten mis mejores deseos. Un gran abrazo. Juan Domingo Perón” (De “La otra parte de la verdad” de Nicolás Márquez-Mar del Plata 2004).

Nicolás Márquez escribió, refiriéndose a Perón: “Quien pasa del franquismo al castrismo en un santiamén tampoco tiene mayores inconvenientes morales en jugar con fuego en este indecoroso malabarismo dialéctico al alentar el homicidio generalizado que llevó adelante la organización terrorista de izquierda Montoneros cuando tras sindicarla como «juventud maravillosa» y arengarla con un «Si yo tuviera 50 años menos, no sería incomprensible que anduviera ahora colocando bombas o tomando la justicia por mi propia mano» terminara meses después tildando a los mismísimos Montoneros como «mercenarios infiltrados» y masacrándolos con el auxilio del chamán José López Rega y su Alianza Anticomunista Argentina: «El aniquilar cuanto antes este terrorismo criminal es una tarea que compete a todos los que anhelamos una Patria justa, libre y soberana» le arrojó Perón a sus ex «mis muchachos»” (De “Perón. El fetiche de las masas”-Grupo Unión-Buenos Aires 2015).

jueves, 25 de julio de 2024

Fe, razón y evidencias

Por lo general, se asocia al creyente religioso una postura irrenunciable e intransigente basada en la fe o confianza respecto de algún personaje vinculado a Dios. De ahí que muchos adeptos a una religión reniegan tanto de los creyentes de otras religiones como de quienes proponen el camino de la razón, que son los partidarios de aceptar sólo aquello compatible con la lógica elemental.

Si a un "creyente" se le pregunta acerca de por qué debe aceptar a Cristo, o bien a Mahoma, seguramente podrá recurrir a afirmar que uno es el verdadero enviado, o es el mismísimo Dios, y el otro no, o algo similar, sin recurrir a una comparación de las éticas respectivas, por lo cual debería utilizar la razón y considerar los efectos que seguirían si toda la humanidad pusiera en práctica una u otra ética.

Si católicos y protestantes utilizaran el razonamiento con más asiduidad, posiblemente podrían ponerse de acuerdo respecto del cristianismo que promueven, y que por cierto muestran diferencias importantes. Tampoco podrían valorar la ética evangélica si no adoptan a la realidad para utilizarla como referencia para tal validación.

A lo largo de la historia del pensamiento han surgido autores que se destacaron por tratar de compatibilizar fe y razón, asociadas al pensamiento religioso. Uno de ellos fue Maimónides, durante la Edad Media. Esther Molina Olivencia escribió al respecto: "La realidad de autores como Maimónides demuestra que fe y razón no pueden ser objeto de una conciliación (sólo pueden conciliarse cosas lo suficientemente distintas y alejadas unas de otras), sino que deben ser concebidas como dos caras de una misma moneda".

"En consecuencia, intentar discriminar, dentro de la obra del pensador cordobés, cuáles de sus aportaciones son de orden teológico y cuáles son estrictamente filosóficas, resulta sencillamente imposible. Es mucho más productivo olvidar la división convencional que separa la filosofía de la teología y considerar a Maimónides, simplemente, como un filósofo judío".

"Para Maimónides, fe y razón no son instrumentos antagónicos, sino compatibles y necesarios para alcanzar un mismo fin: el conocimiento. Es más, la razón fortalece la fe al impedir que el hombre sucumba a falsas creencias" (De "Maimónides"-RBA Coleccionables SA-Madrid 2015).

En el texto mencionado aparece la siguiente síntesis:

FE: La razón amenaza los fundamentos de la fe. Es suficiente creer en la palabra revelada de los textos sagrados.

RAZÓN: La fe no resiste el análisis racional. El hombre, mediante la razón, ha de intentar comprender el mundo.

MAIMÓNIDES: La razón, como regalo que es de Dios, es compatible con la fe. La verdad metafísica es también una verdad científica.

Si adoptamos una visión compatible con la ciencia experimental y, además, consideramos que la religión, para ser de utilidad, deberá restringirse a ser una ética, debemos trascender un tanto el tradicional uso de la fe y de la razón para entrar en el ámbito de las evidencias.

Si todo lo existente está regido por leyes naturales invariantes (que serían las leyes de Dios, en un lenguaje religioso), podemos concluir que la esencia de Dios son sus leyes, que son evidentes ante nuestros ojos, si bien cuesta trabajo describirlas adecuadamente.

Así, la ley de gravedad es conocida por todos, es decir, la conocemos a través de sus efectos y es tan familiar que pocas veces pensamos en ella. Fue Isaac Newton quien primero establece una descripción aceptable de la misma; luego Albert Einstein logra una descripción más general que la anterior.

También las leyes que gobiernan nuestro cuerpo y nuestra mente llevan implícita la voluntad aparente del Creador; aparente por cuanto no resulta sencillo hacer una afirmación definitiva al respecto. Entre todas las leyes cercanas e inmediatas se destaca la de la empatía emocional, como la principal ley que apunta a nuestra supervivencia individual y colectiva. De ahí que el bíblico "Amarás al prójimo como a ti mismo" no surge de otra cosa que de esa ley, que apunta a que dispongamos de la predisposición a compartir penas y alegrías ajenas como propias.

Así, mediante la observación de aspectos evidentes y cotidianos, sin demasiada ayuda de la fe y de la razón, podemos encontrar el fundamento de la ética que posibilitará una mejora substancial de las sociedades humanas y de quienes la integran. Es decir, se trata de la misma ética que aparece ya en el Antiguo Testamento, sacada del casi "anonimato" en el Nuevo Testamento, y, esta vez, desvinculada de todos los ropajes y disfraces que la han hecho inaccesible al ciudadano común.

martes, 23 de julio de 2024

Reflexiones sobre la inmigración

En los procesos de salida de un país de muchos de sus habitantes (emigración masiva) y de entrada a otro país (inmigración masiva), se encuentran los siguientes casos extremos:

a) Si la salida de habitantes implica gente poco trabajadora, con predisposición a la vagancia y a ser mantenida por el Estado del país al cual se dirige, implica un beneficio para el país de origen y un perjuicio para el país de destino.

b) Si la salida de habitantes implica gente trabajadora, emprendedora y capaz, se perjudica el país de origen al perder valioso capital humano y se beneficia el país receptor.

Un ejemplo del primer caso es el asociado a Fidel Castro cuando envió barcos con "gente mala" hacia los Estados Unidos. Al respecto leemos: "El pasado 15 de abril se cumplieron 41 años del inicio de la crisis migratoria del Mariel (1980), cuando Fidel Castro autorizó la llegada de embarcaciones de cubanos radicados en Estados Unidos al puerto habanero (en aquel momento) para recoger a sus familiares y amigos que también quisieron emigrar de la isla".
"La única condición que el régimen impuso para que esto ocurriera fue que debían llevarse en esas embarcaciones, además, a «antisociales», eufemismo utilizado para referirse a criminales convictos".
"Aquí se aludía a presos comunes (muchos siendo peligrosos y hasta con problemas mentales que propiciaban la violencia) y a los que se recluyeron en la embajada de Perú en La Habana apenas 11 días antes".
"Esta fue la alternativa que halló Castro para deshacerse de todos aquellos indeseables, incompatibles con su Gobierno, como los 11.000 que irrumpieron en la sede diplomática para solicitar asilo político".
"Todo formó parte de un maquiavélico plan para reparar los daños de imagen que supuso esta insurrección, pues en ese momento se pensaba que la gran mayoría de los cubanos apoyaban al régimen" (De www.cubacute.com).

Para el segundo caso existen muchos más ejemplos, y es el de los países socialistas y el de los subdesarrollados que en forma casi permanente "envían" importante capital humano a los países desarrollados, acentuando el subdesarrollo de unos y el desarrollo de otros.

