domingo, 26 de mayo de 2024

Acerca de los jesuitas

Uno de los aspectos que caracterizan a los jesuitas es su mala reputación, ya que a lo largo de la historia han sido expulsados muchas veces. Alain Woodrow escribió al respecto: "La voz pública -tal vez a causa de las tesis regicidas defendidas por algunos jesuitas- ha visto la mano oculta de la Compañía en muchos asesinatos, o intentos de asesinato...Ha sido esa pésima reputación la que ha hecho que los jesuitas fueran expulsados setenta y cuatro veces de los ditintos países en que se habían establecido, y que la misma Compañía fuera oficialmente disuelta por el papa Clemente XIV en 1773, para renacer unos años después, pero esta vez como defensora de las ideas absolutistas de la Santa Sede (defensa del trono, lucha contra el modernismo, etc)" (De "Los jesuitas"-Editorial Planeta SA-Buenos Aires 1985).

En cuanto a la postura política de los últimos tiempos, el citado autor escribió: "El director de Présent termina con este sorprendente resumen: «Los jesuitas han ganado. No han sido los únicos, pero han estado sin duda en primera fila de la colosal evolución mental, política y religiosa, por la que la Iglesia universal, en su conjunto, se encuentra hoy, casi, casi, más cerca del comunismo que del anticomunismo... Hasta tal punto que han llegado a hablar de ello abiertamente. ¿Por qué molestarse de ahora en adelante? Que nosotros sepamos, el padre Arrupe es hasta ahora el único superior general de una gran orden religiosa que haya declarado, que haya escrito, que haya decretado que la colaboración con el comunismo es ´no sólo posible, sino deseable´»".

La actuación de los jesuitas en Sudamérica, en el siglo XVIII, se materializa en la misiones en el Paraguay y el noroeste argentino, en donde establecen una especie de socialismo, siendo los aborígenes explotados laboralmente a imagen y semejanza de los socialismos que se verán después en el siglo XX. Es por ello que son expulsados de las misiones. La explotación laboral de los sectores privados es reemplazada por la explotación laboral del Estado, siendo el remedio peor que la enfermedad.

Es oportuno mencionar algunas opiniones respecto de los jesuitas:

Georges Bernanos escribió: "El viejo sueño de los jesuitas desde hace ciento cincuenta años: organizar la cristiandad siguiendo los métodos de la dictadura totalitaria y de la razón de Estado".

Blaise Pascal: "Los jesuitas han querido unir Dios al mundo, y lo único que han hecho ha sido ganarse el desprecio de Dios y del Mundo".

Información adicional en el siguiente artículo:

CUANDO SÓLO SE DIVIDE POR DOS

Por Noemi Agostino

Haciendo un poco de historia. La orden de los jesuitas surge como una orden militar para aniquilar al protestantismo, consigna explícita en el juramento de la orden. El tal reza la promesa: “Yo declaro y prometo cuando la oportunidad se presente de preparar y hacer implacable guerra contra todos los herejes protestantes, extirparlos de la faz de la tierra. No perdonaré ni edad, ni sexo, ni condición con tal de aniquilar su execrable raza” (…) El juramento es más largo y mucho más violento porque hace referencia a todas las manchas que la orden de la Compañía de Jesús ha tenido a lo largo de su historia: la copa del veneno, la daga, la espada. Pero para comprobar y hacer palpable este juramento. En la iglesia de Gesú que está en Roma, la cual es su templo central, donde su fundador Ignacio de Loyola oficiaba misas; podemos encontrar las estatuas que confirman el aniquilamiento.

Extraña el cruel silencio, nadie pide la remoción de estas imágenes de la feroz persecución. Aún aquellos que quieren volver al corazón del Santo Padre, no se han pronunciado. El respeto a los miles y miles de hermanos nuestros masacrados por el único delito de llevarnos a la verdad de la Palabra en días de prolongadas y sangrientas noches.

