Uno de los personajes de más renombre, que padeció el castigo de la inquisición, fue el sacerdote y filósofo Giordano Bruno, quemado vivo en el año 1600. Nacido en Nola (Napoli), se refiere a sí mismo como el Nolano. De espíritu discutidor, se enfrentó con la ortodoxia católica de su tiempo, sin advertir que resultaba casi imposible revertir o cambiar una ideología elaborada con cierto rigor lógico.
Entre los escritos de Bruno, aparece el siguiente: "Id a Oxford y haced que os cuenten lo que le pasó al Nolano cuando disputó en público con esos doctores en teología en presencia del príncipe polaco Alberto Laski y de otras personas de la noblesa inglesa. Que os digan cómo se supo responder a los argumentos, cómo quedó en quince ocasiones y por quince silogismos completamente mudo sin saber qué decir ese pobre doctor que en calidad de corifeo de la Academia enfrentaron al Nolano en esa importante ocasión. Que os digan con cuánta descortesía y mala educación se comportaba ese cerdo y con cuanta paciencia actuó el Nolano, mostrando ser realmente napolitano de nacimiento y educado bajo más benigno cielo" (Citado por Miguel A. Granada en la Introducción a la "Expulsión de la bestia triunfante" de Giordano Bruno-Ediciones Altaya SA-Barcelona 1997).
En cuanto a su visión del universo, llama la atención que ya en el siglo XVI pudo advertir lo que biólogos, geólogos y astrónomos descubrieron algunos siglos después. Al respecto escribió: "El proceso de la evolución es lento y está lleno de obstáculos. Así como la tierra se ha venido formando y perfeccionando poco a poco por medio de cataclismos, terremotos, inundaciones y erupcions volcánicas, etc., asimismo el alma humana se ha venido perfeccionando por medio del sufrimiento y de las dificultades que tiene que vencer".
"Sin el sufrimiento, nuestro espíritu permanecería siempre atrasado... De ahí se sigue que lo que llamamos mal, es un bien que no podemos comprender. Individualmente nada es perfecto en la naturaleza, pues todo se encuentra en estado de evolución. Pero colectivamente, el Todo, sí es perfecto. Para el que tiene en cuenta siempre el Todo y no sus partes, no existe el mal".
"Comprender la necesidad del sufrimiento inevitable es comprender el destino, y comprender el destino es haber alcanzado la sabiduría, esto es, la libertad, la redención, nuestra unión con Dios. No existe sino una sola religión verdadera, y es la religión del amor universal..." (Citado en "Spinoza y el panteísmo" de Carlos Brandt-Editorial Kier-Buenos Aires 1941).
Aquello del "sufrimiento inevitable" como medio para una mejora posterior, hace acordar a nazis y comunistas. En el caso de los primeros, Adolf Hitler expresaba: "cuando lucho contra del judío, combato a favor de la obra del Señor", mientras todavía hoy varios comunistas aducen que las matanzas de Stalin "eran necesarias" para establecer la supuesta sociedad ideal sin clases. Seguramente que Giordano Bruno escribía sobre el sufrimiento involuntario de seres humanos pacíficos, y no de un sufrimiento premeditado aplicado por delincuentes a otros seres humanos, y en gran escala, con los peores resultados posibles.
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1 comentario:
Nada tienen que ver los sufrimientos infligidos por nazis y estalinistas a sus víctimas con el inevitable sufrimiento que comporta el mejoramiento de la especie. Tanto los unos como los otros eran totalitarios que deseaban tener el máximo poder sobre los demás por el poder mismo, por la sensación sádica de dominio total, y sin buscar con ello otros objetivos más presentables o altruistas. Los totalitarios no quieren el poder como medio útil para obtener algo que no sea el propio poder. Sus presuntas ideas e ideales son puras ideologías que intentan camuflar esos deseos tan enfermizos.
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