Si la emigración fuese de un 50% "buenos" y 50% "malos" las cosas se equilibrarían, al menos teóricamente. Sin embargo, los sectores nacionalistas, por lo general, suponen que los extranjeros que vienen al país son todos "malos" como también lo son los locales que quieren irse. La postura optimista es la que considera que es muy positiva la recepción de inmigrantes, si bien ello implica también que se perjudican los países emisores.

A continuación se transcriben dos artículos al respecto:

REFLEXIONES SOBRE LA INMIGRACIÓN

Por Lorenzo Bernaldo de Quirós

La evidencia empírica muestra que el multiculturalismo reduce la disposición de los inmigrantes a aprender la lengua del país receptor e incrementa la segregación espacial.

Vox ha roto sus pactos autonómicos con el Partido Popular tras la decisión de los Populares de acoger en los territorios donde gobernaba con la formación liderada por el Sr. Abascal a los menores no acompañados, conocido con el término “menas”. Los voxitas consideran ese movimiento un respaldo a la inmigración ilegal y, en consecuencia, un incentivo a la entrada en España de flujos migratorios irregulares. El asunto de los “menas” es sólo la punta del iceberg de un problema de mayor calado: la definición de cuál es la política de inmigración deseable.

De entrada, la libertad de desplazarse no implica el derecho a ir donde uno quiera e instalarse allí. Los derechos de cada persona tienen por límite los de los demás. A priori, el Gobierno que gestiona una organización estatal en una democracia tiene un uso temporal del país. No es dueño de él, pero ostenta la potestad durante su mandato de ejercer el derecho de exclusión, es decir, de establecer las normas que regulan la entrada de individuos de otros Estados en su territorio. Y, obviamente, quien viola esas normas es un okupa y, en consecuencia, ha de ser expulsado.

La izquierda y las autodenominadas fuerzas progresistas esgrimen la bandera legitimadora de los sentimientos humanitarios para avalar sus posiciones en este campo mientras que, para otros sectores de la opinión, no necesariamente ultraderechistas y xenófobos, las posturas laxas respecto a la inmigración son contrarias a su concepción de una comunidad nacional deseable y tienen sustanciales externalidades negativas. En este contexto, se plantea una pregunta elemental: ¿Es posible afrontar la cuestión migratoria desde una perspectiva neutra y racional? La respuesta es positiva.

El sistema de inmigración existente en España, al igual que en otros Estados desarrollados, incentiva los flujos migratorios de los buscadores de rentas, lo que contribuye y contribuirá a generar una creciente hostilidad hacia aquellos en amplios segmentos de las sociedades receptoras. El acceso a un amplio catálogo de prestaciones y servicios sociales genera un poderoso efecto llamada sobre la inmigración improductiva. Por añadidura, un marco institucional de esa naturaleza acentúa sus consecuencias perversas cuando, incluso los ilegales, reciben significativos beneficios en metálico o en especie, muchos de ellos por un espacio temporal indefinido.

Por eso, la deseable y necesaria atracción de flujos migratorios cuya finalidad es contribuir a crear riqueza y mejorar sus condiciones de vida a través del esfuerzo y del trabajo exige una revisión radical y restrictiva de su capacidad de acceder a los programas del Estado del Bienestar. Si no se hace esto, se estimula la permanencia o la instalación de los beneficiarios de las ayudas sociales en los escalones más bajos de renta, fomentando una cultura de dependencia subvencionada y la creación de guetos que hacen imposible por innecesaria la integración de los inmigrantes en la sociedad anfitriona.

El problema se agrava cuando la política hacia la inmigración no contempla a los extranjeros en términos individuales sino colectivos, esto es, por su pertenencia a un estatus legal diferenciado que refuerza el control del grupo sobre sus miembros, creando comunidades herméticas que hacen inviable o muy difícil su integración. Ello estimula al inmigrante a integrarse en redes étnicas y religiosas cerradas y a reducir-eliminar su necesidad de integrarse. Como señaló Sartori, se añade a la tendencia a la fragmentación tribal de muchas de las sociedades abiertas, impulsada por las religiones postmodernas, un nuevo y peligroso elemento: el multiculturalismo.

La evidencia empírica muestra que el multiculturalismo reduce la disposición de los inmigrantes a aprender la lengua del país receptor e incrementa la segregación espacial. Esta situación es la raíz de gran parte de la reacción adversa ante la inmigración legal e ilegal por muchos ciudadanos en las democracias liberales. Este escenario se agrava en los descendientes de los inmigrados que, en un contexto multicultural, son mucho más reacios que sus ancestros a adoptar las reglas del país anfitrión porque ya gozan o tienen expectativas de gozar de un estatus legal que asegura y consagra su singularidad.

En este entorno resulta muy fácil utilizar la inmigración como arma política, clasificar a las personas de buenas y malas, de deseables o indeseables de acuerdo con su raza o religión y articular un respetable y atractivo discurso xenófobo haciendo abstracción de la conducta inadecuada de inmigrantes concretos una característica general de todos ellos. Esta es la consecuencia inevitable del enfoque colectivista de las políticas migratorias apadrinadas por la izquierda y la razón del atractivo del discurso y del auge de la “derecha iliberal” en un buen número de países desarrollados.

España necesita una política de inmigración nueva y diferente de la actual; esto es fría y racional, bienes cada vez más escasos en la Vieja Piel de Toro.

(De www.elcato.org)

EL CASO (EGOÍSTA) A FAVOR DE LA INMIGRACIÓN

Por Ilya Somin

Los inmigrantes trabajan, crean empresas y contribuyen a la innovación científica, a menudo en mayor proporción que los ciudadanos nacidos en el país.

Las elecciones generales de 2024 "deberían ser las elecciones de la inmigración", ha dicho Nigel Farage. El deseo del líder reformista se ha cumplido: el tema de la inmigración es uno de los principales focos de debate. También es un tema importante en las elecciones presidenciales de Estados Unidos. Gran parte del debate en ambos países presenta a los inmigrantes como una carga que los países receptores deberían aceptar (si es que lo hacen) sólo por altruismo o por sentido de la obligación. Pero esto es engañoso e ignora los muchos beneficios de la inmigración para Gran Bretaña y otros países receptores.

Aceptar inmigrantes es lo correcto, en parte porque salva a muchos miles de personas de lo que de otro modo probablemente sería una vida de pobreza y opresión. Pensemos en casos como el de los hongkoneses y uigures que huyen de la represión china, o el de los disidentes rusos y ucranianos que huyen de la brutalidad de Vladimir Putin. Pero abrir las puertas a estas personas también beneficia a Gran Bretaña. Los inmigrantes trabajan, crean empresas y contribuyen a la innovación científica, a menudo en mayor proporción que los ciudadanos nacidos en el país. Eso beneficia enormemente a los actuales ciudadanos británicos, así como a los propios inmigrantes.

Estados Unidos suele considerarse la "nación de los inmigrantes". Pero Gran Bretaña también tiene una larga historia de acogida de inmigrantes y de aprovechamiento de sus aportaciones. Los refugiados hugonotes protestantes que huían de la represión en la Francia de los siglos XVII y XVIII desempeñaron un papel importante en el desarrollo temprano de la economía británica y en los inicios de la revolución industrial. Más recientemente, los refugiados judíos y de otros países que huían de la Alemania nazi contribuyeron al desarrollo científico, incluidos los sistemas de armamento cruciales para ganar la Segunda Guerra Mundial. En la posguerra, el crecimiento económico y la investigación científica británicos se vieron considerablemente impulsados por los inmigrantes procedentes del sur de Asia, África, el Caribe y otros lugares.

