Los seres humanos disponemos de la posibilidad de elegir entre el bien y el mal. Como no siempre elegimos el bien, han aparecido dos soluciones extremas para limitar ese riesgo. En el primer caso aparece la solución marxista, que consiste en diseñar una sociedad en la cual se ofrece la seguridad emanada desde el Estado, evitando que cada individuo elija individualmente el camino a seguir en su vida. A cambio de la protección estatal, todo individuo ha de renunciar a su libertad personal.
La segunda opción es la ofrecida por el cristianismo. Así, al existir la libertad natural, que conlleva a elegir entre el bien y el mal, se sigue respetando tal libertad, pero se orienta a todo individuo acerca del camino que conduce al bien y rechaza el mal, quedando la posibilidad de aceptar o de rechazar tal propuesta.
Los seres humanos no siempre eligen la seguridad en desmedro de la libertad. Nicolás Berdiaev escribió: "Según Dostoievski, el sufrimiento de los hombres, y hasta la falta de pan diario, proviene no de la explotación del hombre por el hombre, o de una clase social por otra, sino del hecho de que el hombre ha nacido libre y con un espíritu libre. Y un ser libre prefiere sufrir y que le falte el pan antes que perder la libertad de espíritu y quedar sojuzgado por el pan terrenal".
"Por amor a la libertad se ha rebelado Dostoievski contra la «revolución» desenmascarando sus principios que conducen a la esclavitud, a la negación de la igualdad y la fraternidad de las personas, hasta llegar a la más inaudita de las desigualdades. La revolución no cumple jamás con el objetivo prometido. En ella el Anticristo reemplaza a Cristo. Y los hombres que se niegan a unirse libremente con Cristo han de unirse por fuerza con el Anticristo" (De "El espíritu de Dostoievski"-Ediciones Carlos Lohlé SA-Buenos Aires 1978).
El precio que debemos pagar por nuestra libertad, como se dijo, radica en que no sólo tenemos la opción de elegir el bien sino también el mal. Cuando elegimos esta última posibilidad, generalmente sin advertirlo, nos damos cuenta que la libertad es un arma de doble filo. De ahí la solución propuesta por varios sectores, como la que consiste en recurrir al Estado “todopoderoso” que "sabiamente" conoce todo lo que el ciudadano común ignora. Como el Estado está constituido por seres humanos, tal carácter todopoderoso deriva de una supuesta superioridad racial, social, ideológica, ética, o alguna otra, atribuida a los integrantes del grupo totalitario. Ludwig von Mises escribió: “Libertad, en definitiva, significa derecho a equivocarse. Destaquemos esto. Tal vez nos desagraden sobremanera los hábitos de nuestros contemporáneos, su forma de vivir y de gastar; posiblemente pensemos que lo que practican es tonto y nocivo. Pero, en una sociedad libre, hay múltiples vías de expresión para airear los ajenos errores, para expresar qué debieran hacer los demás, en nuestra opinión. Cabe escribir libros, publicar artículos, dar conferencias, perorar en los parques, como en algunas ciudades se hace. Lo que no resulta permisible –si se quiere vivir en libertad- es prohibir, por la fuerza o la coacción, a los demás que sigan sus personales vías de actuación simplemente porque a mí, sujeto, me desagradan”.
Si bien la libertad es un valor esencial para Occidente, existe una lucha abierta y encubierta, por abolirla. Y ella surge principalmente del marxismo, ideología que critica, esencialmente, a las sociedades previas a la aparición del capitalismo. Ello se debe a que, antes de tal aparición, no existía movilidad social y, efectivamente, las sociedades estaban estratificadas en clases sociales bastante definidas. Sin embargo, tal caracterización sigue vigente, en la mente de muchos, y es utilizada para tratar de restringir la libertad individual. El autor citado agrega: “Karl Marx, en el primer capitulo del «Manifiesto Comunista», ese pequeño panfleto con el que se inicia su movimiento socialista, cuando proclama la existencia de una inevitable lucha clasista, para probar su tesis, no consigue, sin embargo, presentar más que ejemplos y situaciones de las épocas precapitalistas. Entonces sí hallábase la sociedad dividida en diversos estamentos de condición hereditaria, similares a las castas de la India” (De “Seis lecciones sobre el capitalismo”-Union Editorial SA-Madrid 1981).
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1 comentario:
El marxismo es un atrasismo, es la defensa del estado absoluto con argumentos supuestamente científicos para apartarse del discurso tradicional que basaba en principios religiosos sus postulados sociales y políticos, pero con idéntica intención de sustraer a las consecuencias de la libertad de las clases medias la situación de dominio de las clases dirigentes.
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