Por lo general, cuando se trata de reducir una gran variedad de pensamientos a unos pocos principios simples, se tiene la sensación de que, en cierta forma, se ha mutilado una gran parte de la información. Este es el precio que pagamos al hacer comprensible lo que antes aparentaba ser una enorme masa de ideas sin coherencia alguna. En forma semejante al científico que establece una teoría unificadora encontrando vínculos antes no previstos, el historiador de la filosofía establece una síntesis que permite advertir lo que antes estaba oculto a la vista del no especialista.
En este caso nos introduciremos en el complejo mundo de la filosofía existencial para encontrarle algún sentido, ya que todo pensamiento que rehuye a la ciencia y a la lógica resulta incomprensible para el individuo común. Aunque por ello no debería hacerse mayor problema, ya que una cosa implica renunciar a conocer algunos aspectos del mundo real, y otra muy distinta implica renunciar a conocer los intrincados pensamientos subjetivos de algunos de los tantos seres humanos que pueblan el planeta.
El historiador de la filosofía Tristán D’Athayde ha establecido una síntesis constituida por doce puntos principales, que son los siguientes:
1. Primacía de la existencia sobre la esencia,
2. de lo concreto sobre lo abstracto,
3. de lo particular sobre lo general,
4. de la acción sobre el pensamiento,
5. de la presencia sobre la ausencia,
6. del temperamento sobre la razón,
7. de lo indefinido sobre lo definido,
8. del arte sobre la ciencia y la filosofía,
9. del absurdo sobre la lógica,
10. de lo temporal sobre lo eterno,
11. de la angustia sobre la paz,
12. de lo contingente sobre lo necesario.
(De “El existencialismo, filosofía de nuestro tiempo”-Emecé Editores SA-Buenos Aires 1949).
Quienes han adoptado un pensamiento compatible con la ciencia experimental, encontrarán que la actitud existencialista no podrá ser fácilmente comprendida, pudiendo considerarse como una curiosidad del pensamiento humano incapaz de ofrecer al hombre la posibilidad de indagar al mundo real en la forma en que aquélla lo hace. Albert Camus inicia su libro “El mito de Sísifo” mediante la siguiente expresión: “No hay más que un problema filosófico verdaderamente serio: el suicidio. Juzgar que la vida vale o no la pena ser vivida es responder la pregunta fundamental de la filosofía”. “Una razón para vivir es, al mismo tiempo, una excelente razón para morir”. Richard Appignanesi escribe al respecto: “Surge este planteo: la vida, ¿debe tener un significado para ser vivida? Él deduce que no, y en vista del absurdo, «será vivida mejor si carece de significado»” (De “Existencialismo para principiantes”-Era Naciente-Buenos Aires 2002).
Mientras que la mayor parte de los hombres busca un sentido para sus vidas y sufre si no lo encuentra, la actitud existencialista considera el sinsentido como un atractivo de la vida. Mientras que desde la postura científica se trata de encontrar un sentido objetivo, impuesto por el orden natural, el existencialista tiende a rechazar esta posibilidad. En cuanto a los doce puntos anteriores, se mencionarán algunos comentarios de su autor:
1. Primacía de la existencia sobre la esencia: “La filosofía tradicional ha vacilado siempre entre la primacía de la esencia y de la existencia. El «esencialismo», como se le ha llamado, ha tenido en rigor su representante más cabal en el origen de nuestra tradición occidental”. “Platón es el filósofo del esencialismo integral. Está en el extremo opuesto al existencialismo. Para conocer este último el mejor medio consistiría en definir la filosofía platónica y adoptar todas sus tesis a la inversa….si el existencialismo fuera lógico. Pero es precisamente ilógico o meta-lógico y por este medio no se llegará a definirlo, en cuanto sea posible definir una filosofía de lo indefinido”.
2. Primacía de lo concreto sobre lo abstracto: “La marcha normal de la tradición filosófica consistía en el ascenso de lo concreto a lo abstracto. La filosofía era la ciencia de las realidades abstractas. Pero ¿de qué se abstraían? De lo concreto. Lo concreto era el punto de partida”. “El filósofo ha sido siempre aquel que especula con abstracciones. Es justamente por haber especulado demasiado con ellas que nos encontramos hoy en presencia de la insurrección existencialista. El existencialismo es la rebelión contra el abuso del esencialismo. Pero es la rebelión de un sentimiento que no ha sabido contenerse y que se ha dejado ir al extremo opuesto”.
3. Primacía de lo particular sobre lo general: “La existencia es la particularización de lo general. Es su encarnación en un ser particular. Es el pasaje de «la» mesa a «esta» mesa”. “Se comprende fácilmente que un mundo existencialista llegará a conflictos insolubles por la supresión de todas las jerarquías de valores entre los existentes. Si la existencia da una primacía absoluta, nada puede limitarla. Su moral es, nuevamente, el derecho del más fuerte o del más afortunado. Cada cosa y cada persona tiene derecho a todo”.
