sábado, 31 de agosto de 2024

Envidia e igualdad

Si los seres humanos tuviéramos en mente, en forma predominante, un intento por comprender las características y el sentido del orden natural, o bien intentáramos comprender "los designios de Dios", seguramente nuestros pensamientos estarían algo alejados de nuestros vecinos o conocidos, anulando casi por completo las posibilidades de caer en la bajeza de la envidia. No siempre la envidia está motivada por cuestiones materiales, sino también por cuestiones sociales e intelectuales.

La envidia tiende a provocar efectos negativos en sus destinatarios y un autocastigo permanente en quienes llevan encima tal actitud, de ahí que casi siempre se la oculta, incluso se la revierte ante los ojos extraños y del propio envidioso. Robert Greene escribió: "De todas las emociones humanas, ninguna es más engañosa o elusiva que la envidia. Es en verdad muy difícil discernir la envidia que motiva las acciones de las personas, o saber incluso que hemos sufrido un ataque de envidia de otro. Esto es lo que vuelve tan frustrante y tan peligroso lidiar con ella".

"La razón de este rasgo elusivo es simple: casi nunca expresamos de forma directa la envidia que sentimos. Si nos enojamos con alguien por algo que dijo o hizo, podríamos tratar de disimular nuestro enojo por varias razones, pero sabemos que sentimos hostilidad. Al final, el enojo se traslucirá en alguna conducta no verbal. Y si actuamos movidos por la ira, el blanco lo sentirá como lo que es y estará muchas veces al tanto de cuál fue la causa del enojo. La envidia es muy distinta".

"Todos sentimos envidia, la sensación de que otros tienen lo que nosotros queremos: posesiones, atención, respeto. Pero aunque merecemos tenerlo, nos sentimos incapaces de conseguirlo. La envidia implica admitir que somos inferiores a otro en algo que valoramos. Admitir esta inferioridad es doloroso, pero es peor todavía que los demás se den cuenta de lo que sentimos".

"El filósofo alemán Arthur Schopenhauer (1788-1860) ideó una forma rápida de provocar esas miradas en busca de pruebas de envidia. Dale a un sospechoso de envidia una buena noticia sobre tí: un ascenso, un nuevo y emocionante interés sentimental, un contrato para un libro. Notarás una muy veloz expresión de desconcierto. Su tono de voz cuando te felicite delatará tensión y esfuerzo. De igual forma, cuéntale alguna desgracia tuya y nota la incontrolable microexpresión de júbilo por tu dolor, lo que se conoce comúnmente como Schadenfreude. Sus ojos se iluminarán un segundo. Las personas envidiosas no pueden evitar sentir alegría cuando se enteran de la mala suerte de aquellos que envidian" (De "Las leyes de la naturaleza humana"-Editorial Océano de México SA de CV-México 2019).

Los que se sienten perdedores ante la sociedad, son generalmente los mayores promotores de la "igualdad social", no tanto para elevar a los de abajo como rebajar a los de arriba, ya se trate de cuestiones económicas, sociales, intelectuales o lo que sea. Gran parte de la política de izquierda tiene como objetivo secreto aliviar el sufrimiento de los envidiosos y aumentar el sufrimiento de los envidiados, incluso buscando la eliminación de éstos, como ocurre en los movimientos revolucionarios. Robert Greene escribe al respecto: "Cuando los conoces, los partidarios de la igualdad parecen entretenidos e interesantes. Poseen un chispeante sentido del humor. Son buenos para bajarle los humos a los poderosos y engreídos. Y tienen buen olfato para la injusticia y falta de equidad en este mundo. Pero lo que los diferencia de quienes tienen una empatía auténtica con los desvalidos es que no reconocen ni aprecian la excelencia más que en personas ya desaparecidas".

"Tienen un ego frágil. Quienes han logrado cosas en la vida los hacen sentir inseguros. Son muy susceptibles a sensaciones de inferioridad. La envidia que sienten por quienes tienen éxito es rápidamente encubierta por la indignación. Despotrican contra los exitosos por apostar al sistema, ser demasiado ambiciosos o tener suerte y no merecer elogios. Acaban por asociar la excelencia con la injusticia para sosegar sus inseguridades".

Respecto de lo anterior, resulta fácil observar en las redes sociales que un buen porcentaje de participantes, envidiosos seguramente, no aceptan los éxitos deportivos de Lionel Messi, de ahí que opinan que apenas es un "jugador mediocre" y lo calumnian de distintas formas, aunque pocos motivos da para esas opiniones adversas. Ante una estimación subjetiva, el porcentaje de envidiosos podría ser de un 20 o 25% de los opinadores.

Sigue Greene: "Notarás que aunque pueden minimizar a otros, no soportan las bromas a sus expensas. Celebran con frecuencia la cultura de baja calidad y la escoria, porque el trabajo mediocre no despierta sus inseguridades. Además de su humor cínico, lo que distingue a este tipo de individuos es el modo en que platican de su vida: les gusta contar historias de las muchas injusticias que se les han infligido y en las que ellos siempre son intachables. Son excelentes críticos profesionales: pueden usar este medio para denigrar a quienes en secreto envidian y ser recompensados por ello".

"Su meta principal es rebajar a todos al mismo nivel mediocre que ellos ocupan. Esto quiere decir, en ocasiones, nivelar no sólo a los triunfadores y los poderosos, sino también a quienes se muestran satisfechos, parecen divertirse demasiado o tienen un gran propósito, algo de lo que ellos carecen".

"Evita rodearte de este tipo de personas, en particular en el trabajo, porque te harán sentir culpable de tu deseo de sobresalir. Empezarán con comentarios agresivo-pasivos que te ensuciarán con la horrible palabra «ambición». Quizás formas parte de la clase opresora. Te criticarán de forma ofensiva e hiriente, a lo que podrían añadir un sabotaje expreso de tu trabajo que justificarán para sí como una forma de justicia reivindicativa".

viernes, 30 de agosto de 2024

Dioses vs. Leyes naturales

Por lo general, nos parece que el concepto de ley natural hubiera surgido a partir de los inicios de la física experimental, cuando en realidad hace bastante más tiempo que los cuatro siglos que nos separan de Galileo Galilei. En realidad, el aporte importante de Galileo implicó poder expresar las leyes naturales en forma matemática.

En las etapas primitivas de la humanidad, no resultaba fácil advertir la constancia entre causas y efectos en los fenómenos naturales, por lo que sólo quedaba la posibilidad de suponer que los distintos aspectos de la realidad observable respondían a la acción de dioses especializados. Incluso con la creencia en un solo Dios en su reemplazo, se sigue manteniendo la ignorancia de la existencia de leyes naturales; siendo una ley natural el vínculo invariante entre causas y efectos.

El motivo por el cual se comienza a cambiar la visión de la realidad al reemplazar a los dioses por leyes naturales, se debió a la intuición y al razonamiento de Tales de Mileto. Al respecto, Stephen Hawking y Leonard Mlodinow escriben: "A pesar de algunos éxitos tempranos en la predicción de los movimientos de los cuerpos celestes, la mayoría de los fenómenos de la naturaleza pareció imposible de predecir para nuestros antepasados".

"Volcanes, terremotos, tempestades, epidemias y uñas de los pies creciendo hacia dentro parecían producirse sin causas obvias ni regularidades manifiestas. En la Antigüedad, resultaba natural adscribir los actos violentos de la naturaleza a un panteón de deidades traviesas o malévolas. Las calamidades eran consideradas a menudo como una señal de que se había ofendido a los dioses".

"La ignorancia de las formas de actuar de la naturaleza condujo a los antiguos a inventar dioses que dominaban cada uno de los aspectos de la vida humana. Había dioses del amor y de la guerra, del sol, la tierra y el cielo, de los ríos y los océanos, de la lluvia y los truenos, e incluso de los terremotos y volcanes. Cuando los dioses estaban satisfechos, la humanidad era obsequiada con buen tiempo, paz y ausencia de desastres naturales y de enfermedades. Cuando estaban enfadados, en cambio, venían las sequías, guerras, pestes y epidemias".

"Como la relación entre causas y efectos en la naturaleza resultaba invisible a los ojos de los antiguos, esos dioses les parecían inescrutables y se sentían a su merced. Pero con Tales (624-546 a.C.) eso empezó a cambiar. Surgió la idea de que la naturaleza sigue unos principios consistentes que podrían ser descifrados, y así empezó el largo proceso de reemplazar la noción del reinado de los dioses por la de un universo regido por leyes de la naturaleza y creado conforme a un plan que algún día aprenderemos a leer" (De "El gran diseño"-Crítica-Buenos Aires 2010).

Si bien las religiones, por lo general, mantienen vigente la creencia en la existencia de un Dios que controla los acontecimientos naturales y sociales, no deben descartarse las propuestas éticas ya que siguen teniendo validez. Incluso, un Dios que responde de igual manera en iguales circunstancias, es indistinguible de una ley invariante que produce los mismos efectos ante causas iguales.

Resulta llamativo que, desde épocas remotas, algunos pensadores hayan vislumbrado la posibillidad del proceso de evolución biológica. Los citados autores agregan: "A medida que se difundió la influencia jónica, otros pueblos fueron viendo que el universo posee un orden interno, que podría llegar a ser comprendido mediante la observación y la razón. Anaximandro (610-546 a.C.), amigo y probablemente discípulo de Tales, arguyó que como los niños están indefensos al nacer, si el primer humano hubiera aparecido sobre la tierra como un niño no habría podido sobrevivir".

"En lo que puede haber sido la primera intuición de la evolución, Anaximandro razonó que, por lo tanto, los humanos deberían haber evolucionado a partir de otros animales cuyos retoños fueran más resistentes".

jueves, 29 de agosto de 2024

El nacionalismo católico a través de Cabildo

Entre las características del nacionalismo católico de los autores de la Revista Cabildo aparece la reivindicación de la Edad Media europea, considerándosela como el modelo de sociedad más próxima a los ideales cristianos. Al considerar que se ha establecido una revelación de la verdad y la Biblia resulta ser una especie de "manual de instrucciones" emitido por el Creador, ya está casi todo solucionado y resta obedecer sin más a todo lo que en la Biblia aparezca. Sin embargo, todo parece indicar que la "ley de supervivencia" impuesta por el orden natural requiere de los seres humanos de un desarrollo óptimo de sus potencialidades como precio impuesto para la plena adaptación a dicho orden.

