Una de las maneras de encontrarle sentido a la historia de la filosofía de los últimos siglos consiste en considerar los supuestos básicos de la Ilustración y la posterior reacción, conocida como la Contrailustración, que en la época actual desemboca en el posmodernismo. Debido a que la Ilustración considera la ciencia junto a la razón como el camino más conveniente para llegar a la verdad objetiva, tal antagonismo puede considerarse como una actitud contra la ciencia experimental. Stephen R. C. Hicks escribió: “El Posmodernismo es el resultado final del ataque de la Contrailustración a la razón”.
“Los debates modernos hacían referencia a la verdad y a la realidad, a la razón y a la experiencia, a la libertad y a la igualdad, a la justicia y a la paz, a la belleza y al progreso. En el marco posmoderno, aquellos conceptos aparecen siempre entre comillas. Nuestras voces más estridentes nos dicen que la «verdad» es un mito. La «razón» es una construcción eurocéntrica del hombre blanco, la «igualdad» es una máscara de la opresión, y la «paz» y el «progreso» van acompañados con cínicos y agobiantes recordatorios de poder o con explícitos ataques «ad hominem»” (De “Explicando el Posmodernismo, la crisis del socialismo”-Barbarroja Ediciones-Buenos Aires 2014).
El citado autor establece una síntesis de la visión de la realidad predominante bajo la Ilustración (reproducida parcialmente) en la cual, a partir de la razón, se llega al progreso y a la felicidad:
Razón => Ciencia => Ingeniería => Bienes => Progreso
Razón => Ciencia => Medicina => Salud => Progreso
Razón => Individualismo => Capitalismo => Riqueza => Felicidad
Razón => Individualismo => Liberalismo => Libertad => Felicidad
Mientras que asocia el origen del modernismo a Francis Bacon, René Descartes y John Locke, escribe respecto de las figuras representativas del posmodernismo: “Los posmodernistas contemporáneos de segunda línea, cuando buscan apoyo filosófico, citan a Richard Rorty, Michel Foucault, Jean François Lyotard y Jacques Derrida. Esas figuras, a su vez, cuando buscan soporte filosófico serio, citan a Martin Heidegger, Ludwig Wittgenstein, Friedrich Nietzsche y Karl Marx, los críticos más mordaces del mundo moderno y las voces más proféticas de esta nueva dirección. Esas figuras además citan a Georg Hegel, Arthur Schopenhauer, Immanuel Kant y, en menor medida, a David Hume. Las raíces y el ímpetu original del Posmodernismo calan entonces muy profundo. La batalla entre el Modernismo y las filosofías que condujeron al Posmodernismo se conectan a la altura de la Ilustración. Conocer la historia de esta batalla es esencial para entender el Posmodernismo”.
En la Ilustración predomina la postura religiosa deísta, que trata de compatibilizar la religión con la razón y la ciencia. Kant, por el contrario, prioriza la fe y encuentra limitaciones a la razón. “Moisés Mendelssohn, contemporáneo de Kant, fue profético al identificarlo como «el destructor de todo». Kant no dio todos los pasos necesarios para llegar al Posmodernismo, pero sí dio el paso decisivo. De las cinco características más importantes de la razón ilustrada –objetividad, competencia, autonomía, universalidad y el hecho de ser una facultad del individuo-, Kant rechaza la objetividad. Una vez que la razón es así aislada de la realidad, el resto son detalles, que serán trabajados a lo largo de los próximos dos siglos. Para la época en que lleguemos a la concepción posmodernista, la razón ya se vería no solamente como subjetiva, sino también como incompetente, altamente contingente, relativa y colectiva. Entre Kant y los posmodernistas encontraremos el abandono sucesivo del resto de las características de la razón”.
“La idea fundamental de Kant, para trazar la analogía crudamente, es que se prohíbe el conocimiento de cualquier cosa fuera de nuestros cráneos. Sostiene que gran parte del campo de acción de la razón se encuentra dentro de ellos, y es partidario de una mente bien organizada y ordenada, pero difícilmente esto lo convierte en un campeón de la razón. La idea principal de cualquier defensor de la razón es que hay todo un mundo fuera de nuestra cabeza, y la razón, esencialmente, tiene que ver con conocerlo”.
Para significar el vinculo existente entre nuestra mente y el mundo exterior, Baruch de Spinoza escribió: “El orden y conexión de las ideas es el mismo orden y conexión de las cosas”. Ello se vislumbra tanto en la coherencia lógica (a veces matemática) que existe dentro de la mente del científico como en la propia realidad. Esta doble coherencia es la que le permite al físico teórico realizar deducciones matemáticas que posteriormente serán verificadas en el mundo real permitiéndole descubrir fenómenos insospechados bajo otras formas de conocimiento. Así, James Clerk Maxwell pudo prever, desde el recurso de las matemáticas, la existencia de ondas electromagnéticas, algo inaccesible a la fe o a la intuición. En realidad, desde la ciencia no se descarta ninguna forma de pensamiento, pero mucho menos de la razón.
