Por lo general se aduce que el azar no tiene leyes estando asociado a cierta forma de caos. De ahí que los creacionistas, que suponen una creación mágica de la vida, rechazan la intervención del azar en ese proceso. Sin embargo, existen leyes estadísticas que rigen el comportamiento de los procesos denominados "azarosos", o sin ley causal aparente.
Las leyes del azar, descriptas por el cálculo de probabilidades, presentan ciertos aspectos poco intuitivos, ya que resulta difícil imaginar cómo, en una sucesiva tirada de monedas al aire, es posible encontrar un comportamiento previsto para un gran número de tiradas. Si cada moneda carece de "conciencia y memoria" parece imposible que del caos de posibles resultados se llegue al orden previsto por las leyes del azar.
Hace varios años atrás, al leer "El inquieto universo", del Premio Nobel de Física Max Born (EUDEBA-Buenos Aires 1961), me pareció imposible que se pudiese prever el comportamieto de 10 monedas arrojadas 500 veces al aire. Esta predicción implica conocer de antemano cuantas CARA y cuantas CRUZ se obtendrían en ese caso concreto. Es decir, cuantas veces saldrían, por ejemplo, 10 CARA y 0 CRUZ, cuantas veces 9 CARA y 1 CRUZ, y así sucesivamente.
La tediosa experiencia llevada a cabo permitió advertir la validez enunciada en el citado libro, a pesar de la total independencia entre tirada y tirada, ya que tal comportamiento parecía insinuar que el conjunto de monedas llevara una "contabilidad" interna para saber cómo comportarse.
Si arrojamos una sola moneda al aire, muchas veces, la tendencia de salir CARA será de 1/2 y CRUZ también 1/2, siempre y cuando se trate de un número muy grande de tiradas. Además, si existiera una moneda "olvidada" en el campo, sometida a diversos movimientos ocasionados por el viento, durante miles de años, será posible afirmar que, aproximadamente, mostrará su CARA la mitad de las veces en que cambia de posición.
Si diversas moléculas, a lo largo de millones de años, tienen posibilidad de combinarse químicamente, será posible la formación de moléculas asociadas a la conformación de formas elementales de vida, lo que excluye la necesidad de un Creador que mágicamente crea la vida ante un designio establecido en un tiempo determinado.
Es posible distinguir entre los creyentes en las intervenciones directas de Dios de los creyentes en la creación de leyes causales y de leyes estadísticas por parte de Dios (generalmente calificados estos últimos como ateos y materialistas por los primeros) mientras que lo que más interesa preguntar es ¿Cómo funciona el universo real? dejando un tanto de lado las creencias subjetivas.
Como la religión bíblica es esencialmente una cuestión de ética, podemos dejar de lado las discusiones acerca de la creación directa o la creación indirecta de la vida y del universo, partiendo de la realidad del hombre actual con su naturaleza humana y su biología concreta.
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1 comentario:
La observación de una causa en la naturaleza no significa que exista una causa de la naturaleza.
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