Esto se advierte con cierta claridad en el hecho de que, cuando se agoten las reservas de petróleo y uranio, la obtención de la energía por medio de la fusión nuclear constituirá la salvación energética de la humanidad, y para ello todavía hacen falta desarrollos y quizás teorías más amplias que permitan ese logro. Si Dios hubiera otorgado a los seres humanos la verdad final, en cuestiones éticas, casi no habría ningún mérito humano, ni tampoco habría necesidad de desarrollar las potencialidades mentales que el proceso evolutivo asoció a los seres humanos.

Aun cuando en la Edad Media se hayan logrado muchos aspectos positivos, no debe olvidarse que el temor infundido por la Iglesia respecto del castigo del infierno, seguramente habrá hecho que en tales sociedades sus integrantes hayan padecido toda una vida, casi como en las épocas de Stalin. A mediados del siglo XIX, todavía se mantenía vigente tal forma de terror, por lo que Agustín Álvarez comentaba que dos hechos afectaron seriamente su niñez: el terremoto de Mendoza, en 1861, y la influencia religiosa recibida: “Yo he vivido en ese «open door» de la insensatez medieval, que era la herencia intelectual forzosa de los hispanoamericanos de la época colonial, el cual, y el terremoto del 61, han sido las dos grandes calamidades que han amargado las que debieron ser horas felices de mi infancia. Y de ahí mi empeño en sustraer a los presentes y venideros de eso que Maeterlinck llama «el solo crimen imperdonable, el que envenena las alegrías y anonada la sonrisa del niño» con el fantasma de la condenación por los usos y los goces de la vida”.

“La fraternidad humana perdió casi toda su significación bajo el dogma eclesiástico de la separación eterna en la otra vida, que implicaba la separación absoluta en esta vida, entre los predestinados a la dicha eterna y los condenados a la eterna desdicha” (Citado en “Perfiles del Apóstol” de Pedro C. Corvetto-El Ateneo-Buenos Aires 1934).

Respecto de la reivindicación mencionada, Jorge Saborido escribió: "El «orden natural», verdadera etapa de plenitud, fue alcanzado por el hombre durante la Edad Media. momento en el que imperaban los valores absolutos, cuando el devenir de toda su existencia estaba subordinada a principios superiores y no osaba cuestionar en ningún aspecto el mundo en el que vivía...El universo medieval «era por entero teofanía, es decir, manifestación de Dios y jerarquía»".

"El Imperio Cristiano constituia el ideal -dentro de lo que podía ser la acción humana- de un gobierno político único; la fuerza política estaba al servicio de la acción misionera de la Iglesia. La idea de una naturaleza humana común a todos los hombres establecía las condiciones para la existencia de ese imperio universal, provisto también de un orden jurídico único. Las normas tradicionales y de derecho natural eran acatadas por los gobernantes y el pueblo como la mejor garantía de las libertades y de los derechos. Fue el único momento en el que el poder político reconoció la superioridad del espíritu y éste marcaba el camino hacia el encuentro con Dios, que debía concretarse más allá del tiempo histórico" (De "Nacionalistas y nacionalismos" de F. Mallimaci y H. Cucchetti-Editorial Gorla-Buenos Aires 2011).

También los autores reunidos en la revista Cabildo profesan cierta preferencia por el tirano Juan Manuel de Rosas, por ser éste dictador partidario de la continuidad católica española, incluso hasta negar las ideas independentistas de Mayo de 1810. Rosas escribía al respecto: "Estos, Señores, fueron los grandes y plausibles objetos del memorable Cabildo abierto celebrado en esta ciudad el 22 de mayo de 1810, cuyo acto debería grabarse en láminas de oro para honra y gloria eterna del pueblo porteño… pero ¡Ah!… ¡Quién lo hubiera creído! Un acto tan heroico de generosidad y patriotismo, no menos que de lealtad y de fidelidad a la Nación Española y a su desgraciado monarca; un acto que ejercido en otros pueblos de España con menos dignidad y nobleza, mereció los mayores elogios, fue interpretado en nosotros malignamente como una rebelión disfrazada…".

Juan Bautista Alberdi critica la interpretación de Rosas de tal acontecimiento: "Rosas no conoce la historia de su país, o bien la quiere mal; la oscurece, la deprava, la adultera; olvida de intento sus grandes días, sus grandes hechos, y el verdadero espíritu suyo: olvida los grandes nombres, los grandes servicios pasados, todo lo que es pasado; […] para él no es nada la historia de toda la Revolución: «la Restauración» es todo. Deprava la historia en su provecho, prostituye el verdadero carácter de sus hechos, de sus dogmas, de sus designios: lo corrompe todo, todo lo infesta, pasado, presente y porvenir. Hace cuatro años, que en una arenga pública, presentó a la Revolución como un paso de fidelidad, de subordinación colonial hacia la dominación de Fernando VII, y no como una insurrección de libertad y de independencia americana. Dio la espalda a su verdadero sentido, y no vio en Mayo más que el costado parlamentario y diplomático; tomó la superficie por el fondo, y puso en ridículo el primer acontecimiento americano" (De www.elhistoriador.com.ar).

A manera de síntesis, Jorge Saborido escribió: "Creemos que un punto de partida adecuado para iniciar el análisis de las bases del pensamiento de Cabildo es definirlo como una «teología política», es decir, como un intento de legitimar una determinada praxis política a partir de una doctrina religiosa".

"La doctrina religiosa es de un claro sesgo católico tradicionalista, designando, con esta última expresión, una corriente caracterizada por los siguientes rasgos: 1) El teísmo político -la omnipotencia de una autoridad ungida por Dios-; 2) El reconocimiento de la existencia de dogmas religiosos inmutables, que trascienden las interpretaciones de cada individuo; 3) La defensa de la continuidad histórica de las comunidades humanas frente a la amenaza de ruptura que constituye la revolución; 4) La consiguiente reivindicación de las «realidades vivas», que por medio de hábitos sociales, usos y costumbres, conforman las sagradas herencias del pasado; 5) La lucha contra la «razón», definida como el factor perturbador que impulsa el principal pecado introducido por la Modernidad: la autonomía del hombre".

Para el nacionalismo católico, todo lo que produjo la desintegración medieval implicó una retroceso humano, cultural y social del que no nos recuperamos; de ahí la oposición a la Modernidad, la Reforma protestante, la Revolución Francesa, el liberalismo, la democracia y, por supuesto, los totalitarismos del siglo XX (peronismo, fascismo, nazismo y comunismo).

También hubo un acercamiento al franquismo, por cuanto el líder falangista tuvo un fuerte acercamiento a la Iglesia Católica. Saborido escribe al respecto: "Cabildo comparte plenamente las ideas del pensador español Ramiro de Maeztu, quien, en su obra Defensa de la Hispanidad sentó justamente las bases de ese concepto; elemento fundamental del pensamiento tradicionalista vinculado con la relación entre América y España".

"Retomando las ideas desplegadas por Maeztu, para los hombres de Cabildo, la España de la gesta americana constituye el legado espiritual, «la estructura fundamental de nuestro devenir histórico». Y esa gesta es la culminación de un proceso varias veces secular: la Reconquista. Su visión de la misma, está en perfecta sintonía con el nacional-catolicismo hispánico: «no es solamente la recuperación del ámbito geográfico; es la formación de su ser nacional impulsado por la fe católica». En su proceso de expansión, España llegó a América y su tarea de evangelización -lejos de cualquier cuestionamiento- fue la realización de «un plan espiritual de soberana grandeza»".

miércoles, 28 de agosto de 2024

Las raíces culturales de Europa

Los pueblos hispanoamericanos debemos ser agradecidos con España valorando el idioma, la religión, las costumbres y una parte importante de ciudadanos que aquel país nos legó. Si bien se deben superar los defectos que tal herencia pudo traer, es importante mantener vigentes los lazos culturales con la "madre patria".

Nunca faltan, por supuesto, los resentidos que denigran la herencia hispánica, culpando a los colonizadores por gran parte de nuestros males pasados e incluso no faltan quienes ven en el descubrimiento de América algo negativo para estos pueblos, renegando contra Cristóbal Colón y retirando monumentos, como ocurrió hace algunos años en Buenos Aires.

Una actitud algo similar puede asociarse a Europa, que parece renegar de sus raíces judeocristianas y grecorromanas, mientras abre las puertas de par en par a una futura islamización del continente. De la misma forma en que el comunismo accede al poder en algunos países mediante medios democráticos, para luego abolir la democracia, el islam se instala en Europa gracias al multiculturalismo vigente, se bien es posible que en el futuro, cuando los seguidores de Mahoma sean mayoría, quedará sólo la cultura islámica. La "guerra santa" contra los infieles seguirá vigente y la sharia será obligatoria para todo habitante del suelo europeo.

El europeo del futuro tendrá que acostumbrarse a observar cómo un musulmán puede asesinar a su madre o a su propia hija por no haber respetado alguna máxima del Corán, sin que tal brutal acto sea castigado por las leyes del Islam. Cada costumbre que se oponga a una ética elemental será considerada como "parte de la legítima cultura" musulmana y deberá aceptarse en base al "sagrado multiculturalismo" amparado por el pleno relativismo moral y cultural.

A continuación se transcribe un artículo sobre el pasado cultural europeo (escrito en 2003):

LAS RAÍCES DE EUROPA

Por Umberto Eco

Las crónicas veraniegas se han visto animadas por la discusión sobre la oportunidad de mencionar en una Constitución europea los orígenes cristianos del Continente. Quienes exigen que se mencione se basan en el hecho, sin duda obvio, de que Europa nació de una cultura cristiana, incluso antes de la caída del Imperio Romano, al menos desde los tiempos del edicto de Constantino. Del mismo modo que no se puede concebir el mundo oriental sin el budismo, no se puede concebir Europa sin tener en cuenta el papel de la Iglesia, de los distintos reyes cristianísimos, de la teología escolástica y del ejemplo de sus grandes santos.

Quienes se oponen a la mención aluden a los principios laicos por los que se rigen las democracias modernas. Quienes defienden la mención recuerdan que el laicismo es una conquista europea muy reciente, herencia de la Revolución Francesa: no tiene nada que ver con las raíces que se hunden en el monaquismo o el franciscanismo. Quienes se oponen piensan sobre todo en la Europa de mañana, que tiende inevitablemente a convertirse en un continente multiétnico, y donde una mención explícita a las raíces cristianas podría tanto bloquear el proceso de asimilación de los recién llegados como reducir otras tradiciones y otras creencias (que también podrían alcanzar una importancia considerable) a culturas y cultos minoritarios.

