La antigua y errónea asignación del precio a un determinado producto según el trabajo demandado para su construcción, excluía a otros factores, como el capital, la necesaria capacidad empresarial, etc. También ignoraba las preferencias de los compradores, guiados por gustos y necesidades sin atender el proceso de fabricación de un item particular.
Si el valor de una mercancia dependía casi exclusivamente del trabajo necesario para producirla, entonces aparecía el concepto de "plusvalía", asociado a una injusta retribución adicional que el empresario retenía, robándosela al trabajador, y ejerciendo de esa forma la tan criticada "explotación laboral".
Partiendo del valor-trabajo, Karl Marx pensó que, si se eliminaba la propiedad privada de los medios de producción, desaparecería la posibilidad de la explotación mencionada. Esta vez no se atendería a los gustos y necesidades de los consumidores, por cuanto sería el Estado (o quienes lo dirigen) quienes "sabiamente" decidirían qué y cuánto necesita
cada individuo para vivir.
Aunque ello traería otros inconvenientes insalvables, por cuanto ya nadie haría inversiones de riesgo, ni de las otras. Se anularía la capacidad productiva de un gran sector de la población. La economía caería irremediablemente y la pobreza aumentaría (además de otros incovenientes asociadas a la pérdida de libertad individual).
Fue Lenin quien puso en práctica las ideas de Marx y Engels. Encontró como "solución", ante la caída de la producción, la apertura de "campos de reeducación" para quienes no se adaptaban a los cambios, si bien, momentáneamente, había habilitado una vuelta a la economía de intercambios ante la severa crisis surgida luego de la revolución bolchevique y la siguiente guerra civil. Los marxistas no sólo intentaban transformar el proceso económico imponiendo sus creencias, sino que también intentaban transformar a la propia naturaleza humana. Los campos de concentración eran destinados a quienes mostraban diferencias notables entre su naturaleza humana y la "naturaleza artificial" que querían imponerle desde el Estado socialista.
Luego de la muerte de Lenin, Stalin llega al poder promoviendo la economía dirigida desde el Estado. Los "campos de reeducación" inaugurados por Lenín acentuaron la orientación hacia campos de trabajos forzados. También Stalin favoreció el exterminio de millones de agricultores que se oponían a la expropiación socialista. La confiscación estatal no sólo se orientaba hacia los medios de producción sino directamente a la producción en sí. Años más tarde, Mao, el líder comunista chino, genera la hambruna más grande de la historia al promover una "reforma agraria" socialista.
En el mismo sentido de lo anterior, Fernando Ocáriz escribe: "La obra económica de Marx se presenta como crítica-superación de los clásicos (sobre todo Adam Smith y David Ricardo), de quienes ha tomado el punto de partida (teoría del valor-trabajo) y la misma noción de plusvalía".
"Aunque caben críticas particulares a El Capital, la crítica decisiva es la dirigida a su punto de partida, cuando la economía dio un paso adelante, distanciándose de los clásicos al poner en discusión la teoría del valor. Este distanciamiento se inició con Böhm-Bawerk, Carl Menger y Friedrich Wieser, en Austria; Marshall y Edgeworth en Inglaterra; Vilfredo Pareto en Suiza e Italia. El más representativo es quizá Eugen von Böhm-Bawerk, considerado como uno de los fundadores de la llamada economía marginalista moderna".
"Böhm-Bawerk criticó directamente a Marx, sobre todo en su escrito de 1896 Sobre la conclusión del sistema de Marx. Entre otras cosas, mostraba de modo bastante claro que no es posible establecer un valor de cambio intrínseco a cada mercancía, pues el cambio necesariamente está condicionado por los intereses de las partes y, de ordinario, por los valores de uso".
"Es interesante, en cambio, observar que la noción misma de valor de cambio, (prescindiendo, pues, del valor de uso) es exactamente la misma que la de precio. Marx establece, en cambio, una diferencia, creyendo descubrir en ella la contradicción del sistema capitalista, cuando lo único que muestra es la falsedad de la teoría que considera un valor de cambio fijo y determinado por el trabajo acumulado".
"¿Qué fundamento real tenía Marx para aceptar la teoría del valor-trabajo? Ninguno: es una experiencia incuestionable que hay productos que tienen un valor de cambio muy diverso aunque requieran el mismo trabajo para producirse (por ejemplo, extracción de diversos tipos de carbón, de metales, etc)".
"Esto prueba que la teoría del valor-trabajo es una decisión, un programa económico apto para que la propiedad privada carezca de sentido. En efecto, sólo si no hay propiedad privada ni cambio individual, cabe dar un valor de cambio (precio) fijo para cada producto en base al trabajo, y afirmarse entonces que lo que no tiene trabajo acumulado (ej. la tierra) no tiene valor de cambio, no puede tener precio. Pero entonces, no es una explicación del capitalismo, y por tanto no está demostrada su inevitable destrucción" (De "El marxismo"-Ediciones Palabra SA-Madrid 1980).
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2 comentarios:
Muy buen articulo. Felicitaciones.
Marx no era un científico, no descubrió el verdadero alcance de la plusvalía, era un agitador que adaptó ese concepto irreal e indemostrable haciéndolo válido para sus intereses revolucionarios de toma del poder previa división social.
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