Hoy en día, en Gran Bretaña, al igual que en Estados Unidos, los inmigrantes desempeñan un papel desproporcionado en la creación de nuevas empresas. Según un estudio de 2023, el 39% de las 100 empresas británicas de más rápido crecimiento tienen un fundador o cofundador inmigrante, a pesar de que los inmigrantes sólo representan el 14,5% de la población del Reino Unido. Los inmigrantes británicos también son mucho más propensos a crear empresas que los nativos y a participar en otros tipos de iniciativas empresariales. Estas empresas contribuyen al crecimiento y la innovación y ofrecen valiosas oportunidades de empleo tanto a inmigrantes como a nativos. Tanto la historia como la teoría económica demuestran que no existe un número fijo de puestos de trabajo, de modo que más oportunidades para los inmigrantes disminuyan las de los nativos. Más bien, nativos e inmigrantes pueden ayudarse mutuamente a prosperar en una economía en crecimiento con mayor innovación.

Los beneficios de la inmigración pueden, literalmente, salvar vidas. Las dos primeras vacunas Covid-19 que tuvieron éxito se desarrollaron en gran parte gracias a los inmigrantes o a sus hijos.

Algunos temen que la inmigración sobrecargue el presupuesto público. Pero en realidad la mayoría de los inmigrantes aportan más a las arcas públicas de lo que sacan. Según el economista Jonathan Portes, los datos del Gobierno muestran que los recientes aumentos de la inmigración (que han permitido la entrada de unos 350.000 inmigrantes más de lo previsto) podrían, en términos netos, aumentar los ingresos públicos en unos 5.000 millones de libras al año. Es probable que los beneficios fiscales a largo plazo de una mayor inmigración sean mucho mayores.

En los últimos años, algunos sostienen que la inmigración agrava la escasez de vivienda en el Reino Unido. Pero, en Gran Bretaña –como en Estados Unidos– los trabajadores inmigrantes son en realidad importantes contribuyentes a la construcción de viviendas, aunque esa contribución disminuyó desde el Brexit, que dificultó la entrada de algunos trabajadores de la construcción inmigrantes. Los datos estadounidenses muestran que el aumento de la deportación de inmigrantes indocumentados reduce la construcción de viviendas y, por tanto, podría exacerbar la escasez y aumentar los precios de la vivienda.

En ambos países, las principales causas de la escasez de vivienda son las restricciones al uso del suelo que en muchos lugares dificultan o impiden la construcción de nuevas viviendas en respuesta a la demanda. Pueden paliarse derogando las restricciones y dejando que los propietarios construyan libremente nuevas viviendas en sus terrenos, creando así viviendas asequibles tanto para los inmigrantes como para los nativos. Los trabajadores inmigrantes pueden desempeñar un papel vital en ese proceso. El líder del Partido Laborista, Keir Starmer, propone acertadamente reformas YIMBY ("sí en mi patio trasero") que frenarían el poder de los gobiernos locales para bloquear nuevas construcciones.

Otro temor común sobre los inmigrantes es la aparente anarquía y el desorden derivados de la inmigración no autorizada. Pero algunos de estos problemas, al menos, se derivan del resultado de las restricciones a la inmigración. Cuando los emigrantes que huyen de una pobreza y una opresión terribles no tienen medios legales para escapar, es comprensible que recurran a los ilegales, incluida la búsqueda de ayuda de contrabandistas y delincuentes. Del mismo modo, cuando Estados Unidos aplicó una política de prohibición del alcohol en la década de 1920, se creó un vasto mercado negro de bebidas alcohólicas, que creó oportunidades para el crimen organizado, dirigido por gente como Al Capone. Los datos estadounidenses muestran que aumentar las oportunidades de migración legal reduce el cruce ilegal de fronteras. Facilitar la inmigración legal puede contribuir también a aliviar los problemas británicos de inmigración irregular.

En la medida en que la inmigración cause problemas, éstos pueden aliviarse con soluciones menos draconianas que la exclusión de los inmigrantes. Si, por ejemplo, en contra de la evidencia actual, resulta que la inmigración supone una carga para el erario público, puede abordarse limitando aún más el acceso de los inmigrantes a las prestaciones sociales. Estados Unidos ha adoptado este enfoque en su Ley de Reforma de la Asistencia Social de 1996. El Reino Unido ya lo hace para algunas categorías de visados. Este tipo de restricciones son mejores que las medidas radicales contra la inmigración.

Al fin y al cabo, conviene recordar que, en última instancia, la inmigración abierta no es sólo caridad para los inmigrantes: también puede contribuir a crear un Reino Unido más fuerte y próspero.

(De www.elcato.org)

lunes, 22 de julio de 2024

El enojo de Richard Dawkins

Mientras que hace algunos siglos, el ateo Dennis Diderot confesaba que era buena para sus hijos la influencia cristiana, en la actualidad el ateo practicante Richard Dawkins se declara "cristiano cultural". En ambos casos valoran la ética bíblica sintetizada en los Evangelios, si bien rechazan los dogmas católicos que muchas veces tienden a limitar la influencia ética de la religión. De ahí que, desde el punto de vista estrictamente ético, se desdibuja un tanto la diferencia entre ateo y creyente, ya que el creyente que no cumple con los mandamientos éticos es el mismo caso de quien sabe leer pero nunca lee nada.

Se transcribe a continuación un extenso artículo que describe la actual decadencia cultural europea, u Occidental, al imperar un proceso ampliamente autodestructivo.

Por Agustín De Beitia

RESIGNIFICACIONES, DEBATES Y REVISIONISMO EN UNA EUROPA EXTRAVIADA

La engañosa reinvención de Occidente

No es posible entender a Europa ni a América, que es su proyección, sin la fe católica.

Lo último que puede sorprender, cuando se contempla la decadencia del mundo occidental y las fuerzas que procuran destruir lo que queda de él, es que aparezcan intentos de resignificarlo y debates sobre cuál es su fundamento último o cuáles deberían ser esas bases a futuro, junto con un nuevo revisionismo que pretende modificar lo que siempre se entendió por tal.

La resignificación, se sabe, es el intento de dar un nuevo significado a algo, o el propósito de cambiar el sentido interpretativo de los hechos y las experiencias. Con Occidente, la resignificación ha sido un proceso de largo aliento. Se fue dando a medida que Occidente perdía su sustancia, que es la síntesis entre la filosofía griega, el derecho romano y el cristianismo. Esa es la realidad histórica de Occidente.

Pero en épocas recientes, por no ir más lejos, el término Occidente empezó a ser usado, sutilmente, como sinónimo del mundo capitalista en lucha con el comunismo, o de las democracias “libres” en pugna con las dictaduras y el nazismo.

Y, más acá en el tiempo, fue el Islam, junto con el terrorismo y los regímenes totalitarios, el que llevó a identificar a Occidente otra vez con los países de tradición “judeocristiana”, como se había esbozado a partir de la Segunda Guerra Mundial.

DESLIZAMIENTO

Estas resignificaciones, o ese previo vacío de sustancia, es el que abre paso a un revisionismo como el que le gustaría a la historiadora británica Naoise Mac Sweeney, quien acaba de publicar el libro Occidente, una nueva historia de una vieja idea y en una entrevista con el diario El Mundo postula que la lucha ahora es “afrontar en Occidente quiénes somos y qué somos, qué es Occidente, qué queremos que sea, qué debería ser y qué podría ser”.

En todos los ejemplos mencionados al principio hay una identificación diferente que acarrea, como es fácil de advertir, un deslizamiento también sobre aquello que debe preservarse y, sobre todo, de quién.

Lo que asombra, dado el extravío de Occidente, es en todo caso que existan todavía debates propuestos en la arena pública, donde la mentalidad dominante podría pensarse que está ya totalmente secularizada.

