miércoles, 17 de mayo de 2023

De qué hablamos cuando hablamos de liberalismo

Por Armando Ribas

Aparentemente uno de los conceptos más confusos en el léxico político es el liberalismo. Tanto así que en Estados Unidos, el eje quasi fundacional del sistema liberal, se les llama liberales a los socialistas. Y esta confusión es tanto más dramática por cuanto el sistema liberal y el socialista representan la antítesis política prevaleciente.

Otros de los aspectos que nos lleva a la confusión es el del conservadorismo. En tanto que el liberalismo es un sistema el conservadorismo es una actitud valorativa frente a la vida. En otras palabras, se puede ser liberal y conservador y liberal y no conservador respecto a supuestos valores preestablecidos en la sociedad. El conservadorismo implica asimismo la adhesión al status quo, y desde tal punto de vista se puede ser conservador y comunista nacionalista.

El pensar que un liberal debe aceptar el matrimonio homosexual, la libertad sexual o el aborto per se, es otra de las aberraciones de la semántica política. El liberalismo es un sistema político que parte del reconocimiento de la naturaleza falible del hombre. Y esa falibilidad se encuentra tanto en el ámbito de la razón como en el de las creencias.

Podría decirse que la idea liberal comienza con John Locke y la publicación de sus Tratados del Gobierno Civil, y la importante Carta de la Tolerancia. Fue entonces que a partir de la idea primigenia de la falibilidad de la naturaleza humana que Locke desafió la noción del derecho divino de los reyes y reconociera que "los monarcas también son hombres". Por tanto estableció la necesidad de que se limitaran las prerrogativas del rey, a fin de proteger los derechos individuales a la vida, la libertad, la propiedad y el derecho a la búsqueda de la propia felicidad.

En función de esas ideas se produjo en Inglaterra la Glorious Revolution en 1688, cuando empezara la transformación política inglesa, que le permitiera adelantarse a Europa, y surgiera la denominada Revolución Industrial. Esta última fue la consecuencia de la revolución ético política mencionada. Más tarde en pleno siglo XVIII David Hume, en su historia de Inglaterra reconoció el atraso y la falta de libertad en Inglaterra hasta la llegada de la Glorious Revolution. Partiendo entonces de criterios empíricos llegó a conclusiones similares a las de Locke y desarrolló lo que considero el criterio fundamental del liberalismo establecido por Hume: "Dado que la naturaleza humana es inmodificable, si queremos cambiar los comportamientos tenemos que cambiar las circunstancias".

Por esa razón igualmente sostenía la diferencia entre moral y justicia y escribió "si la naturaleza fuera pródiga y los hombres generosos, la justicia no tendría razón de ser". Y consecuentemente: "La estabilidad de la sociedad dependía de la seguridad en la posesión la transferencia por consenso y el cumplimiento de las promesas".

LLEGA ADAM

En esa línea continuó el pensamiento escocés con la llegada de Adam Smith. Diría que el pensamiento fundamental del maestro de los Sentimientos Morales fue el desarrollo de la idea de la mano invisible. Así dijo: "En la búsqueda de su propio provecho el individuo colabora con los demás. He visto muy poco bien hecho por aquellos que pretenden actuar por el bien público".

En estas sabias palabras se reconocía una vez más el principio liminar del liberalismo y es que los intereses particulares no son contrarios al interés general. Fue en ese sentido que Alberdi dijera: "El egoísmo bien entendido de los ciudadanos, es sólo un vicio para el egoísmo de los gobiernos que personifican los Estados".

Fue esa línea de pensamiento la aceptada por las Founding Fathers, por más que probablemente dado el agnogticismo de David Hume jamás fue citado por ellos. Tanto así que según tengo entendido Thomas Jefferson prohibió la enseñanza de La Historia de Inglaterra de David Hume en la Universidad de Filadelfia. Pero no podemos ver más que los principios del pensamiento de Hume en las declaraciones de James Madison en la Carta 51 de El Federalista donde escribió: "Pero que es el gobierno en sí sino la mayor de todas las reflexiones sobre la naturaleza humana. Si los hombres fueran ángeles ningún gobierno sería necesario. Si los ángeles fueran a gobernar a los hombres ningún control interno o externo sería necesario. Pero al formar un gobierno que va a ser administrado por hombres sobre hombres la gran dificultad yace en esto: Primero se debe capacitar al gobierno para controlar a los gobernados; y en segundo lugar obligarlo a controlarse a si mismo".

EL GRAN ADVERSARIO

Frente a este pensamiento que diera por resultado la libertad individual y la creación de riqueza en la historia se desarrolló el pensamiento continental europeo del cual surgiera el nacionalismo y el socialismo. Fue la filosofía política franco-germánica el origen de los sistemas totalitarios europeos, basados en lo que he denominado el oscurantismo de la razón (racionalismo) y la universalización racionalista de sentimientos particulares, que constituye el romanticismo político.

Puedo decir que el iniciador de esas ideas fue Jean Jacques Rousseau, quien en el Ensayo sobre las Ciencias y las Artes sostuvo que cuando estas avanzan decae la moral. Seguidamente siguió con el Origen de las Desigualdades del Hombre donde estableció que la causa era la propiedad privada: "La tierra no es de nadie y sus frutos son de todos".