Así que, como puede verse, no es solamente una guerra de religión, ya que implica un proyecto político, una visión antropológica, y la decisión de diseñar la fisonomía de los pueblos europeos sobre la base de su pasado o sobre la base de su futuro.

Qcupémonos del pasado. ¿Se desarrolló Europa solamente sobre la base de la cultura cristiana? No estoy pensando en las aportaciones con que se ha enriquecido la cultura europea a lo largo de los siglos, empezando por la matemática india, la medicina árabe o incluso los contactos con el Oriente más lejano, no sólo desde los tiempos de Marco Polo, sino también de Alejandro Magno. Todas las culturas asimilan elementos de culturas cercanas o lejanas y luego se caracterizan por la manera como se las apropian. No basta con decir que debemos el cero a los indios o a los árabes, si luego fue en Europa donde se afirmó por primera vez que la naturaleza está escrita en caracteres matemáticos. Nos estamos olvidando de la cultura grecorromana.

Europa asimiló la cultura grecorromana tanto en el terreno del derecho como en el del pensamiento filosófico, y hasta en el terreno de las creencias populares. El cristianismo englobó, a menudo con mucha facilidad, ritos y mitos paganos y formas de politeísmo que sobreviven en la religiosidad popular. No es sólo el mundo renacentista el que se pobló de Venus y Apolos, y redescubrió el mundo clásico, con sus ruinas y sus manuscritos.

La Edad Media cristiana construyó su teología sobre el pensamiento de Aristóteles, redescubierto a través de los árabes y, si bien desconocía la mayor parte de Platón, no ignoraba el neoplatonismo, que influyó mucho en los Padres de la Iglesia. Tampoco se podría concebir a Agustín, el más grande pensador cristiano, sin la asimilación de la corriente platónica. La noción misma de imperio, que fue la base del choque milenario entre los Estados europeos, y entre los Estados y la Iglesia, es de origen romano. La Europa cristiana eligió el latín de Roma como lengua de los ritos sagrados, del pensamiento religioso, del derecho y de las controversias universitarias.

Por otra parte, no se puede concebir una tradición cristiana sin el monoteísmo judío. El texto en el que está basada la cultura europea, el primer texto que el primer impresor pensó en imprimir, el texto con cuya traducción Lutero prácticamente fundó la lengua alemana, el texto capital del mundo protestante, es la Biblia. La Europa cristiana nació y creció cantando los salmos, recitando a los profetas, meditando sobre Job o sobre Abraham. El monoteísmo judío fue incluso el único aglutinante que permitió un diálogo entre el monoteísmo cristiano y el monoteísmo musulmán.

Pero eso no es todo. La cultura griega, al menos desde los tiempos de Pitágoras, no sería imaginable sin tener en cuenta la cultura egipcia; y en el magisterio de los egipcios y de los caldeos se inspiró el fenómeno cultural europeo más característico, es decir, el Renacimiento, ya que el imaginario europeo, desde las primeras interpretaciones de los obeliscos a Champollion, del estilo imperio a las fantasías new age, modernísimas y muy occidentales, se ha alimentado de Nefertitis, de misterios de las pirámides, maldiciones del faraón y escarabajos de oro.

A mí no me parecería inadecuado que en la Constitución hubiera una referencia a las raíces grecorromanas y judeocristianas de nuestro continente, junto a la afirmación de que, precisamente en virtud de esas raíces, del mismo modo que Roma abrió su panteón a los dioses de todas las razas y puso en el trono imperial a hombres de piel negra (no olvidemos que San Agustín era africano), el continente está abierto a la integración de cualquier otra aportación cultural y étnica, y esa disposición a la apertura se considera justamente una de sus características culturales más profundas.

(De "A paso de cangrejo"-Debate-Buenos Aires 2008).

martes, 27 de agosto de 2024

Ateísmo vs. Religión

La supervivencia plena de todo ser humano (física, mental y emocional) ha de fundamentarse en una ética y en un sentido objetivo de la vida. Toda ética tiene un objetivo a lograr (el Bien) y un objetivo a evitar (el Mal), siendo el Bien y el Mal conceptos asociados al sentido de la vida adoptado, de donde adquieren su significación.

El principal atributo de las religiones bíblicas (y de algunas otras) radica en su capacidad para ofrecer a todo ser humano una ética objetiva y un sentido de la vida. De ahí que el antagonismo establecido por el ateísmo activo no es otra cosa que una oposición a todas las religiones y, por consiguiente, a limitar o anular la validez de toda ética y todo sentido de la vida asociado, y de ahí una oposición al fundamento de la supervivencia humana.

El ateísmo activo va más lejos y propone, en el mejor de los casos, una nueva ética y un nuevo sentido de la vida, opuesto al de las religiones bíblicas, como es el caso del marxismo-leninismo. La ética de Lenin establece que: "Moral es lo que favorece el advenimiento del socialismo; inmoral lo contrario". El sentido de la vida, en este caso, implica trabajar y vincularse a los demás compartiendo los medios de producción; sociedad establecida a imagen y semejanza de una colmena o de un hormiguero.

Otros ateísmos activos sólo se preocupan en limitar la adhesión a las religiones, a subestimarlas y ridiculizarlas. Suponen sus adeptos que los mandamientos bíblicos no son adecuados para el surgimiento de una sociedad auténticamente humana.

El típico ateo supone que la ciencia experimental necesariamente se ha de oponer a las religiones morales, ignorando que la base de la mecánica, la astronomía, el electromagnetismo, la genética y otras ramas de la ciencia, fueron establecidas por científicos cristianos, como Copérnico, Galileo, Kepler, Newton, Ampere, Maxwell, Faraday, Mendel, siendo la religión algo importante en sus vidas.

El vínculo entre ciencia y religión es la ley natural, que conduce a la existencia de un orden natural. Son también las leyes de Dios empleadas para confeccionar el universo. Tanto el objetivo de la ciencia como el de la religión natural consiste en descubrir y describir tales leyes; coincidiendo en el caso de las leyes que regulan las conductas individuales de los seres humanos.

El ateo ignora tales leyes y el orden natural emergente, por lo que busca reemplazarlos por "leyes artificiales" y por un "orden social artificial", como fue el caso de los totalitarismos del siglo XX.

Otros ateos admien la existencia de leyes naturales pero no admiten la existencia de un orden natural con una cierta finalidad implícita, sino que suponen la existencia de un universo que carece de sentido o de finalidad. Si el universo es algo absurdo, resultaría imposible adoptar una finalidad para la humanidad y un sentido de la vida objetivo para cada hombre, restringiendo la posibilidad de una supervivencia plena de todos.

Al existir un orden natural, ya sea que esté bien o mal hecho, sólo nos queda adaptarnos de la mejor manera a sus leyes, sin intentar establecer "órdenes artificiales" hechos a imagen y semejanza de personajes como Hitler, Mao o Stalin. El cumplimiento de los mandamientos bíblicos nos indican que el universo no es una trampa, como suponen los ateos, sino que son las limitaciones cognitivas y emocionales humanas las que han impedido que la humanidad llegue a un estado de adaptación satisfactoria.

Si los ateos están bastante convencidos de la falsedad y de la inutilidad de los mandamientos bíblicos, deberían confirmar sus creencias haciendo todo lo contrario a lo que tales mandamientos sugieren y mostrar así que han podido lograr resultados satisfactorios.

lunes, 26 de agosto de 2024

Cuando la historia influye negativamente

La historia es una valiosa fuente de ejemplos que sirve para evidenciar los efectos de las decisiones y de las acciones humanas, tanto para volver a aplicar las que produjeron buenos resultados como para rechazar las que los produjeron en forma negativa. Pero la historia no debería ser una guía para orientarnos hacia el futuro, sino que tal guía han de ser las leyes naturales invariantes, que son las mismas del pasado, del presente y del futuro.

Sin embargo, a partir de actitudes derivadas de los nacionalismos y las religiones, en muchas partes del planeta se recurre a la historia con el fin de restaurar situaciones políticas, o geopolíticas, de varios siglos atrás, con la consiguiente proliferación de conflictos y guerras. Así, los actuales conflictos entre israelíes y palestinos, y entre rusos y ucranianos, derivan de posturas que miran en forma casi permanente al pasado, sin apenas intentar recurrir a mirar las cosas como si todos fuéramos "ciudadanos del mundo", amparados y regidos por las mismas leyes naturales.

Al respecto, Bruno Tertrais escribió: "Pocas veces el pasado ha estado tan presente. Nunca, en época moderna, ha tenido tanta importancia en las relaciones internacionales y en la escena geopolítica. En un mundo que se pretende sin memoria, la Historia ha irrumpido por varios lados. Dáesh quiere restaurar el Califato y eliminar las fronteras coloniales. Turquía e Irán se inspiran en su pasado imperial. China justifica sus derechos sobre las islas adyacentes a su territorio sacando a relucir mapas antiguos. Rusia se anexiona el lugar de su pretendido bautismo. Hungría entrega pasaportes a los antiguos miembros del Imperio austrohúngaro. En Europa, los inmigrantes son considerados los nuevos bárbaros".

"La Historia es una fuente de motivación para los pueblos y un instrumento de legitimación y de movilización para sus dirigentes. Esta afirmación es obviamente un clásico, especialmente en los regímenes autoritarios. «La conmemoración del pasado conoció un cénit en la Alemania nazi y la Italia fascista», nos recuerda Jacques Le Goff. Mientras el hitlerismo buscaba enraizarse en una cultura germánica mítica y heroica, Mussolini veneraba la antigua Roma".

"El régimen del Estado francés glorificó a los francos (en la condecoración de la Francisque), a Carlos Martel y a su nieto Carlomagno, y a Juana de Arco. Stalin invocaba a Iván el Terrible y a Pedro el Grande. Y, para responder a Alemania, que por su parte apelaba al espíritu de los caballeros teutónicos, revivió la gesta en la que Alexander Nevski, durante la batalla del lago Peipus en 1242, venció a los caballeros teutónicos".

"Mao se comparaba con el emperador Qin Shi Huang, que había unificado el Imperio en el siglo III a.C. El sha convocó las almas de Darío y de Ciro, Saddam Hussein a las de Saladino y Nabucodonosor. Hugo Chávez se veía a sí mismo como el heredero de Simón Bolívar".