Por paradójico que sea, el que vino a avivar las brasas de ese debate fue el ensayista y biólogo británico Richard Dawkins, acaso uno de los ateos más prominentes del mundo, quien meses atrás sorprendió al mundo al confesarse como “un cristiano cultural” en una entrevista con la emisora radial londinense LBC.

Dawkins, autor de El espejismo de Dios e integrante del movimiento del Nuevo Ateísmo, reaccionó “horrorizado” en abril pasado ante la decisión de la alcaldía de Londres de no colocar adornos de Pascua en Oxford Street sino luces para promocionar el Ramadán, el mes de ayuno de los musulmanes.

“Este es un país culturalmente cristiano, y yo mismo me considero un cristiano cultural”, se indignó Dawkins. “No soy un creyente, pero hay una distinción entre ser creyente cristiano y ser un cristiano cultural”, alegó.

“Adoro los himnos devocionales y los villancicos navideños -confesó-. Me siento como en casa en el ethos cristiano. Es cierto que estadísticamente el número de creyentes cristianos está bajando y estoy feliz por ello. Pero no me sentiría feliz si, por ejemplo, perdiéramos nuestras catedrales y nuestras hermosas iglesias parroquiales”.

“Si sustituyéramos el cristianismo por cualquier otra religión sería verdaderamente terrible”, continuó. Y ante la evidencia de que esa caída en el número de cristianos se produce de la mano de un florecimiento de nuevas mezquitas a lo largo de Europa, se mostró preocupado.

“Si tuviera que elegir entre el cristianismo y el Islam, elegiría el cristianismo todas las veces. Es una religión eminentemente decente, mientras que el islam no. Hay una hostilidad activa hacia las mujeres y homosexuales que es promovida por los libros sagrados del islam. No hablo de los individuos musulmanes, sino de su doctrina”. Sus comentarios causaron un terremoto: no sólo por el asombro que despertó este aparente “paso atrás” de un ateo prominente como él, sino también por la irritación que abrió entre musulmanes y sus simpatizantes, que lo trataron de “islamófobo”.

La reacción a sus palabras se montó sobre la ola de manifestaciones propalestinas y denuncias contra el genocidio cometido por Israel con su invasión de Gaza, que ya recorría los campus universitarios occidentales. De modo que, en la controversia pública, a menudo terminaron fundidos en una misma cosa la preocupación por la seguridad que suscitan los musulmanes en Europa con la que originan en Israel.

Puestas las cosas en esa dialéctica forzada hay quien llegó a considerar, en una prensa mayormente proisraelí, no sólo que la incursión militar hebrea era una acción defensiva, sino que las protestas universitarias eran un ejemplo del “suicidio” de esas sociedades.

Podrá discutirse si eso era realmente así, pero ya se ve cómo “resignificar” lo que se entiende por Occidente lleva a un deslizamiento imperceptible, también, sobre lo que se termina defendiendo.

En las muchas expresiones de la “nueva derecha” que van surgiendo en el mundo (Trump, Le Pen, Bolsonaro, Vox, Milei), con tono airado y desafiante, se mezclan estas resignificaciones de Occidente. Sus figuras podrán tener diferencias entre sí -los hay más nacionalistas y más liberales-, pero todos tienen en común su oposición a las distintas variantes de la izquierda y su puntual adhesión a la democracia, al capitalismo y a Israel.

“Dar la espalda hoy a Israel es rendir la civilización occidental”, tituló el Washington Times en diciembre pasado.

TEMOR AL ISLAM

Reivindicar “la cultura cristiana”, en este contexto, puede haber sido un terremoto para muchos. Pero en realidad no lo era tanto. Bastaba con tomar un mínimo de distancia para darse cuenta de que Dawkins reaccionó así, más que nada, movido por la perturbación que le provoca la creciente visibilidad que está ganando el Islam en Europa.

De igual modo, un poco de distancia habría bastado para notar que aquello que Dawkins elegiría ”todas las veces” para vivir es esa versión del cristianismo aguado e insípido que se va imponiendo a fuerza de estar todos los días en la prensa.

Con todo, no era la primera vez que Dawkins reivindicaba el “cristianismo cultural” de su país y tampoco fue el único en hacerlo.

Chine McDonald, director del think tank cristiano Theos, refiere que en meses y años recientes otros intelectuales hicieron manifestaciones públicas similares. Entre ellos enumeró al novelista e historiador Tom Holland, Ayaan Hirshi Ali y a Jordan Peterson. Todos ellos, dijo, han puesto el foco sobre la bondad y la virtud del cristianismo, y sobre cómo éste ha conformado los cimientos morales de la civilización occidental.

Sin embargo, no todos ellos profesan la verdad sobre el asunto, advirtió McDonald. Y esto parece innegable.

En cualquier caso, es interesante notar que hubo una reacción. En el caso de Theos fue la preeminencia que habían alcanzado en 2006 voces como la de Dawkins y otras figuras del movimiento del Nuevo Ateísmo, llamados “los cuatro jinetes” del Apocalipsis -Christopher Hitchens, Danniel Dennet, San Harris y la ahora conversa Ayaan Hirsi Ali-, lo que motivó el nacimiento de este centro de pensamiento. Y, por analogía, podría presumirse que esa es también la razón que suscitó las otras reacciones.

Uno de esos intelectuales aludidos, Jordan Peterson, es un buen ejemplo de estos dos fenómenos que venimos refiriendo: el de una dura reacción ante aquellas voces del Nuevo Ateísmo, las del humanismo secular y las del “marxismo cultural”, que sin embargo contribuye a desplazar el eje de la controversia hacia la cultura “judeocristiana”.

Peterson, un psicólogo clínico y profesor emérito de la Universidad de Toronto que se hizo conocido como “azote de la ideología de género”, ha mantenido con Harris, por ejemplo, una serie de celebrados debates en torno a diferentes temas. Entre ellos, el supuesto “conflicto entre la fe y la razón”.

Harris, que es autor de El fin de la fe, no oculta que el objeto de su preocupación al intentar definir cuáles deberían ser los fundamentos de Occidente es preservar una vaga noción de “bienestar personal y general”, que se limita al “aquí y ahora”. No es extraño que considere a la fe como algo primitivo, que según su interpretación “potencia el mal”, como sucede con los fanáticos, y que entonces proponga que Occidente se apoye en principios racionales como fundamento para la ética.

Pero Peterson no sólo polemizó con Harris. En medio de sus esfuerzos por reflexionar sobre si hay una “trascendencia”, si el hombre fue creado a imagen y semejanza de Dios y si tiene un valor intrínseco como tal, realizó también una entrevista pública con otros intelectuales, titulada precisamente Qué es Occidente, en la que intervinieron, además del propio anfitrión, Ayaan Hirsi Ali y otros dos cristianos, el ex primer ministro australiano John Anderson y Os Guinness.

Se trata de una entrevista rica en notables apreciaciones, y en un paralelo muy elocuente propuesto por Anderson: el de identificar a Occidente con dos borrachos que no saben ni dónde están parados ni quién es la persona con la que hablan.

Sin embargo, una vez más, en esa entrevista, se aprecia que la conversación, y todas las reflexiones ulteriores sobre cuál el fundamento moral de Occidente, si es el amor al prójimo, el perdón y la reconciliación, derivan del mismo fantasma del Islam esgrimido por Dawkins, y terminan en la reivindicación de las raíces “judeocristianas”.

CUESTION CENTRAL

Que hay un vínculo histórico entre judaísmo y cristianismo es algo evidente y así se entendió siempre. El problema puede aparecer cuando se lo quiere ver como una amalgama religiosa-cultural, puesto que esa interpretación elude una cuestión central: que entre judíos y cristianos se alza como división el propio Cristo, que fue rechazado hace dos mil años por los judíos y sigue siendo rechazado aún hoy.