Y por último en el Contrato Social estableció la necesidad de la creación de un hombre nuevo y así como la justificación del poder político absoluto en el ámbito de la razón como consecuencia de la voluntad general. Así determinó el bien común como un objetivo tan obvio que nadie podía dejar de reconocer y que no era necesaria la distribución del poder político pues a partir de lo que considero la antropormoficación del Estado, y por tanto no podía tener ningún interés en perjudicar a sus miembros.

Casi contemporáneo con Hume, Emmanuel Kant, consideró a Rousseau el Newton de las ciencias morales. En su Fundamentación de la Metafísica de las Costumbres estableció el primer imperativo categórico, que constituyó el principio de la moral racionalista, que el denominara la autonomía de la razón frente a lo que consideraba la heteronomia de la razón, que fuera la moral basada en los mandatos divinos.

En función de ese pensamiento determinó que la búsqueda de la propia felicidad era contraria a la moral, pues esta sólo surgía cuando se actuaba por deber y no por placer o por interés. Y en el plano de la política encontró la razón en la historia y el antagonismo como el principio a través del cual se proyectaba la razón en la historia. Siguiendo pues las doctrinas de Rousseau sobre el bien común estableció que el poder supremo sólo tenía derechos y no obligaciones frente a los súbditos, y por tanto no podía existir ningún poder que limitara al poder supremo ni aun en los casos en que este violase la Constitución. Por último, pero no menos importante, descalificó el comercio, por ser una actividad que se llevaba a cabo por interés y no por deber. Por tanto igualmente descalificó al pueblo judío cuando escribiera: "Los palestinos que viven entre nosotros deben su no inmerecida reputación por hacer fraude (al menos la mayoría de ellos) a su espíritu de usura, que los ha poseído desde su exilio. Ciertamente parece extraño concebir una nación de tramposos, pero es tan extraño como concebir una nación de comerciantes".

LA DIVINA IDEA

Siguiendo los pasos del filósofo de Köenigsberg, llegó Hegel a la palestra con su historicismo a través de la dialéctica por la cual la razón en la historia estaba asimismo imbuida de la voluntad de Dios. O sea lo que he llamado el logoleísmo.

Así surge el Estado como "la divina idea tal como se manifiesta sobre la tierra" y por tanto el individuo no tiene más razón de ser que su pertenencia al Estado. O sea llegamos al realismo de los universales donde el individuo como tal deja de tener entidad propia pues sólo es parte.

Hegel entonces describe la dialéctica no ya como forma de acceso al conocimiento, sino como la dinámica a través de la cual avanza la razón en la historia. Así la misma se desarrolla a través de la lucha entre los Estados y la guerra era la virtud por antonomasia frente a la concupiscencia de las corporaciones. Por tanto, dado que la razón estaba en la historia ésta había avanzado de las naciones orientales donde nadie era libre, a las democracias griegas donde algunos eran libres, al imperio germánico donde todos eran libres. Y por supuesto la burocracia representaba al interés general contra los intereses particulares y por tanto siguiendo igualmente a Kant determinó que el monarca no puede tener ningún límite a su poder pues él representa la voluntad general.

Es en el camino de la dialéctica que aparece Marx en la escena pues discute a Hegel desde su propia filosofía y siguiendo los pasos de Rousseau, de la razón en la historia pasa al romanticismo utópico político. Así la dialéctica de la historia se manifiesta en la lucha de clases, en la cual el socialismo es la síntesis y el final de la historia pues se habría alcanzado la eliminación de los antagonismos, y la libertad como consecuencia de haberse superado la escasez. El Estado sería sustituido por la dictadura del proletariado para eliminar la propiedad privada, y finalmente el Estado desaparecería con el fin de los antagonismos. Así los universales se constituirían en el pueblo y la sociedad y superada la escasez pues se habría eliminado la división del trabajo y el comunismo sería la última expresión del romanticismo político.

No obstante Marx, en 1848 en el Manifiesto Comunista, reconoce que la burguesía en sólo cien años había creado más riquezas y más fuerzas productivas que todas las generaciones precedentes. Pero no obstante este hecho era producto de la explotación del hombre por el hombre, medio por el cual se descalificó éticamente al sistema que llamara sistema capitalista.

ANTITETICOS

Visto lo que antecede no podemos dejar de recordar que existen dos sistemas políticos basados en conceptos biológicos, éticos y políticos antitéticos. Por ello cuando se habla de la libertad, es necesario que se reconozca su primera instancia como consecuencia del sistema. Si este es sustituido, la libertad desaparece junto con el sistema.

Por tanto permítanme una conclusión. Una democracia en la que existe un partido liberal y otro socialista es una contradicción en términos. Pues la libertad que surge del sistema liberal por definición desaparece cuando se establece el sistema socialista, donde los derechos individuales son sustituidos por los derechos del pueblo.

Y cuando los derechos son del pueblo, la realidad es el poder político absoluto del Estado para violar los derechos individuales. Y los derechos individuales no son los derechos humanos que, impregnados de los derechos del pueblo, son su antítesis.

(De www.laprensa.com.ar)

1 comentario:

agente t dijo...

El antisemitismo aparece otra vez como la prueba del nueve a la hora de valorar a un pensador de importancia.

Artículo muy clarificador y con notable capacidad de relación y síntesis.