En los últimos tiempos, la UCR (Unión Cívica Radical) se caracteriza por ser un partido político democrático en política y totalitario en economía. Mientras acepta que la sociedad es suficientemente madura para tomar decisiones políticas acertadas, como lo es la elección de gobernantes, considera que no lo es en cuanto a las decisiones económicas, por lo que estas últimas deberían quedar a cargo de los políticos que dirigen al Estado.
De similar forma con lo que ocurre con el cristianismo, religión en la que muchos son los que abogan por un retorno al cristianismo original, o primitivo, en el radicalismo ocurre otro tanto. Alberto Benegas Lynch (h) escribió: "Hay muchos dirigentes radicales que apuntan a retomar el origen de su partido y abandonar recetas estatistas que tanto daño le han hecho a nuestro país: a todos sus miembros pero muy especialmente a los más vulnerables".
Es oportuno mencionar que, a partir de la gestión de Raúl Alfonsín, la UCR entró como miembro de la Internacional Socialista, confirmando su tendencia totalitaria en economía. Sin embargo, en las primeras épocas, desde su fundación, sus principios fueron compatibles con el liberalismo.
A continuación se transcribe parcialmente un artículo de Alberto Benegas Lynch (h) en el cual se brinda un panorama histórico del partido mencionado:
"Para esta nota periodística me limito a ejemplificar con Leandro N. Alem en su participación en el célebre debate sobre la federalización de Buenos Aires en la legislatura provincial. En esa ocasión Alem dijo que «La tendencia autoritaria se desenvuelve entre nosotros de una manera alarmante. Son los partidarios de esa escuela que atribuyen al ´poder social´ derechos absolutos e independientes, sin pensar que sólo es un encargado de armonizar y garantir los derechos de los asociados. Son los que pretenden en la ´autoridad suprema´, puesto que sus órdenes deben ser cumplidas y acatadas sin observación ni control de ninguna especie […] No es esta nuestra teoría, ni ha de ser, por cierto, la de todos aquellos que aman sinceramente nuestras instituciones democráticas […] Más el poder es fuerte, más la corrupción es fácil. Para asegurar el poder legítimo, es necesario impedir a todo trance que él exagere sus facultades y es indispensable buscarle el contrapeso que prevenga lo arbitrario […] En economía como en política, estrechamente ligadas, porque no hay progreso económico si no hay buena política, una política liberal que deje el vuelo necesario a todas las fuerzas y a todas las actividades […] Si, gobernad lo menos posible, porque mientras menos gobierno extraño tenga el hombre, más avanza la libertad, más gobierno propio tiene y más fortalece su iniciativa y se desenvuelve su actividad […] esto es la autonomía, comenzando desde el individuo, garantida en sus manifestaciones regulares pero nada más que garantida»".
"Esto es sólo una muestra del pensamiento y los valores del fundador del Partido Radical. Desafortunadamente con el tiempo ese partido fue cambiando de rumbo hasta producir un tajo -también radical- y separarse de los principios sobre la base de su constitución original, especialmente a partir de la Declaración de Avellaneda en 1945 y luego su incorporación a la Internacional Socialista con lo que se le dio la espalda al liberalismo inicial del todo consistente con las propuestas alberdianas insertas en nuestro texto constitucional de 1853/60".
"El jeffersoniano y doctor en jurisprudencia Leandro N. Alem se pronunció con elocuencia y detenimiento sobre temas de derecho, filosofía y de la economía en sus muy diversas facetas monetarias, fiscales, laborales y de comercio exterior. Los trabajos de mayor peso que resumen con tonalidades diversas el pensamiento de Leandro Alem son los de Enrique de Gandía, Telmo Manacorda, Bernardo González Arrili, Francisco Barroteveña, Félix Luna y Ezequiel Gallo. La impronta de Alem fue desdibujada en varios tramos, primero por Hipólito Yrigoyen que como escribió el fundador del radicalismo en 1895 al aludir al «pérfido traidor de mi sobrino Hipólito Yrigoyen» (su padre era casado con Marcelina Alem, hermana de Leandro). Desvío luego confirmado por lo consignado más arriba, desde luego en sentido contrario debe destacarse la importantísma actuación del gobierno de Alfonsín en cuanto al juicio a las juntas militares por los procedimientos aberrantes e inaceptables en el combate al canalla y siempre criminal terrorismo en el contexto de lo escrito, por ejemplo, por Graciela Fernández Meijide, aunque en el resto de los asuntos sociales ese gobierno fracasó rotundamente por no haber prestado atención a los consejos y reflexiones demandadas por Alem en muy diversas circunstancias como una ruta para lograr el bienestar de nuestro país".