4. Primacía de la acción sobre el pensamiento: “El existencialismo es una filosofía de la acción y aun del activismo. Para el existencialismo, el hombre ha sido lanzado a la vida sin saber de dónde viene ni a qué fin va. El sentimiento que lo oprime es, por consiguiente, la angustia, la desesperación, y la náusea. El hombre se encuentra en plena corriente. No puede remontarla. No sabe dónde concluye. Ignora la razón de esta marcha en la sombra del misterio. Lógicamente, esta concepción debía desembocar en la desesperación. Y aun en el suicidio”. “Por consiguiente, el pensamiento obedece a la acción y no la acción al pensamiento. El siglo de la técnica tiene necesidad de una filosofía del homo faber y no del homo sapiens”.
5. Primacía de la presencia sobre la ausencia: “El existencialismo es la filosofía del eterno presente. Lo que debe pensarse es la existencia. Lo que debe cultivarse es la acción. Lo que debe poseerse es el presente. El pasado y el porvenir son ausencias, y no puntos de partida y puntos de llegada”. “Es preciso vivir la hora. El hombre pertenece al momento o no es. Es preciso vivir «los tiempos modernos». Hay que amar su tiempo. Hay que vivirlo hasta el fin. Sin retenerlo. Dejándolo pasar. Ya que fluir es condición del eterno presente. Y el existencialismo exige a la filosofía y al arte eternizar el momento presente”.
6. Primacía del temperamento sobre la razón: “El existencialismo hace un llamado a todo hombre. Quiere afirmarse como un nuevo humanismo. Es al hombre que desea defender contra las potencias colectivas”. “El subjetivismo existencialista rechaza el culto de la razón, pero cae en el culto del instinto. El valor que coloca a la cabeza es la libertad. Podría decirse, el único valor. «Mi libertad es el único fundamento de los valores, y nada, absolutamente nada, justifica el adoptar tal o cual valor, tal o cual escala de valores» (El ser y la nada)”.
7. Primacía de lo indefinido sobre lo definido: “Para el existencialismo, la definición, lejos de ser un medio para mejor conocer, es una forma de oscurecer. Conocer, para él, es lo contrario. Es volverse indefinido; o mejor, conservar los seres en su no definición natural, ya que definir es abstraer, y abstraer es romper la organicidad natural de la existencia”. “Esta posición contra la definición muestra, como siempre, las dos caras del existencialismo: la que representa una reacción contra errores anteriores y la que se lanza a nuevos absurdos”.
8. Primacía del arte sobre la ciencia y la filosofía: “Es un hecho que todos los existencialistas se rehúsan a presentar su filosofía bajo la forma de un sistema coherente”. “La ciencia y la filosofía nos presentan la imagen de lo general. Las leyes que tratan de descubrir en la realidad, los principios que tratan de establecer, son siempre generalidades. No hay ciencia ni filosofía que no sea de lo general, diría el pensamiento tradicional. Pero hay, agregaría, un dominio especial reservado al conocimiento de lo particular. Es el del arte. Si no hay más ciencia que de lo universal, no hay más arte que de lo particular”. “El existencialismo quiere ser un subjetivismo absoluto, y no un individualismo opinante o escéptico. Es un dogmatismo a la inversa”.
9. Primacía del absurdo sobre la lógica: “El mundo es irracional. Irracional antológicamente, dice Sartre. Irracional en sus relaciones con nuestros pensamientos, dice Camus. Pero todos los existencialistas están de acuerdo sobre esta perspectiva del mundo. El mundo se nos escapa. El mundo no tiene sentido. Lo real es lo contradictorio. La vida es una fuerza ciega que nos lleva a la nada. El hombre no puede vencer al mundo. El mundo se burla del hombre. Entre el hombre y el mundo hay una barrera infranqueable”.
10. Primacía de lo temporal sobre lo eterno: “Este axioma, evidentemente, no puede ser tomado en el mismo sentido por los existencialistas ateos que por los existencialistas cristianos. Para estos últimos, la angustia ante esta condenación a lo temporal se desvanece en presencia de las perspectivas sobrenaturales que nos abre la fe”. “Para el existencialismo ateo esta temporalidad es suprema. Es él quien, con todo rigor, acepta integralmente este axioma”. “El mundo no conoce la elección. El hombre, por el contrario, se afirma en la responsabilidad y en la elección. El hombre se hace. En él la eternidad y la temporalidad se fusionan para realizar un absoluto. El hombre es dios”.
11. Primacía de la angustia sobre la paz: “Las filosofías racionalistas estaban todas fundadas en la compatibilidad del hombre con el universo. Esa compatibilidad había llegado, con Hegel, a su punto extremo, por la equiparación absoluta entre el pensamiento y lo real”. “Kierkegaard rompe con esta tradición filosófica, y se coloca en un punto de vista opuesto. Lo existente se caracteriza por la desesperación y la angustia; por tanto, por una profunda incompatibilidad con el universo creado. Existir es, necesariamente, sufrir la desesperación y la angustia”.
12. Primacía de lo contingente sobre lo necesario: “Para Sartre, el hombre es pura gratuidad. Lo único absoluto es la contingencia. Esta contingencia absorbe la libertad que colocaba como valor supremo”. “El hombre no puede liberarse de la contingencia. Luego, él es necesidad para ella. Y la primacía de la contingencia se resuelve, como era fatal, en el absoluto dominio de la más ciega necesidad. El hombre «libre» del existencialismo es un esclavo”. “Todo está librado al azar”. “La contingencia es lo absoluto”
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