"El pasado está por todas partes. En la era del retorno de la nación y de la yihad global, el pasado aparece exhumado, reconstruido, reinventado, mitificado para servir de inspiración o de revulsivo, de justificación a las reivindicaciones, de guía para la acción, de referencia para la interpretación de las situaciones".

"Se exaltan las grandes victorias de la nación o se conmemoran las derrotas. Se legisla o se reforman las constituciones para ajustarlas a la Historia. Se restaura, se realizan excavaciones arqueológicas, se exige la repatriación de los objetos antiguos. Se abren museos y memoriales o, a la inversa, se destruyen los símbolos del pasado. Se reescriben los manuales de Historia, se graban películas y videoclips de propaganda, se renombran ciudades y provincias" (De "La venganza de la Historia"-RBA Libros SA-Barcelona 2028).

domingo, 25 de agosto de 2024

Simone de Beauvoir y la ideología de género

Puede decirse que nuestra época se caracteriza por ser predominantemente anticientífica, si bien se valora a la ciencia por sus aplicaciones tecnológicas. Sin embargo, estamos acostumbrados a observar a intelectuales y filósofos que, ignorando completamente los resultados obtenidos por las diversas ramas de la ciencia, influyen negativamente en toda sociedad.

Este es el caso del marxismo, surgido de la mente del filósofo Karl Marx, que tenía presente las opiniones de otros filósofos, como Georg Hegel, mientras que ignoraba parte de los avances de la economía en su época y de la biología. Ignoraba totalmente la psicología y aún así pretendía "solucionar" todos los problemas humanos con la simple propuesta de abolir la propiedad privada de los medios de producción.

La "gran herencia" del marxismo consiste en la creencia de que los seres humanos actuamos exclusivamente en función de la influencia social del medio en donde realizamos nuestra vida, mientras que ignora totalmente la existencia de la herencia genética, consecuencia de millones de años de evolución biológica. De esa manera se abren las puertas a cientos de "ingenieros sociales" que tratan de rediseñar a los seres humanos a imagen y semejanza de tales diseñadores.

La idea cumbre de tal barbarie fue puesta en práctica en la Unión Soviética al intentar conformar el "hombre nuevo soviético", adaptado al socialismo y que habría de transmitir a las nuevas generaciones, por herencia de los caracteres adquiridos, sus nuevos atributos reemplazando a los seres humanos tal como los conocemos.

Desde la genética se sabe que no existe la posibilidad de tal herencia, es decir, si un hombre construye, mediante una intensa gimnasia, un cuerpo muscularmente desarrollado, tal desarrollo no será heredado por sus descendientes. De ahí la imposibilidad de la idea cumbre del marxismo-leninismo. Incluso tal creencia errónea fue puesta en práctica a través de Trofim Lysenko, en la era staliniana, con desastrosos efectos para la agricultura y la economía soviéticas.

La creencia de que los seres humanos estamos construidos en base a la influencia cultural, exclusivamente, vuelve a renacer con la ideología de género, que supone que nacemos sexualmente neutros y que, culturalmente, nos convertimos en hombres o mujeres, negando que ya somos hombres o mujeres desde el momento en que nacemos, o aún antes en el proceso de gestación.

Si existe algo concreto para establecer la diferencia entre creyente y ateo, puede decirse que el creyente acepta la existencia de un Dios creador (con muchas variantes), que ha establecido leyes naturales de las cuales surgimos, mientras que el ateo supone (con muchas variantes) que no existen tales leyes y que los seres humanos derivamos de "una construcción social". De ahí que la religión bíblica esté mucho más cerca de la ciencia que el marxismo, si bien se afirma generalmente lo contrario.

La ideología de género surge principalmente a través de los escritos de Simone de Beauvoir, escritora que ignoraba completamente los resultados de la genética y de la biología. A continuación se mencionan fragmentos del libro "Ideología de género" de Guillermo Aguayo y Christian Rosas (Editorial Peniel-Buenos Aires 2019):

¿QUIÉN FUE SIMONE DE BEAUVOIR?

Simone de Beauvoir (París, 1908-1986) fue una pensadora y novelista francesa, representante del movimiento existencialista ateo y figura importante en la reivindicación de los derechos de la mujer. Originaria de una familia burguesa, se destacó desde temprana edad como una alumna brillante. Estudió en la Sorbona, y en 1929 conoció a Jean-Paul Sartre, que se convirtió en su pareja durante el resto de su vida.

Su libro, El segundo sexo (1949), significó un punto de partida teórico para distintos grupos feministas y se convirtió en una obra clásica del pensamiento contemporáneo. En él elaboró una historia sobre la condición social de la mujer y analizó las distintas características de la opresión masculina. Afirmó que al ser excluida de los procesos de producción y confinada al hogar y a las funciones reproductivas, la mujer perdía todos los vínculos sociales y con ellos la posibilidad de ser libre.

Analizó la situación de género desde la visión de la biología, el psicoanálisis y el marxismo e incitó a buscar una auténtica liberación. Sostuvo que la lucha para la emancipación de la mujer era distinta y paralela a la lucha de clases, y que el principal problema que debía afrontar el "sexo débil" no era ideológico sino económico.

Es en esta perspectiva que de Beauvoir dio los primeros atisbos de la ideología de género al hacer famosa la frase "No se nace mujer, se llega a serlo".

Descubramos ocho puntos importantes en la vida de de Beauvoir que cimientan las bases de la ideología de género:

1- Odio a los hombres

2- Defensora del aborto libre

3- El embarazo y los hijos representan al esclavismo

4- La mujer no nace, llega a serlo

5- Toda mujer es homosexual

6- La Rusia estalinista es el país más feminista

7- Legalización de la pederastia (Inclinación erótica hacia los niños. Abuso sexual cometido con niños)

8- Relaciones con una menor

sábado, 24 de agosto de 2024

Simone Weil vs Simone de Beauvoir

Por Sandra Racionero-Plaza

Simone Weil vs Simone de Beauvoir: revisar referentes para ser coherentes

¿Qué ejemplos damos a las niñas y niños, chicas y chicos, de mujeres que han sido una referencia en la sociedad por sus valores y acciones? Es común ver que, a menudo, en la educación secundaria se pone a Simone de Beauvoir como referente del feminismo. Beauvoir defendió la pederastia. Fue una de las firmantes del manifiesto de 1977 donde un buen número de personas del mundo intelectual protestaban por las condenas “por haber tenido relaciones sexuales con menores o por haber fomentado y fotografiado sus juegos sexuales” y afirmaban que los “tres años para caricias y besos bastan”. Años antes, en 1938, Simone de Beauvoir había sido condenada y apartada de la docencia por tener una relación íntima con una alumna.

El feminismo defiende la igualdad y la libertad de las mujeres y eso incluye una postura contraria a cualquier violencia contra niñas y mujeres, de la cual la violencia sexual es una manifestación, tal y como se recoge en la definición de violencia de género de las Naciones Unidas de 1993.

¿Por qué si existiendo modelos de mujeres que han sido ejemplo de los valores que decimos defender, tanto en sus vidas públicas y privadas, se siguen poniendo e imponiendo como referentes a mujeres que defendieron y ejercieron la violencia contra la infancia? Simone Weil es un claro ejemplo de referente feminista, de además muy alto nivel intelectual, que se invisibiliza como tal referente para muchas chicas y chicos. Hay quienes dicen que lo hacen porque Beauvoir era una gran intelectual; sobre la calidad académica de la obra de Weil ya se han escrito entradas en este blog y realizado muy interesantes seminarios en Cristianisme i Justícia.

La misma Simone de Beauvoir, en un escrito autobiográfico, dijo de Weil: “Me intrigaba por su gran reputación de mujer inteligente y audaz. Por ese tiempo, una terrible hambruna había devastado China y me contaron que cuando ella escuchó la noticia, lloró. Estas lágrimas motivaron mi respeto, mucho más que sus dotes como filósofa. Envidiaba un corazón capaz de latir a través del universo entero”. Hay también quienes dicen que lo hacen porque Beauvoir luchaba contra el nazismo. Weil luchó contra el nazismo hasta su muerte en 1943, mientras Beauvoir estaba trabajando para el gobierno de Vichy, que era colaboracionista de los nazis.

Si se pone de ejemplo del feminismo a autoras que representan lo contrario de los ideales que defendemos, como la igualdad y la libertad, muchas niñas, chicas, mujeres y hombres, huirán del feminismo, no se querrán identificar con él porque sus valores son otros. La mayoría de quienes somos feministas es precisamente por defender esos valores que son hoy compartidos por la gran mayoría de la sociedad.

Toda evidencia científica demuestra que el abuso sexual infantil es una de las experiencias más destructivas, con consecuencias nefastas en las víctimas que, para que se conviertan en supervivientes, necesitan nuestro firme apoyo. Ese apoyo incluye posicionarse siempre en contra del abuso sexual infantil, lo haga quien lo haga. Decir que condenas la pederastia, pero disculparla si quien la ha hecho ha sido Beauvoir (muy citada en ciertos ambientes feministas) o Cohn-Bendit, considerado como el líder principal de Mayo del 68, y quién escribió: “Podía sentir perfectamente cómo las niñas de cinco años habían aprendido a excitarme” (Le Grand Bazar, 1975), perjudica enormemente a las víctimas y aumenta el abuso sexual.

En un momento en el que las Preferencias Apostólicas de la Compañía de Jesús incluyen “contribuir en la eliminación de los abusos dentro y fuera de la Iglesia (…)” y “acompañar a los jóvenes en la creación de un futuro esperanzador”, es muy importante reflexionar sobre esta cuestión tan concreta y defender la libertad de que cada chica y cada chico escoja sus referentes de personas excelentes humanamente, también sus referentes feministas, sin imposiciones y sin ocultarles acciones como la pederastia o su defensa.

Soy feminista, Simone de Beauvoir no es mi referente.

(De blog.cristianismeijusticia.net)

El sabotaje peronista; del terrorismo armado al político

Desde la destitución de Perón en el año 1955, el tirano totalitario promovió distintas formas de sabotajes a la Argentina, especialmente cuando apoyó al grupo Montoneros, con la esperanza de volver a la presidencia de la Nación. Sus fieles seguidores mantienen una postura similar; en la actualidad el sabotaje peronista, para hacer fracasar al actual gobierno de Javier Milei, se establece, entre otras formas, a través del Congreso Nacional, dictaminando aumentos a los jubilados que exceden ampliamente las posibilidades económicas del Estado.