Mientras que el científico supone que la mente hereda, o absorbe, la coherencia propia de la realidad (orden natural), varios son los filósofos que sostienen que la coherencia del mundo exterior le es impuesta por la mente del hombre. De ahí que Georg Hegel manifestara que: “Todo lo que es lógico es real y todo lo que es real es lógico”. Y cuando existe cierta incompatibilidad entre ambas coherencias, Hegel propone cambiar la lógica humana. Hicks escribe al respecto: “La idea central de la teología de la Ilustración era alterar la religión mediante la eliminación de sus tesis contradictorias con el fin de hacerla compatible con la razón. La estrategia de Hegel consistía en aceptar que la cosmología judeocristiana estaba repleta de contradicciones, y también en alterar la razón para hacerla compatible con la contradicción”.
El citado autor sintetiza la postura de Hegel de la siguiente manera:
1- La realidad es una creación completamente subjetiva.
2- Las contradicciones son intrínsecas a la razón y a la realidad.
3- Puesto que la realidad evoluciona contradictoriamente, la verdad es relativa al tiempo y al lugar.
4- El colectivo, no el individuo, es la unidad operativa.
La consecuencia inmediata de rechazar la postura de la ciencia radica en caer en lo no racional, o bien en lo irracional. El germen de la irracionalidad fue implantando por Kant y Hegel, y desarrollado por otros filósofos hasta llegar al posmodernismo. Hicks escribe: “El legado de los irracionalistas del siglo XX incluía cuatro temas principales:
1- Un acuerdo con Kant en el que la razón es impotente para conocer la realidad.
2- Un acuerdo con Hegel en que la realidad es profundamente conflictiva y/o absurda.
3- La conclusión de que la razón es, por lo tanto, superada por las demandas basadas en los sentimientos, el instinto o los actos de fe.
4- Que lo no racional y lo irracional brindan verdades profundas sobre la realidad.
La irracionalidad se perfecciona con Martin Heidegger, mientras se van imponiendo filosofías que habrían de constituir los fundamentos de los totalitarismos. “Heidegger ofreció a sus seguidores las siguientes conclusiones, las cuales son aceptadas, con leves modificaciones, por el flujo principal del Posmodernismo:
1- El conflicto y la contradicción son las verdades más profundas de la realidad.
2- La razón es subjetiva e impotente para alcanzar verdades sobre la realidad.
3- Los elementos de la razón, las palabras y los conceptos son obstáculos que deben ser descascarados, sometidos a la deconstrucción o desenmascarados de alguna otra manera.
4- La contradicción lógica no es ni una señal de fracaso ni de nada particularmente significativo.
5- Los sentimientos, especialmente los sentimientos morbosos de ansiedad y temor, son una guía más profunda que la razón.
6- Toda la tradición de la filosofía occidental, ya sea aristotélica, platónica, lockista o cartesiana, basada como está en la ley de la no contradicción y la distinción sujeto/objeto, es el enemigo a vencer”.
Considerando que la izquierda política tiene como objetivo principal la destrucción y la difamación del sistema capitalista como del liberalismo, no resulta sorprendente que sus partidarios se identifiquen con el posmodernismo. “Los posmodernistas son, en forma monolítica, por lejos, la izquierda radical en sus políticas”. “Entre los nombres importantes del movimiento posmodernista, no hay una sola figura que no sea de izquierda”. “El Posmodernismo es la estrategia epistemológica de la izquierda académica, para responder a la crisis provocada por los fracasos del socialismo en la teoría y en la práctica”.
Si se toman los escritos posmodernos como parte de una literatura de ficción, que poco tiene que ver con la realidad, entonces se salvarían muchos estudiosos que son engañados por ideólogos que pretenden hacer pasar por filosofía seria algo que no lo es. Si se la toma en serio, puede producir en los lectores un alejamiento del mundo real que poco ha de diferir de los estados de anormalidad psíquica reconocidos por la psiquiatría. Juan José Sebreli escribió:
“El «espíritu del tiempo» intelectual de las últimas décadas se define por el abandono de la sociedad occidental de todo lo que significaron sus rasgos distintivos: el racionalismo, la creencia en la ciencia y la técnica, la idea de progreso y modernidad. A la concepción objetiva de los valores se opuso el relativismo; al universalismo, los particularismos culturales. Los términos esenciales del humanismo clásico –sujeto, hombre, humanidad, persona, conciencia, libertad-, se consideraron obsoletos. La historia perdió el lugar de privilegio que tuvo en épocas anteriores, y fue sustituida, como ciencia piloto, por la antropología y la lingüística, y sobre todo por una antropología basada en la lingüística. Al mismo tiempo surgieron ciencias nuevas, la semiótica, la semiología, o pseudociencias como la «gramatología», las cuales no se ocupan de ningún contenido, y se reducen tan sólo al «discurso» que es, según parece, de lo único que se puede hablar” (De “El asedio a la modernidad”-Editorial Sudamericana SA-Buenos Aires 1991).
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