"Es del caso recordar algunos aspectos de los gobiernos de Yrigoyen en cuanto a sus 18 intervenciones federales a las provincias (14 de las cuales sin ley del Poder Legislativo), su desprecio por el Congreso al cual no visitó para la alocución inaugural, su rechazo a las muchas propuestas de interpelaciones parlamentarias, su insistencia con el incremento de la deuda estatal vía empréstitos, el aumento del gasto público, el incremento de gravámenes como el de las exportaciones, su indiferencia por la marcha de la Justicia quedando vacante la cuarta parte de los juzgados federales, la «semana trágica», el comienzo del control de precios a través de los alquileres que derivó en el célebre voto en contra de tamaña disposición por parte de Antonio Bermejo en la Corte (escribió que «la propiedad no tiene valor ni atractivo, no es riqueza, propiamente, cuando no es inviolable por la ley y en el hecho»), las acusaciones de dolo no atendidas por hechos imputados en relación al área de ferrocarriles y la disposición de fondos públicos para lo que se denominó Defensa Agrícola y la clausura de la Caja de Conversión lo cual sentó la primera base para el deterioro del signo monetario".
"Como una nota al pie, al efecto de ilustrar el ambiente del momento a contramano de todo lo propugnado por Alem, transcribo las declaraciones del ministro de gobierno -Carlos María Puebla- del primer gobernador radical de Mendoza José Néstor Lencinas (aunque luego enemistado por razones de poder político con Yrigoyen): «La Constitución y las leyes son un obstáculo para un gobierno bien intencionado». Por su parte, a Yrigoyen no lo caracterizaba la modestia, por ejemplo -en lo que puede entenderse de su lenguaje oscuro y generalmente incomprensible- escribió en Mi vida y mi doctrina: «Estoy profundamente convencido de que he hecho a la patria inmenso bien y poseído de la idea de que quien sabe si a través de los tiempos seré superado por alguien, y ojalá que fuera igual»".
"Luego de la primera presidencia de Yrigoyen se sucedió el interregno de los «antipersonalistas» de la mano de la excelente presidencia de Alvear para luego recaer en el segundo mandato de Yrigoyen, depuesto por la revolución fascista del 30 con la creación de la banca central, las juntas reguladoras, la destrucción del federalismo fiscal y el establecimiento del impuesto a los réditos, para más adelante -con el golpe militar del 43- acentuar notablemente el estatismo en medio de corrupciones alarmantes, controles cambiarios, de precios, de arrendamientos y alquileres, detenciones y persecuciones arbitrarias y torturas lo cual se agudizó en la última etapa con las matanzas de la Triple A, imposición de un sistema quebrado para los jubilados, ataques a la libertad de prensa y el establecimiento de sindicatos autoritarios basados en el fascismo mussoliniano que perjudicaron (y perjudican) especialmente a los más necesitados".
"Como escribió Emilio Hardoy en Confieso que he vivido «los militares que conspiraron y triunfaron, además de acatar incondicionalmente la autoridad del general José F. Uriburu, estuvieron imbuidos de las ideas de Acción Francesa de Charles Maurras y el fascismo italiano de Benito Mussolini, habían difundido en círculos intelectuales. Esto a pesar de la lucha de algunos para contrarrestar esta infame tendencia, especialmente en su defensa de los aliados en el concierto internacional en medio de simpatías con los totalitarismos». Y más adelante consigna que «los conservadores que institucionalizamos el fraude electoral y con torpeza incomparable impedimos que Marcelo T. de Alvear fuera de nuevo presidente y, en definitiva, conseguimos que lo fuera Perón»".
(Extractos de Alem y Milei, dos caras de la misma moneda en www.infobae.com)
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2 comentarios:
Es increíble la cantidad de facciones e ideologías de todo el espectro político que han convivido dentro de la UCR. Me viene a la cabeza la expresión "atrapalotodo", una organización que fundamentalmente procura la conquista del poder y su mantenimiento sin que le importen realmente otro tipo de cuestiones. También se observa en ella mucho personalismo.
Como el Partido Comunista, y otros partidos de extrema izquierda, logran pocos votos, los políticos de izquierda se inscriben en el peronismo o en el radicalismo para tener posibilidades de éxito personal y político.
En el caso del peronismo se advierte algo semejante, ya que fue fascista, nazi, liberal (con Menem) y ultraizquierdista (con los Kirchner).
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