Previamente al libre intercambio en el mercado, ha de existir la "división del trabajo", o especialización del trabajo. Y previamente a esta especialización ha de existir la propiedad privada de los medios de producción, que también podríamos denominar "división de la propiedad", de manera de uniformar la denominación de los elementos básicos de la economía. De todas maneras, la denominación "propiedad privada" ya ha ocupado el lugar definitivo en este caso.
Desde los sectores socialistas aducen que la economía de mercado implica cierto caos económico que ha de subsanarse mediante la planificación económica, abolida toda competencia posible (y toda lucha de clases) y abolida la propiedad privada de los medios de producción. Ignoran la existencia de los sistemas autoorganizados, como es el caso del mercado. Luego, al abolir la competencia entre productores y entre consumidores no se logra evitar los conflictos, sino que se limita el accionar productivo hasta niveles mínimos, conduciendo la abolición de la propiedad privada y la planificación estatal a una sociedad carcelaria, como es el caso de Cuba en la actualidad.
Un ejemplo de "propiedad colectiva" lo encontramos en el caso de una familia, luego que fallece el dueño legal, y sus hijos heredan una propiedad individual que pasa a ser una propiedad colectiva. Si los hijos herederos y sus respectivas esposas, son casi ángeles desprovistos de toda ambición económica, posiblemente las cosas andarán bien en el futuro. Pero, para mantener la propiedad colectiva se han de tomar decisiones, que no siempre serán consecuencia de acuerdos entre los herederos convertidos en dueños. Y ahí empezarán los conflictos. Demás está decir que, cuando los herederos no son unos ángeles, los conflictos aparecerán casi de inmediato.
En la mayoría de los casos los herederos prefieren la "división de la propiedad", ya que de esa forma se eliminan todos los conflictos posibles y así se salvan los vínculos familiares que podrían haber sido limitados o destruidos por los conflictos de origen monetario o económico. Es posible que en algunos casos, o en la mayoría, algunos herederos se sienten perjudicados por haber recibido menos de lo esperado o de lo que consideran justo.
Para los socialistas, no debería existir ningún tipo de herencia, lo que ya viene involucrado en la abolición de la propiedad privada. Ello conlleva a que nadie se preocupe por progresar o en establecer una empresa por cuanto sabe que no serán sus hijos quienes la heredarán, limitando seriamente las inversiones productivas.
Consideremos ahora el caso, no de una familia, sino de toda una sociedad bajo un régimen de propiedad colectiva. Por lo general aparece una conflictividad mucho mayor aún. Si bien existen algunas excepciones, como es el caso de la propiedad colectiva en un convento religioso. Es por ello que tal tipo de sociedad no es aceptado sino por minorías, mientras que la imposición del socialismo en forma generalizada sólo puede ser establecido por las armas o por el engaño. Es decir, mediante el engaño los socialistas pueden lograr acceder al gobierno por medios democráticos, pero, una vez en el poder, y por medio de las armas, impondrán la propiedad colectiva con pocas o ninguna esperanza de los renuentes a que se revierta la situación, debiendo resignarse a vivir en una injusta esclavitud.
Si bien la economía de mercado no soluciona todos los problemas individuales ni sociales (como teóricamente los resolvería el socialismo) se la debe aceptar como la mejor opción, con la intención siempre presente de mejorar la adaptación al sistema, que en realidad es parte del proceso de mejoramiento ético individual. En cuanto al socialismo, puede afirmarse que, en general, empeora todo los males que, justa o injustamente, los socialistas le asocian a la econompia de mercado, o capitalismo.
Como dato ilustrativo puede mencionarse que, en el sector de Internet en donde están disponibles imágenes de todo tipo, cuando uno busca las correspondientes a "Propiedad privada", aparece una gran cantidad de imágenes con la inscripción "Propiedad privada. Prohibido pasar", asociando a tal propiedad una prohibición, en lugar de ser un factor esencial para la convivencia social. Seguramente que tal asociación entre propiedad y prohibición proviene de sectores socialistas que alguna vez elogiaron la enorme prohibición que implicó el Muro de Berlín, símbolo elocuente de la esclavitud asociada a una sociedad carcelaria.
Se ha llegado al extremo de calumniar a quienes "acaparan capitales", como una práctica inmoral de quienes "no reparten riquezas", lo que lleva a que los políticos expropien desde el Estado para una masiva "redistribución de la riqueza".
No se tiene presente que los sueldos asignados a cada empleado, en cualquier sector de la producción, dependen del nivel de capitalización existente. Donde no se "acaparan" capitales (que son el principal factor de la producción) es en aquellos países que se orientan a la extrema pobreza. En países subdesarrollados como la Argentina, incluso se advierte en la Marcha peronista (el verdadero "himno nacional" de un importante sector de la población), un párrafo que expresa "combatiendo el capital". Así estamos.
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1 comentario:
Se puede añadir que en los regímenes del socialismo real la no existencia de propiedad privada es algo más formal que real. Las dachas de los dirigentes no estaban a su nombre en el registro de la propiedad, pero tenían su uso y disfrute exclusivo gracias a ostentar sus cargos dentro del aparato estatal, y dichos cargos eran prácticamente vitalicios porque no existía competencia política legal que los pusiera en peligro. Y a los descendientes se les favorecía con privilegios de todo tipo sólo al alcance de los dirigentes del régimen y de sus familiares.
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