Winston Churchill dijo: “Perón es el único militar que ha quemado su bandera y el único católico que ha quemado sus templos", evidenciando que el sabotaje a los símbolos valorados por la gente decente, también bajo su gobierno fueron blancos del odio peronista.

Mientras que la quema de la bandera fue autorizada por Perón para culpar a sectores católicos, la quema de los templos católicos fue atribuida a grupos comunistas. Perón, como sus secuaces, jamás reconocen culpa alguna por los desastres por ellos realizados.

A continuación se menciona un artículo respecto de la acción del Senado nacional para intentar destruir el proceso económico iniciado para subsanar la grave crisis social y económica que el peronismo dejó como herencia:

LA REDISTRIBUCIÓN DE LA JUBILACIÓN

Por Dardo Gasparré

La ley que nunca debió tratarse ni sancionarse que inventa más subsidios en contra de los legítimos aportantes y en contra de la sociedad.

El confirmado veto presidencial a la ley de aumento de las jubilaciones sancionada por el Congreso será la mejor medida tomada por Milei durante su mandato. Y haberlo hecho de plano y sin tapujos ni negociaciones es el soplamocos que merecían los legisladores que con apresuramiento, demagogia y sin saber demasiado del tema -o fingiendo no saberlo– decidieron volverse sensibles y aumentar con ligereza los haberes al barrer, convalidando las barbaridades que se vienen cometiendo con el sistema de retiros desde hace mucho tiempo.

Claro que el inminente veto del Presidente se basa en una cuestión de imposibilidad de gastar más, y la norma legal se basa en la necesidad acuciante de uno de tantos sectores postergados. Ninguna de esas dos cosas está en discusión ni se debate aquí su importancia. La sociedad argentina sufre duramente el ajuste en todos sus estamentos y el Gobierno sufre el desgaste por tratar de evitar gastar lo que no puede pagar.

El veto se justifica por otras razones, aunque no sean las esgrimidas por el Ejecutivo. Si bien esta columna ha analizado antes largamente el tema, sin que ningún legislador se molestara en leerla, obviamente, es pertinente repetir algunos conceptos, al menos hasta que sean aprendidos o aunque sea tomados en consideración por quienes se suponen están tan preocupados por la equidad, la justicia social y la sensibilidad.

El regalo envenenado de Cristina

Para comenzar, más del 65 por ciento del déficit del sistema jubilatorio no se debe al pago de los haberes mensuales legítimos y contractuales. Como punto de partida, el kirchnerismo en sus ramas ejecutiva, legislativa y judicial decidió regalar desde hace unos años los beneficios de la jubilación a una cantidad de personas de toda nacionalidad y radicación que supera al total de jubilados con aportes plenos completos.

Es evidente que si con el mismo ingreso total de aportes se intenta más que duplicar la erogación mensual al incrementar de un plumazo y en esa proporción los beneficiarios la resultante será la quiebra y la desfinanciación inmediata del sistema. Cualquier sistema.

De modo que con la misma sensibilidad conmovedora que ahora exhibe el Congreso, la señora de Kirchner y su troupe estafaron a los jubilados legítimos, como ya lo habían hecho al confiscar los fondos de las AFJP, algo silenciado por la justicia propia. Por supuesto que la líder intelectual peronista también creía que la emisión no provocaba inflación, con lo cual solucionó el autoproblema imprimiendo. Y hasta se dio el lujo de hacer aprobar un régimen de ajuste luego de arrojar las 14 toneladas de piedras, que total se pagaba con moneda falsa.

Los argumentos para semejante sabotaje al sistema de retiros fueron a los conocidos en todos los casos: se sostuvo que se trataba de gente que había trabajado en negro toda su vida, y por culpa de los evasores de sus patrones no habían hecho los aportes respectivos, y entonces había que permitirles jubilarse. El hecho de que el mecanismo que se aplica localmente sea llamado “método de reparto”, impropiamente, debe haberle hecho pensar que se podía repartir el dinero de los jubilados legítimos, porque de eso se trata.

Además de que la excusa del trabajo en negro es rebatible con bastantes argumentos sólidos, tal cosa tampoco fue cierta. Las jubilaciones de favor fueron escandalosamente otorgadas indiscriminadamente, y se siguen otorgando. Con lo que el sistema se seguirá torpedeando.

Todo ello fue disfrazado de “moratoria”, una farsa por la que se les cobraba a los así beneficiados una cuota mínima en el futuro, para “pagar” sus aportes atrasados con el mismo dinero que percibían sin razón. Mientras tanto, los pobres jubilados legítimos con aportes plenos de toda una vida eran sometidos a un escrutinio y un humillante sistema de cálculo, y también a un penoso proceso de peregrinación en los tribunales y la Corte que terminaba con la muerte del beneficiario, como saben los interesados, o sus deudos.

Entonces surge la inefable pregunta: “¿Usted quiere que toda esa gente se muera de hambre?” Si alguien cree que se debe subsidiar a 4 millones de personas más que las que se subsidia actualmente, sin ninguna prueba ni identificación, ni análisis de ninguna clase, se debe establecer un subsidio contra rentas generales, o si se quiere cumplir la ley crear un impuesto para pagarlo. En cambio, al mezclarlo con la jubilación, se lo hace aparecer como “culpa” del sistema de reparto, de la no creación de nuevos empleos, del empleo en negro, cuando en realidad en su mayor proporción la causa no es esa, sino que se trata de un robo a los jubilados legítimos y a los contribuyentes.

¿Y por qué la columna dice eso? Porque cuando un gobierno serio quiere parar la emisión y la inflación y debe bajar el gasto, no tiene más remedio que ir contra el total de los jubilados, legítimos o no, con lo que el subsidio a “la pobre gente” lo termina pagando el estúpido jubilado legítimo con aportes plenos y completos, ya que todo sale del mismo presupuesto que son obligados a compartir.

Y aún peor, porque cuando se otorgan bonus u otros aumentos compensatorios a los haberes más reducidos, se termina en una igualación para abajo, perjudicando todavía más a quien aportó toda su vida. Eso ha ocurrido en los últimos 9 años, sistemáticamente.

El mismo error

Y cuando los sensibles legisladores quieren aumentar las jubilaciones, incurren en el mismo error. Y además al no determinar la fuente de financiamiento perjudican no sólo a los jubilados sino a todos quienes reciben algún beneficio del Estado y, más lejos, a todos los consumidores y contribuyentes.

Porque tal aumento será substanciado con más impuestos, o con menos gastos en otros sectores que lo merecen, o con más inflación.

Mientras, gracias a la sensibilidad de aumentar más al que menos gana, se ahogarán los derechos de quienes claman por el cumplimiento del contrato obligatorio con el Estado, incumplido escandalosa y alevosamente y con más fuerza desde Cavallo y Liendo, pasando por el kirchnerismo. Una ley de cumplimiento virtualmente imposible y que mete los dedos en apenas un aspecto de un complejo problema no es la solución. Es una antesala a nuevos problemas.

El aumento alegremente dictado recientemente convalidaba ese despojo de quienes tienen el derecho a otro trato por ley. Curiosamente, la ley que garantiza ciertos haberes jubilatorios a cambio de ciertos aportes ha sido incumplida 10 veces, incluida la trampa de la apelación perenne de ANSES, o su desobediencia. En cambio, las jubilaciones-regalo, culpables de buena parte del déficit del sistema a nivel de escándalo, no pueden revisarse ni anularse porque eso sería “no respetar los derechos adquiridos”.

Alguien cree que está lidiando con estúpidos.

Esa es suficiente razón para vetar una ley que no ha sido pensada seriamente. Pero hay más. Otra buena parte del déficit previsional se debe a otra serie de subsidios que nada tienen que ver con la jubilación. Desde la pensión por vejez, a la AUH, a las garrafas, a seguros, a beneficios de todo tipo que se mezclan deliberadamente bajo el rubro Previsión Social para esconderlos.

Sin abrir juicio sobre la pertinencia de esas erogaciones, ciertamente no tienen nada que ver con el sistema de reparto, ni con los aportes patronales y personales. Si se va a analizar el problema y a tomar medidas sobre él, antes de repartir aumentos con ligereza se debe analizar el tema completo. Eso vale para quienes también se apresuran a convalidar todo ese ocultamiento deliberado de gastos y se apresuran a decir que “el sistema es inviable” sin tomarse la molestia de estudiar lo que hay dentro del sistema.

Espejismos

Y por eso, por apresurarse a convalidar todas las trampas, todas las injusticias, toda la inseguridad jurídica inherente, todos los errores, todas las inequidades, y a forzar al Gobierno a incurrir en más deuda, más impuestos y más emisión e inflación, por crear un espejismo que se esfumará a la vuelta de la esquina por su mismo efecto, la ley debe ser derogada.

Y además, ¿por qué no sancionar una ley similar para la educación, los enfermeros, los médicos, el servicio doméstico, los empleados de Pymes, los bomberos, los militares, los maestros, la policía, y hasta para todos los millones de subsidiados y planeros a los que tampoco les alcanza, seguramente?

¿O subsidios para la nafta, para “la pobre gente” que no puede pagar el colectivo, la factura de la luz, o del gas, o de la prepaga? ¿Por qué no nombrar presidente vitalicia a Cristina Kirchner y gran visir a Sergio Massa? Un vil escamoteo, un sabotaje cuando se acaba de otorgar facultades especiales al Presidente para que haga lo que debe hacer para salir de este intríngulis.

Los que se benefician de sueldos desproporcionados que se aumentan cuando quieren y tienen perquisitos de todo tipo, los que tienen 15 o 20 asesores que evidentemente no consultan, los que no tienen relojes tarjeteros que controlen su asistencia merecen que les estalle el veto en la cara. Por supuesto, pueden insistir en la sanción para revertir el veto presidencial. Serán doblemente nocivos y demagogos.

(De www.laprensa.com.ar)

viernes, 23 de agosto de 2024

Homo eroticus vs. Homo emoticus

Los seres humanos hemos sido formados de tal manera que podemos distinguir tres aspectos básicos que debemos intentar cuidar y desarrollar: el cuerpo o físico, la mente o intelecto y lo emocional o ético. Cuando, por las razones que fueren, descuidamos o rechazamos algunos de estos aspectos, podemos hablar de un ser humano que perdió el equilibrio básico y que por ello es un ser incompleto o mutilado.

