Es posible distinguir dos actitudes extremas entre los católicos en cuanto a sus adhesiones políticas; por una parte encontramos a los demócratas cristianos europeos, quienes, por encima de todo, se basan en la ética cristiana. Por otra parte, los sacerdotes latinoamericanos dejan de lado la ética cristiana y basan su política en ideólogos peronistas o marxistas, por lo que se pone en duda el carácter de cristianos que pudieran ostentar.
Si bien, podrá decirse, que en Europa existen católicos que simpatizan o adhieren al marxismo, y también que en Latinoamérica existen católicos que rechazan tanto al peronismo como al marxismo, lo cual es cierto, debe aclararse que en este escrito se hace referencia a los procesos y movimientos políticos y sociales con actuaciones de líderes o de ideólogos católicos.
En la Europa de la posguerra encontramos a dirigentes católicos, como Konrad Adenauer y Alcide De Gasperi, que favorecen la reconstrucción de sus propios países, a través de una economía de mercado, mientras que promueven además la consolidación de la Comunidad Europea. Si bien pueden discutirse las ventajas o desventajas de tal unión económica, no debe olvidarse que tal institución política fue establecida principalmente para unir a Francia con Alemania, países que estuvieron en guerra como la franco-prusiana del siglo XIX, luego en la Primera y Segunda Guerra Mundial.
En una disertación, Benedicto XVI (Joseph Ratzinger) expresó respecto de De Gasperi: "Aprovecho con gusto la oportunidad que me ofrece vuestra presencia para volver a evocar la figura de esta gran personalidad que, en momentos históricos de profundos cambios sociales en Italia y en Europa, plagados de no pocas dificultades, supieron prodigarse eficazmente por el bien común. Formado en la escuela del Evangelio, De Gasperi fue capaz de traducir en actos concretos y coherentes la fe que profesaba".
"Espiritualidad y política fueron en efecto dos dimensiones que convivieron en su persona y que caracterizaron su labor social y espiritual. Con prudente visión de futuro, guió la reconstrucción de la Italia surgida del fascismo y de la Segunda Guerra Mundial, y le trazó con valor el camino hacia el futuro; defendió su libertad y su democracia; relanzó su imagen en el ámbito internacional, promovió su recuperación económica abriéndose a la colaboración de todas las personas de buena voluntad" (De "Nueva lectura"-Centro de Difusión de la Buena Prensa-Buenos Aires Abril 2010).
Mientras que Europa se reconstruye dejando de lado el fascismo y el nazismo, en la Argentina se trata de "reconstruir" el país bajo las ideas de Perón, un fiel discípulo de Mussolini. Leemos en la introducción de un libro del sacerdote Carlos Mugica: "Mugica adhiere al Movimiento Peronista por entender que «es, hoy, la instancia histórica a que debe acceder un cristiano para mirar las cosas desde el lado de los pobres...para mostrar su amor a su pueblo o a su hermano»" (De "Peronismo y cristianismo" de Carlos Mugica-Editorial Merlin-Buenos Aires 1973).
"Mirar las cosas del lado de los pobres", para peronistas y marxistas, implica inculcarles que todo de lo que ellos carecen se debe a que se lo apropiaron injustamente quienes no carecen de nada. De esa manera envenenan la mente de los pobres impulsándolos a una justificada violencia, es decir, justificada desde el peronismo y el marxismo.
A nivel latinoamericano predomina esta vez el marxismo, promovido por los sacerdotes tercermundistas. El sacerdote Gustavo Gutiérrez escribió: "La teología de la liberación que busca partir del compromiso por abolir la actual situación de injusticia y por construir una sociedad nueva, debe ser verificada por la práctica de ese compromiso, por la participación activa y eficaz en la lucha que las clases sociales explotadas han empredido contra sus opresores. La liberación de toda forma de explotación, la posibilidad de una vida más humana y más digna, la creación de un hombre nuevo, pasan por esa lucha" (De "Teología de la liberación"-Ediciones Sígueme-Salamanca 1972).
Mientras que para los cristianos existen justos y pecadores, con la intención de que los pecadores se hagan justos, para los marxistas existen pobres y ricos, explotados y explotadores, cuya liberación de los primeros se hace por medios violentos, o al menos se les instala la violencia en sus mentes.
Mientras que en Europa la liberación, respecto de los totalitarismos, se encaminó a través de la democracia y de la ética cristiana, la liberación latinoamericana, promovida por la Iglesia, se encamina, no a través del cristianismo, sino del marxismo. Los resultados, en uno y otro caso, están a la vista.
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1 comentario:
Las buenas intenciones de los padres fundadores de la Comunidad Europea están fuera de toda duda, pero ello no debe distraernos del hecho de que los católicos, también los europeos, consciente o inconscientemente, cuando actúan en política están sometidos a los dictados directos o indirectos de una autoridad espiritual que ha demostrado infinidad de veces, sea cual sea la persona en que se encarna, que tiene una voluntad de ejercicio político de carácter temporal muy fuerte.
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