Entonces, para que tal aleación exista, como parece postularse, el cristianismo debería despojarse nada menos que de Cristo. En pocas palabras, debe diluirse, que es lo que está sucediendo en Occidente.

Esa división que introduce Cristo, y que vuelve forzado el empleo del término compuesto, podía ser algo evidente hasta hace unas décadas para cualquier cristiano, como también era natural rezar por la conversión de los judíos. Pero eso ya no puede decirse. Y como no puede decirse, y no está presente en el discurso público, luego no se ve cuál sería el problema, ni se plantea la pregunta de si esas dos cosmovisiones son en verdad idénticas.

Cuando en el debate el escritor Os Guinness argumenta que el fundamento de Occidente no puede ser el poder sino el arrepentimiento, la reconciliación y el perdón, y en definitiva la capacidad de tratar al enemigo como a un amigo, ¿no está hablando de Cristo?

Ayaan Hirsi Ali, que tiene origen somalí y fue criada en una familia de religión islámica antes de volverse atea y luego convertirse al cristianismo, proclamó allí una enfática adhesión -“sin condiciones ni peros”- hacia Israel, y fue aplaudida por todos, alegando que ahora van por los israelíes y luego vendrán por todos nosotros. Pero, ¿es realmente así?

Cuando se habla del Islam en Europa, la preocupación -que es generalizada-, puede deberse a muchos factores, pero parece responder en primer lugar a un criterio de seguridad personal. Habrá algunos -menos- que estén inquietos por el dispar crecimiento demográfico de unos y otros y la posibilidad de supervivencia de la propia cultura. Pero lo que ciertamente no abunda, al menos en las discusiones públicas, es la cuestión de la supervivencia pública de la fe cristiana y cómo eso incidirá en la salvación de las almas. Y no puede abundar por la sencilla razón de que las élites dirigentes y los intelectuales consultados en la prensa no suelen tener estas preocupaciones en mente.

ESPEJO INCÓMODO

Ahora bien, teniendo presente que la inseguridad física, el riesgo de muerte o violación de las propias hijas, es moneda corriente en Occidente, con o sin Islam, no parece por lo tanto tan descaminado preguntarse, si se quiere ser honesto, si aquella preocupación que se agita en Occidente no es dirigida o interesada. Y si la imagen del Islam que se proyecta hoy en Occidente no es tanto un retrato sino más bien un mosaico creado a partir de las escenas más brutales y los actos más atroces, extraídos de las tierras de talibanes, Isis, Hamás o del régimen iraní. Y eso, por no entrar en la cuestión de qué son, en realidad, talibanes, Isis o Hamás, sino creaciones occidentales.

De lo que se trata aquí no es de negar la barbarie, ni la opresión de la mujer, ni mucho menos de defender al Islam, enemigo histórico del cristianismo. De lo que se trata, más bien, es de plantear una pregunta incómoda: si el islam no es hoy, también, un espejo en el que Occidente no quiere mirarse para no ver su propio rostro desfigurado y sus propias depravaciones, que son las consecuencias de su olvido de Dios.

Detrás de la furia contra los velos y el hijab que corre, de tanto en tanto, por Europa, lo que salta a la vista es que los musulmanes todavía conservan algún sentido de la trascendencia y del pudor que esta parte del mundo va perdiendo. Del mismo modo que asoma entre los musulmanes una resistencia con fondo religioso que, de este lado, va desapareciendo.

Entonces, de uno y otro lado del debate sobre Occidente hay acuerdo en que el peligro es el islam. Pero ¿a qué peligro se alude? De seguro que no será el peligro de que Occidente, este Occidente capitalista y secular, que domina el mercado y las finanzas, tambalee por culpa del Islam. Más bien, podría pensarse que quienes llevarán las de perder serán los propios inmigrantes musulmanes, cuyos hijos con toda probabilidad pueden perder su identidad.

La figura del “Gran Satán” que vociferan los extremistas islámicos mirando a Occidente, ¿no tiene, también, por eso, algo de cierto? ¿No es este Occidente secular parte del problema? Y todas sus depravaciones -desde el aborto y la eutanasia hasta los cambios de sexo y la pedofilia- ¿no son esfuerzos como los de ese hombre que corta, desde donde nace, la rama del árbol donde está parado?

Si las mezquitas avanzan en Europa, ¿no es porque previamente ésta fue vaciada de contenido? Y si dejan de existir las “hermosas iglesias parroquiales” a las que alude Dawkins, ¿no es por falta de fieles cristianos?

Lo cierto es que no se entiende Occidente, no se entiende a Europa ni a América, que es su proyección, sin la fe católica. Pero la destrucción de este sentido de Occidente hace ya mucho tiempo que viene en marcha con la revolución anticristiana. Por lo menos desde Lutero.

De aquel Occidente identificado con la fe parecen subsistir hoy sólo sus restos, a los que ahora, paradójicamente, quiere abrazarse un ateo como Dawkins. Pero, como es evidente para cualquiera, no podrá haber “cultura cristiana” si no hay cristianos, y no podrá haber cristianos si no se abraza la fe íntegra.

(De www.laprensa.com.ar)

COMENTARIO: El autor parece ignorar que el catolicismo y la Iglesia también muestran serias falencias, por lo que no debería criticar a la gente que se aleja de la religión sin tener en cuenta la incapacidad de la Iglesia para atraerla al cristianismo. El autor sigue con la generalizada postura de priorizar la fe y los aspectos cognitivos sobre los mandamientos y la ética, que son finalmente los aspectos más importantes de la religión moral.

sábado, 20 de julio de 2024

Campos de concentración, de reeducación o de trabajos forzados

Entre los "legados" que el socialismo real deja a la posteridad, aparecen los campos de concentración, puestos en funcionamiento por Vladimir Ilich Lenin y copiados más tarde por Adolf Hitler y los nazis. Casi siempre se habla de los campos de concentración nazis, dando un manto de silencio sobre aquellos que fueron establecidos en la Unión Soviética. Octavio Paz escribió: "En 1947 leía yo, con frío en el alma, la obra de David Rousset sobre los campos de concentración de Hitler: Los días de nuestra muerte. El libro de Rousset me impresionó doblemente: era el relato de una víctima de los nazis pero asimismo era un lúcido análisis social y psicológico de ese universo aparte que son los campos de concentración del siglo XX. Dos años después Rousset publicó en la prensa francesa otra denuncia: la industria homicida prosperaba también en la Unión Soviética. Muchos recibieron las revelaciones de Rousset con el mismo horror e incredulidad de aquel que de pronto descubre una lepra secreta en Venus Afrodita".

"Los comunistas y sus amigos respondieron airadamente: la denuncia de Rousset era una burda invención de los servicios de propaganda del imperialismo norteamericano. Los intelectuales «progresistas» no se portaron mejor. En la revista Les Temps Modernes, Jean-Paul Sartre y Maurice Merleau-Ponty asumieron una curiosa actitud (véanse los números 51 y 57 de esa revista, enero y julio de 1950). Los dos filósofos no trataron de negar los hechos ni minimizar su gravedad, pero se rehusaron a extraer las consecuencias que su existencia imponía a la reflexión: ¿hasta qué punto el totalitarismo estaliniano era el resultado –tanto o más que del atraso económico y social de Rusia y de su pasado autocrático- de la concepción leninista del partido? ¿No eran Stalin y sus campos de trabajos forzados el producto de las prácticas terroristas y antidemocráticas de los bolcheviques desde que conquistaron el poder en 1917?" (De "Las palabras y los días"-Fondo de Cultura Económica-México 2008).