En las sociedades en decadencia se advierte un descuido del aspecto emocional, ligado estrechamente a lo ético, siendo prácticamente reemplazado por lo sexual, como el aspecto esencial en la búsqueda de felicidad. Se ha llegado al extremo que, en la educación de los niños, se atienda tanto o más sus posibles "elecciones sexuales" que la formación emocional o ética. Se intenta un reemplazo del sexo por el alma, en la forma tradicional de expresar lo emocional; al menos esto es lo que parece.

Desde los organismos supranacionales se estimula la adopción de la "ideología de género", mediante la cual no sólo predomina lo sexual sobre lo ético, sino también se promueve la posible "elección social" de la orientación sexual, que difiere muchas veces de la normalidad biológica.

Si bien la homosexualidad no responde a la normalidad biológica, no debería reprimirse cuando no trasciende fuera de la intimidad de quienes lo adopten, ya sea porque genéticamente hayan heredado tal predisposición o porque la hayan adquirido por influencia social. Lo que resulta negativo es la promoción abierta de tal anormalidad biológica, lo cual atenta con la idea básica de adaptarnos a las leyes naturales, o leyes de Dios, en el lenguaje religioso.

Es oportuno mencionar uno de los tantos casos en los que se promueve en los niños la "elección del sexo", con la posibilidad cierta de que el "elijan" lo que no concuerda con su sexo biológico traído de nacimiento, por lo cual es una forma explícita de promover la homosexualidad en los niños; algo completamente descabellado y perverso:

EXPERTOS EN DETECTAR "NIÑOS TRANS"

Por Guillermo Aguayo y Christian Rosas

¿Sabe usted qué son los transgender whisperers? Son básicamente docentes pagados por el Ministerio de Educación de Australia para localizar e identificar a los niños que podrían sentirse más cómodos en el sexo contrario al que nacieron y animarles a ello.

¿Puede alguien imaginar algo más retorcido, un abuso infantil tan evidente?

Hay una consigna frontal para destruir a las nuevas generaciones, para someterlas a los caprichos del pensamiento único y dejarnos bien claro a los padres que los niños son suyos, no nuestros.

Hoy en día "los niños trans" han aumentado un 200%. Quien iba a imaginarlo, ¿verdad?, una profecía autocumplida, y de manera tan obvia.

Oír hablar a los ideólogos de género es siempre una ocasión inapreciable de comicidad desternillante y de falta de sentido común, de otra manera sabrían que un niño de 5 años no puede ser transgénero, así como no puede ser doctor en física de partículas, con la diferencia de que cualquier adulto en posición de autoridad puede convencerlo de ello o de lo que sea.

Eso, en definitiva, es abuso infantil.

Con 5 años, los niños creen en los reyes magos y en el Ratón Pérez, y están convencidos de que serán astronautas o cantantes. A esa edad, los "científicos de género" son capaces de observar imperceptibles señales de un niño, lo que les indica que, en realidad, una tímida María o una reprimida Sara se esconde dentro del pequeño José, pugnando por salir.

Allí empieza el calvario de tratamientos, cambio de nombre y ropa, terapia y quizá cirugía. Sobre todo, una serie de daños psicológicos potencialmente devastadores. Ningún creador de distopías del siglo pasado imaginó un detalle tan horrendo, una tiranía tan brutal disfrazada tras una sonrisa de tolerancia, en un sistema implacablemente democrático en el que elegimos a quienes pueden, por un capricho burocrático, destruir a nuestros hijos.

En el Daily Telegraph, John Whitehall, catedrático de Pediatría de la Universidad de Sidney Occidental, explica que el Ministerio de Educación paga 700 dólares australianos a quien "informe a niños y niñas que no son realmente niños o niñas; sino que están en algún punto intermedio de un arcoíris fluido de género".

Aunque sea contradictorio, la excusa para implementar estos "expertos en detectar niños trans" es (se supone) acabar con el abuso escolar...

Al respecto, Whitehall afirma: "Hay muchas maneras de abusar de los niños; creo que esta es la forma de abuso escolar más amplia, cruel y peligrosa que pueda imaginarse".

(De "Ideología de género"-Ediorial Peniel-Buenos Aires 2019).

miércoles, 21 de agosto de 2024

El peronismo como religión

Tratando de describir sensaciones personales respecto de los peronistas, puede llegarse a la conclusión o síntesis de que el peronismo es, para los peronistas, una nueva religión. Al sostener una fe inquebrantable en sus ídolos, tal actitud de adhesión no difiere esencialmente de la de los creyentes de otras religiones; sólo cambian los destinatarios de las alabanzas y de los pedidos, y de los símbolos venerados como sacros.

Perón inculcó en sus seguidores que todo antiperonista es un enemigo, en forma semejante a cómo Mahoma inculcó que todos los infieles también lo son. De ahí que resulte bastante dificultoso tener algún vínculo social con alguien que a uno lo considera de antemano como un enemigo.

La democracia, como un "mercado de votos", no puede funcionar con el peronismo. Ello se debe a que siempre van a votar por candidatos pertenecientes a su secta, en forma independiente de los desempeños anteriores. Este es el caso de Axel Kicillof, actual gobernador de la provincia de Buenos Aires. Ningún peronista se abstendría de votarlo en próximas elecciones aun cuando, siendo Ministro de Economía de la Nación, promovió la estatización de YPF. Debido a su ignorancia e incapacidad, el Estado nacional deberá pagar indemnizaciones por 16.000 millones de dólares. Con este monto podrían construirse unas 320.000 viviendas.

Mientras que los peronistas calumnian al gobierno de Javier Milei con la expresión "la patria no se vende" (debido a la posible llegada de capitales extranjeros), a los peronistas se les podría decir que "la patria no se regala", ya que además de las indemnizaciones por la expropiación de YPF, se reclaman indemnizaciones por falsear datos estadísticos y así pagar menos intereses a los ahorristas que compraron bonos argentinos, obra del ex ministro Guillermo Moreno. También se reclaman indemnizaciones por la estatización de Aerolíneas Argentinas.

Ataques y vandalismo peronistas a templos católicos (1955):

Perón no aceptaba compartir el poder con nadie, ya que, como líder totalitario, aspiraba a tener el poder total sobre toda la nación. Ahí empieza el conflicto con la Iglesia Católica, siendo el cristianismo la "religión rival", como lo fue para los revolucionarios franceses de 1789 o para los revolucionarios comunistas de la Rusia de 1917.

Luego de la barbarie del bombardeo de Plaza de Mayo, en 1955, por parte de aviones de la Armada que querían matar a Perón, no lográndolo, desde la presidencia se recomienda la quema y vandalización de templos católicos. Perón se había enterado del bombardeo y salió a tiempo de la Casa Rosada, pero no fue capaz de avisar a la gente que por allí transitaba, para que la catástrofe sucediera y así perjudicar la imagen de los opositores.

El historiador Enrique Días Araujo describe en detalle la participación de los funcionarios peronistas que promovieron la quema y vandalización de templos de la ciudad Buenos Aires, escribiendo al respecto: "El Ministro de Educación Armando Méndez San Martín, el Ministro de Salud Pública Conrado Raúl Bevacqua, el Ministro del Interior Ángel Borlenghi y el Vicepresidente de la Nación Contraalmirante Alberto Teissaire, eran tenidos como masones influyentes y conspiradores, que decidieron el incendio de las iglesias a modo de represalia por el bombardeo del 16 de junio de 1955".

"Eso era así. En la Escuela de Ciegos, de la calle Bolívar 431 de la Capital Federal, funcionó la central operativa que comandó el siniestro pirotécnico. De allí partieron las columnas de aliancistas, cegetistas y militantes peronistas (provistos de bidones de nafta y lanzallamas), dirigidos por comisarios de la Policía Federal y de la División Bomberos, incendiarios de la Curia Metropolitana, Santo Domingo, San Francisco, San Ignacio, la Piedad, La Merced, San Juan, San Nicolás de Bari, San Miguel Arcángel, de la Consolación, la Capilla de San Roque y Nuestra Señora de las Victorias. Y en ese mismo lugar se reunieron el mediodía del día 17 de junio para celebrar con un almuerzo criollo sus fechorías. Todo eso está acreditado, con nombres y apellidos".

"En la Escuela de Ciegos instaló su comando Teissaire, con la colaboración de los González y Monteperta. En la sede del Departamento de Policía, de la calle Moreno, dirigió el Ministro Ángel Borlenghi con el subsecretario Abraham Krislavin, el jefe de Policía Gamboa, el jefe de la Dirección de Seguridad de la Policía Federal, inspector general Teodoro Carmelo Sabino, y el jefe de la Guardia de Infantería Liceri. En la sede del Ministerio de Salud Pública estuvo el Ministro Bevacqua, con la ayuda de Cesar Pérez y Segundo Rufino Nieto".

"El incendio de Santo Domingo lo realizaron los bomberos, que estaban a cargo de los comisarios Oscar E. Benzi y Fuentes. La quema de San Francisco fue encabezada por el comisario inspector Ruperto J. Fuentes; la de la Piedad por el comisario Alejandro Toranzo; la de San Miguel Arcángel por el comisario Severo A. Toranzo; y la de la Consolación por el inspector mayor Silvano Pío Larrosa. Además de los incendios se cometieron otros delitos. En San Nicolás de Bari los oficiales de policía atacaron y golpearon al párroco Jacobo Wagner, provocándole la muerte días después. Una prueba muy notable fue el diálogo que mantuvo el jefe de Bomberos, Inspector General Oscar Benzi, con el Comisario Rómulo Pérez Algerba. Le dijo: «¡Y no sabe la orden! ¡Hay que dejarlo quemar!» (templo de Santo Domingo), «Hay que dejarlo quemar. Porque hay una orden. Hay orden de que no se actúe» (templo de San Ignacio)".

(De www.quenotelacuenten.org)

La nueva religión nacional que pretendía reemplazar al cristianismo:
Luego del derrocamiento de Perón, en ese mismo año 1955, hubo prohibiciones del peronismo y un posterior silencio cómplice de todo lo que fue tal totalitarismo. Con la absurda idea de ocultar la verdad histórica, para terminar con las divisiones, se permitió que el monstruo resurgiera, esta vez con el rostro kirchnerista, hasta destrozar la nación y la sociedad por muchos años. En lugar de seguir con la fallida táctica del ocultamiento del pasado "para mirar sólo al futuro", no debemos ignorar lo que el peronismo fue, es y será.

