Algunos personajes importantes de la filosofía y de la religión, han tenido la necesidad de ser apoyados por seguidores que difundieron sus mensajes. Este es el caso de los Evangelios y de la gran tarea de difusión por parte del ciudadano romano Pablo de Tarso (luego San Pablo); ya que la propagación del mensaje cristiano entre los romanos, y su posterior adopción, se debieron principalmente a su tarea divulgativa.
Una función algo similar ocurrió con Wolfgang Goethe y su difusión del pensamiento de Baruch de Spinoza, ya que, luego de casi un siglo de desaparecido el filósofo, apenas era conocido en Europa. Entre otros factores, suponiendo que varios pensadores destacados lo conocían, como es el caso de Locke, Rousseau, Kant y Schopenhauer, nunca lo nombraron en sus escritos, debido, posiblemente, a que Spinoza fue rechazado y expulsado por los jerarcas de la sinagoga de Amsterdam, y de ahí el temor al rechazo por parte de judíos y cristianos. A ello podía agregarse el egoísmo propio de algunos de los filósofos mencionados o bien la posibilidad de que realmente no lo conocieran.
Finalmente aparecen los escritos favorables de Goethe, escritor de gran fama en Alemania y en Europa, cuya opinión sobre Spinoza provocó su reinserción en los ámbitos intelectuales europeos. Al respecto escribió: "El ser que influyó más decisivamente en mí y que estaba destinado a afectar toda mi manera de pensar, fue Spinoza".
"Después de haber buscado en vano por todo el mundo una filosofía que satisficiera mi temperamento, tropecé con la Ëtica de este gran filósofo. Me sería imposible siquiera dar una idea de lo mucho que aprendí con sólo leer por encima esa obra que luego tuve que releer muchas veces con atención".
"En ella encontré un consuelo para mis pasiones y, al mismo tiempo, a medida que la iba leyendo, me parecía que se abría ante mi vista una perspectiva sin fin, tanto del mundo sentimental como del moral. Pero lo que más llamó mi atención fue el noble desinterés que brilla en cada una de sus páginas".
"Este pensamiento: «Aquel que realmente ama a Dios, no espera que Dios lo recompense amándolo también», así como las proposiciones preliminares en que descansa y las consecuencias que le siguen, colmó de satisfacción las aspiraciones de mi imaginación...".
"Pero no debemos olvidar que las uniones más íntimas son las de los caracteres más opuestos. La calma con que todo lo allana Spinoza contrasta con mi actividad impulsiva; su método matemático es la antítesis de mi sentimentalidad poética. Sin embargo, precisamente ese contraste -que se considera generalmente desfavorable en la adaptación para las mentalidades- es lo que me hizo el más entusiasta de sus discípulos; el más decidido de sus admiradores...".
"Aunque hacía tiempo que ya había oído hablar de Spinoza, fue una invectiva contra él, lo primero que me movió a estudiarlo...Siempre agradeceré al autor de dicha diatriba, la oportunidad que me dio para interesarme por tan admirable filósofo, y nunca podré olvidar la tranquilidad espiritual y la claridad de visión que experimenté cuando leí las obras póstumas del noble pensador...".
"Después de terminar de leerlo me di cuenta de que jamás había yo visto el mundo de una manera tan clara...Para mí, fue aquello una revelación que me hizo cambiar por completo mi criterio en general...Debo confesar que las ideas de Spinoza quedaron tan firmemente grabadas en mi imaginación, que ellas determinaron el curso de mi vida" (Citado en "Spinoza y el panteísmo" de Carlos Brandt-Editorial Kier-Buenos Aires 1941).
La lucha entre las ideas, antes que la lucha entre clases sociales, es la determinante del desarrollo y destino de la humanidad. La existencia, influencia y prevalencia de ciertas ideas depende de acontecimientos fortuitos en la vida de algunos individuos que, de no producirse, o de ser distintos, seguramente habría cambiado el acontecer de los pueblos.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
Y es que somos seres simbólicos y espirituales que necesitamos referentes, criterios y certezas. El problema es la forma de obtenerlas ya que la mayoría lo hace de una forma mecánica y en buena medida forzada.
Publicar un comentario