Los sistemas totalitarios limitan tanto las libertades individuales que los organismos represivos resultan necesarios para mantener el poder absoluto sobre toda la población. William Ebenstein escribió: "El totalitarismo como forma de gobierno y como sistema de vida se caracteriza por un propósito fundamental: el control total del hombre por el Estado, no reconociendo límites en cuanto a metas o medios".

"En lo primero, las metas, el totalitarismo reclama al hombre en su totalidad, en cuerpo y alma, y no existe ninguna actividad humana -política, económica, social, religiosa o educacional- que se exceptúe del control y el dominio del gobierno. El objetivo es el máximo poder del Estado, conquistable únicamente mediante la represión máxima de la libertad individual".

"El Estado es el amo, el individuo el servidor, exactamente opuesto al concepto democrático. Como resultado de ello, el sistema totalitario no reconoce derechos «inalienables» al individuo".

"El derecho del individuo a la intimidad es rechazado completamente e incluso no se permite que relaciones tan personales como la amistad, el amor o la familia, se interpongan en la marcha de la todopoderosa aplanadora que es el Estado" (De "El totalitarismo"-Editorial Paidós-Buenos Aires 1965).

En cuanto a los campos de concentración soviéticos (GULAG: Dirección General de Campos de Concentración), Alexander Solyenitsin escribió: "Cuando nos enteramos por la BBC de que M. Mijailov había averiguado que ya en 1921 existían campos de concentración en nuestro país, muchos de nosotros (y muchos también de Occidente) nos preguntamos, asombrados: «¿Será posible...? ¿Ya en 1921?»".

"¡Pues claro que no! Claro que Mijailov estaba equivocado. En 1921 los campos de concentración ya iban a toda marcha (incluso estaban en trance de desaparición). Mucho más justo sería afirmar que el Archipiélago nació al sol de los cañonazos del Aurora".

"¿Es que acaso podía haber sido de otra manera? Reflexionemos sobre este punto".

"¿No enseñaban Marx y Lenin que era necesario destruir el viejo sistema burgués de represión y reemplazarlo de inmediato por otro nuevo, expresamente construido con ese propósito? Ahora bien, un sistema de represión está constituido por: el Ejército (no nos extrañe que el Ejército Rojo fuera creado a principios de 1918), la Policía (antes todavía que el Ejército se creó la milicia), los Tribunales (creados el 22 de noviembre de 1917) y... la cárcel".

"¿A santo de qué, al instituir la dictadura del proletariado, habría de demorarse el régimen de las nuevas cárceles? Porque, nuevas o viejas, las cárceles resultaban imprescindibles. Ya en los primeros meses que siguieron a la Revolución de Octubre, Lenin exigía «las medidas más draconianas para restablecer la disciplina»".

"¿Qué innovaciones puede aportar en ese aspecto el régimen proletario? Ilich intentaba abrir nuevos caminos. Ya en diciembre de 1917 había propuesto la siguiente lista de penas: «Confiscación de todos los bienes..., encarcelamiento, envío al frente y trabajos forzados a todos los que desobedezcan la presente ley». La idea motriz del Archipiélago, los trabajos forzados, fue expuesta, pues, en los mismos comienzos de la Revolución de Octubre".

"Aun estando por entonces idílicamente instalado en el campo, respirando el perfume del heno recién segado y con la música de los abejorros en sus oídos, Ilich no podía dejar de preocuparse por el futuro sistema punitivo. Así, ya en aquellos días sacó la cuenta y nos tranquilizó: «La represión de la minoría explotadora por la mayoría de los que hasta ayer han sido esclavos asalariados es un hecho relativamente tan sencillo, fácil y natural, que costará mucha menos sangre y le saldrá a la Humanidad mucho más barato» que las anteriores represiones de la mayoría por la minoría".

"De acuerdo a los cálculos de Kurganov, profesor de estadística actualmente emigrado, esa represión interna «relativamente tan sencilla», nos costó, desde principios de la Revolución de Octubre hasta el año 1959, 66 (sesenta y seis) millones de seres humanos. Naturalmente, no podemos garantizar la absoluta autenticidad de esa cifra, pero no disponemos de ninguna otra que sea oficial. En cuanto esta última aparezca, los especialistas podrán hacer una comparación crítica" (De "Archipiélago Gulag" Tomo 2-Plaza & Janés SA Editores-Barcelona 1977).

viernes, 19 de julio de 2024

La "burocracia" teológica

La palabra "burocracia" nos da la idea de una labor con trámites excesivos y poco prácticos que tienden a entorpecer la finalidad a la que se orienta una institución. En el caso de la religión, "burocracia" significaría la existencia de una serie de creencias y normas que tienden a debilitar la finalidad última y a entorpecer la influencia que debería establecer en la sociedad.

En el caso del cristianismo se observa que lo que sus divulgadores dicen sobre Cristo, excede ampliamente lo que Cristo dijo a los seres humanos. Ello implica, ni más ni menos, una sustitución o un reemplazo de la "religión de Cristo" por una "religión acerca de Cristo", que son dos cosas bastante distintas. Harold Kushner escribió: "Después de su muerte, sus amigos y seguidores más estrechos empezaron a tener visiones de él (no es infrecuente que uno sueñe o fantasee con un ser querido que acaba de morir; a mí me ha sucedido), a creer que había resucitado de entre los muertos y que en verdad era el Mesías".

"Para entonces empezamos a desplazarnos de la religión de Jesús (ama a tu vecino, vuelve la otra mejilla, prepárate para los Últimos Días) a la religión sobre Jesús (el Hijo de Dios que murió para absolvernos de nuestros pecados). La figura clave de esta transición fue un judío llamado Pablo, que la tradición cristiana llama San Pablo, autor de muchos libros del Nuevo Testamento" (De "¡Por la vida!"-Emecé Editores SA-Buenos Aires 1996).

Entonces, la "religión de Cristo" vendría contenida en los cuatro Evangelios, mientras que la "religión acerca de Cristo" vendría contenida esencialmente en los escritos de San Pablo. Demás está decir que sin la labor divulgadora de San Pablo, seguramente, o muy posiblemente, la religión de Cristo habría quedado relegada en el tiempo.

El previo escrito de Kushner, al poner en duda la resucitación, habrá de ser considerado como una "herejia" por cuanto invalidaría casi totalmente la religión acerca de Cristo. Sin embargo, desde el punto de vista de la religión de Cristo, nada impide que se cumpla con los mandamientos bíblicos y con la ética cristiana aún si se tuvieran dudas acerca de tal acontecimiento poco frecuente o antinatural.

Si el "Amarás al prójimo como a ti mismo" no es algo distinto a la empatía emocional, puede traducirse como "compartirás las penas y las alegrías ajenas como propias". Con esta interpretación y con su cumplimiento, o al menos con la predisposición a cumplirlo, se habrá logrado el objetivo principal propuesto por Cristo. Y de ahí que las diversas creencias exigidas por la religión acerca de Cristo tienden a ocultar tal objetivo principal.

Archipiélago Gulag

Cuando las ideologías no se utilizan para que se conozca mejor la realidad, sino para reemplazarla en los cerebros humanos, comienza un proceso de esclavitud mental impuesta por hombres sobres otros hombres. Luego de esa primera etapa, es posible que comience también la esclavitud material, con los mismos actores. A pesar de la barbarie ejercida por el marxismo-leninismo durante el siglo XX, y aún parcialmente en este siglo, sigue vigente como una ideología que, combatiendo supuestamente la concentración de poder económico por parte de las empresas en un sistema capitalista, apuntan a establecer una concentración de poder estatal no sólo económico, sino también político, militar, cultural y toda otra forma de poder que pueda uno imaginarse.