Equilibrio entre deberes y derechos

Para que una sociedad funcione satisfactoriamente es necesario que exista un equilibrio entre deberes y derechos. Sin embargo, en la Argentina, como en otros países, sólo se habla de los derechos del niño, de la mujer, del trabajador, etc, etc., sin nombrar nunca los deberes que permitirán la satisfacción de tales derechos.

En la mente de muchos existe la idea del "noble déspota", que sólo tiene derechos y carece completamente de obligaciones; justamente así como las masas están adquiriendo esa absurda postura, promovida principalmente por los políticos peronistas y socialistas. José Ortega y Gasset escribió: “Mi tesis es, pues, esta: la perfección misma con que el siglo XIX ha dado una organización a ciertos órdenes de la vida es origen de que las masas beneficiarias no la consideren como organización, sino como naturaleza".

"Así se explica y define el absurdo estado de ánimo que esas masas revelan: no les preocupa más que su bienestar y al mismo tiempo son insolidarias de las causas de ese bienestar. Como no ven en las ventajas de la civilización un invento y construcción prodigiosos, que sólo con grandes esfuerzos y cautelas se puede sostener, creen que su papel se reduce a exigirlas perentoriamente, cual si fuesen derechos nativos".

"En los motines que la escasez provoca suelen las masas populares buscar pan, y el medio que emplean suele ser destruir las panaderías. Esto puede servir como símbolo del comportamiento que en más vastas y sutiles proporciones usan las masas frente a la civilización que las nutre” (De “La rebelión de las masas”-Planeta-De Agostini SA-Barcelona 1984).

Los deberes pueden asociarse a una actitud que podría expresarse como "uno para todos", mientras que los derechos podrían expresarse como "todos para uno". De ahí que deberían promoverse los deberes antes que los derechos, pudiendo decirse: "Cumple con tus deberes que tus derechos serán satisfechos por añadidura".

La destrucción de la economía argentina se debe, entre otros aspectos, a que se han contemplado los derechos de muchas familias otorgándoles planes sociales, que son como jubilaciones otorgadas a gente joven, eximiéndolos de la obligación de trabajar. Al retirar del trabajo productivo a millones de personas (con fines puramente electorales), la economía debe caer inevitablemente. Incluso estos parásitos sociales se dedican, en muchos casos, a realizar protestas y cortes de rutas que entorpecen a los que trabajan. Además, las demandas monetarias al Estado generan una emisión monetaria que crea una inflación enorme. De ahí que el periodista Tato Young comience su programa radial caracterizando a la Argentina como "el país más loco del mundo".

En toda sociedad debe existir, como se dijo, el equilibrio entre deberes y derechos; así, en todo intercambio de bienes o servicios, se advierte que damos algo a cambio de algo, para beneficio simultáneo de ambas partes. Sin embargo, como el deber y el derecho están separados, muchos aprovechan para recibir el derecho sin cumplir con el deber. Por ejemplo, el robo es un beneficio material para el ladrón y un perjuicio para la víctima, es decir, no se ha cumplido con el equilibrio antes mencionado.

Podemos preguntarnos si en el orden natural ocurre algo semejante a lo que a veces ocurre en el orden social, es decir, que se rompe el equilibrio. Parece ser que, si todos buscamos la felicidad, el orden natural nos exige que, en ese camino de búsqueda personal necesariamente debamos contemplar la felicidad de los demás. Así, el "amarás al prójimo como a ti mismo" es tanto un deber como un derecho, ya que contempla el beneficio simultáneo entre ambas partes.

Si alguien busca la felicidad perjudicando a los demás, seguramente que ha de lograr una pequeña y efímera felicidad, aunque generalmente se crea lo contrario, es decir, que existen muchas formas de lograr la felicidad, incluso perjudicando a los demás en forma voluntaria, como es el caso del ladrón o del estafador.

En realidad hay personas con son felices viajando, o yendo a pescar o practicando un deporte, pero en todos estos casos se supone que se benefician sin perjudicar a nadie. Quienes creen que el orden natural permite cualquier actitud para llegar a la felicidad, basados en el relativismo moral, han de suponer que no tiene sentido buscar en la vida un camino mejor que otro, haciendo vanos los esfuezos de pensadores que buscan el camino mejor. En humanidades, las ideas erróneas están amparadas por la dificultad de poder establecer mediciones confiables, como es el caso del nivel de felicidad de las personas. Además, puede decirse que la verdadera felicidad es la que puede contagiarse a los demás.

martes, 20 de agosto de 2024

La actitud resentida

La búsqueda de la venganza parece ser una característica común a los movimientos totalitarios, es decir, resulta común tanto en los líderes totalitarios como en quienes los apoyan. Consideran que la venganza es la forma de "hacer justicia" si bien las razones para vengarse son generalmente inventadas por las personas resentidas.

La actitud del resentimiento es la actitud del odio a largo plazo y es la forma de vida adoptada por muchas personas. De ahí que, para entender el comportamiento de los ideólogos, líderes y masas socialistas, deben tenerse presente los aspectos básicos de sus personalidades. Robert Greene escribió al respecto: "En su niñez, estas personas nunca sintieron que el amor y afecto que sus padres les daban eran suficientes; siempre estaban ávidas de más atención".

"Esta sensación de insatisfacción y desilusión se prolonga toda su vida. Jamás reciben el reconocimiento que merecen. Son expertas en analizar el rostro de los demás en busca de posibles señales de falta de respeto o desdén. Ven todo en relación consigo mismas; si alguien tiene más que ellas, es un signo de injusticia, de ofensa personal".

"Cuando sienten esa falta de respeto y reconocimiento, no arden en cólera; son cautelosas y les gusta controlar sus emociones. En cambio, incuban el dolor, y la sensación de injusticia no hace más que aumentar a medida que reflexionan en ella. No perdonan con facilidad. En algún momento se vengarán, con un acto de sabotaje o agresión pasiva astutamente diseñado".

"Como tienen un continuo sentimiento de agravio, tienden a proyectarlo en el mundo y a ver opresores en todos lados. Así, suelen convertirse en líderes de quienes se sienten excluidos y oprimidos. Si estas personas obtienen poder, pueden volverse muy crueles y vengativas, capaces al fin de desahogar su rencor en diversas víctimas".

"En general, poseen un aire de arrogancia; están por encima de los demás, aun si nadie lo reconoce. Alzan demasiado la frente y suelen adoptar una sonrisita de suficiencia o una mirada desdeñosa. Ya mayores, son propensas a elegir batallas mezquinas, incapaces de contener el rencor que han acumulado con el paso del tiempo. Su amargura aleja a mucha gente, así que terminan aliándose con quienes tienen la misma actitud que ellas, con los que forman una comunidad".

"El emperador romano Tiberio (42 a.C.-37 d.C.) es tal vez el mejor ejemplo clásico de este tipo. De niño, su tutor notó algo malo en él. «Es un cántaro moldeado con sangre y bilis», le escribió a un amigo. El escritor Suetonio, quien conoció a Tiberio, lo describió así: «Lleva la cabeza orgullosamente en alto...Callaba casi siempre, hablaba sólo de vez en cuando...E incluso entonces lo hacía con extrema renuencia, al tiempo que ejecutaba un gesto desdeñoso con los dedos»".

"El emperador Augusto, su padrastro, tenía que disculparse con frecuencia en el senado por «desagradables modales, llenos de altanería». Tiberio odiaba a su madre, quien nunca lo amó lo suficiente. Jamás se sintió apreciado por Augusto, sus soldados ni el pueblo romano. Cuando se hizo emperador, lenta y metódicamente cobró fría y cruel venganza de quienes, en su opinión, lo habian menospreciado".

"Cuando envejeció, fue cada vez más impopular. Sus enemigos formaban toda una legión. Al sentir el odio de sus súbditos, se retiró a la isla de Capri, donde pasó los últimos once años de su reinado prácticamente sin poner un pie en Roma. Se dice que repetía en sus últimos años: «Después de mí, ¡que el fuego destruya la Tierra!». A su muerte, Roma estalló en júbilo; la multitud expresó su sentir con la famosa frase «¡Al Tíber con Tiberio!»".

(De "Las leyes de la naturaleza humana"-Editorial Océano de México SA de CV-México 2019).

domingo, 18 de agosto de 2024

El resentimiento

Mientras que el odio, como actitud por la cual se siente envidia en ciertas circunstancias y se llega a la burla en otras, por lo general tiene un destino concreto, con nombre y apellido. El resentimiento, por el contrario, es un odio generalizado hacia la sociedad, hacia un país y hacia un sistema a los cuales se considera como causantes de los fracasos personales o como los impedimentos que negaron cumplir con las metas anheladas.

Cuando se han leído a varios autores acerca de un tema determinado, nos da la sensación que el último es el más claro, porque se ha entendido la totalidad del tema, o una gran parte. Sin embargo, ello puede deberse a que ya se lo tenía comprendido parcialmente a partir de las lecturas previas; o bien puede ser, efectivamente, el mejor el que se leyó en último término.

Como el tema del resentimiento es de los más importantes, en vista a posibles mejoras sociales, conviene ser tratado nuevamente. Al aumentar la población mundial, año a año, son muchas las personas que se ven impedidas de lograr metas básicas y elementales, al menos en muchos países, por lo cual el resentimiento puede surgir en gran parte de ellas, con un perjuicio adicional a las mismas y a la sociedad de la que forman parte.

Se considera que el emperador romano Tiberio llegó a liderar el imperio más extenso de toda la historia, al menos según algunos historiadores. Sin embargo, no pudo superar su actitud de resentimiento. De ahí que Gregorio Marañón lo toma como ejemplo para describir su visión respecto a tal actitud. A continuación se transcriben fragmentos del libro "Tiberio. Historia de un resentimiento" de Gregorio Marañón (Espasa-Calpe Argentina SA-Buenos Aires 1942).

TEORÍA DEL RESENTIMIENTO

«Entre los pecados capitales no figura el resentimiento y es el más grave de todos; más que la ira, más que la soberbia», solía decir don Miguel de Unamuno. En realidad, el resentimiento no es un pecado, sino una pasión; pasión de ánimo que puede conducir, es cierto, al pecado, y, a veces, a la locura o al crimen.

