f) Costumbres: el verdadero cambio social se produce a partir del cambio en los hábitos y costumbres de sus habitantes, ya que sólo ello permite el acceso a los mejores planes y proyectos para el futuro. Esteban Echeverría escribió: “Ella [la Asociación de la Joven generación argentina] sabe que la obra de organizar la democracia no es de un día; que las constituciones no se improvisan; que la libertad no se funda sino sobre el cimiento de las luces y las costumbres; que una sociedad no se ilustra y moraliza de un golpe; que la razón de un pueblo que aspira a ser libre, no se sazona sino con el tiempo; pero, teniendo fe en el porvenir, y creyendo que las altas miras de la revolución no fueron solamente derribar el orden social antiguo, sino también reedificar otro nuevo, trabajará con todo el lleno de sus facultades a fin de que las generaciones venideras, recogiendo el fruto de su labor, tengan en sus manos mayores elementos que nosotros para organizar y constituir la sociedad argentina sobre la base incontrastable de la igualdad y la libertad democrática” (Citado en “Los fundadores de la República” de Ricardo López Göttig-Grito Sagrado Editorial-Buenos Aires 2006).
g) Libre comercio: las ventajas del libre comercio son siempre superiores a sus desventajas, si bien en algunos países el libre comercio internacional debe ser incorporado bajo cierta gradualidad. Juan Bautista Alberdi escribió: “La aduana estéril, la aduana de despoblación, conoce dos medios de prohibir: uno directo, por la exclusión absoluta; otro indirecto, por la contribución elevada, por el impuesto exorbitante. Cuando el primero cae bajo los golpes de la libertad, suele quedar el segundo coexistiendo con ella bajo el disfraz de protección a la industria nacional. En ese carácter la aduana sigue despoblando, en nombre de la población. La Constitución argentina condena virtualmente el impuesto aduanero exorbitante, por todos sus artículos, en que la población y la libertad figuran como los propósitos dominantes y supremos de su texto”.
“El impuesto aduanero, mal inevitable por estar admitido por todas las naciones, es doblemente desventajoso para todo país que debe formarse con elementos venidos de fuera, en cuyo caso se le puede mirar como un impuesto que gravita sobre su civilización. Tal es el papel del impuesto aduanero de la despoblada República Argentina, y en general de toda la América del Sud. Por lo mismo es necesario debilitar su influjo, ya que no se posible suprimirlo totalmente”.
h) Municipios: la descentralización de las decisiones del Estado es siempre positiva, mientras no se caiga en el extremo de la burocracia inepta. Domingo Faustino Sarmiento escribió: “Es la población de Buenos Aires la más adelantada en espíritu municipal, que escasea en muchas ciudades americanas. Espíritu municipal es el que ha hecho nuestros hospitales en menos de tres años, modelo de aseo, de comunidades y aun de lujo; espíritu municipal es el que inspira tantas mejoras, reparación y construcción de templos, empedrados de las calles, etc.”.
i) Comercio e inversión: la intervención del Estado en la economía debe concretarse en facilitar el comercio y la inversión de capitales. Juan Bautista Alberdi escribió: “Pero el medio más eficaz de elevar la capacidad y cultura de nuestros pueblos de situación mediterránea a la altura y capacidad de las ciudades marítimas es aproximarlos a la costa, por decirlo así, mediante un sistema de vías de transporte grande y liberal, que los ponga al alcance de la acción civilizadora de Europa”.
“Los grandes medios de introducir Europa en los países interiores de nuestro continente en escala y proporciones bastante poderosas para obrar un cambio portentoso en pocos años, son el ferrocarril, la libre navegación interior y la libertad comercial. Europa viene a estas lejanas regiones en alas del comercio y de la industria, y busca la riqueza en nuestro continente. La riqueza, como la población, como la cultura, es imposible donde los medios de comunicación son difíciles, pequeños y costosos”.
“Ella viene a América, al favor de la facilidad que ofrece el océano. Prolongad el océano hasta el interior de este continente por el vapor terrestre y fluvial, tendréis el interior tan lleno de inmigrantes europeos como el litoral”.
j) Asociaciones: bajo el lema de que “la unión hace la fuerza”, resulta conveniente la asociación voluntaria de personas para el logro de objetivos comunes. Bartolomé Mitre escribió: “El socorro mutuo que es su fórmula y su fin, tiende a emancipar al hombre necesitado de la limosna que degrada, dignificándolo en el hecho de convertirlo en protector responsable por un acto conciente de previsión individual y colectiva”.
“Los pueblos esclavos de la antigüedad, así como las sociedades que precedieron a la era moderna, carecieron de ese instinto previsor y solidario, que busca y encuentra la protección en la mutualidad: ellos sólo pedían el sustento gratuito a la distribución de él por las manos del amo, o a la limosna que desparramaba ciegamente la caridad cristiana mal entendida y mal practicada, con los ojos vendados como el amor pagano”.
“Los pueblos modernos, civilizados, ricos y libres, sólo esperan y buscan por sí y en sí, el sustento, la salud y el remedio de sus males, emancipándose así por el mutualismo, tanto del socialismo de Estado como del egoísmo individual, dando a la beneficencia su constitución social, que es anterior y superior a la constitución política, que sólo coordina el juego de los poderes públicos en la órbita limitada de sus movimientos funcionales, y al solo efecto del ejercicio de la autoridad necesaria”.