La Compañía Jesús fue expulsada de casi todos los países de Europa por su actitud conspirativa. Sus vinculaciones con el poder político-económico y principalmente por la desestabilización que produce el pensamiento dialéctico: Afirmar algo como una verdad y luego negarla. Primero aborrecer a los divorciados y luego querer darles la comunión. Primero perseguir a los homosexuales, luego abrirles las puertas para finalmente cerrarlas de golpe. Perseguir a los protestantes pero infiltrarse, conocerlos, penetrar en su doctrina, modificarla, de modo que se autodestruyan. Esa atomización del pensamiento y de las acciones fue la gran estrategia a los largo de su devenir.

Tal fue el poder que adquirió esta orden que, en el 1773, el Papa Clemente XIV prohibió La Compañía de Jesús siendo asesinado por envenenamiento poco tiempo después. El mismo advirtió que esta decisión podría costarle la vida. Una vez en el exilio, por medio del General Superior Jesuita Lorenzo Ricci, el 1 de mayo de 1776 se crea la Orden de los Iluminattis en Baviera, llevando como cabeza visible al catedrático de la Universidad Jesuita en Ingolstad Baviera, Adam Weishaupt. Es a partir de ese momento que se convierten en una secta secreta organizada.

En 1798 el papa Pio VI fue hecho prisionero por el ejército francés y el poder papal recibió su golpe mortal. Weishaupt y sus compañeros jesuitas recortaron las entradas económicas del Vaticano, suscitando y dirigiendo la Revolución francesa y a Napoleón hacia la conquista de la Europa católica. Utilizaron a Napoleón para encarcelar al papa en Avignon, hasta que recibió como pago de su liberación reestablecer la orden. Esta guerra entre el Vaticano contra los jesuitas terminó con el congreso de Viena y el tratado secreto de Verona. Napoleón al verse manipulado por ellos deja escrito: “Los Jesuitas son una organización militar, no una orden religiosa. Su jefe es un general de un ejército, no un mero padre abad de un monasterio. Y la meta de esta organización es: PODER. Poder en su ejercicio más déspota. Poder absoluto, poder universal, poder para controlar al mundo por la volición de un solo hombre. El Jesuitismo es el más absoluto de los despotismos; y al mismo tiempo el más grande y más enorme de los abusos..." (Memorial of the Captivity of Napoleón at St. Helena).

"El General de los Jesuitas insiste en ser el amo, soberano, sobre los soberanos. Donde quiera que los Jesuitas sean admitidos ellos serán los amos, cueste lo que cueste. La sociedad de ellos es por naturaleza dictatorial, por lo tanto, es el irreconciliable enemigo de toda autoridad constituida. Todo acto, todo crimen, por más atroz, es un trabajo meritorio, si es cometido por los intereses de la Sociedad de los Jesuitas, o por orden del General." -- General Montholon, (Memorial of the Captivity of Napoleón at St. Helena).

Finalmente, el papa Pio VI es liberado de la prisión a cambio de reestablecer la orden de los jesuitas con todos sus derechos y privilegios. Teniendo a los Papas bajo su poder, fue reestablecida la Orden por León XIII, SIN RESTRICCIÓN ALGUNA DE AUTORIDAD HUMANA Y PAPAL, con presencia permanente en el Vaticano del General Superior Jesuita. Al que a partir de ese entonces se lo denominará con el nombre de “Papa Negro”. (De www.cordialmentepxg.com)

1 comentario:

agente t dijo...

El Vaticano es en gran medida responsable de la tragedia de países católicos que han actuado consciente o inconscientemente como peones de los intereses temporales del Papado (muy especialmente España y Polonia). Y esa aspiración al gobierno universal de la Iglesia ha sido promovida, dirigida y desarrollada por la Orden jesuítica, quien siempre ha despreciado los intereses nacionales de los estados que le han secundado en esa pretensión política absolutista. No creo que sea baladí que Biden oiga misa todos los domingos en una iglesia de los jesuitas en Washington.