El caso más llamativo es el de la Iglesia Católica como institución, ya que sus jerarcas parecieran ignorar que la idea del Reino de Dios implica justamente un gobierno de Dios sobre los seres humanos, a través de las leyes naturales, para evitar todo gobierno de hombres sobres hombres. Sin embargo, la Iglesia pasa a ser en la actualidad la pionera en la promoción del marxismo-leninismo, si bien cubierto por el disfraz de la Teología de la Liberación o bien predicado abiertamente sin necesidad de disfraz alguno.

A continuación se transcribe un artículo aparecido en el año 2023, que conmemora la aparición de uno de los libros que describe parte de la barbarie comunista ejercida por los marxistas-leninistas a cargo del gobierno de la ex Unión Soviética:

A 50 AÑOS DE LA PUBLICACIÓN DE ‘ARCHIPIÉLAGO GULAG’

Por Nicolás Kasanzew

En diciembre de 1973 se publicó en Francia la obra que ayudaría a derrocar a la dictadura soviética. El manuscrito de ‘Archipiélago Gulag’ había sido sacado de contrabando de la Unión Soviética y poco después de su publicación en YMCA-Press su autor, Premio Nobel de Literatura 1970, fue arrestado, esposado y expulsado de su país.

En ese momento los diarios Le Figaro y L'Aurore se refirieron al novelista como "el gran Solzhenitsyn”. Y con toda justicia. Porque aplicarse a la lectura de ‘Archipiélago Gulag’ es reencontrarse con un escritor legendario. Es ver no sólo al hombre valeroso, que apoyándose en su pueblo enfrenta y denuncia al régimen tiránico, sino también al genio literario que escribe de una manera insólita, en un lenguaje capaz de reflejar todos los símbolos, todos los fenómenos de la existencia racional e irracional.

TRADUCCIONES

Visión esta que no llegan a empañar algunas traducciones apresuradas, desganadas y que de a ratos entorpecen innecesariamente el texto. Como por ejemplo la de L. E. Martinez, de la editorial Plaza y Janés. Me limitaré a un sólo ejemplo. “Noch za noch” significa en ruso “noche tras noche’. Absurdamente, leemos: “una noche si y otra también”.

Por añadidura, las notas del traductor no siempre interpretan acertadamente la intención del traducido. Traduttore, traditore. No obstante, la sencillez y precisión con que está escrito "el libro que formó época" (así lo definió un político alemán) neutralizan por entero estos y otros defectos de la versión castellana.

’Archipiélago Gulag’ es el archipiélago soviético de campos de concentración, la historia de ayer, la política, el arte de la literatura, la psicología y la alucinante realidad de la "industria carcelaria" marxista; "un Volga del padecimiento popular".

SOBRE EL SOCIALISMO

La obra no contiene un solo suceso o personaje ficticio. Los hombres y lugares son llamados por su nombre. Con absoluta incontrastabilidad, Aleksandr Solzhenitsyn demuestra que las compuertas del terror fueron abiertas por Lenin en 1917 y no habían sido tabicadas hasta el momento en que el escritor creó su libro. Y tampoco es Stalin el máximo culpable. Es el socialismo mismo que "segrega terror". Terror que -siempre según Solzhenitsyn- ha cobrado 66 millones de víctimas rusas a lo largo de siete décadas de despotismo antiilustrado.

El escritor compara constantemente los sistemas carcelarios zarista y comunista y la conclusión que se impone es que en la Rusia prerrevolucionaria imperaba la libertad y el estado de derecho.

No avizora diferencia alguna entre el nazismo y el marxismo, pero si, hace notar, que mientras decenas de miles de jerarcas hitleristas fueron severamente castigados, los autores y factores de los crímenes marxistas seguían encaramados en el poder.

Solzhenitsyn -cristiano cabal- no clama venganza. Sólo exige que los culpables admitan su culpa. Y que se ponga término al despotismo soviético.

TESTIMONIO DEMOLEDOR

El libro del Premio Nobel ruso es, al mismo tiempo, una sorprendente obra artística y un testimonio demoledor contra el socialismo marxista. El arresto artero, las "riadas" de condenados, el colosal archipiélago de campos de trabajos forzados para los presos políticos, las torturas y vejámenes, los fusilamientos en masa; todo esto relatado con la tremenda fuerza de expresión de un clásico de nuestro tiempo.

Solzhenitsyn no propone, ni impone: expone. Y plantea interrogantes. Este, por caso: ¿Cómo explicar que la Inglaterra capitalista, cuya oprimida clase obrera fuera tan patéticamente descrita por Marx, durante la Segunda Guerra Mundial alumbró a un solo traidor, William Joyce, locutor de la radio alemana? ¿Y cómo fue posible que en la Unión Soviética "el país del régimen social más justo" y durante "la más justa de las guerras", millones de soldados se rindieron al enemigo sin luchar? Más aún. ¿Cómo fue posible que esos hombres solicitaran a los alemanes las armas y la oportunidad de combatir en el frente Oriental? (en el Ejercito Libertador Ruso del general Andrei Vlasov, aliado a la Wehrmacht). ¿Eran traidores? (¡millones de traidores!), o simplemente deseaban la destrucción de la industria carcelaria que sojuzgaba a su patria?

En algunos capítulos como ‘Los ribetes azules’ y ‘A la pena capital’ (mal traducido ‘Hacia la máxima medida’), el autor analiza con excepcional profundidad la conducta de víctimas y victimarios. Aquí Solzhenitsyn cala aún más hondo que Dostoievsky. Y no por tener mayor talento, sino porque la industria carcelaria a la que fue sometido -cien años después de la condena que sufriera el autor de “Los hermanos Karamazov”- le brinda posibilidades inconmensurablemente mayores para estudiar las variadas proyecciones del mal en el alma y comportamiento humanos. ‘Memorias de la casa muerta’ de Dostoievsky es al ‘Archipiélago Gulag’ lo que una clínica de reposo a la Cayena.

ESCASOS PARANGONES

Ninguno de los que entró al archipielago era el mismo al salir. Y no sólo por la edad y la salud, sino por su nueva concepción de la vida y de los hombres, de la verdad y las ideologías. Pocos de los que abran la primera página de este libro seguirán siendo los mismos al cerrar la última. En ese sentido ‘Archipielago Gulag’ tiene escasos parangones en la literatura universal.

Solzhenitsyn acusa al marxismo-leninismo. Denuncia su crueldad. Su total desaprensión por la dignidad humana. Su impiedad. La omnipotencia de sus arbitrariedades Por eso hay tanto dramatismo en este sobrio documento. “Archipiélago Gulag” es la más simple de las obras de Solzhenitsyn. Y, sin embargo, quita el aliento y el sueño; destroza los nervios leer lo que los comunistas hicieron con el pueblo ruso.

(De www.laprensa.com.ar)

jueves, 18 de julio de 2024

El caso Dreyfus

A fines del siglo XIX y principios del siglo XX, se produjo en Francia un episodio más del conflicto entre universalismo versus nacionalismo, lo que implica también un conflicto entre individualismo versus colectivismo. Las personas universalistas se sienten ciudadanos del mundo, habitantes del planeta tierra y así consideran a los demás seres humanos. Todo ser humano es considerado según sus atributos individuales, en forma independiente de su pertenencia a algún grupo o sector de la sociedad, ya sea político, religioso o étnico. Por el contrario, el nacionalista se siente sólo parte de su nación y tiende a descalificar y a rechazar a todo foráneo, además de considerarlo en función de su pertenencia a algún sector de la sociedad.