Es difícil definir la pasión del resentimiento. Una agresión de los otros hombres -o simplemente de la vida, en esa forma imponderable y varia que solemos llamar «mala suerte»- produce en nosotros una reacción, fugaz o duradera, de dolor, de fracaso o de cualquiera de los sentimientos de inferioridad. Decimos entonces que estamos «doloridos» o «sentidos». La maravillosa aptitud del espíritu humano para eliminar los componentes desagradables de nuestra conciencia hace que, en condiciones de normalidad, el dolor o el sentimiento, al cabo de algún tiempo, se desvanezcan.

En todo caso, si perduran, se convierten en resignada conformidad. Pero, otras veces, la agresión queda presa en el fondo de la conciencia, acaso inadvertida; allí dentro, incuba y fermenta su acritud; se filtra en todo nuestro ser; y acaba siendo la rectora de nuestra conducta y de nuestras menores reacciones. Este sentimiento, que no se ha eliminado, sino que se ha retenido e incorporado a nuestra alma, es el «resentimiento».

El que una agresión afectiva produzca la pasajera reacción que llamamos «sentimiento» o bien el «resentimiento», no depende de la calidad de la agresión, sino de cómo es el individuo que la recibe. La misma injusticia de la vida, el mismo fracaso de una empresa, idéntico desaire de un poderoso, pueden sufrirlo varios hombres a la vez y con la misma intensidad; pero en unos cauzará sólo un sentimiento fugaz de depresión o de dolor; otros, quedarán resentidos para siempre. El primer problema que, por lo tanto, sugiere el estudio del resentimiento, es saber cuáles son las almas propicias y cuáles las inmunes a su agresión.

Si repasamos el material de nuestra experiencia -es decir, los hombres resentidos que hemos ido conociendo en el curso de la vida; y los que pudieron serlo porque sufrieron la misma agresión, y no lo fueron sin embargo-, la conclusión surge claramente. El resentido es siempre una persona sin generosidad. El resentido es, en suma, allá en el plano de las causas hondas, un ser mal dotado para el amor; y, por lo tanto, un ser de mediocre calidad moral.

El resentido no es necesariamente malo. Puede, incluso, ser bueno, si le es favorable la vida. Sólo ante la contrariedad y la injusticia se hace resentido; es decir, ante los trances en que se purifica el hombre de calidad moral superior. Únicamente cuando el resentimiento se acumula y envenena por completo el alma, puede expresarse por un acto criminal; y éste, se distinguirá por ser rigurosamente específico en relación con el origen del resentimiento.

Otros muchos rasgos caracterizan al hombre resentido. Suele tener positiva inteligencia. Casi todos los grandes resentidos son hombres bien dotados. El pobre de espíritu acepta la adversidad sin este tipo de amarga reacción. Es el inteligente el que plantea, ante cada trance adverso, el contraste entre la realidad de aquél y la dicha que cree merecer. Mas se trata, por lo común, de inteligencias no excesivas.

El hombre de talento logrado se conoce, en efecto, más que por ninguna otra cosa, por su aptitud de adaptación; y, por lo tanto, nunca se considera defraudado por la vida. Ha habido, es cierto, muchos casos de hombres de inteligencia extraordinaria e incluso genios, que eran típicamente resentidos; pero el mayor contingente de éstos se recluta entre individuos con el talento necesario para todo menos para darse cuenta que el no alcanzar una categoría superior a la que han logrado, no es culpa de la hostilidad de los demás, como ellos suponen, sino de sus propios defectos.

Debe anotarse que el resentimiento, aunque se parece mucho a la envidia y el odio, es diferente de los dos. La envidia y el odio son pecados de proyección estrictamente individual. Suponen siempre un duelo entre el que odia o envidia y el odiado o envidiado. El resentimiento es una pasión que tiene mucho de impersonal, de social. Quien lo causa, puede haber sido no este o aquel ser humano, sino la vida, la «suerte».

La reacción del resentido no se dirige tanto contra el que pudo ser injusto o contra el que se aprovechó de la injusticia, como contra el destino. En esto reside lo que tiene de grandeza. El resentimiento se filtra en toda el alma, y se denuncia en cada acción. La envidia o el odio tienen un sitio dentro del alma, y si se extirpan, ésta puede quedar intacta. Además, el odio tiene casi siempre una respuesta rápida ante la ofensa; y el resentimiento es pasión, ya lo hemos dicho, de reacciones tardías, de larga incubación entre sus causas y sus consecuencias sociales.

Coincide muchas veces el resentimiento con la timidez. El hombre fuerte reacciona con directa energía ante la agresión y automáticamente expulsa, como un cuerpo extraño, el agravio de su conciencia. Esta elasticidad salvadora no existe en el resentido. Muchos hombres que ofrecen la otra mejilla después de la bofetada no lo hacen por virtud, sino por disimular su cobardía; y su forzada humildad se convierte después en resentimiento. Pero, si alguna vez alcanzan a ser fuertes, con la fortaleza advenediza que da el mando social, estalla tardíamente la venganza, disfrazada hasta entonces de resignación.

Por eso son tan temibles los hombres débiles -y resentidos- cuando el azar les coloca en el poder, como tantas veces ocurre en las revoluciones. He aquí también la razón de que acudan a la confusión revolucionaria tantos resentidos y jueguen en su desarrollo importante papel. Los cabecillas más crueles tienen con frecuencia antecedentes delatores de su timidez antigua y síntomas inequívocos de su actual resentimiento.

Asimismo, es muy típico de estos hombres, no sólo la incapacidad de agradecer, sino la facilidad con que transforman el favor que les hacen los demás en combustible de su resentimiento. Hay una frase de Robespierre, trágico resentido, que no se puede leer sin escalofrío, tal es la claridad que proyecta en la psicología de la Revolución: «Sentí, desde muy temprano, la penosa esclavitud del agradecimiento».

Cuando se hace el bien a un resentido, el bienhechor queda inscrito en la lista negra de su incordialidad. El resentido ronda, como animado por sordos impulsos, en torno del poderoso; le atrae y le irrita a la vez. Este doble sentimiento le ata amargamente al séquito del que manda. Por esto encontramos tantas veces al resentido en la corte de los poderosos. Y los poderosos deben saber que a su sombra crece inevitablemente, mil veces más peligroso que la envidia, el resentimiento de aquellos mismos que viven de su favor.

Es casi siempre el resentido, cauteloso e hipócrita. Casi nunca manifiesta a los que le rodean su acidez interior. Pero debajo de su disimulo se hace, al fin, patente el resentimiento. Cada uno de sus actos, cada uno de sus pensamientos, acaba por estar transido de una indefinible acritud. Sobre todo, ninguna pasíón asoma con tanta claridad como ésta a la mirada, menos dócil que la palabra y que el gesto para la cautela.

En relación con su hipocresía está la afición del resentido a los anónimos. La casi totalidad de éstos los escribe, no el odio, ni el espíritu de venganza, ni la envidia, sino la mano trémula del resentimiento. Un anonimista infatigable, que pudo ser descubierto, hombre inteligente y muy resentido, declaró que al escribir cada anónimo «se le quitaba un peso de encima»; me lo contó su juez. Pero, a su vez, el resentido -sensible a la herida de sus armas predilectas- suele turbarse hasta el extremo por los anónimos de los demás.

Todas las causas que dificultan el éxito social son las que con mayor eficacia crean el resentimiento. Por eso es, principalmente, una pasión de grandes ciudades. El resentido que con frecuencia encontramos refugiado en la soledad de una aldea o perdido en viajes inútiles es siempre un emigrado de la ciudad, y es ésta donde enfermó. Por esto también, a medida que la civilización avanza y se hace más áspera la candidatura al triunfo, aumenta la importancia social del resentimiento.

Es condición esencial, repitámoslo, para la génesis del resentimiento, la falta de comprensión, que crea en el futuro resentido una desarmonía entre su real capacidad para triunfar y la que él se supone. El hombre normal acepta con generosidad el fracaso; encuentra siempre el modo de comprenderlo y, por lo tanto, de olvidarlo y de superarlo después.

El alma resentida, después de su primera inoculación, se sensibiliza ante las nuevas agresiones. Bastará ya, en adelante, para que la llama de su pasión se avive, no la contrariedad ponderable, sino una simple palabra o un vago gesto despectivo; quizá sólo una distracción de los demás. Todo, para él, alcanza el valor de una ofensa o la categoría de una injusticia. Es más: el resentido llega a experimentar la viciosa necesidad de estos motivos que alimentan su pasión; una suerte de sed masoquista le hace buscarlos o inventarlos si no los encuentra.

La inferioridad física o moral no compensada por la generosidad, obliga al resentido a un cierto número de limitaciones que parecen virtudes. Por esta razón y por la ya comentada hipocresía, el resentido pasa muchas veces, ante los ojos inexpertos, con una apariencia de respetabilidad. Suele ser esta falsa virtud del resentido afectada y pedante; y alcanza en ocasiones la rígida magnitud del puritanismo.

Muchos puritanos son sólo resentidos, hombres incapaces de amar y de comprender: tanto los que se han hecho famosos en la Historia, como Robespierre, monstruo de odiosa rectitud, como el perverso e íntegro Calvino y como Tiberio; como los innominados, los que pasan en silencio a nuestro lado, cada día. El sentimiento de su incapacidad -injustificada, creen ellos- para triunfar plenamente en la vida, les hace renunciar a todas las posibles grandezas; y aparecer desinteresados y humildes; del mismo modo, su fracaso sexual se convierte en castidad ostentosa.

El resentimiento es incurable. Su única medicina es la generosidad. Y esta pasión nobilísima nace con el alma y se puede, por lo tanto, fomentar o disminuir, pero no crear en quien no la tiene. La generosidad no puede prestarse ni administrarse como una medicina venida de fuera. Parece a primera vista que como el resentido es siempre un fracasado -fracasado en relación con su ambición-, el triunfo le debería curar. pero, en la realidad, el triunfo, cuando llega, puede tranquilizar al resentido, pero no le cura jamás.

Ocurre, por el contrario, muchas veces, que al triunfar, el resentido, lejos de curarse, empeora. Porque el triunfo es para él como una consagración solemne de que estaba justificado su resentimiento; y esta justificación aumenta la vieja acritud. Ésta es otra de las razones de la violencia vengativa de los resentidos cuando alcanzan el poder; y de la enorme importancia que, en consecuencia, ha tenido esta pasíón en la Historia.