viernes, 15 de septiembre de 2023

Los filósofos de la sospecha

Paul Ricouer caracteriza a Marx, Nietzsche y Freud como "los filósofos de la sospecha", encontrando en ellos a pensadores que hacen una crítica un tanto destructiva de la sociedad en que viven proponiendo soluciones mucho más destructivas aún. Los pensadores mencionados cometen el error de denigrar la religión, siendo la religión bíblica la base de una moral natural ya que apunta a una adecuada adaptación del ser humano al orden natural. Si bien la religión moral sufre serias distorsiones por parte de muchos de sus divulgadores, debe distinguirse su contenido moral de tales deficiencias posteriores.

Los opositores a la religión comenten el error de considerar a toda religión como opuesta a la ciencia experimental, desconociendo tanto a una como a la otra, ignorando que la ciencia estudia y describe leyes naturales mientras que la religión moral auténtica también estudia y describe las leyes de Dios (leyes naturales que involucran al comportamiento humano).

A continuación se transcribe una síntesis al respecto:

Marx: el motor del cambio es la economía

Karl Marx (1818-1883) detecta el problema descubriendo que la ideología es en realidad una falsa conciencia enmascarada por el materialismo y los intereses económicos. La sociedad del siglo XIX vive unas circunstancias desastrosas que hay que cambiar con urgencia. Es la falsa conciencia social, política y económica. Los ideales ilustrados han calado hondo en las élites europeas, que los utilizan para establecer políticas liberales en lo económico que reducen la intervención del Estado. La Revolución industrial consolida el capitalismo como sistema de producción, y sus consecuencias son terribles: el hacinamiento en las ciudades de miles de trabajadores con empleos realizados en condiciones infrahumanas, jornadas larguísimas cobrando sueldos míseros. La explotación masiva del ser humano por el ser humano.

Marx advierte del error de pensar que el motor del cambio son las ideas; el motor del cambio es la economía. La ideología y la filosofía corresponden a la clase dominante, que gracias a ellas se mantiene en su posición de privilegio. Hay que cambiar este mundo injusto para crear un mundo nuevo de seres libres e iguales. Hay que conseguir la igualdad social donde no existan las clases ni el Estado.

Para Marx, la organización social y laboral del siglo XIX había provocado la explotación del ser humano por el ser humano

Nietzsche: los valores de la moral son decadentes

Nietzsche (1844-1900) habla de la necesidad de cambiar los falsos valores que han dominado en la sociedad occidental a lo largo de la historia, una moralidad que nace a partir de un resentimiento contra la vida. Nietzsche critica la falsa conciencia moral. La moral está llevando al ser humano a la decadencia. Sus valores son decadentes. La moral cristiana de la época en Occidente convierte a los ciudadanos en esclavos de ellos mismos. El bien y el mal presididos por dios. La alienación religiosa. Es una moral de esclavos basada en el sacrificio y el dolor que los poderosos la utilizan para dominar a los oprimidos. La solución llegará con el hombre del futuro, un Superhombre poderoso, seguro de sí mismo, independiente, individualista y que vivirá en libertad.

Nietzsche propone el desarrollo del Superhombre, seguro, independiente y libre.

Freud: la mayor parte de la psique humana es irracional

Freud (1856-1939) critica la falsa conciencia racional. Establece la relación entre ser humano y razón y dice que la mayor parte de la psique humana es irracional y se basa en pulsiones inconscientes que desconocemos pero que controlan y gobiernan nuestra vida y nuestra conducta. Para el padre del psicoanálisis, las motivaciones humanas son irracionales y están causadas por el inconsciente. El ser humano vive en lucha interior constante entre sus instintos, los impulsos destructores y su ambiente cultural. Freud habla del Principio de placer y el Principio de realidad. El primero busca lo placentero y huye de lo que no lo es, pero la realidad se impone socioculturalmente. Freud se refiere a las pulsiones debidas a la represión del inconsciente, esto es, la parte de la mente de la que no tenemos conciencia, pero que muestra signos de su presencia de diversas formas. Un inconsciente que domina y rige los actos de la conciencia. La solución que propone: una vía de escape para defendernos, la terapia psicoanalítica, que permitirá liberar nuestro inconsciente para que así podamos vivir en paz con los demás.

Freud, la liberación mediante la liberación del inconsciente

Dios como engaño

Además de la crítica a la falsa conciencia que detectó Paul Ricouer, los tres pensadores coinciden en su ateísmo, convencidos de la idea de que Dios es un pretexto creado para engañar a la gente, una herramienta inventada para alejarla de la razón y de la realidad.

«La religión es el opio del pueblo. Es el espíritu de un mundo que carece de espíritu», dice Marx. Un analgésico. Cuando las necesidades espirituales no están cubiertas, la sociedad busca evadirse a otro mundo imaginario en el que se le prometa una vida mejor. Y eso es para Marx la religión.

Según Nietzsche, las religiones influyen sobre los hombres débiles. «Dios ha muerto», afirma. Y su muerte permite desarrollar un hombre nuevo, superior, que crea sus propios valores morales, necesarios, pero sin Dios.

Para Freud, la religión es una neurosis cercana a veces a la locura, una amenaza para la libertad, la verdad y la felicidad; «La religión es una neurosis obsesiva universal de la humanidad», escribe.

(De filco.es)

Henri Baruk escribió respecto de Nietzsche: “Bajo el título de «nietzscheísmo y carencia de sentimientos humanitarios» he descrito una de las variedades de los trastornos de desarrollo. Se trata de personas que son incapaces de sentir simpatía por el medio humano. Su afectividad muy viva está dirigida exclusivamente hacia la naturaleza, los árboles, los bosques, los animales, sin poderse aplicar al hombre. También, a primera vista, estos sujetos se nos presentan con un aire de sensibilidad, poético, romántico, artístico, que los hace simpáticos, pero se descubre enseguida que esta sensibilidad artística oculta un vacío profundo por lo que toca al hombre. También nos sorprende ver que estos sujetos de apariencia dulce y sensible, a los que conmovía el menor sufrimiento infligido a un pollito, no vacilarían, si tuvieran los medios de hacerlo, en sacrificar, o en mandar asesinar o torturar a seres humanos sin el menor escrúpulo y sin el menor sentimiento”.

“Así mismo son incapaces de sentir simpatía por la humanidad. Pero el hombre nada en el medio social, que es su medio natural. Todo el que se siente extraño a su medio y no puede vivir con él, padece. También encontramos en estos sujetos un sufrimiento agudo, que se vuelve a menudo rencor y odio. Sintiéndose extraños al medio de sus prójimos, tienen la impresión de ser rechazados, excluidos, y de esta manera conciben una violenta aversión por toda la humanidad, a la que desprecian profundamente y a la que quieren someter, dominar, aplastar bajo su bota en un deseo ardiente de compensación y de venganza y, en caso de necesidad, de exterminio” (De “Psiquiatría moral experimental”-Fondo de Cultura Económica-México 1960).

1 comentario:

agente t dijo...

Los filósofos de la sospecha llegan a sus conclusiones sin usar el método científico. Todo lo más se arrogan ese carácter científico para parecer en la vanguardia del pensamiento, pero sin actuar de forma verdaderamente científica sino emotiva y prejuiciosa.