El nacionalismo es uno de los tantos sectarismos existentes, ya que también produce efectos similares la pertenencia a determinada religión, a determinada creencia política o religiosa, a determinada etnia, etc. Este es el principio de muchos conflictos y de los diversos tipos de discriminación existentes. La solución a estos males sólo puede surgir de la mentalidad universalista, como la que predomina en el ámbito de la ciencia. Esta mentalidad advierte la existencia de un universo regido por leyes naturales invariantes y todo ser humano es visto como alguien regido por algunas de estas leyes, de donde surge la verdadera sensación de igualdad.

Respecto del caso Dreyfus, Harold Kushner escribió: "Recordemos el caso Dreyfus en Francia, hace un siglo. Alfred Dreyfus era un judío asimilado y militar de carrera. Cuando se interceptó un mensaje que transmitía secretos militares a los alemanes, muchos se precipitaron a acusarlo de ser el traidor. Su juicio y condena con pruebas manifiestamente falsas dividió a Francia en dos bandos. Las pasiones se inflamaron hasta el punto de que en las fiestas en casas particulares, las anfitrionas prohibían toda mención del caso Dreyfus a fin de que la velada no terminara en polémicas enconadas".

"¿A qué se debía semejante apasionamiento? Lo que estaba en juego era más importante que la culpabilidad o inocencia de un individuo. Lo irónico del caso es que Dreyfus casi no reivindicaba su carácter de judío, aunque toda Francia sí lo hacía. Dreyfus era el símbolo de la Nueva Francia contra el Antiguo Régimen anterior a la Revolución. Algunos franceses querían que su sociedad admitiera a cualquier persona que tuviera algo que aportar. Otros sentían nostalgias por la época en que el rey, la Iglesia y el ejército gobernaban el país y cada cual ocupaba el lugar que le estaba asignado (así como en Estados Unidos algunos quieren volver a las épocas en que los negros, los judíos, las mujeres y los católicos romanos permanecían entre bambalinas y dejaban el escenario a los «auténticos norteamericanos»)".

"Los judíos aparecían como agentes de la destrucción de la Vieja Francia y su reemplazo por una nación nueva, menos «auténticamente francesa». Para esta gente, Alfred Dreyfus no era un judío asimilado que dedicaba su vida a servir a la patria sino una amenaza al modo de vida tradicional; por eso lo odiaban" (De "¡Por la vida!"-Emecé Editores SA-Buenos Aires 1996).

martes, 16 de julio de 2024

El oro americano y la inflación europea luego del descubrimiento de América

En épocas en que la mayoría de los intercambios comerciales se hacían a través de monedas metálicas, la disponibilidad adicional de oro y plata tendía a incrementar la cantidad de monedas a un ritmo mayor al de la producción de bienes y servicios. El incremento de monedas metálicas, vinculado al descubrimiento de América, inició una época inflacionaria, no sólo en España, sino también en otros países europeos.

A continuación se transcribe un artículo al respecto:

LOS GRANDES AFLUJOS DE ORO: DESPUÉS DE COLÓN

Por Rene Sedillot

Sobre las rutas de las dos Indias, los conquistadores buscaban el metal que Europa necesita. Sin duda, también buscan especias y aventuras, y quieren llevar el Dios de los cristianos a los paganos de ultramar. Pero el oro es el móvil principal. Poseer, escribe Colón a Fernando e Isabel, la cosa más deseable del mundo.

Decid a vuestro amo que nos envíe oro, intima Cortés a los enviados de Moctezuma. El primer objetivo de los descubridores consiste en apoderarse de los tesoros amasados por los aztecas o los incas, iniciar el lavado de las arenas de los ríos y buscar minas de oro.

Después de las primeras decepciones, logran ver colmadas sus mejores esperanzas. Después de las minas de plata, las de oro revelan sus secretos. Explóranse las entrañas de México, Perú, Chile y las Guayanas: en los galeones españoles, asaltados a veces por los corsarios franceses o ingleses, el oro de América llega a Europa.

El promedio anual de producción de oro en todo el mundo pasa de unos 200 kilogramos antes de Colón a 7 toneladas en el siglo XVI: es decir, 35 veces más.

Al principio, la inflación metálica se localiza en España, donde se acuñan grandes cantidades de monedas de oro: el escudo, y el doble escudo, la pistola. Desde la península la inflación pasa a Italia, a Francia, y a todo el Occidente europeo, por obra de las operaciones comerciales, del juego de los movimientos bancarios y de los envíos de fondos efectuados por los asalariados extranjeros que trabajan en España. Y aunque esta última prohiba la salida del precioso metal, necesita compensar el déficit de su balanza comercial. Ningún embargo ha logrado jamás detener realmente las transferencias de oro.

Por lo tanto, el metal se difunde por todo el mundo...y llega hasta la India, tradicionalmente ávida de oro, y cuyas especies deben ser pagadas por Occidente. Y mientras la India atesora y esteriliza el oro, Occidente lo moviliza. Circula entre las naciones y en las naciones, vivificando la economía.

El siglo XVI es la época de las grandes empresas. Tráfico bancario y comercial, empresas terrestres y marítimas, ascenso de las industrias jóvenes (imprentas, fundiciones de cañones), entrada en escena de materias primas y de técnicas nuevas (cacao y tabaco) y también, exportada a América y multiplicada por ella, la producción de azúcar y de algodón. A la ampliación del horizonte humano responde el movimiento de las ideas: después del Renacimiento, la Reforma.

Esta general metamorfosis se refleja en el alza de los precios, que se inicia en los puertos donde se desembarcan las mercancías -Sevilla y Cádiz-, en los mismos muelles de descarga. Luego se propaga por sierras y llanuras, hasta las más lejanas aldeas de la península. Durante el siglo XVI, los precios se cuadriplican en Castilla. Treinta años después Francia sufre el contagio de la misma enfermedad: se quintuplican los precios del trigo, se triplican los de los huevos, y se duplican los de la carne.

Como suele ocurrir en los periodos de inflación, los ingresos no progresan con el mismo ritmo. En España los salarios se multiplican penosamente por 3 cuando los precios se cuadriplican. En Francia sólo aumentan en un cincuenta por ciento; los arriendos apenas se duplican, y los derechos feudales estipulados en plata se mantienen inalterables. Por lo tanto, al paso que los productores y comerciantes incrementan sus ganancias, los señores, los propietarios y los asalariados ven disminuido su poder adquisitivo. Los señores y los propietarios manifiestan su descontento uniéndose a los hugonotes. De este modo «protestan» contra el régimen. En las ciudades, los asalariados replican al alza de los precios con huelgas y desórdenes.

En Inglaterra asistimos a la misma evolución. Allí, la abundancia de metal se expresa en el alza de precios y, simultáneamente, en el impulso del periodo isabelino; idénticos fenómenos en Flandes, en Alemania y aun en Polonia. Por doquier suben los precios, los comerciantes se enriquecen y se empobrecen los que dependen de ingresos fijos.

¿Se advierten acaso las razones de la «universal carestía»? Se atribuye la culpa a los especuladores, a los monopolios y a la usura. En Francia, un funcionario del Tribunal de Monedas, el señor Malestroic, comisionado por el rey para estudiar las causas del extraño encarecimiento que ahora comprobamos de todas las cosas, explica que los precios suben porque la moneda baja, pero no va más allá de esa afirmación.

En su respuesta a Malestroic, Jean Bodin observa que la causa principal y casi exclusiva de la carestía que hoy vemos es la abundancia de oro y de plata que actualmente es en este reino mayor de lo que fue hace cuatrocientos años. Afirmación que equivale a descubrir América por segunda vez, pues implica descubrir las consecuencias del descubrimiento. A decir verdad, Jean Bodin descubre la inflación; e intuye el fenómeno inflacionario de las Cruzadas, la abundancia de hace cuatrocientos años. En resumen, cobra conciencia de la inflación de su propio siglo.

(De "El ABC de la inflación"-Ediciones Siglo Veinte SRL-Buenos Aires 1962)