“Siendo el dinero que distribuye el Estado en asistencia pública el mismo que proporcionan los contribuyentes, es una ilusión infantil pensar que, por cambiar de mano, y renunciar a su inversión y control, él pueda multiplicar su acción eficiente por arte de magia, como los que creen que una máquina puede dar más fuerza que la que ha recibido”.
Domingo Faustino Sarmiento escribió al respecto: “Nuestra religión ha aconsejado la limosna a los individuos y no a los Estados; no hay una palabra en el Evangelio que diga otra cosa. Lo que sucede es que los hombres quieren desprenderse individualmente de las obligaciones que la caridad les impone”.
k) Instrucción: la base de toda sociedad consiste tanto en valores morales como intelectuales, por lo que la educación debe intentar fortalecerlos y consolidarlos. Domingo Faustino Sarmiento escribió: “La instrucción pública, que tiene por objeto preparar las nuevas generaciones en masa para el uso de la inteligencia individual, por el conocimiento aunque rudimental de las ciencias y de los hechos necesarios para formar la razón, es una institución puramente moderna, nacida de las disensiones del cristianismo y convertida en derecho por el espíritu democrático de la asociación actual. Hasta hace dos siglos había educación para las clases gobernantes, para el sacerdocio, para la aristocracia; pero el pueblo, la plebe, no formaba propiamente hablando, parte activa de las naciones”.
“El poder, la riqueza y la fuerza de una nación dependen de la capacidad industrial, moral e intelectual de los individuos que la componen; y la educación pública no debe tener otro fin que el aumentar estas fuerzas de producción, de acción y de dirección, aumentando cada vez más el número de individuos que las posean”.
“La falta de ejercicio y de educación del cerebro obstruye el juego de los poderes mentales; es débil, y pronto se fatiga; carece de actividad espontánea; y de allí es que cuando se le deja de excitar por atracciones exteriores, cae en la inacción, y el alma no toma interés por bien futuro alguno, que haya de ser comprado a costa de un penoso esfuerzo presente”.
l) Sufragio: el proceso democrático de la elección y cambio de autoridades requiere de electores exentos de fanatismo y de odio; de lo contrario, terminan eligiendo a quienes tienen mayor habilidad discursiva, incluyendo la capacidad para mentir, aunque sus gestiones sean desastrosas. Bartolomé Mitre escribió: “Es necesario educar al pueblo para luchar con la ignorancia que puede vencernos por la masa, falseando así los fines de la democracia por el dominio de mayorías mal preparadas a la vida civil; es necesario amortiguar ya que no sea posible extinguir, los odios que nos van invadiendo y que corroen los más nobles corazones; es necesario reconcentrar por último todas las fuerzas conservadoras de la sociedad para hacer causa común en el sentido del bien”.
m) Igualdad: la igualdad social debe contemplar tanto los derechos como los deberes; de lo contrario se llega a que un sector sólo tiene deberes para con la sociedad (el sector productivo), mientras que otro sector sólo tiene derechos (las masas negligentes). Esteban Echeverría escribió: “La igualdad consiste en que esos deberes y derechos sean igualmente admitidos y declarados por todos, en que nadie pueda substraerse a la acción de la ley que los formula, en que cada hombre participe igualmente del goce proporcional a su inteligencia y trabajo. Todo privilegio es un atentado a la igualdad”.
n) Constitución e instituciones: las leyes humanas deben tratar de conformar el orden social a partir del conocimiento de las leyes naturales que nos rigen, no bastando por ellas mismas. Juan Bautista Alberdi escribió: “No es el todo escribir el derecho de gentes y darlo a conocer. Con sólo eso no se extingue la iniquidad en la vida práctica de las naciones”. “En derecho natural como en toda especie de derecho, la cuestión principal no es conocerlo, sino practicarlo como hábito y costumbre; tal vez sin conocerlo”.
Nicolás Avellaneda (continuador de la Generación del 37) escribió: “En la escisión que se pronunció en la República después de Caseros, la promulgación de la Constitución federal por el Congreso de Santa Fe no sólo fue la tabla de salvación fraguada por sus autores para escapar a la borrasca que había formado, sino que también contenía en sí el futuro pacto de alianza, la semilla fecunda de la reconciliación que hoy se ha operado entre los miembros divididos de la familia argentina”.
o) Gobierno: debe ser ejercido con imparcialidad por cuanto no sólo afectará a los adeptos, sino también a los opositores. Guillermo Rawson escribió: “La misión del gobierno en los actos populares, es la de garantir el derecho y la libertad. La ley establece las condiciones, la oportunidad y hasta los medios para hacer efectiva esta garantía. Entre las condiciones se cuenta, en primera línea, la previsión administrativa. Los agentes de la autoridad deben ser todo lo contrario de lo que son entre nosotros: deben ser, desde luego, imparciales, como si dijéramos automáticos en sus funciones, sin lo cual pueden estar investidos de autoridad legal, pueden ejercerla sin limitación y hasta diría sin resistencia, pero la autoridad moral, mucho más eficaz y saludable que la primera, faltará siempre a los encargados de la seguridad y del orden público desde que se dejen arrastrar por las pasiones del momento, porque desde entonces el machete del vigilante se convierte en instrumento mecánico de tortura que el pueblo por instinto elude o rechaza. Y así han sido y continúan siendo, apasionados y parciales, los agentes de la ley entre nosotros”.
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